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Que Comience la Matanza

Ella era Victoria Brant una linda y adorable chica de 14 años alegre, amistosa y amable que había sido contratada por una pareja de padres para que cuidara a su bebé de 4 meses de edad por esa noche. Ella aceptó gustosa y durante un tiempo a pesar de haberse cansado se divirtió con el bebé.

Luego de acostar al bebé el teléfono sonó y Victoria contesto la llamada con cansancio.

"Mmm... ¿Hola?... ¿cuándo van a venir a casa?"

"Estaremos de vuelta alrededor de las diez de la mañana. Espero que nuestro hijo no esté siendo un problema." Contestó la madre.

"No hay problema. Nunca me dijeron, que era un ángel." Mientras decía no pudo evitar bostezar.

Al oír el cansancio en la voz de Victoria la madre no pudo evitar preocuparse.

"Te lo advertí. Querida, suenas cansada, ¿por qué no tomas una siesta?"

"Eso es una buena idea. Me vendría muy bien una ahora mismo. Gracias."

"Ten una buena noche de sueño, cariño."

"Buenas noches".

Victoria colgó el teléfono para finalizar la llamada y lo dejó caer al suelo. Ella apoyó su cuerpo sobre el bien acolchado sofá de cuero, que estaba en la habitación del bebé y se quedó dormida.

Varias horas más en su tranquilo sueño, Victoria se despertó por el ruido abajo en el sótano. Pensando que era solamente un animal, posiblemente el perro de la pareja, ella volvió a quedarse dormida. Pero el ruido se hizo todavía más fuerte y Victoria se puso un poco más nerviosa.

Ella saco su cuerpo cansado del sofá y asomo la cabeza por la puerta. Solo se escuchaba el silencio. Ella volvió al sofá y se recostó lentamente.

*¡CRASH!*

Inmediatamente después Victoria se levantó rápidamente del sofá, tomó el teléfono e hizo una llamada.

"911. Emergencias." Contestó una voz monótona.

Quien le había contestado era nada más y nada menos que Jane Everlasting haciéndose pasar por una operadora.

"Sí, ¿hola? ¡Creo que hay alguien en la casa!"

"Amiga, vas a tener que calmarte, no puedo entenderte."

"Alguien está en la casa... ¡Alguien irrumpió en ella!" Susurro con temor.

Al escuchar el temor en su voz, Jane decidió distraerla haciendo las preguntas básicas en una llamada de ese tipo.

"¿Cuál es tu dirección, cariño?"

"Estoy en el #322 de Wilshire, Boulevard... Me quede como niñera esta noche... Yo sólo, ha... No sé." Contestó Victoria.

"Enviaremos a la policía ahí de inmediato. Ahora esto es lo que quiero que hagas. ¿Me estás escuchando?"

Cuando Jane dijo eso, tomó otro teléfono e ingreso un número alertando a los oficiales. Mientras que Victoria asintió a la petición de Jane.

"Uh-huh..."

Las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente de los ojos de Victoria.

"Ve y busca un lugar de la casa, donde puedas resguardarte, como el closet o la despensa. Toma algo para protegerte y defenderte con él."

Victoria, temblando de miedo, se arrastró desde la habitación del bebé. Y por las escaleras de la casa. Hasta ahora, no había nadie que pudiera ver, pero el ruido provenía del sótano. Se dirigió a la cocina y sacó el cuchillo más grande que encontró en el cajón.

En ese instante se escuchó la puerta recibir patadas.

Victoria, en estado de pánico, corrió hacia la despensa y cerró la puerta detrás de ella lo más rápidamente posible, se acurrucó en el rincón más lejano que podía llegar físicamente.

"¡Dios!, ha, puedo oírlo. ¡Él viene del sótano! Ayúdame por favor. ¡Dios!, estoy tan asustada... Tengo un cuchillo de carnicero, ha... Estoy en la despensa..."

"No te asustes, cariño. Me quedaré contigo en línea hasta que la policía llegue, mientras tanto, solo ocúltate. ¿Quién está ahí contigo?"

En ese momento la tez de Victoria palideció.

"Ha, el bebé... Oh dios, lo olvidé" Dijo a punto de llorar.

"¿Cerraste con llave el cuarto del bebé, cariño?"

Este sería probablemente la última cosa que la pobre niñera oiría.

"Ha, s-sí..."

Mientras contestaba se escucharon sonidos de pasos.

"El bebé estará a salvo. Tú solo quédate en la línea conmigo, la policía llegará en breve."

En un momento dado, Victoria logró ver la silueta del intruso y su expresión se horrorizo.

"Oh-Oh, Dios... Lo veo..."

"Dame la descripción del agresor, cariño."

"No puedo hablar más fuerte... Él me oirá... Espero que él no hiera al bebé..." Dijo con cada vez más temor.

Al oír su tono de voz Jane le habló con más urgencia.

"Tú estarás bien. ¿Cuál es la descripción del agresor?"

"¡Estoy demasiado asustada! ¡No puedo! ¡No puedo!"

El pensamiento de victoria en ese momento era solo uno.

¡Oh, por dios! ¡Oh, por dios! ¡Voy a morir!

Jane que la estaba escuchando ser superada por el pánico le gritó.

"¿Se ha ido? ¡Dime, ¿qué aspecto tiene?!"

"Él está vistiendo pantalones, eh, negros y una sudadera o algo por el estilo... ¡No lo sé! Ha, ¡sólo ayúdenme!" Dijo victoria sin poder evitar gritar al final.

Jeff entró en la habitación del bebé... Habían juguetes cubriendo el suelo de la habitación a oscuras. Un solo rayo de luz se deslizó a través de la rendija entre las cortinas, el corte de la habitación en dos, separaba a Jeff del bebé.

Jeff continuó en la oscuridad y se asomó a la cuna. Miró al niño, en silencio. A pesar de tener una sonrisa esculpida de forma permanente en sus mejillas, parecía estar frunciendo el ceño.

El niño comenzó a llorar por el horrible espectáculo del asesino que se cernía sobre él. Jeff colocó la palma de su cuchillo contra la cara del bebé y observó como el reflejo de sus propias características grotescas burlonamente le devolvieron la sonrisa.

"Ve a dormir, por ahora pequeño. Cuando tú veas un poco más del mundo, yo estaré de vuelta para salvarte de él." Susurro.

Jeff cogió un oso de peluche en el suelo alrededor de la cuna para tranquilizar al bebé. Las manos del bebé agarraron la tela suave, le dio la espalda y salió de la habitación.

En ese momento, Jeff vio un faro de luz de un coche de policía que se acercaba y pensó que todo había terminado. Dio un paso detrás de la cortina de la ventana principal abierta y esperó al oficial de policía para hacer su movimiento.

El oficial llego y toco la puerta.

"Policía. ¿Pueden abrir la puerta, por favor?"

Jeff avanzó a través de las sombras. Más y más cerca de la puerta.

"¿Hola? ¿Hay alguien en casa? Si no responde alguien, tendré que romper la puerta."

Luego procedió a seguir golpeando la puerta.

Los dedos de Jeff volvieron al borde afilado del cuchillo. Curiosamente, había pasado demasiado tiempo desde que había sido capaz de acabar con una vida. Demasiado tiempo desde que fue capaz de probar la sangre.

Un crujido vino de la puerta del armario de arriba, la niñera observaba la escena que se desplegaba en frente de ella. Su cuerpo temblaba de frío ante la consternación de que no iba a ser salvada de esto por la policía, como ella lo esperaba.

En ese instante se escuchó la señal del teléfono ocupado.

"Eh, ¿hola? ¿Sigue aquí?... Oh, Dios no..."

Por otro lado el oficial estaba llegando al límite de su paciencia.

"¡Esta es tu última advertencia!"

Victoria ahora totalmente llena de desesperación gritó.

"¡Ayúdenme, estoy aquí!"

Jeff escuchó el grito, pero la sangre de los agentes de policía lo estaban llamando. Tenía que satisfacer ese sentimiento. El primer oficial armado, entró por la puerta para barrer la habitación.

Recibiría una bala en la cabeza o una entrada a la prisión y de la cámara de gas, pero Jeff había estado haciendo esto durante años desde que grabó su marca en su familia. Jeff deslizó el cuchillo en la muñeca del primer oficial y lo arrastró por toda la casa.

Las manos del oficial temblaron y se contrajeron forzando al arma disparar dos tiros.

El bebé comenzó a llorar por los sonidos.

Los ruidos habían despertado al bebé arriba y tornaron histérica a la niñera, la cual lloraba y gritaba de terror puro. Jeff entró en la puerta, sacando su cuchillo de la muñeca del oficial y presionándolo en su cuello con salvajismo.

Los ojos aterrados de su compañero sólo podían ver los anillos negros alrededor de Jeff y el gorgoteo, impactado de ver morir a un amigo.

El oficial, horrorizado por el espectáculo, y ahora, con visión borrosa, disparó su arma directamente en frente de él.

*¡Bam!*

Falló el disparo y solo logró alcanzar a su propio compañero. Jeff dejó caer el cuerpo sin vida y con un rápido movimiento de su mano izquierda, tomó la pistola del oficial empujando la mira del objetivo. El oficial aún así apretó el gatillo tantas veces como pudo.

*¡Bam!* *¡Bam!* *¡Bam!*

No importaban las quemaduras producidas por la descarga contra la mano de Jeff, sólo alimentó el frenesí enloquecido del mismo. El cuchillo dio en el blanco en el centro del pecho de este oficial y cortó hasta la barbilla.

No hay mucho que explicar, simplemente estaba narrando la escena de la historia original.

Solo cambié algunos pequeños detalles y agregue mi propio estilo de narración.

JangJiancreators' thoughts
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