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Capítulo 214: The Last Rising Sun Parte 4

-Por Toru-

Todo este camino que he recorrido. Todas mis experiencias. Quien soy realmente…

Cuando pienso en las personas a las que tuve que enfrentar en esta travesía. Las desgracias por las que pase. Todas las personas, amigos y familiares que conocí. Todo eso se siente como un balde de agua fría encima.

Todos esos recuerdos, buenos y malos; recuerdos que me han convertido en lo que soy. 

"No soy el culpable de la gran mayoría de mis desgracias"

Mire al cielo dejándome caer sobre mi espalda.

"Pero soy culpable de las decisiones que he tomado"

Podré llorar, podré gritar tanto como mis pulmones me lo permitan, pero yo, al final de todo esto…

'Jamás voy a arrepentirme de quien soy'

Por eso…

"Aoi-sama, debes vivir. Tienes que ver a tus hijas crecer. Tienes que verme ganar está guerra. Déjame llevarte de paseo por Konoha. Me gustaría que conocieras el lugar en el que nací. Tal vez así podré sentirme más cerca de ustedes aunque todo lo que mis manos puedan causar sea sufrimiento"

No soy una buena persona. Soy consciente de ello. A los ojos de los demás no soy más que un villano despiadado. Y lo sé. Lo sé perfectamente. Sé que estoy siendo demasiado hipócrita, pero por todo el dolor que cause, permítanme causar un poco de felicidad.

"No soy un héroe. No quiero ser un villano. Entonces…"

Simplemente seré una persona que cargará con todo el dolor de sus pecados. Por lo que nunca me arrepentiré, pues de arrepentirme, sería una falta de respeto a todos los que me odian. 

Así que, me levanté del suelo y miré a los árboles en el bosque. La luz repentina del amanecer me cegó…

***

"¿Cuánto tiempo estuve aquí?"

Ignorando el hecho de que sus ojos están un poco rojos después de llorar como un niño pequeño, el sol ya se estaba asomando por el horizonte.

Se sintió mareado por tantas cosas que explotaron en su mente de forma repentina, pero aún así encontró la fuerza para levantarse y caminar de regreso al hospital.

Su mente aún está en desorden. Así que, en esta pequeña caminata, Toru quería poner todos sus pensamientos en orden. Él debía reflexionar un poco sobre todo y dejar que su mente lentamente se calme.

Para esto, entre los árboles del bosque, su cuerpo se desvaneció, desapareciendo a la vista de cualquiera.

-En el Hospital-

El bip de la máquina que controla los signos vitales de los pacientes resonó en las cuatro paredes blancas. 

Aoi, quien estaba recostada en la camilla, tenía los ojos vacíos y su respiración era muy lenta. A su lado, Toru la tomó de la mano. Sus ojos seguían lastimados por lo de anoche. Miraba al suelo con el flequillo cubriendo sus ojos. 

"No estuve a su lado para protegerla…"

Al menos, aunque con un trauma severo, ella sigue con vida. Aunque su mente esté perdida, ella sigue allí en algún lado. Aunque no pueda mover su cuerpo por su cuenta, ella aún está frente a él. La mujer que cuidó de este pobre diablo.

Él levantó la mirada y vio los ojos de Aoi.

"Mirarte así me recuerda a cuando yo aún vivía en Konohagakure. El recuerdo de un viejo amigo que también estuvo hospitalizado de esta forma luego de intentar matar a su hermano mayor…"

Toru sonrió con nostalgia. Aunque desde el punto de vista de cualquiera ese no sería un recuerdo que alguien deba guardar con nostalgia.

Aoi no lo estaba escuchando, pero él continuó hablándole.

"Pensando en ese recuerdo, de cómo Sasuke se curó de eso… yo… conozco a alguien que puede sanar tus heridas"

Pero esa persona era de un Mundo distinto. No había forma de que ella venga a este Mundo solo para sanar a Aoi. Pero eso tenía una solución. Al menos eso pensaba este chico.

"Será difícil, pero para lograr traer esa persona aquí tengo que ganar está guerra. Cuando gane, buscaré la forma de viajar entre mundos. Traeré a esa persona aquí y le pediré de rodillas que te ayude. Ella seguramente me odia, pero no es una mala persona. Ella entenderá y te ayudará."

Toru tímidamente soltó la mano de Aoi.

La mano de está mujer era cálida. Le recordó a las manos de su madre. 

"Eres una buena madre, Aoi-sama. Rin y Sakura seguro están orgullosas de ti. Así que, por favor espérame. Haré que vuelvas a ser feliz junto a tus hijas. Lo haré aunque me cueste la vida"

Pero a diferencia de sus últimos momentos en el Mundo Shinobi, está vez él no está desechando su vida. Toru simplemente se está arriesgando a morir con tal de salvar lo que más le importa. El hermoso recuerdo de esa madre y sus hijas. El recuerdo de aquel equipo de niños shinobis liderados por ese hombre de expresión estoica.

Su propia felicidad y la felicidad de estás personas.

"Adiós, Aoi-sama. Está vez no prometeré nada. Hacer promesas conmigo es como invocar al diablo. Todo lo que puede salir mal, así será. Por lo tanto, rezaré para que todo salga bien"

Y con esto, dejando de lado que entró al hospital en su modo desmaterializado, pues la policía lo ha seguido hasta aquí, se dió la vuelta e intentó irse mientras su cuerpo se desvanecía. Sin embargo…

"¡¿...?!"

Abrió los ojos y sintió un fuerte mareo. Se tambaleó y cayó de rodillas. En eso, se vio las manos y estás se estaban desvaneciendo en partículas blancas. 

"Ya veo…"

Él lo entendió. 

"Ayer derroché mucho maná. Era obvio que esto pasaría. Se me está acabando el tiempo. Ya no puedo mantenerme solo. Necesito un Master de inmediato"

Todo debe acabar esta misma noche.

-Templo de la Montaña Enzō-

Emiya Kiritsugu estaba sentado en la entrada del templo donde los tablones bien cuidados de madera relucían con la luz del sol. Pensando profundamente en toda esta situación, le dió una bocanada a su cigarro y suspiró una pequeña nube de humo luego de unos pocos segundos.

Él ya tenía todo planeado. Ahora mismo él solo debía esperar al momento adecuado. Había llegado la hora de terminar esta guerra. Y, junto al final de la guerra, su deseo, la salvación de la humanidad, se volverá realidad. Además, todos los sacrificios que ha hecho hasta ahora valdrán la pena cuando el final de este camino se muestre.

"Kiritsugu"

Ella apareció caminando delante de él. 

Artoria, quien aún estaba desesperada pues la noche anterior, alguien que estaba haciéndose pasar por Rider, secuestró a Irisviel. Recordando esto, ella miró al hombre con los ojos vacíos. 

Los métodos que este hombre usaba eran algo peor de lo que hizo Assassin. Apretó el puño pensando en eso, pero guardó su ira para después.

"Hm… deberías cuidarte la espalda, Saber. Él aún está allí afuera"

"¿Él?"

Artoria estaba confundida.

"No importa. Ya he pensado en algo. Por ahora continúa como lo he planeado. Comenzaremos está misma noche"

Artoria, ante las palabras de Kiritsugu, quería preguntar: ¿Qué pasará con Irisviel? Pero ella sabía que el hombre no le respondería. En lugar de eso, simplemente la ignoró.

Él ya había asumido la muerte de Maiya a manos del impostor y la posible muerte de Irisviel. Además, él ya lo había dicho antes. Sus palabras después de hacer que Maiya matara a Sola-Ui y Kayneth fueron claras. Él ya no tenía por qué hablar más de eso con Artoria, pues ella no entenderá por más que se lo expliquen.

"... Está bien…"

Con esas breves palabras, Artoria dió media vuelta y se alejó del lugar.

***

'¿Todo acabará hoy?'

Pensó ella luego de ver el vehículo de dos ruedas frente a ella. Se quedó pensando mucho en lo que esas palabras involucran. Y pensando en el final de las cosas, pensó en su propio momento final.

"Esperé en ese árbol a qué la espada fuera devuelta a la Dama del Lago…"

Cerró los ojos y se sintió de vuelta en el pasado. Vio a aquel caballero que la llevó al lugar de su muerte. El caballero que la siguió hasta el final incluso si los Caballeros de la Mesa Redonda perdieron su camino…

Él estuvo ahí para su rey; el rey que los condenó a todos…

"Bedivere…"

Ella se preguntó…

'Con todo lo que pasó… ¿Por qué aún así me seguiste?'

Fue entonces que las palabras del caballero que desertó regresaron a su mente: "El Rey Arthur no comprende los corazones de las personas". Y todo eso acompañado de la sonrisa amable del solitario Assassin.

Incluso si estuvo rodeada de personas, ella fue por el sendero de sus ideales en completa soledad.

'¿Es la salvación de mi nación lo que realmente deseo? ¿Arreglar algo que yo misma provoqué?'

Aún no era el momento de encontrar una respuesta. Ella sentía que todo se resolvería al final de esta guerra. Por ahora debía prepararse para esta noche.

-Distrito comercial-

"Gracias por su compra"

La mujer detrás del mostrador hizo una referencia a Toru, quien acababa de comprar en esta misma panadería.

"Si quiero terminar esto hoy…"

Toru no quería ser pesimista, pero al menos se comerá un aperitivo antes de que todo se vaya al demonio. Cómo una medida desesperada, él tenía planeado matar a uno de los Masters restantes de esta guerra. 

Las opciones viables eran Kariya y Waver, al ser estos muy débiles sin sus Servants. Pero esto último era el problema. Rider y Berserker son muy fuertes, y eso empeora cuando están cerca de sus Masters. 

Aún le queda el suficiente maná para permanecer en este mundo hasta poco antes de la media noche, pero no será suficiente para pelear.

En fin…

"Tengo que pensarlo mejor. Si no pasa nada antes de la medianoche, comenzaré a matar gente para evitar desaparecer"

Ahora solo queda esperar que todos salgan de sus escondites y peleen con todas sus fuerzas hasta la muerte.

-Subterráneo abandonado-

Está era una de las bases del ya fallecido Caster que Kiritsugu nunca pudo encontrar y donde esta persona pudo encontrar toda la información que quería.

"Ahora ya sé quien es Emiya Kiritsugu"

Kirei se acomodó las mangas de la camisa y sonrió. Cerca de sus pies yacía el cuerpo sin vida de Irisviel von Einzbern. 

"Solo me hace falta destruir tus sueños y el Grial frente a tus ojos…"

El sabor del vino será mejor cuando la desgracia de Emiya se muestre a sus pies. Ese es el sentido de su vida. Eso es lo que ha estado buscando en todo este tiempo. Así, con los sellos de comando que obtuvo de su padre fallecido, quien fue asesinado por Kayneth, la sonrisa de su victoria se mostró en su rostro.

"Te estás divirtiendo, ¿no?"

La luz dorada se materializó al lado de Kirei. Gilgamesh, el Servant de este hombre, se mostró satisfecho por el resultado que sus leves manipulaciones mostraron.

"Aún no. No hasta que encuentre a Emiya Kiritsugu"

"¿Y cómo lo vas a encontrar?"

"No lo voy a encontrar. Él vendrá a mí. Su naturaleza no le permitirá dejarme tranquilo"

"Suena interesante, si. Supongo que lo mismo piensas del bufón"

"¿Bufón…? ¿Te refieres a Assassin? Ja… Él ya no es importante. Lleva más de tres días sin un Master. Su cuerpo ya no debería poder soportar esto solo"

"Yo no creo que sea tanto así. La Acción Independiente en un Servant puede hacer maravillas. Y eso, en alguien que puede obtener maná matando, es aún más interesante, ¿no lo crees? Imagina como él intentará atacarte para ganar mi Grial. Ahí es donde el show del bufón termina siendo atravesado por las espadas de mi Gate of Babylon"

Gilgamesh caminó delante de Kirei con una leve sonrisa relajada.

"Solo imagina las lágrimas que el Bufón va a derramar mientras su cuerpo se desvanece en el aire"

"Hm… eso será algo que veré después. Por ahora, continuemos con lo acordado"

"Cómo usted ordene. Oh, Master"

Dijo el hombre dorado de forma irónica.

-En otro lugar-

Se arrastraba entre la oscuridad de los callejones como los gusanos que habitan en el interior de su cuerpo. Las heridas que Assassin le causó finalmente se curaron aunque haya sido bastante difícil mantenerse consciente en esa situación.

El hombre cayó exhausto sobre algunas bolsas de basura después de caminar tanto. Allí, una vez se dió cuenta de todo lo que había pasado, comenzó a llorar arrepentido de su decisión.

Ahora él ya no tenía nada que perder. Todo esto se ha convertido en el infierno.

"Berserker…"

Aquel caballero oscuro apareció a su lado, mirándolo fijamente y en silencio. A diferencia de sus actitudes salvajes, está vez él estaba tranquilo, como si de alguna forma comprendiera lo que su Master ha hecho.

"Terminaremos con todo esto… terminaré está guerra aún si destruyo el Grial con mis propias manos…"

Los ojos de Berserker destellaron rojos a través de su armadura. Con eso, la bestia salvaje se desvaneció envuelta en las partículas negras y el hombre, Kariya, suspiró al recordar la escena.

Cuando, a pesar de haber sido golpeado con una potencia que le sacudió el cerebro, intentó levantarse para ver a su agresor.

"Assassin…"

Y en ese momento, él vio en Assassin la mirada de una bestia iracunda que lloraba en silencio. Vio a un monstruo en la oscuridad protegiendo a Aoi. Él la protegió justo como aquel día en ese parque…

'Si alguien debe ganar… tal vez…'

-Centro de Fuyuki-

El sol comenzó a ocultarse en el horizonte, dando inicio a la oscura noche donde esta guerra se intensificará. 

Frente a sus Ojos Místicos, la oportunidad de ganar está guerra se mostró; el camino lleno de la sangre de los Masters y Servants enemigos. 

Todo sea por cumplir su deseo.

"Hm…"

Se miró la mano, la cual parecía desvanecerse con leves partículas brillantes. 

'No voy a permitir esto…'

Apretó el puño con fuerza y detuvo el proceso. Él no iba a desaparecer. Nunca lo hará, pues ahora mismo en sus ojos está la determinación de aplastar a todos los enemigos que se interponen en su camino. Y hay un enemigo en especial al que quiere matar con sus propias manos.

"Matō Kariya…"

El último banquete prohibido de esta guerra ha comenzado.

Continuará…

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