Un nuevo día había llegado, se despertó y de manera escurridiza abandonó la cama saliendo debajo de varios cuerpos desnudos como ya casi era costumbre. Después de tomar un baño se fue al comedor donde el desayuno ya estaba siendo servido por una costosa chef que había contratado. Pronto las chicas se levantarían y Felicia, MJ y Jessica se prepararían para ir al colegio.
Jessica ya estaba viviendo en su apartamento, sus padres no tuvieron problema con ellos, solo estaban a unos pisos de distancia así que no había de que preocuparse y aunque no hablaban de ello, ya tenían una idea de cuál era la relación de su hija con Aegon. No les gustaba pensar que su hija formaba parte de un harem, pero sabían que expresar sus opiniones solo harían que Jessica se distanciara de ellos y aunque aún estaba bajo su custodia, no sería por mucho tiempo. Además, si lo pensaban bien, de no ser por la relación poligámica que Aegon mantenía con varias chicas, él era perfecto.
Después de que todos se hubieran levantado y estuvieran listos se marcharon a recoger a Liz y luego a Peter. Aegon había ofrecido la posibilidad de mudarse a la Torre Targaryen a los padres de Liz y Gwen, pero ambos habían rechazado la propuesta. El padre de Gwen en particular estaba en contra de la relación de su hija con Aegon, pero se limitaba solo a expresar su descontento únicamente, el padre de Liz por otro lado no era muy diferente, pero se controlaba mucho mejor y aceptaba que Aegon la recogiera en las mañanas para ir al colegio.
A Peter lo recogían porque se hacía camino de todos modos, Cindy, Harry y Ned vivían en el lado opuesto a ellos. Aegon tenía planeado proponerle a May que se mudara también a la torre Targaryen, sería buena compañía para su madre.
Cuando llegaron al colegio todos los amigos se reunieron en la entrada y estaban por ir a sus respectivas clases cuando un hombre desconocido para todos menos para Aegon se les acercó y se dirigió a Aegon. "Señor Targaryen es un placer conocerlo, mi nombre es Phil Coulson. Trabajo para el gobierno y me gustaría hablar algunos asuntos con usted."
Sus amigos no entendían porque un agente del gobierno había venido a hablar con Aegon, pero estaban tranquilos al ver la forma tan agradable de Coulson expresarse. Aegon no pensaba que SHIELD se aproximaría a él en un lugar tan público, donde estaba la sutileza. "Eso podría ser un problema agente Coulson, las clases están por empezar." Aegon por supuesto no le interesaban las clases, pero quería ver la actitud de Coulson, de qué manera insistiría. "Descuide, he hablado con la dirección del colegio y me asegurado de justificar su ausencia. El director ha sido muy amable de ofrecernos un salón para que podamos hablar en privado."
No tenía sentido negarse así que Aegon les dijo a todos que vería que es lo que sucedía y se reunirían más tarde. Las chicas estaban un poco preocupadas, pero siempre que no se tratara de una mujer confiaban en Aegon.
Cuando entraron al salón para conversar Coulson tomó las riendas de la conversación y después de decirle amablemente a Aegon que tomara asiento comenzó a explicarle a que agencia pertenecía y como entre las responsabilidades de SHIELD se encontraba velar que ciertas tecnologías no cayeran en malas manos. Coulson le aseguró que las únicas intenciones de SHIELD después de conocer que el motor del Conquistador era alimentado por un reactor ARC eran asegurarse que la tecnología no callera en manos terroristas y por tanto querían tener una buena relación con Aegon desde el comienzo al igual que ahora la tenían con Stark.
Aegon casi quería reírse al recordar como SHIELD era uno de sus mayores compradores, con el único propósito de descubrir los secretos del reactor ARC a través de ingeniería inversa. De hecho, SHIELD era quien más cerca había estado de realizar algún progreso, pero terminaban fracasando sin saber el motivo.
La reunión entre ambos terminó sin problema alguno y si SHIELD tenía conocimiento sobre él (sus poderes) Aegon no le dio importancia. Si sus poderes se hicieran conocidos solo invertiría un montón de dinero en buena publicidad.
A la tarde cuando terminaron las clases Aegon mandó a las chicas en citas individuales con sus clones, él tenía que hacerse cargo de algo. Mientras caminaba en dirección al vecindario Greenwich Village sintió la misma presencia de los últimos días, pero como siempre solo se limitaba a observar.
No tendría problema con ello si fuera una bella mujer, pero que fuera un hombre comenzaba a irritarlo. El hombre en cuestión tenía un alma poderosa comparado con las personas promedio, al mismo tiempo se sentía como si tuviera dentro de él una fuente de poder que no le pertenecía, era algo difícil de poner en palabras pues no tenía una referencia en la que basarse.
Por el momento pensó que lidiaría con ello después, el asunto que tenía ahora era de mayor importancia. Había llegado a su destino 177A Bleecker Street. Tocó el timbre en la puerta y esperó a ser atendido, a diferencia de como ocurren en los shows, no había nadie detrás de la puerta esperando por él para decirle que ya sabían de su visita y estaban esperando.
Mientras esperaba Aegon trató de escanear con sus sentidos y Pesquisa el lugar, pero era incapaz de sentir algo, lo que no era ninguna sorpresa considerando que este era uno de los Sanctum Sanctorum que poseía Kamar-Taj alrededor del mundo. No pasó mucho tiempo hasta que un hombre en ropas de monje abriera la puerta. "Bienvenido señor Targaryen, por favor, permítame guiarlo hasta el maestro Drumm." El aprendiz de Kamar-Taj lo condujo hasta una sala del Sanctum que le recordaba a Aegon el mismo lugar donde Strage había conversado con Thor.
Cuando entró en la sala el aprendiz se retiró y Aegon vio señor de avanzada edad que se levantaba del sofá donde estaba sentado para recibir a Aegon. "Señor Aegon bienvenido, no todos los días tengo el placer de recibir un dios aquí en el Sanctum." Ahora entendía a que se debía toda la cortesía, no que los maestros de las artes místicas no fueran personas educadas.
Drumm había estado presente la noche donde Aegon había matado a la Bestia y si bien mantuvieron la distancia aún estaban informado de todo lo que ocurría. Después de esa noche la Hechicera Suprema había puesto al tanto a los maestros de la Orden sobre quien era Aegon y el interés de ella de mantener relaciones amistosas con el joven dios o al menos no antagonizarse entre ellos.
"Gracias por recibirme maestro Drumm, espero no estar interrumpiendo." Le respondió Aegon siendo cortés. "Para nada, dígame en que puedo ayudarlo."
"Me preguntaba si era posible conversar con la Hechicera Suprema." Si, Aegon podía haber ido directo a Kamar-Taj, pero no le molestaba utilizar este tipo de vías, era una oportunidad para visitar el Sanctum de New York. "Ya veo, si me da unos minutos me pondré en contacto con la maestra y le trasmitiré su deseo. Estoy seguro que ella accederá." Aegon asintió y el maestro Drumm abandonó el salón.
Cuando el maestro Drumm salió del salón el aprendiz de antes entró. "Señor Targaryen hay algo que pueda servirle, tal vez un té o un café." A Aegon no le gustaba el café y no era el tipo de persona que disfrutara del té. "Creo que soy más del tipo de dulces y pasteles." El aprendiz pensó por unos segundos en que ofrecerle. "¿Le parece bien algo de tarta?"
"Claro."
Unos minutos después Aegon sintió la puerta del salón abrirse y por ella entraron la Hechicera Suprema, el maestro Drumm y el aprendiz que venía empujando una mesita. Aegon se levantó y saludó a la Hechicera Suprema quien tomó asiento frente a él mientras el maestro Drumm se sentaba a un costado.
"Debo admitir que quedé un poco sorprendida cuando escuché del maestro Drumm que deseaba reunirse conmigo. No ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos." El aprendiz quedó en shock al escuchar a la Hechicera Suprema expresar estar sorprendida, pero rápido se recuperó y comenzó a servir a todos. "Este siempre fue un lugar que quise visitar y ahora pensé que sería buen momento, además hay algo que me gustaría pedirle." La Hechicera Suprema sentía curiosidad, aunque tenía algunas ideas de que se podría tratar. "Soy todo oídos. "
"Sé que ustedes los hechiceros de las artes místicas solo capaces de crear… una copia de la realidad." Aegon no quería ser directo y mostrar que tenía demasiados conocimientos. "La dimensión espejo." Mencionó la Hechicera Suprema que comprendió sus palabras al momento. "¿Por qué ese repentino interés?"
Aegon fue honesto y habló sin rodeos. "Solo quiero evitar causar la menor destrucción posible si una batalla terminara por desatarse."
"Nunca antes he tenido un dios interesado en ser un aprendiz de Kamar-Taj." Antes de que ella continuara Aegon aclaró sus deseos. "Creo que lo de aprendiz es mucho, solo estoy interesado en aprender a crear la dimensión espejo, el resto, tal vez en el futuro." Aegon no menospreciaba las artes místicas, pero ahora no quería cargarse con más entrenamiento. Además, creía que su magia no era inferior a las artes místicas e incluso sus sellos durante el uso de ninjutsu eran más rápidos que los sellos de los hechiceros de las artes místicas.
"¿Le importaría mostrarme la dimensión espejo ahora?" Le preguntó mientras activaba el sharingan. "Magníficos ojos esos que tiene, puedo sentir gran poder proveniente de ellos. Muy bien, creo que puedo dedicarle algo de tiempo mientras aprende la creación de la dimensión espejo. Normalmente hay varios pasos que debe dominar antes, pero ya nos las arreglaremos. Solo hay algo que aclarar antes."
"¿Y eso es?" Se imaginaba que ella pediría algo a cambio. Nada complicado. Eso no sonaba nada bueno, opinó Aegon pensando que siempre que alguien decía algo así terminaba siendo todo lo contrario. "Digamos que a cambio de enseñarle la dimensión espejo me gustaría que me haga un favor en el futuro."
"¿Quiere que le entregue un cheque en blanco Hechicera Suprema?" La Hechicera Suprema negó con la cabeza. "Para nada, prometo que pediré algo tolerable, además siempre puede rechazar mi petición." Ahora, eso cambiaba las cosas. ¿Qué podría pedir? Decidió no darle importancia por ahora.
"Muy bien, pero aún no le he dicho todos los motivos por el que he venido a verla. La dimensión espejo era solo una parte. La otra parte era ver si era posible la creación de una dimensión de bolsillo y de ser el caso ¿cómo?"
El maestro Drumm y su aprendiz observaban todo en silencio, no había mucho que decir para ellos en temas así. La Hechicera Suprema se quedó en silencio por unos segundos. "Eso es algo complicado, no, lo correcto sería decir cerca de lo imposible."
"Existen algunas maneras de lograrlo. La primera y la más fácil seria encontrar una dimensión ya creada, es lo que muchos seres hicieron. Claro que no estarías creando una dimensión en realidad, pero pensé que debía mencionarlo."
"Como segundo método tienes que tener el poder de al menos un dios antiguo. Este método vincula la dimensión a su creador de manera tal que dentro de ella es el todo poderoso a cambio parte del poder del creador quedará sellado en la dimensión. Si el creador de la dimensión llegara a morir de alguna manera otros podrían hacerse con esa dimensión. Creo que está de más mencionar cuales son probabilidades de esto último ocurra."
"Un tercer método consiste en sacrificar a algo o alguien de igual poder que en el método anterior. El problema con este método es mantener el control sobre la dimensión, control que puede ser usurpado."
"Están también las dimensiones que nacieron con la creación del universo tales como el reino de la muerte, los infiernos bajo el dominio de los Hell-Lords y por último las creadas a partir de la fe. Este último método lo utilizaron la mayoría de los panteones que habitaron la tierra."
La Hechicera Suprema hiso una pausa para que Aegon procesara toda la información además de terminar su té. "Y no debe ser difícil de entender que, si una dimensión puede ser creada, también puede ser destruida. Por suerte hay muchas formas de fortalecer una dimensión."
Aegon no esperaba que crear una dimensión de bolsillo, pero al menos ahora sabía que era posible.
"Tengo una idea de cuál es el motivo por el que buscas crear tu propia dimensión, pero en tu caso tal vez exista una alternativa menos complicada." Aegon la miró intrigado, ahora probablemente no se sentiría capaz de rechazar ninguna petición de la Hechicera Suprema si realmente conocía de alguna alternativa. "¿Y cuál sería esa alternativa de la que habla?"