Cuando Aegon despertó se encontró en su mundo interno. "Al fin despiertas." Escuchó la voz de Yamamoto, el viejo shinigami estaba sentado a unos pocos pasos de él.
"¿Cuánto tiempo he estado durmiendo?" Era lo que más le preocupaba ahora, temía que si hubiera pasado mucho tiempo algunas personas estarían muy asustadas.
"Un poco más y hubieras estado 3 días durmiendo. He sentido muchos cambios ocurrir en tu cuerpo durante este tiempo." Aegon se reincorporó. "Me siento diferente, mejor, es como le llamaría. ¿Mi apariencia sigue siendo la misma?" No había un espejo donde observarse.
"En su gran mayoría. Has crecido un par de centímetros y luces más robusto. Muestras ciertas facciones más agresivas, diría que es la mejor comparación, apostaría que se debe a tu parte hollow. Tus ojos en algún momento cambiaron a un patrón que nunca antes había visto, pero ahora han regresado a la normalidad."
Aegon le llamó la atención la información sobre el cambio de sus ojos. "Descríbeme como eran mis ojos." Después de unos segundos Aegon entendía lo que había pasado y estaba más que complacido.
"Tu mayor cambio es en la energía proveniente de ti, tu mana como te gusta llamarla. No es solo el hecho de que se ha incrementado, sino su calidad, ahora es más densa, más pura. Es difícil definirla sinceramente."
"Entiendo a qué te refieres." Era algo instintivo en él. "La radiación cósmica no me otorgó ningún poder nuevo, pero me permitió evolucionar y fortalecerme aún más. Shinigamis pueden ser considerados dioses menores y yo superé a los shinigamis, ahora con este aumento de poder mi divinidad ha despertado. Ahora soy un dios."
"No seas tan arrogante mocoso. Un dios." El viejo shinigami pensó que el incremento de poder había intoxicado de alguna forma a Aegon haciéndole divagar.
"No estoy siendo arrogante. En este mundo los dioses existen, solo que son un poco diferentes de lo que imaginas. Los dioses no son más que una raza de seres muy poderosos, solo eso. No son los dioses todos poderosos que imaginas." El viejo shinigami no dijo más.
"Ahora solo queda ver cuál es mi divinidad o mejor dicho divinidades." Aegon se quedó en silencio con los ojos cerrados y Yamamoto solo observó, entendía que el chico trataba de descubrí más sobre sí mismo.
"Mis divinidades están relacionadas con la muerte, el sol, los elementos y el sexo. Se me ocurre que la muerte y el sol es debido a ti anciano y tu zanpakuto, son los poderes que obtuve de ti, un dios de la muerte que puede cubrirse con las llamas del sol. Los elementos deben venir de Itachi.
La parte del sexo… tal vez Shiki, si probablemente sea de él, siempre me dio que la impresión de que era un poco pervertido."
Yamamoto decidió ignorar el comentario de su desvergonzado discípulo acerca de Shiki. "¿Qué beneficios te otorga ser un dios?" Preguntó el viejo shinigami con curiosidad por primera vez desde que Aegon había despertado. "No es la gran cosa, diría que puedo extraer energía de las divinidades a las que estoy asociado o algo parecido, la calidad de la energía divina es mayor que el mana. Esa es la diferencia que sientes."
"¿Solo eso? Vaya cosa para ser un dios." Yamamoto sonaba decepcionado.
"Oye, te dije que tenías las expectativas demasiado altas. Quien sabe, tal vez haya más que todavía no he descubierto. Creo que por ahora es mejor que descanse un poco más y me acostumbre a mi nuevo yo. Más tarde te estaré molestando para probar cuanto he mejorado."
"Como desees. Nunca antes le he dado una golpiza a un dios, será una buena oportunidad."
Aegon no le hizo caso a uno de los pocos momentos donde Yamamoto parecía ser gracioso, aunque no lo era, el anciano estaba hablando en serio cuando había dicho que le daría una paliza.
Aegon abandonó su mundo interno y se despertó en la habitación que antes había preparado. Inmediatamente llamó a Edward y le pidió que estuviera al tanto de la posibilidad de comprar el edificio Baxter. Algo le decía que el fracaso de la misión de Reed les impediría a los hermanos Storm pagar las deudas acumuladas y poder mantener a flote el edificio.
En este universo el edificio Baxter pertenecía a los hermanos Storm. Sin nada más de que preocuparse Aegon regresó a su apartamento en New York, para su sorpresa no había nadie en el apartamento así que llamó a su secretaria, Edward no le había hablado de ningún problema en todos sus negocios así que solo quedaba por comprobar Targaryen Motors.
"¿Me habla la secretaria más ardiente de todas? Si ya he regresado, estoy en mi apartamento. ¿Dónde estás? Entonces dejaré que continúes con tus estudios dile a las chicas que las llamaré más tarde." Aegon terminó su llamada con Lorelei que estaba en la academia mutante poniéndose al día con sus estudios, aprovechando que su jefe estaba en un viaje misterioso.
No tenía sueño y tampoco nada importante que hacer así que se puso a pensar en pasar el tiempo hasta que todas regresaran, podía ir Targaryen Motors hacia días que no iba, podía darse una vuelta por la ciudad, la mayoría de las veces no había resultado nada mal o por último podía ir a Boston y visitar a sus 3 recientes amigas. Sí, eso sonaba más tentador.
Sin embargo, sus planes se arruinaron cuando sintió una distorsión en el espacio alrededor de él y una de las barreras alrededor del edificio donde estaba su apartamento le había servido de aviso.
Cuando se giró se encontró con una señora calva vestida con ropas de monje que salía de un portal redondo. "¿Una dora milaje blanca? Tú no pareces ser de Wakanda."
"Muy gracioso señor Targaryen." La hechicera suprema no le dio importancia a Aegon y tomó asiento haciendo aparecer una taza de té de la nada. "Le importaría si tenemos una charla."
"La verdad es que tenía planeado hacer algo muy importante ahora, pero por usted puedo hacer una excepción. A cambio le pido que sea cuidadosa la próxima vez. ¿Qué hubiera pasado si me hubiera interrumpido en un momento intimo con mi novia?" Aegon se sentó frente a ella.
A la hechicera suprema le temblaba una ceja. "Su expresión al verme me dice que ya sabía de mi existencia y yo mi por mi parte debo decir que encuentro su existencia intrigante, por decirlo de alguna manera. Qué tal si nos conocemos, tal vez sea beneficioso para ambos."
"No se lo tome a mal pero solo estoy abierto a una buena amistad, no puedo ofrecerle nada más." Aegon estaba seguro que si decía algo más podría agotar la paciencia de la hechicera suprema. "Ya me conoce, pero, aun así, mi nombre es Aegon Targaryen y es un placer conocer personalmente a la Hechicera Suprema."
"También es un placer para mi finalmente conocerlo señor Targaryen en varias ocasiones había pensado en venir a conocerlo, pero siempre terminaba postergándolo. Pero dados los últimos sucesos me temo que ya no era posible seguir postergando esta conversación."
Aegon decidió que era mejor tomarse por una vez algo en serio. "Entonces dígame ¿a qué debo el placer de tener la visita del Hechicero Supremo en mi hogar?" Estaba seguro de que el hechicero supremo no se tomaría molestias con el si no hubiera visto un futuro donde el ocasionara problemas.
"Descuide, lo que me trae hoy aquí no es tan alarmante como parece, al menos de momento." Aegon no le gustó lo último que dijo. "Pero espero que entienda que como protectora de la Tierra antes fuerzas externas es mi deber asegurarme que la existencia de un nuevo dios no ponga en riesgo nuestro mundo."
"¿Es que me considera peligroso?" Pensó que tenía que ser una broma, él era una persona de lo más inofensiva que le gustaba pasar el tiempo con sus novias.
"Señor Targaryen, usted es definitivamente peligroso, al igual que todos los dioses." Le contestó la hechicera suprema, aunque Aegon no podía decir si estaba siendo seria o no. Era alguien difícil de leer.
"Pues si de algo le sirve no soy de los que destruye su propia casa, así que no pretendo acabar con la Tierra, todo lo contrario." La mujer asintió visiblemente complacida. "Pero todo eso lo podría ver con el ojo de Agamotto. ¿Por qué venir hasta aquí? No que me moleste."
"Incluso sabes de la existencia del ojo de Agamotto. Antes no quise preguntar, pero ahora no puedo resistirme. ¿Cómo es que alguien tan joven está tan bien informado?"
Aegon ya había preparado desde hacía mucho una justificación para su existencia solo por si lo necesitaba. No que él fuera tan extraño, estamos hablando de Marvel donde existen todo tipo de fantasías.
"Sabe, varias personas que me conocen, me han preguntado que soy y siempre les he contestado que soy algo único. Y esta es la verdad. Como hechicera suprema usted tiene conocimiento de la existencia del multiverso." La hechicera suprema asintió con un rostro nuevamente difícil de leer.
"Nací en este universo y mis poderes son algo que heredé de algunos de mis ancestros, solo que el origen de estos no proviene de este universo. Ellos sellaron parte de su alma en su línea de sangre de forma que, si un descendiente podía despertar el poder latente que lleva consigo, ellos podrían transmitirle toda la información referente a su herencia."
Aegon había intentado ser lo más convincente posible, pero si era honesto, ni siquiera él se creería alguna palabra de lo que dijo si estuviera en la posición de la hechicera suprema.
"Una historia de lo más fantástica debo decir, pero mentiría si dijera que no he escuchado cosas más locas." Si había creído algo o nada de lo que le había dicho Aegon este era incapaz de saberlo. "¿Qué más conoce de este mundo en el que vivimos?"
"Para empezar que todo lo que parece fantástico, mitológico o sobrenatural es posible que sea real. Los alienígenas son reales, sé que existen otras piedras como la que lleva consigo y que usted es la encargada de proteger la Tierra de seres extra dimensionales. También me mencionaron que la Atlántida podría haber sobrevivido y también algunos dinosaurios en algún lugar del planeta."
"Creo que eso es todo, no se me ocurre nada más." La hechicera suprema se quedó en silencio bebiendo de su taza de té. Aegon pensó que la taza era como la jarra de cerveza que le había dado Strange a Thor la primera vez que se encontraron.
"Está más informado que muchos, señor Targaryen…"
"Por favor ¿podemos dejar eso de señor? Se siente molesto viniendo de alguien mayor que yo y con una posición en este mundo superior a la mía."
La hechicera suprema mostró una pequeña sonrisa. "¿Y cuál es su posición en este mundo…?"
"Aegon, por favor llámeme por nombre."
"¿Y cuál es tu posición en este mundo Aegon?"
"Simple, solo soy Aegon Targaryen, joven millonario exitoso y fiel amante de la belleza femenina. Eso es todo, o al menos, es lo que importa para mí." La hechicera suprema sentía que esta era la ocasión en que el chico era más honesto con ella.
Aegon no mentía, el solo quería divertirse llevando una vida de lujos y durmiendo con algunas de las mujeres más hermosas de Marvel. Es su vida anterior siempre había pensado que este era un bello sueño y ahora tenía la oportunidad de vivirlo.
"Creo que ya he tomado bastante de su tiempo, apreciaría si algún día nos visita en Kamar-Taj. Será interesante ver el crecimiento de un nuevo dios. Pero debes tener cuidado Aegon, no soy la única que ha notado tú nacimiento."
Ahora Aegon estaba bastante intrigado. "Sería tan amable de decirme de quien habla."
"De todos, de cada uno de los panteones que tienen un vínculo con nuestro planeta. Los dioses no nacen a menudo, incluso los semidioses casi nunca alcanzan a convertirse en dioses." La hechicera suprema pensó que no sería un problema darle algo de información a un joven dios que no conocía cuál era su lugar en el universo.
"Un dios sin afiliación a un panteón es algo que todos querrán para sí mismos. Muchos dioses se aproximarán a ti y tratarán de convencerte de que te unas a su panteón. Viendo tu forma de ser, más de una diosa también se acercará a ti. En busca de una alianza o tal vez descendencia." Eso no le parecía nada mal a Aegon todo lo contrario.
"Pero lo más importante, es que si no te pueden tener..." Aegon entendía perfectamente de que estaba hablando.
"Espero que ninguno de estos dioses sea amigo de usted, sería terrible de que algo malo les suceda." Los dioses se llevarían una sorpresa si se pasaban de listos. ¿Las diosas? Las esperaba con los brazos abierto.
"Solo no seas demasiado confiado, estos dioses tienen años de experiencia." Sin decir más la hechicera suprema abrió un portal y se marchó dejando a Aegon solo nuevamente. "Es una lástima que la hechicera suprema no fuera un bombón."
"Muy bien, ¿en que estaba antes de que apareciera la hechicera suprema? A si, Boston y un trio de hermanas de lo más cariñosas. Las llamaré ahora mismo."