—¿Qué?
Jordan observó detenidamente a Emily y se dio cuenta de que tenía las mejillas sonrojadas y la ropa desordenada. Parecía bastante fuera de lugar.
—Jordan... me siento fatal... —tomó la mano de Jordan mientras hablaba con mucho esfuerzo.
Él la consoló: —Emily, no tengas miedo. Tengo el antídoto aquí. Estarás bien después de tomarlo.
Sacó la caja de medicamentos que le había dado su familia. En su interior estaba el antídoto contra las drogas habituales que se venden en el mercado.
—Tómala.
Se la dio personalmente a Emily. Ella tomó un sorbo de refresco y se tragó el antídoto.
Al ver que el cuerpo de Emily estaba enrojecido y caliente, Jordan le indicó a Salvatore: —Pon el aire acondicionado del coche al máximo.
—¡Sí!
Salvatore se apresuró a ajustar el aire acondicionado.
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