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PRESENTACIONES Y VERGÜENZAS

                              (***)

—Axia, ¡cariño, ya tenemos que irnos!

Me ecaneé una vez más en el espejo antes de bajar. Jeans oscuros, hoodie overzise y zapatillas negras.

Simple.

Al bajar, mamá ya estaba esperandome con la puerta abierta, sólo tendríamos que cruzar la calle para llegar.

Bastaron tres toques en la puerta para encontrarnos con la señora Kane del otro lado.

—¡Bienvenidas!. Pasen, pasen. Están en su casa.— Se movió  a un lado para dejarnos pasar.

Una vez dentro de la casa, antes de poder analizar la decoración o estructura (muy observadora. Demasiado, tal vez), me encontré con Dakota, Enzo y otro chico que supongo,  es el otro hijo de la señora Kane.

—Ellos son mis hijos, Dakota y Enzo,  ya los conocen.— Se puso a un lado del chico cuyo nombre aún desconocía.— Él es Raphael, mi hijo mayor.

Lo observé. Sí bien, físicamente no era muy  parecido a Enzo, cualquiera  podría notar que tienen algún parentesco entre sí. Raphael  parecía  tener una apariencia y personalidad completamente distinta a la de su hermano.

Vestía pantalones y hoodie holgados. En su rostro también se veían las diferencias, tenía dos perforaciones, una en el lado derecho del labio inferior y otra en la nariz, este del lado izquierdo. También tenía  un lunar sobre el lado derecho de su labio superior (muy atractivo). En cuanto a sus rasgos: unos hermosos ojos verdes, mezclados con un marrón muy sutil, mandibula marcada, parecía estar furioso. Unos pómulos muy finos y atractivos. Cabello castaño y  unos carnosos labios rosados.

Me considero una profesional en observar personas, un talento nato.

Rapahel, sin dudas muy atractivo.

Mucho.

Terminando mi análisis hacia su persona, Raphael  fue acercándose hacia donde estábamos mi madre y yo.

—Señora Andersen.— Se acercó a estrechar su mano con la de mi madre .— Axia.— Hizo lo mismo con mi mano, pude notar como se asomaba una sonrisa lobuna en su rostro.— Es un gusto conocerlas, espero que disfruten la merienda y que tengan un gran día.

—Oh, está bien.— Mamá se ve notoriamente desencantada con las palabras de un chico al que literalmente conocemos hace menos de diez minutos.

—Se ve decepcionada, señora Andersen.

— Sólo creí que tal vez, Axia podría comenzar a hacer amigos.—Sólo esta mujer puede ponerme en estás situaciones. Me hace ver desesperada por hacer amigos (tal vez lo estoy, pero no hay razón para ser tan obvios), que vergüenza.

—No se preocupe, — dirigió una mirada muy divertida y con una pizca de burla hacia mí.— Con Axia tendremos mucho tiempo para conocernos, estoy seguro de que nos llevaremos de lo más increíble.

Antes de  que mi madre o yo pudieramos replicar algo, la señora Kane habló:

—Tendrán mucho tiempo para conocerse, creo que es hora de pasar al comedor. Podría enfriarse el té.

Caminamos directo a la siguiente habitación: el comedor. Estaba perfectamente adornado para la ocasión, muy hermoso y claro.

Pude notar que el blanco es el color que predomina en la casa. Elegante y le daba un aspecto amplio. Muy recomendado por los programas de hogares.

Discovery Home & Health, jueves de hogar. Mi canal favorito. Anoten.

Una vez sentados, Raphael se paró en la cabecera de la mesa para hablar:

—Lamento no poder acompañarlos, tengo unas tareas que atender. Señora Andersen, Axia. Disfruten, coman rico y bienvenidas al barrio. Espero volver a verlas.

[...]

Blanco, gris.

Blanco, gris.

Blanco, gris.

— Cariño, son cuatro paredes. No creo que sea muy difícil.

— Mamá, el color que escoja va a ser el que quede hasta el último día en el que esté en esta casa. No quiero hacer el trabajo dos veces, mi vagancia no me lo va a permitir.— Me tiré en la cama de forma dramática, el sólo pensar en hacer un mismo trabajo dos veces, me agotaba.

— Eres increíble. Decide un color, mañana tendrás que ir a comprar la pintura temprano.— Mamá estaba de brazos cruzados en la puerta de la habitación, observándome como si no creyera lo que estoy diciéndole.

—¿Un día me alcanzará para acabar con toda la habitación?.

Mamá comenzó a reír como si le hubieran contado el mejor chiste de su vida.

— Mi niña, mañana sólo comprarás la pintura. Luego estarás posiblemente, todo el día moviendo las cosas hacia otra habitación para que quede vacío y nada te estorbe. También para no manchar nada.

Sin agregar más, se fue. Dejándome sola, pensando en abandonar el trabajo de pintura antes de  comenzarlo.

Mover los muebles, empapelar el suelo, moverme de acá para allá, hacer esfuerzo. No me gustaba para nada.

No esperaba para nada el día siguiente.

Estuve al rededor de cuarenta minutos en mi habitación, simplemente leyendo los capítulos actualizados de mis escritoras favoritas.

Estaba a punto de bajar a la sala cuando me llegó la notificación de una actualización.

Un especial de Aegan y Jude.

Diganme ustedes, ¿que habrían hecho en mi lugar?. Por supuesto que me quedé unos minutos más para leer semejante obra de arte.

Luego de muchos gestos, ataques de risa y sentirme dentro del libro, imaginando ser la protagonista, mi poderosisima Jude, decidí bajar.

Un escalón me bastaba para estar completamente en la sala cuando vi que mamá no se encontraba sola sino que ahí también estaban los vecinos.

La señora Kane, Ámbar y Raphael estaban en mi casa.

Ambas madres, en la mesa del comedor, hablándo de quien sabe que cosa y Raphael, sentado en mi sofá viendo algún programa en la televisión.

Podría haber tomado la decisión de volver a mi habitación y seguir leyendo pero mamá ya me había visto, por ende, era casi una obligación para mi bajar y ser una buena vecina y anfitriona.

📚Espero y les guste. Recuerden que sí hay algún error, será corregido al terminar la historia.

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