Una vez más Rosewisse se paró delante de una valkiria en el patio exterior de la cámara de Odín. Aquella valkiria oculta detrás de sus alas recubiertas por la aparatosa armadura dorada movió sus alas y las placas metálicas que imitaban la forma de las plumas produjeron un roce metálico. Las alas se abrieron por completo y la valkiria quedó en pie, a solo cinco metros de Rosewisse. Su casco tenía cuernos como los de un ciervo, Róta, la seleccionadora.
Rápidamente Róta se lanzó al cielo soltando una risa demencial, dio un giro en el aire y se lanzó en picada contra Rosewisse. Esta última se lanzó al cielo y aleteo ganando altura mientras la otra valkiria en su locura quedaba pasmada, sin entender lo que había pasado.
Róta miró hacia arriba y vio a Rosewisse aleteando en el aire y manteniendo su altura. Róta rápidamente conjuro magia seidr en sus manos y una gran cantidad de chakram para lanzarlos todos al mismo tiempo. Rosewisse en el aire aleteo con fuerza impulsándose hacia adelante, planeando y evadiendo cada uno de los chakram.
Róta conjuro más magia seidr y esta vez ella le lanzó un enorme chakram el cual ondulo en el aire y golpeo a Rosewisse en el ala derecha. Esta última cayó en picada, pero rápidamente recupero su dominio del vuelo y volvió a aletear, pero se sentía la torpeza en su movimiento. Róta voló una vez más y se lanzó contra Rosewisse a una gran velocidad. Sin embargo, esta última la vio venir en su dirección, apunto con su varita y creo un círculo mágico con la runa de Isa "I" en su interior. Del círculo mágico salió una lanza de hielo que golpeo en la cabeza a Rota, perdió su dominio del vuelo y se apresuró en picada contra el suelo. Ella choco con una muralla generando un estruendo, generando escombros y una polvareda. Sin embargo, una valkiria era una fuerza destructiva imparable y una en un cuerpo con siglos de entrenamiento y locura, no era tan fácil de abatir. Róta se lanzó de nuevo al cielo, aleteando con la misma dificultad de Rosewisse, pero gritando con la locura y proclamando que no era digna.
Rosewisse desde el cielo desvaneció su varita, saco la katana con la hoja azul y se lanzó en picada para encontrar a Róta. Esta última se lanzó contra ella con las manos por delante como si quisiera atraparla, pero Rosewisse movió de tal forma sus alas que la evito, paso cerca y de un solo corte le quito ambas alas. Róta cayó a tierra derramando grandes cantidades de sangre mientras su cuerpo caía de un lado y sus alas del otro.
Rosewisse descendió, pero a momento de caer al suelo sus pies trastabillaron y cayó de cara contra el suelo. Tenía su casco dorado con dos cuernos como de demonio, así que estaba protegida, pero al tratar de levantarse, apoyo ambas manos, pero volvió a caer de cara contra el suelo.
Viggo corrió desde el interior de la cámara oculta de Odin, llego al patio y se acercó a Rosewisse. Él le quito el casco y la vio pálida, así que sacó de inmediato la botella con estus. Sin embargo, cuando la acercó a la boca de Rosewisse, ella puso su mano y se negó a beber.
—Por favor, ayúdame, llévame con la otra valkiria— dijo con voz suave y débil
Viggo tomo una profunda respiración, la ayudo ponerse de pie y después caminaron hasta donde estaba la valkiria. Rosewisse se separó de Viggo y se mantuvo en pie por su propia cuenta. Era su orgullo presentarse delante de otra destacada valkiria como su igual. Los cuidados podían esperar, primero estaba el honor entre las dos guerreras.
Al morir en su cuerpo mortal, el alma de la valkiria Róta se separó y se proyectó como un espíritu alado delante de Rosewisse y Viggo —tú, joven valkiria— dijo —gracias por liberarme de mi forma corrupta—
—No es nada, Róta, la seleccionadora— respondió Rosewisse con firmeza y orgullo —ahora, responde a mis preguntas como una muestra de cordialidad—
—Te escucho—
—¿Por qué estabas enloquecida?—
Viggo vio a Rosewisse hacer diez preguntas, la mita de ellas era la reformulación de la primera, pero la Valkiria Róta respondió que no sabía nada y que no entendía porque estaba en tal estado. Dijo que si tomaban los diez cascos de las valkirias y convocaban a la reina en el Rocstoll aff valkyrs podrían encontrar respuestas. Luego de esas diez preguntas, Róta no espero más y a pesar de que Rosewisse tenía más preguntas, se fue.
—Suficiente— dijo Viggo con la botella de estus en la mano, Rosewisse asintió y lo abrazo para no caerse al piso. Sus alas sangraban dejando manchas sobre el piso. Viggo acercó la botella con cuidado y le dio de beber estus mientras la miraba con preocupación. Rosewisse mostro una dulce sonrisa al ver a Viggo tan preocupado por ella. Rosewisse recupero rápidamente el color de su rostro, pero aun así seguía débil.
—Mujer, uno de estos días me vas a matar del susto— dijo Viggo con voz suave. Rosewisse solo se abrazó a él y soltó una risita dulce. Viggo soltó un suspiro, la tomo en brazos y la llevo al centro del patio, donde estaba limpio. Viggo apunto con su mano derecha, donde tenía el anillo que le dio su padre y extrajo del anillo una larga cama. Tenía un cubrecamas celeste y esponjoso, a Rosewisse le gustaba porque decía que le recordaba a volar en el cielo. Viggo recostó a Rosewisse y ella se acomodó de lado, para no aplastar sus alas. Viggo se agacho, sus ojos quedaron a una misma altura y le acaricio el rostro con suavidad.
—¿Quieres más estus?— pregunto Viggo
—No, me siento mejor, mi herida se sano, pero me va a llevar algún tiempo recuperar la sangre perdida, por eso estoy débil ¿Me cuidas?— pregunto Rosewisse
—Por supuesto que sí, tú lo sabes—
—Quiero escucharlo de ti—
—Está bien, te cuidare, por siempre—
—Eso suena mejor— respondió Rosewisse soltando un gran bostezo
Viggo soltó un suspiro y se sorprendió como un simple golpe en un ala podía malograr tanto a una valkiria. Viggo recuerda que ella resistió varios golpes del martillo de Thor en su cuerpo. Seguro que las alas eran una parte importante de las valkirias.
Viggo miró el resto del patio exterior de la cámara de Odín, tenía la misma arquitectura que los otros. Una entrada, todo rodeado de murallas de cinco metros de alto y se veían montañas en los alrededores. El cielo azul, despejado. Un árbol gigante al fondo con largas ramas extendidas como brazos hacia adelante que protegían el patio de la luz del sol. Aparte de la valkiria, no había nada más, salvo los pergaminos que estaban dentro de la cámara oculta.
Viggo miró a Rosewisse quien había quedado profundamente dormida en unos segundos. Después miró una vez más los alrededores cerciorándose de que no había algo que estuviera engañando su vista. Sería fácil para Viggo, sería como si alguien lo picara con una aguja en la cara. Aunque tenía su clarividencia, seguía confiando en su instinto.
Una vez que corroboro que no había problemas, Viggo camino al pasillo que lo llevaba al interior de la cámara de Odín y después doblo a la derecha para subir por la escalera al segundo piso. Desde ahí pudo ver el patio a través de la ventana y a su hermosa valkiria durmiendo en la gran cama. Viggo soltó un suspiro de la pura preocupación, pero se concentró en lo que estaba buscando. Miró los estantes en las paredes y vio un centenar de pergamino. Uno a uno los fue revisando con su clarividencia y buscando en la energía que dejo la persona que los escribió, para ver si podía averiguar algo.
Nada en el primer estante.
Viggo dejo los pergaminos regados en el suelo, fue al otro estante y empezó desde la parte más alta. Tomo un pergamino bastante maltratado enrollado en un tubo de oro con piñones de oro a los lados. Viggo concentro su poder divino, ocupo su clarividencia y vio las viejas manos del Padre de Todo.
Odín estaba en una recamara confortable a la vista, con una vista a la representación al árbol del mundo, dentro del templo de Tyr. Había braceros dentro de la habitación que mantenían todo cálido, varios estantes con pergaminos y cofres que estaban cerrados. El padre de todo garabateaba algunas cosas ilegibles, pero Viggo pudo leer a través de la energía dejada en el pergamino los pensamientos de Odín.
El padre de todo había dibujado una línea a lo largo y había marcado varios puntos donde garabateaba fechas y eventos en general. Todas cosas que en estos momentos ya habían pasado, como la caída de Ivaldi, el viaje de los hijos de Ivaldi a Midgar, lo errores de los hijos y la posterior caída Motsognir, el hijo mayor y aquel que había comandado a la mayoría de los enanos.
Todos los hijos de Ivaldi era sabios y poderosos enanos, con conocimientos superiores en diferentes diciplinas, así que en la fecha en que escribió este documento representaban una amenaza para él y que podían interferir en el resultado del Ragnarok. Por lo cual, abajo de la línea del tiempo, Odín fue escribiendo puntos y creando medidas para contrarrestarlos a todos. Todos los enanos tenían el mismo problema, eran curiosos y dicha curiosidad los llevaba a desear cosas que estaban más allá de su posibilidad. Así fue para Ivaldi que quería destruir a los dioses con sus armas creadas con niebla mortal. Así también fue para Motsognir, quien a pesar de ser el hermano mayor y el más fuerte de los hijos de Ivaldi, temía por su vida. Odín sabia muchas cosas así que solo tendría que lanzar una piedra en el estanque y eso generaría un Tsunami. Así que este aspecto, solo tenía que dejar cierto conocimiento a la mano de Motsognir y este último cavaría su propia tumba.
De esa manera Odín fue controlando los tiempos en los que iba ocurriendo cada cosa mientras le quitaba sus oportunidades otros para que él tuviera más tiempo y menos preocupaciones. De esa manera él tendría más tiempo para prepararse para el ragnarok.
Viggo cortó la visión de su clarividencia y se quedó de pie, sosteniendo el pergamino y pensando en las acciones de Odín ¿Quitarles sus oportunidades y tiempo a otros para obtener más para él? Parecía imposible, pero de la manera cruel que lo planteaba Odín parecía factible.
Por otro lado, ¿Esas eran las aspiraciones del rey de los dioses? ¿Controlar el tiempo en el que pasan las cosas? Viggo negó con la cabeza porque todavía no sabía mucho de Odin y sacar conclusiones podría equivocar su visión de la perspectiva de Odín. No era bueno asumir sin tener la imagen completa.
Ahora, esa cámara oculta dentro de la visión tenía un enorme ventanal desde el cual se podía ver la parte superior de la representación del árbol del mundo. Cuando volviera al templo de Tyr sería bueno echar una mirada y ver que había dentro de esa cámara. En la imagen se veían un centenar de pergaminos y si uno de ellos le hablaba más de Odín, Viggo estaría más cerca de su meta. Solo una vez que tenga la imagen completa de lo que había hecho Odín, sería capaz de comprender su forma de hacer las cosas y ver donde estaban sus errores.