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Guerra y Fortuna 2.252

La llegada de Caenis a la familia Bishamon no pasó desapercibida, sobre todo para Hephaestus quien hablo con Kain y este último fue a visitar a Viggo junto con Tatsumi.

Ese día Kain fue a la mansión de Viggo, pero este último no estaba en ese momento ni tampoco sus nietos. Viggo se los había llevado a la casa de Bishamon para que conocieran a Caenis, aunque claro, Caenis era pequeña y no entendía, mucho menos Bell y Uriel.

Cuando Kain y Tatsumi llegaron a la casa de Bishamon, una muchacha de cabello rubio ordenado en una coleta y vestida con blusa blanca, pantalón negro y botas les abrió la puerta.

—Señor Dragonroad— dijo Erika, hermana de Siegfried, al ver al alto elfo de cabello blanco, orejas puntiagudas y ojos azules. Al lado del elfo iba un muchacho de cabello oscuro y ojos rasgados vestido con un kimono azul, hakama y sandalias de madera.

—Buenos días, Erika— dijo Kain con un tono de voz afable —vengo a ver a mi hijo—

—Viggo…perdón, el señor Dragonroad está en el patio con sus hijos y la pequeña amazona. Parece que la familia Bishamon se transformó en un orfanato o algo por el estilo—

Kain mostro una sonrisa que reflejaba su compresión. Erika era una noble, de una casa de renombre, seguramente no está acostumbrada a tener niños a su alrededor y menos a que traigan extraños a su casa.

Kain y Tatsumi entraron a la casa y Erika los escoltó al patio donde tenían una amplia terraza con piso de cerámica color burdeos, una mesa con mantel blanco y sillas. Viggo estaba sentado en una silla con Uriel y Bell sentados sobre sus muslos mientras la pequeña Caenis los miraba de pie. Uriel balbuceaba cosas serias, Bell miraba lleno de curiosidad y se mordía la mano mientras Caenis los miraba con envidia.

Al lado derecho de Viggo estaba sentada Bishamon, rubia, con un moño alto y dos palillos sujetando su cabello; kimono purpura y sandalias de madera. Al lado izquierdo estaban sentadas Ana y Sakura.

Por otro lado, a veinte metros de ellos estaba el joven Siegfried balanceando un espadón metálico grande y tosco una y otra vez.

—Te veo muy bien acompañado, muchacho— dijo Kain acercándose a Viggo. Este último miró hacia atrás, también Uriel y Bell, quienes vieron a Kain y agitaron sus bracitos de felicidad. Solo Caenis abrazó a Viggo por el estómago y se ocultó.

—Padre, ha sido un tiempo— respondió Viggo con una amplia sonrisa, hoy iba vestido como noble, con el abrigó negro con los bordados blanco, el pañuelo en el cuello, la chaque sin mangas, pantalón y botas hasta las rodillas —tú también, Tatsu, ha sido un tiempo—

—Veo que nii-sama no pierde su tiempo— respondió Tatsumi algo incomodo

—Ooh, aquí, pasando tiempo con la familia y multiplicando los aventureros para Bishamon—

—Vaya— dijo Bishamon con una sonrisa —Caenis ni siquiera se puede considerar un aventurero. Podemos llamarla una inversión al largo plazo—

—Es alguien a la que encontramos con mi habilidad y la tuya, no seas modesta—

—Así es— dijo Bishamon con una sonrisa cómplice, ella se levantó de su silla y miró a Kain y Tatsumi —konichiwa, oto-sama, Tatsumi-san— dijo

—Konichiwa— dijo Tatsumi haciendo una reverencia. Kain a su lado lo quedó mirando y lo imito demostrando su poca costumbre con los saludos del Lejano Oriente.

—¿Les puedo ofrecer algo?— preguntó Bishamon con una sonrisa amable

—No, por ahora nada— dijo Kain —solo vengo a conversar con este muchacho—

Viggo quedó mirando a su padre y soltó un suspiro. Hablo con Sakura y Ana y les pidió que se llevaran a los niños. Al mismo tiempo, Erika fue a hablar con su hermano. Ellos se acercaron a Kain, dieron un breve saludo y se despidieron. Bishamon también se retiró y solo quedaron Viggo, Kain y Tatsumi.

En ese momento el cielo estaba despejado, el sol en lo alto y la brisa agradable. Viggo hizo un ademan con su mano como lo haría su padre y extrajo de su anillo una jarra con limonada con hielo además de unos vasos de vidrio. Kain y Tatsumi caminaron y se sentaron frente a él. Viggo sirvió la limonada y les ofreció.

—No creo que hayas venido a ver mi bonita cara ¿No?— preguntó Viggo con una sonrisa incomoda

—No, la verdad es que no— respondió Kain —digamos que a tu madre le preocupan algunas cosas, pero te las ahorrare. Veo que trajiste a una niña ¿También la piensas adoptar como a Bell?—

—¿Estas en contra?—

Kain levantó su ceja y lo miró como si fuera un idiota. Viggo agacho la cabeza y negó con una sonrisa. Su padre adopto a Ottar ¿Por qué iba a estar en contra de que él adopte a otros niños?

—Sí, padre— dijo Viggo con voz gruesa y firme —traje a Caenis para que fuera parte de la familia Bishamon. Sin embargo, es demasiado pequeña para valerse por su cuenta. Sakura y Ana me ayudaran con ella, les cae bien, ya sea por la cultura de la que viene o por sus tiernas orejas de conejo. No necesitas preocuparte—

—Muchacho, no estás adquiriendo un caballo. Los niños son una gran responsabilidad, solo ten cuidado con lo que haces. Además, si sigues trayendo niños, la familia Bishamon jamás se fortalecerá—

—Siegfried y Caenis son la parte fácil, ahora viene lo difícil. Ya hablamos a través del templo con los dioses del Lejano Oriente. Son más sabios y pacíficos que los dioses de estas tierras, así que Bishamon les contó un poco mi situación. Enviaran a los guerreros que vi a través de mi clarividencia o al menos, eso es lo que prometió Amateratsu y los otros. Son todos mayores, algunos ancianos que forjaran a la siguiente generación. Algunos shinobis y otros mercenarios que andan dando vueltas por esas tierras. La familia Bishamon se llenará de energía en un año y Caenis y Siegfried ya no se podrán quedar en esta casa. Semiramis se quiere morir, ya que la familia Bishamon ha producido muy poco en el calabozo, lo cual no significa nada en comparación con lo que tuvo que invertir en comprar esta propiedad. Así que ahora me ordeno que baje al calabozo y haga mi trabajo de capitán, además de hacer mi trabajo como padre, marido y otras cosas más. Estoy pensando seriamente en hablar con la tía Hera y pedirle que me ayude con una magia que me ayude a multiplicarme—

Kain lo quedó mirando por unos segundos, guardo silencio, sus labios se curvaron en una gran sonrisa y se largó a reír a carcajadas que se escucharon hasta en el interior de la casa. Viggo sonrió, miró hacia otro lado y negó con la cabeza.

—Esas son muchas cosas, muchacho— dijo Kain mientras se pasaba la mano por los ojos para limpiarse las lágrimas de tanto reír —bueno, como dicen algunos, el qué quiere, puede. Tú quisiste está situación, ahora afróntala—

—Eso estoy haciendo y tratando de buscar el equilibrio entre una cosa y la otra. Aaaah, también, quería pedirte ayuda con lo de la luz solar. Sé que podría desarrollar mi divinidad por mi cuenta, pero no creo que sea necesario reinventar la rueda—

—Eso es lo más sensato que te he escuchado decir en mucho tiempo— dijo Kain con una amplia sonrisa mientras Tatsumi los miraba desde el lado.

—Sí, bueno, quisiera hacer las cosas por mi cuenta, pero no me alcanza el tiempo. Al menos, dentro de Orario—

Kain miró a su hijo, casi tan alto como él, maduro. No, no simplemente maduro. Él había envejecido hasta alcanzar una edad adulta —¿Has seguido ocupando los cuadros pintados?— preguntó

—Sí padre, llevo la cuenta. He ocupado cada cuadro una vez— dijo Viggo

Kain asintió y dijo —en ese caso, este año has envejecido dos años hasta el momento—

—Sí, Semiramis y Scheherezade me reclamaron lo mismo el otro día. Ellas me pidieron que espacie más el uso de los cuadros en el tiempo. Una vez cada dos meses y cosas así—

—Yo…— dijo Kain como queriéndole decir a Viggo que abandone todas estas obligaciones que se estaba autoimponiendo a sí mismo. De un momento a otro su despreocupado hijo se volvió alguien que tomo el peso del futuro sobre sus hombros. Seguía siendo alegre, conversador y un poco tonto, pero el peso del futuro lo cambiaría a futuro ¿Acaso él debía sacrificarse por los demás? El propio Kain no lo hizo y cuando lo hizo, fue muy tarde. Kain negó y se sintió fuera de lugar para dar ese tipo de consejos. Él no era nadie para decirle a su hijo que abandonara el destino. Su único consuelo era que Viggo había elegido este destino por su propia cuenta.

Kain y Viggo siguieron conversando mientras Tatsumi a un lado los escuchaba. En algún punto empezó a entender lo que iba a hacer Viggo y se sintió abrumado. También pequeño e insignificante. Su hermano que siempre había sido un niño problema estaba haciendo cosas grandes mientras él, que siempre fue un "niño bueno" estaba preocupado por ser menos dependiente de los demás. El lejano Oriente, pensó…

—Nii-sama— dijo Tatsumi interrumpiendo la conversación de Kain y Viggo. Ellos lo miraron al mismo tiempo, pero Tatsumi negó con la cabeza. Otra vez pensaba en depender de su hermano, de lo que pudiera decir la diosa Bishamon a otros y así encontrar a un buen maestro. Estaba siendo demasiado perezoso, pensó —no es nada, yo, tenía una pregunta, pero se me olvidó—

—¿Estás seguro, Tatsu?— preguntó Viggo —no pienses estupideces. Es como lo que yo dije hace un momento, no es necesario reinventar la rueda. Si necesitas ayuda, solo tienes que pedirla—

—Nii-sama hizo cosas por su cuenta, creo que también es hora de que haga cosas por mi cuenta. Oto-sama ya me dio sus conocimientos y habilidades con la katana. Creo que estoy más que preparado—

—Tatsu— murmuro Viggo, tomo una profunda respiración y añadió —si necesitas ayuda de cualquier tipo, no dudes en pedirla—

—Agradezco tus cuidados, nii-sama—

Viggo asintió, después pensó en algo y dijo —bueno, no debería decirlo de esta manera, pero si vas a hacer algo Tatsu, hazlo después de que nazca el hijo de Tsubaki—

—Viggo— dijo Tatsumi asombrado por un momento, después sonrió y dijo —felicitaciones—

—Muchacho del demonio— dijo Kain en un tono de voz fuerte que asusto a Viggo y Tatsumi. Ambos lo miraron y él continuo —¿Sabes lo que es la planificación familiar?—

—Aaaah, pierdes tu tiempo, padre— dijo Viggo —Semiramis volvió a quedar embarazada, Scheherezade ya está en su cuarto mes, Tsubaki está en su tercer mes y Bishamon quiere quedar pronto—

—Viggo— rugió Kain en un tono de voz autoritario

—Padre, baja el volumen de tu voz. No es necesario que me regañes, sé lo que hago y todos lo queremos. Además, tú nos tuviste a Flora, Tatsu y a mí al mismo tiempo que cuidabas de Ottar—

—Si, pero tú tienes ya a Uriel, Bell y esa niña—

—Se llama Caenis—

—Muchacho, cuando tu madre se entere se va a desmayar— dijo Kain llevando su mano a su cara, abrió los dedos de la mano y lo miró por entremedio de ellos —¿Sakura, Ana y esa niña Rosewisse?—

—Sakura y Ana son muy espartanas, así que solo pensaran en hijos cuando hayan alcanzado la veintena. Lo mismo Rosewisse, dice que está muy preocupada por otras cosas y que con Bell ya es suficiente—

—Muchacho, espero que logres la fortaleza mental, física y espiritual para que puedas llevar esto adelante— dijo Kain con cansancio, soltó un suspiro y se apoyó en el respaldo de la silla mientras miraba el cielo.

—Espero que me ayudes por lo menos en la parte física— añadió Viggo con una amplia sonrisa

—¿Qué quieres decir?— preguntó Kain sin energías

—Además de desarrollar la luz solar, necesito que me ayudes a volverme más fuerte. Necesito que combatamos hasta que te pueda vencer…—

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