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Un delicado balance 1.30

Kain estaba sentado desde las gradas laterales mirando el entrenamiento entre Viggo y Aquiles. Ambos estaban boxeando, por supuesto, Aquiles se contenía y solo ocupaba una parte mínima de su fuerza. Ambos estaban lanzando y esquivando puñetazos. Los golpes de Viggo sonaban demoledores, cortando el aire e impactando con fuerza y precisión. Kain desde las gradas asentía mientras veía a su hijo pasar por debajo de los puños de Aquiles y esquivar. Era imparable, hasta que Aquiles ponía un poco más de velocidad y Viggo era incapaz de seguirle los movimientos. Sin embargo, mientras ambos se mantuvieran a un mismo nivel de fuerza, Viggo nunca sería encontrado desprevenido. Era como si anticipara los movimientos o viera en el futuro. Kain negó al pensar en tal posibilidad, el niño tenía su poder divino y mana sellados. Ahora solo era un humano normal con mucha disciplina y entrenamiento. Se veía en su forma de esquivar y lanzar golpes.

-¿Qué opinan?- pregunto Kain. A su lado izquierdo estaba sentado Ottar y a su derecha Jasón. Odiseo estaba sentado un escalón de la grada por encima de Kain.

-Está acumulando demasiadas heridas internas- dijo Odiseo sentado con los codos apoyados en las rodillas y las manos entrelazadas. Su mirada estaba concentrada en seguir los movimientos y analizar la situación -su fuerza, velocidad y precisión son brutales. Casi puede luchar al máximo de la capacidad de su cuerpo, pero gracias a eso está acumulando demasiado daño. Tiene que detener el entrenamiento-

-También opino lo mismo, viejo- dijo Jason -incluso nosotros tenemos dificultad para mantener nuestro máximo rendimiento durante tanto tiempo. De lo contrario, nuestros músculos y huesos se romperían. Viggo es joven, pero no le doy más de un año antes de que tenga una gran lesión y tenga que dejar de entrenar-

Kain asintió con seriedad y pensó en el anciano primordial -Xiao está llevando a cabo el entrenamiento, tengo que conversarlo con él- dijo

-Convérselo lo antes posible- dijo Odiseo -tiene que detener este entrenamiento o devolverle su poder regenerativo-

-Es inútil, el viejo no quiere eso. El poder de Viggo regenera las heridas, pero al mismo tiempo pierde el desarrollo muscular. Su cuerpo jamás se desarrollará mientras siga dependiendo de su poder-

-Maestro- dijo Ottar. Kain lo miró de lado y Ottar continuo -¿Yo también tengo el mismo problema?-

-Para nada, muchacho- dijo Kain con una gran sonrisa. Levanto su mano y le desordeno el pelo. Después le dio un beso en la cabeza y continuo -tu fuerza proviene mitad de tu poder interno y mitad del falna. Tienes un sistema hecho por los dioses que sustenta tu poder. En este caso, jamás impedirá que tu cuerpo se siga desarrollando. Sin embargo, Viggo es diferente, solo tiene su poder interno-

-¿Entonces el falna…?-

-No es lo mismo- dijo Kain interrumpiéndolo -Viggo no puede recibir falna de los dioses-

-¿Eh?-

-Así es, lo intentamos por curiosidad cuando Viggo era pequeño, pero no funciono-

Viggo cayó rendido al suelo y dejo el combate sin terminar. Aquiles se sorprendió y se acercó a verlo. Viggo jadeaba con dificultad mientras su pecho subía y bajaba en un esfuerzo de llevar el aire a su cerebro. Kain se levantó de un salto y extendió su mano lanzando un aura dorada que se extendió como si fuera una cúpula dorada que cubrió más de 30 metros a la redonda, alcanzando a Viggo y Aquiles. La respiración de Viggo se normalizo, pero quedo tendido en el piso en un estado inconsciente.

Kain llegó al lado de Viggo junto con Ottar. Este último se agacho y le puso los dedos cerca de la fosa nasal para ver si respiraba. Cuando sintió el tenue aire de la respiración, se cayó de trasero y quedo sentado. Su rostro hizo una sonrisa de alivio.

-Dame permiso, muchacho- dijo Kain

Ottar se movió a un lado y Kain se puso en cuclillas. Le tomo la muñeca a Viggo y le reviso el pulso. Aún seguía acelerado, pero más estable. Los ojos de Kain se encendieron emitiendo electricidad y reviso el estado interno de Viggo. Era como él y los muchachos pensaban, el desgaste era anormal. Viggo era una máquina que funcionaba, se movía y reaccionaba al 100% de su capacidad en todo momento. De ahí que su fuerza fuera tan descomunal para alguien que solo cuenta con la fuerza de un humano, sin la ayuda del falna ni del mana. Sin embargo, para alcanzar ese nivel de fuerza, se estaba matando en el proceso.

-Déjalo, Kain- dijo el viejo Xiao, apareciendo como un fantasma. Su voz reverbero potente y digna por todo el gimnasio.

-Anciano del demonio- respondió Kain con el ceño fruncido -¿Qué clase de entrenamiento le diste a mi hijo?-

-No fui yo, fue su maestro-

-Lo está matando-

-Lo sé, pero confía en mi- dijo el viejo Xiao avanzando a paso lento hasta quedar cerca de Viggo. Le miró la cara y noto el cansancio en los parpados, negros por el excesivo agotamiento -hasta la hora, el muchacho ha enfrentado todo tipo de enemigos, pero siempre dentro de sus posibilidades. Sin embargo, si le pones a alguien tan poderoso como Aquiles para luchar, se exigirá aún más. No es extraño que haya terminado en este estado-

-Viejo, mi hijo se está muriendo por dentro-

-Ten paciencia, Kain- dijo el viejo Xiao, paso su vista desde Viggo a Kain que estaba en cuclillas a un lado. Lo miró con seriedad y dijo -mi intensión en fortalecer al muchacho, no destruirlo. Si lo hace tan bien como creo, en un mes más alcanzará un nuevo nivel de fuerza. Sus oportunidades se multiplicarán y en el futuro podrá ser más fuerte que tus discípulos. Tenme fe-

-Cuida de mi hijo, viejo- dijo Kain mirándolo a los ojos. Sus ojos emitían un brillo asesino y filoso -yo amo a mi hijo y no quiero que nada le pase-

-Para lograr un nuevo nivel de fuerza, uno debe pasar por dificultades. Tú mismo lo has vivido-

-Yo sé cómo afrontar las cosas- grito Kain y después bajo la voz -Viggo es diferente-

-Viggo es otro guerrero, pasará por su propio infierno, te guste o no-

Mantuvieron la mirada firme en los ojos del otro, hasta que asintieron como llegando a un acuerdo.

-Dale Estus- dijo el viejo Xiao -vigílalo y preocúpate que mantenga un nivel adecuado de entrenamiento. Nada de enfrentarse a personas por sobre el nivel 3. En una semana vendré por él y me lo llevaré. Sería bueno que pase tiempo con su madre porque una vez que pase la prueba, me lo llevaré por un largo tiempo-

-Está bien- dijo Kain soltando un suspiro. Miró a un lado y continuo -Ottar- Sin embargo, Ottar estaba mirando a Viggo, pero su expresión estaba congelada. Entonces Kain miró al viejo Xiao y este se desvaneció poco a poco como un fantasma. Una vez que desapareció por completo, Ottar recupero su expresión vivida.

-Ottar, necesito que vayas a buscar agua- dijo Kain. Esta vez sí lo escucharon. El joven Ottar asintió, se paró y salió corriendo con dirección a los baños del gimnasio.

-¿Maestro, pasa algo?- pregunto Odiseo acercándose a Kain y notando la preocupación en su rostro.

-No, yo, solo estoy preocupado por Viggo- dijo Kain de forma evasiva. Coloco su palma derecha mirando al techo, paso su palma izquierda por encima y apareció una botella sobre su palma derecha. La botella tenía un color ámbar, pero gracias al liquido en su interior brillaba dorada. Kain tomo a Viggo, le levantó la cabeza y le abrió la boca. Después le llevó la boquilla de la botella a los labios y le dio de beber el contenido. Una vez que todo el líquido fue bebido, el rostro de Viggo volvió a la normalidad, perdiendo ese cansancio extremo reflejado en las ojeras de sus parpados y al mismo tiempo, la piel pálida como el papel recobro color.

Ottar volvió corriendo con una jarra con agua. La dejo al lado de Kain y él asintió

-Gracias- dijo Kain, sacó uno paño desde el anillo en su mano izquierda. Unto el paño en el agua y después se lo puso en la frente a Viggo. -Lo siento, muchachos- dijo -no hay más entrenamientos con Viggo, por lo menos por el día de hoy-

-Está bien, viejo- dijo Jason -déjanos a Ottar, yo lo entreno y me preocupo de ir a dejarlo donde Freya-

-Para nada, muchacho, conociendo a esa mujer se va a poner furiosa. Ven Ottar, te vas conmigo a la casa-

-Sí, maestro- dijo Ottar con una pequeña sonrisa

-Maestro, le digo enserio que detenga el entrenamiento de Viggo- insistió Odiseo -su cuerpo no lo va a tolerar-

-Lo sé, muchacho, déjame hablar con Xiao y veremos que hacemos- respondió Kain mirando hacia otro lado. Parece que el viejo Xiao no quería que nadie supiera que era lo que estaba haciendo con Viggo y por eso detuvo el tiempo. Así que pensó que lo mejor sería que nadie supiera lo que ya habían conversado.

Kain se despidió de los muchachos y se llevó a Viggo en brazos mientras Ottar lo seguía a la cola. Salieron de los terrenos de la familia Hera y caminaron por la avenida con dirección a la casa de Hephaestus.

-Maestro- dijo Ottar mientras avanzaba a un lado de Kain -¿Viggo va a estar bien?-

-Sí, muchacho, no tienes nada de qué preocuparte- respondió Kain

-Eso es bueno, me podría triste si algo le pasa a Viggo-

Kain miró a Ottar de soslayo y vio que el niño puso la misma cara triste que cuando de niño lo separaban de Freya. Era como si expresara la nostalgia de estar lejos de su familia.

-Ottar, preocúpate por ti- dijo Kain en un tono burlón -Viggo está entrenando duro y en un futuro te va a alcanzar. A lo mejor, en ese momento tú también te enojas como Viggo-

-Yo nunca me enojaría como Viggo, no me gustaría poner triste al maestro-

-Es un alivió escucharlo- murmuro Kain

Por la tarde, Viggo se despertó en la gran cama con dosel en su habitación en la mansión de Hephaestus. Se llevó la mano derecha a la frente y se apoyó en su mano izquierda para sentarse. Le dolía la cabeza como si alguien le hubiera dado con un palo.

-Vaya, que bueno que te despertaste- dijo una voz dulce

Viggo miró a su izquierda y vio a Hephaestus sentada en una silla, aun lado de la ventana que daba al patio. Tenía un libro entre sus manos, pero en cuanto noto a Viggo despertando, lo bajo y poso sobre su regazo.

-Me tenías preocupada- dijo Hephaetus

-Lo siento, mamá- dijo Viggo y se empezó a mover para bajarse de la cama.

-Detente, detente- dijo Hephaestus, se puso de pie y camino hasta Viggo, le puso la mano en el pecho y lo obligo a acostarse. Una vez que Viggo apoyo su cabeza en la almohada, Hephaestus le puso la mano en la frente y dijo -no tienes fiebre, pero te veías cansado-

-Estuve entrenando ¿creo?- respondió Viggo con dudas. Recordaba estar boxeando con Aquiles, pero después de eso, todo era confuso.

-Tu padre dijo que tenías que descansar, así que por el resto de la semana te quedarás conmigo. Además, nada de ejercicios extenuantes ni sumergirse en el calabozo-

-¡¿Eh?!-

-Nada de ¡¿eh?!, Jovencito, te quedas en la casa. De lo contrario, nosotros dos vamos a tener una larga conversación-

-Mamá- se quejó Viggo en un tono mimado

-No, no, y no. Ya te lo dije, te quedas conmigo y me escuchas, si no, le digo a tu padre que te ordene-

Viggo soltó un suspiro, sin ni siquiera saber porque le habían prohibido entrenar. Sin embargo, solo estuvo un par de minutos despierto y después se quedó dormido. Hephaestus se sentía preocupada por el repentino cansancio extremo de Viggo. Ella tomo un paño de una mesita al lado de la cama, lo empapo en un pocillo con agua y después se lo puso en la frente. Después se quedó mirando a Viggo y le peino el cabello rojo como la sangre hacia un lado, en un gesto amoroso que solo una madre puede tener. Lo vio tan pequeño, tan joven para este tipo de vida. Sin embargo, esto era necesario, se dijo. Viggo no era como el resto de los semi dioses. Tenía el potencial para crecer más fuerte que cualquiera que haya pisado está tierra. Al menos, así le aseguro el señor Xiao para convencerla de que lo mandaran a entrenar afuera.

-Descansa, hijo- dijo Hephaestus en un susurro -yo cuidare de ti mientras estés a mi lado- y le dio un beso en la frente.

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