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Buenos instintos 1.10

Kratos cayó al fondo del acantilado como si fuera un meteorito que golpea la tierra. Su caía provoco un gran movimiento telúrico que despertó a todo lo que pudiera haber estado durmiendo en las profundidades de aquel valle. Solo se veía niebla, tierra y arboles de formas siniestras. Ninguno tenía hojas, así que daba la impresión de ser un lugar de muerte. Kratos se puso de pie y comenzó a caminar, notando el suelo pedregoso y un sentimiento cálido en el aire. Era la propia niebla que llevaba el calor de las aguas termales junto al olor a huevo podrido.

Kratos avanzó por entremedio de la niebla y después de dar su décimo paso, escucho los pasos de otra criatura. Por el peso y el balanceo, tuvo una mala impresión. El caminar era torpe, lento, un paso a la vez, al mismo tiempo que emitía un tenue gruñido. Kratos frunció la nariz y tomo el hacha con ambas manos y siguió avanzando. Sin embargo, a medida que él se adentraba más en la niebla la cantidad de pasos torpes se empezaron a multiplicar, venían de todas direcciones y tuvo más malos pensamientos. Hasta que por fin vio a una sombra entremedio de la niebla. Era alto, fornido, de torso grueso y llevaba un hacha de batalla entre las manos.

Kratos continuo avanzando y vio que la sombra entremedio de la niebla se transformó en un draugrs. Sus ojos estaban encendidos con un brillo ígneo, rugió en dirección a Kratos y dio un salto de cinco metros mientras alzaba el hacha de batalla y la descargaba con todas sus fuerzas. Kratos se movió a la derecha, como si sus pies se deslizaran sobre el terreno y evito el corte. La cabeza del hacha de batalla cayó poderosa y choco contra la tierra, mandando terrones de tierra a volar por los aires.

Kratos ni siquiera se molestó por la tierra, una vez que se hizo un lado y dejo pasar el hacha, avanzó dos pasos hacia adelante, tomo su propia hacha con ambas manos y la descargo contra el cuello del dragurs.

El cuerpo del draugrs cayó inerte, perdiendo su brillo ígneo casi de inmediato. Sin embargo, la lucha de Kratos solo empeoro. Al instante siguiente, varias sombras comenzaron a caminar en su dirección. Todas de estructura cadáverica y un brillo ígneo en su mirada. Algunos aún llevaban un taparrabos raído, signo de que hace mucho tiempo fueron humanos. Kratos frunció la nariz, tomo el mango del hacha con ambas manos y solo avanzó.

Mientras tanto, Viggo se encontraba tendido sobre la orilla de un rio pedregoso. Él olió el aroma a huevo podrido y comenzó a arrugar la nariz. El agua fría lo ayudo a despejarse y poco a poco se fue despertando. Lo primero que él vio fue el pasto al borde del rio. La mitad baja de su cuerpo estaba aún en el agua, mientras que el resto de su cuerpo estaba acostado sobre el pasto de la orilla. Apoyo sus manos y sintió el dolor sobre todo su cuerpo. Por otro lado, noto que aún sujetaba la espada que le dio su padre con la mano derecha. Él se alegró mucho de haberla podido retener. Viggo clavo la punta de la espada y apoyo su mano izquierda para levantar su torso. Él levantó la cabeza y vio que todo su campo de visión estaba cubierto por una niebla espesa. Fuera del pasto de la orilla del rio, toda la tierra alrededor estaba reseca y varias decenas de metros más allá, por encima de la espesa niebla, se veían arboles sin hojas, con formas tétricas.

Viggo se llevó la mano izquierda a la frente, después la deslizo hasta su nariz y noto que la tenía chueca. Él se dio la vuelta y se sentó sobre el borde del rio. Dejo la espada a un lado y llevo ambas manos al tabique de la nariz. Entonces, tomo ambos lados y en un gesto brusco, alineo su tabique.

-Aaaaa- grito Viggo -por dios, como duele, como duele- después se acarició la nariz en un gesto suave y miró su alrededor. Había un rio de 5 metros de ancho con 2 metro de profundidad. La orilla tenía más pasto, pero solo duraba un par de metros. Después de eso, todo se volvía tierra desértica. Viggo se puso de pie, tomo su espada y comenzó a caminar a paso lento, ocupando su propia espada como bastón de apoyo.

-Maldición, Viggo, tu y tus súper ideas- dijo maldiciéndose a sí mismo -seguro que el calvo se enoja. Bueno, eso es siempre-

Entonces Viggo soltó una risita tonta sin preocuparse para donde iba. Así que avanzó y para su sorpresa, llego al final del rio, donde este caía por otro precipicio, generando así otra cascada. Sin embargo, una vez que él se paró al orilla y miró hacia abajo, supo que este era el peor lugar del mundo. Viggo se cayó sobre su trasero, se dio la vuelta y comenzó a gatear de vuelta.

-Maldición, maldición, maldición, si hubiera sabido que tenía tanta suerte, hubiera participado en la lotería de Orario-

Si Viggo hubiera seguido navegando por el rio hasta la cascada, hubiera caído a un lago de lava. De ahí que venía el olor a huevo podrido y toda esta niebla. El agua se evaporaba al tocar la base del acantilado cubierto de lava y emergía en forma de nube. Viggo se puso de pie y comenzó a caminar a paso rápido en la otra dirección del rio. Si ese lado lo llevaba a la muerte, subir por el rio sería la salida, supuso.

<Solo mira las cosas por lo que son y mantente vigilante> escucho Viggo en su mente y detuvo su avance. Entonces él sintió su mente más clara y tomo una profunda respiración. Era claro, todo estaba cubierto de niebla y solo se veía el rio, la tierra y los árboles sin hojas. Entonces ¿Qué había que temer? ¿Por qué debía tener cuidado de cómo avanzar? Sin embargo, al instante siguiente supo el porqué. Se escucharon pisadas torpes a la distancia, por lo menos, a veinte metros de él y unos ciertos gruñidos animales. Eran leves, como si solo los hicieran por hacer. No obstante, Viggo se arrodillo y comenzó a moverse agachado. Entonces él pudo ver unas siluetas a través de la niebla. Se movían sin orden ni intención. Solo moviéndose en círculos o quedándose de pies, como si fueran estatus de hollín y corteza.

-Draugrs, lo que faltaba- murmuro Viggo en un tono bajo y siguió avanzando por al lado del rio, agachado y evitando llamar la atención. Los draugrs solo se mantuvieron en sus perímetros y Viggo paso desapercibido. De esa manera él siguió subiendo por la orilla del rio hasta poder ver la catarata que bajaba por al lado del bosque, donde lucharon contra el troll.

-Esto va a ser difícil- dijo Viggo mirando la gran muralla de piedra que tendría que subir para poder hacer su camino de vuelta. Después él siguió caminando, pensando en que nunca llegaría a la base de la catarata. Al mismo tiempo, noto que a medida que se alejaba de la fosa de lava, la niebla se hacía menos densa y el rio se enangostaba hasta alcanzar los 3 metros de ancho y 1 metro de profundidad.

Viggó soltó un suspiro después de tanto caminar y se agacho a la orilla del riachuelo. Dejo su espada en el suelo y llevo sus manos poniéndolos en forma de cuenco. Saco agua y la llevo a su rostro para enjuagarse la cara. El simple roce del agua helada le hizo doler el tabique y dar un grito de dolor.

Viggo quedo congelado, con los ojos cerrados y tocándose el tabique con ambas manos -como duele, como duele- murmuro. Canalizo su energía a su tabique y al poco rato sintió el alivió sobre el cartílago. Después abrió los ojos y miró el agua cristalina. Tomo otro poco de agua con sus manos y la bebió. Sin embargo, se quedó a mitad de camino cuando escucho unas poderosas pisadas. Muy diferentes de las lentas y torpes de los draugrs, están tenían un ritmo y conciencia. Pum, pum, pum, pum, sonaban. Viggo tomo su espada y se apartó de rio lo más rápido que pudo. Entonces, vio como una criatura de tres metros de alto se acercaba a la orilla del rio. Viggo se acostó sobre el suelo y miró a la criatura desde cinco metros de distancia. Parece que la vista de la criatura era bastante mala, ya que pasó desapercibido.

La criatura de color oscuro, parecía un enorme gorila con protuberancias similares a espinas por su cabeza, espalda y brazos. Sin embargo, cuando las protuberancias llegaban a los antebrazos, se transformaban en escamas, como si le dieran una especie de armadura. Por otro lado, Viggo pensó que este podría ser un líder, ya que tenía la cara pintada como si fuera un cacique tribal.

Viggo solo lo quedo mirando durante unos segundos, después se dio la vuelta y comenzó arrastrarse por el suelo para alejarse del riachuelo. Sin embargo, cuando llego a los diez metros de distancia, se detuvo en seco. Había una criatura humanoide en un estado inanimado, parecía una escultura macabra con forma cadavérica cubierta de trozos de corteza a modo de piel. Él giro hacia la izquierda, tratando de alejarse del rio y de la criatura. Su única salida era llegar a la base de la catarata y escalar.

Viggo siguió caminando, y a medida que se iba acercando a la catarata, el mismo roció del agua iba disolviendo la niebla. De esta manera, Viggo quedo expuesto a lo que estuviera a treinta metros a la redonda. Sin embargo, nunca se detuvo ya que pudo ver la base de la catarata a unos cincuenta metros de distancia. Estaba demasiado cerca para asustarse. Sin embargo, un rugido bestial lo detuvo. Tenía que saberlo, los ogros nunca andan solos. Viggo comenzó a correr sin mirar atrás y escucho el trote monstruoso de una bestia de gran envergadura. Esté paso por delante de él, dando saltos con sus patas traseras y apoyándose en los nudillos de sus manos. Se puso a cinco metros por delante de Viggo y le sonrió mostrando enormes caninos. Viggo se quedó congelado por un momento y tomo una profunda respiración. Tomo su espada con ambas manos y se preparó para luchar. No obstante, a su espalda escucho los pasos torpes de criaturas sin raciocinio. Viggo solo se concentró en el oponente que tenía en frente. Solo podía estar vigilante y enfocarse en lo que veía. El ogro avanzó apoyándose en sus manos, acelerando su avance a cada metro, hasta que dio un gran salto y levantó sus poderosas manos al cielo.

Al mismo tiempo, Viggo miró la estructura del ogro y noto que la carne más blanda estaba en su estómago.

El ogro junto sus manos en el aire y las descargo como si fueran un poderoso martillo. Viggo saltó hacia un lado y evito ser aplastado. Las manos golpearon la tierra y esta exploto en todas direcciones. Al mismo tiempo, los draugrs que se acercaban poco a poco se alteraron y comenzaron a correr en dirección del ogro. Ellos se lanzaron sobre la criatura y Viggo aprovecho de tratar de escapar. Sin embargo, solo alcanzó a dar cinco pasos antes de ser rodeado de draugrs. Dio una leve mirada a su espalda y noto que los draugrs eran insignificantes rivales para el poderoso ogro. Este último los trituraba con sus manos, los golpeaba o los tomaba y los estampaba contra el suelo. A los pocos segundos, Viggo quedo rodeado, con los draugrs por delante y un ogro a sus espaldas.

-Prepárate, niño- rugió Kratos saliendo de la niebla y corriendo a toda velocidad. Él se detuvo por una fracción de segundo, giro sobre su eje y con el mismo impulso, lanzo su hacha dejando una estela de brillo celestial. El hacha voló más de treinta metros y se clavó en el hombro del ogro. Al mismo tiempo, Kratos se lanzó contra los draugrs y lo fue machacando con sus manos desnudas. Viggo corrió en dirección a Kratos, levantó su espada y comenzó a cortar draugrs a diestra y siniestra. Viggo nunca lo supo si fue por el momento, el espíritu de combate de su maestro o sus gritos animales. Pero se vio a sí mismo gritando con todas las fuerzas de su corazón.

Kratos le puso un poderoso puñetazo en la cabeza a un draugrs cadavérico y se detuvo unos segundos. En solo un instante solo quedaron diez draugrs y el ogro furioso, que avanzaba cojeando con el hacha clavada en su hombro. Kratos miró a Viggo, noto que se estaba "manejando", así que lo dejo solo y fue por el ogro. Este último vio a Kratos correr en su dirección. El ogro levanto sus brazos para dejarlos caer como pesados martillos. Kratos paso por entremedio de los gruesos brazos, saltó y levanto su codo, conectando un poderoso golpe en la mandíbula. El ogro retrocedió y se cayó de espalda. Kratos corrió hasta el hombro del ogro, tomo el mango del hacha y la arranco de la carne. El ogro grito, lanzó un manotazo y Kratos tuvo que retroceder. Entonces el ogro se levantó y se lanzó de frente, con intenciones de morderlo. Kratos pudo ver los enormes caninos de una monstruosa mandíbula, pero contesto a tal avance con un hachazo en la boca. El golpe fue tan contundente, que el ogro retrocedió y cayó de espaldas, solo apoyado por sus enormes manos. Sin embargo, independiente si el ogro estaba vencido, Kratos levantó su hacha con ambas manos y utilizando el giro de su torso y brazos, le dio otro hachazo en la boca al mismo tiempo que rugía un grito de furia.

Al mismo tiempo, Viggo se había quedado rodeado por cinco draugrs. Sostenía su espada esperando que alguno se acercara, pero parece que ninguno estaba dispuesto a dar el paso al frente. El fuego ígneo en sus ojos parecía más calmado, al punto de que le hicieron creer que había raciocinio en ese cuerpo muerto. Por lo tanto, Viggo tomo la iniciativa y lanzó un grito de guerra. Dio dos pasos al frente y corto a un draugrs en el pecho. Después se volteo y lanzó la espada contra el draugrs que estaba a sus espaldas, acertando en pleno pecho. Después se lanzó hacia la derecha y dio un salto, impulsando sus piernas por delante y le pego a un draugr en la rodilla. El draugr cayó a tierra con la pierna rota y Viggo se reincorporo lo más rápido que pudo, para pisarle la cabeza con todas sus fuerzas.

Sin embargo, los otros dos draugrs que quedaban en pie se lanzaron sobre él y le cayeron encima. Viggo estaba siendo mordido en las manos y brazos mientras sentía como su carne estaba siendo cercenada por unos dientes sin filo. Era solo la presión de la mordida. Viggo grito de dolor y se enfureció tanto que sus pupilas se volvieron doradas. Hizo un gran movimiento con su mano derecha y lanzó al draugrs por el aire. Después cerro su puño derecho y le dio de puñetazos en la cabeza al draugrs que le mordía la mano izquierda. Diferente del usual Viggo, este era un animal y le golpeó la cabeza tantas veces que le reventó los sesos, o lo que quedaban de ellos. Sin embargo, el draugrs que había lanzado a la distancia, se lanzó de nuevo sobre él con la intención de morderlo y Viggo movió ambas manos hacia adelante, como si fuera a aplaudir. La cabeza del draugrs cayó entre las palmas. El draugrs rugía a solo unos centímetros de la cara de Viggo, pero este lo sujetaba, al mismo tiempo que hacía fuerza con sus manos, hasta que por fin, le aplasto la cabeza.

Viggo, en la euforia del momento, se puso de pie y grito con todas sus fuerzas. Sin embargo, al instante siguiente se sintió demasiado débil y cayó inconsciente, como si se hubiera desinflando.

Kratos que ya había terminado su lucha con el ogro hace un minuto, vio el combate y le pareció "correcto". Sin embargo, él pensó que a Viggo le faltaba disciplina. Él podía ser fuerte, pero le faltaba el roce en un ambiente en donde careciera del control. Le faltaba enfrentarse a la astucia humana y no solo al sentido bestial del combate de estas criaturas. Sería un camino largo, pensó. Después Kratos camino hasta Viggo, anclo su hacha a la argolla en su espalda, se echó a Viggo en el hombro y tomo la espada con su mano izquierda.

-Esta cosa, también es mala- dijo Kratos, como desaprobando la espada. Había que hablar con el viejo primordial.

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