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Conversaciones (EDITADO)

"… Y Por ello es que pudo captar el aroma de Yuuma en diferentes mujeres" – Mikoto levantó su taza de té, sopló y dio un pequeño sorbo – "Esto no tiene nada que ver con controles mentales o uso de sustancias químicas"

¡Escuchando las palabras de la pelinegra y sin poder emitir sonido alguno, Tsunade y Shizune estaban completamente anonadadas!

Aparte de tener el rostro enrojecido por las cosas vergonzosas que escucharon, sus mentes estaban tratando de procesar toda esa información.

¿Un ser dimensional? ¿Capaz de influir miedo en un Biju? ¿tener un poder de borrar mundos? ….. ¿Ser una bestia sexual en la cama?

¡¿QUE DEMONIOS?!

¡¿Qué significaban todas estas tonterías? ¿Acaso esta mujer… estas mujeres se habían vuelto locas?!

Tsunade era la más afectada por estas noticias, ya que esto cambiaba todo el panorama.

Esto era mucho peor que el control mental, ya que todo había sucedido por voluntad propia de cada mujer involucrada.

"Mikoto… ¿eres consciente de lo que me estas diciendo?" – Tsunade habló con un tono preocupado.

"¿A que se refiere lady Tsunade? Todo lo que he dicho es lo que pasó" – Respondió tranquilamente la Uchiha.

"Me refiero… ahhh… no te diré con quién juntarte ya que no tengo derecho de hacerlo, pero" – La ojimiel se detuvo para poder decir buscar las palabras correctas – "Estar con alguien que se… acuesta con decenas de mujeres ¿estas bien con esto?"

A sus casi cuarenta años, Tsunade sabía, teóricamente, que el amor y el sexo eran cosas que no siempre iban de la mano.

Cuando alguien busca intimidad, la gran mayoría de las veces lo hacen solo para satisfacer sus deseos carnales, los cuales pueden provenir del simple deseo banal o de un instinto reproductivo, tal y como ocurre en la sociedad actual en donde la vida puede ser arrebatada en un instante.

Pero la cosa cambia cuando ambos entran en una relación estable, en donde no solo la intimidad es la que determina su estabilidad, sino que los compromisos y las responsabilidades juegan un papel importante.

La diferencia entre los hombres y mujeres, en general, es que estas últimas idealizan la dualidad sexo-amor.

Cuando una mujer siente que su pareja adecuada ya no la desea, cree que la han dejado de querer/amar, pro lo que entran en un estado ansioso/depresivo, pensando que es por el paso de los años, por la falta de feminidad o por múltiples motivos.

En cambio, los hombres son diferentes, ya que ellos no idealizan esa dualidad.

En general, para ellos, cuando cimentan solidos sentimientos verdaderos por su pareja adecuada, la relación carnal es superada por las cosas la afección y el compromiso.

Mientras hombres y mujeres no encuentren a la pareja a la cual consideren adecuada, no tendrán estos problemas, pudiendo disfrutar de su sexualidad sin inconvenientes.

¡Pero el comportamiento de ese hombre iba en contra de toda regla!

Mikoto les contó, con lujos de detalles, todas las proezas de Yuuma tanto dentro como fuera de la cama, haciendo que los virginales corazones de ambas mujeres casi explotaran con tanta información.

También les dijo como es que este tipo logró 'conquistar' a todas esas mujeres casadas, a quienes no les interesó su estatus y se entregaron voluntaria y gustosamente al placer carnal con el que ese hombre las colmaba constantemente.

Tsunade sabía que dentro de los matrimonios las crisis llegan tarde o temprano, sea por la rutina o por el estrés de las responsabilidades.

Es aquí en donde las mujeres y hombres tiende a divergir en sus pensamientos.

Para ellas, el poco afecto significa que las han dejado de querer; para ellos, las responsabilidades son más importantes que otras cosas y no necesariamente significa que dejaron de querer a sus parejas.

Primando el factor animal dentro de cada uno, si no logran resolver sus diferencias, cada uno busca una fuga para sus problemas… entrando en juego las aventuras amorosas.

Lo normal es que este tipo de relaciones se mantengan en secreto, tal y como lo hacia Fugaku con su amante. Si esto sale a la luz, casi siempre genera la separación de la pareja.

Claro que existen algunas parejas que perdonan estas acciones, teniendo un peculiar interés por ser cornudos, incluso ha parejas 'libres' que andan en relaciones poliamorosas, pero lo que este tipo hacia era algo que solo se podían encontrar en las historias fantásticas y retorcidas que su pervertido amigo podría escribir.

Tener a una pareja 'oficial' que te apoye en tal acciones y que el resto de mujeres sepan sus lugares y no interfieran con la vida de su amante… esto si que salía de toda regla.

Incluso el saber que este sujeto tiene más 'esposas' y amantes en su mundo natural… quizás si tenga sentido que sea un ser de otro planeta u otra dimensión.

"Entiendo cual es la duda obvia lady Tsunade y déjeme decirle que no es fácil de explicar sin estar involucrada en esto. Para poder opinar sobre las costumbres de otras personas debemos aprender de ellas primero y no ver sus acciones a través de nuestros preceptos" – La pelinegra respondió elocuentemente, dejando sin maniobra a la rubia.

"Haaa… esto es mucho para un día" – La ojimiel solo suspiró mientras se recostaba en el respaldar de la silla.

Jamás imaginó encontrase con tal situación justo el mismo día que regresaría a la aldea.

Ella volvió por un asunto personal de suma importancia, en cambio, lo que ahora copaba su mente era como diablos este tipo había logrado tal acto pecaminoso a gran escala.

"Bueno, ahora que ya he respondido a sus preguntas, quisiera que me diga cual es el motivo de su visita a Konoha lady Tsunade. Por lo que sabía, usted no había estado muy bien antes de dejar la aldea, incluso al momento de su partida las coas no habían sido buenas"

La Uchiha preguntó mientras llenaba nuevamente la taza de su invitada con té caliente, sacando del trance a la rubia.

'Ella es su pareja actual ¿sabrá algo de lo que ese tipo me dijo?' - la Sannin estaban en un dilema interno al sopesar si contarle algo tan delicado a Mikoto.

Si bien ella ya no pertenecía al clan Uchiha, no tenía mucha confianza como para transmitirle una acusación tan descabellada.

"Es… complicado" – Respondió vagamente la ojimiel.

"Y supongo que vinieron específicamente a encontrarse con Yuuma ¿verdad?" – La pregunta de la pelinegra hicieron que Tsunade se volviera a sorprenderse.

"¿Cómo lo sabe? ¿Acaso él le dijo que se encontró con nosotras?" – Respondió Shizune.

"¡Shizune!" – Habló fuertemente la Senju para reprender a su alumna, ya que soltó la legua fácilmente en un momento crítico.

"¡L-Lo siento mucho!" – Respondió la pelo corto apenadamente.

"Tranquila, el no me dijo nada" – Respondió la Uchiha – "Simplemente supuse que era así"

"¿Por qué crees que vine a verlo? si no te ha dicho nada ¿Por qué me reuniría con alguien a quien se supone no conozco? ¿Creés que nos hemos encontrado antes?" – Tsunade habló inquisitivamente.

"Mmm… podría ser que… ¿es por el asunto sobre la casi extinción del clan Senju?" – Mikoto preguntó pausadamente.

"¡¡!!" – No hacía falta decir que Tsunade se sorprendió enormemente – "Tu… ¿él te lo dijo?"

"Soy su mujer, claro que se de esto. Cuando el llegó a la aldea, estaba realmente herido, incluso hasta ahora no ha logrado recuperarse, pero eso no le impidió buscar y enterarse de todos los secretos ocultos en la aldea. Cuando se enteró de esto me lo contó, pero no hizo nada ya que no le interesaba"

Mikoto levantó nuevamente su taza y bebió un poco de té mientras miraba a la consternada ojimiel – "Pero ahora creo que si tiene su atención"

Esta ultima respuesta hizo que surgiera una confusión en la mente de la ojimiel.

Sin embargo, no tuvo tiempo para preguntar ya vio cómo una tenue luz apareció en la mano de la Uchiha, quien detuvo sus acciones por un momento, para luego sonreír.

"Bueno ¿Qué tal si pasan la noche aquí en mi casa? Yuuma no vendrá hoy por que estará ocupado con un asunto carmesí. Hay un onsen privado que pueden disfrutar, con lo cual podrán relajarse. Mañana cuando mi esposo vuelva, podrán conversar todo lo que quieran y preguntarle sobre los detalles"

"Me gustaría aceptar esa invitación… pero debo declinar. No es apropiado hacer ello, no después de haber hablado sobre todo lo que ha ocurrido en la aldea" – Respondió pausadamente Tsunade.

"Bueno, entiendo, entonces mañana pueden venir para el almuerzo, podrán verlo entonces" – Con una sonrisa suave Mikoto habló tranquilamente.

"Gracias por la comprensión" – Respondieron ambas mujeres.

Con un cambio de palabras más, Tsunade y Shizune se despidieron, dejando a Mikoto en la entrada de la casa mientras veía como las siluetas de ambas mujeres se perdían, mientras su sonrisa seguía colgando de su rostro…

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Plenitud… placer… felicidad

(Eran las emociones que saturaban la mente de Kushina actualmente)

Estaba sentada en su cama mientras que una pequeña y bonita mesa plegable estaba frente a ella.

Cuando despertó después de haber terminado cansada por la noche más placentera de su vida, no encontró a Yuuma a su lado, casi entrando en pánico y decepción al pensar que todo se trató de un sueño.

Sin embargo, justo en ese momento, la puerta de la habitación se abrió y nuestro protagonista entró llevando la pequeña mesita de madera, sobre la cual había varias cosas que confirmaban un delicioso desayuno.

"¿Te gusta?"

Preguntó Yuuma mientras estaba sentado en una silla al costado de la cama, viendo como la pelirroja comía con muchas ganas su desayuno.

"¡Está delicioso! ¡Esta cosa llamada 'malteada' es magnífica!" – respondió la mujer mientras sorbía un poco de su batido por un Straw (sorbete o pajilla) – "Y este tipo de pan llamado 'sándwich triple' es algo que jamás había probado ¡dattebane!"

En eso, ella dejó de comer y su rostro se enrojeció al darse cuenta que dejó salir, sin querer, su tan conocido tic verbal.

Aunque Yuuma ya la había escuchado con anterioridad, aun se sentía un poco avergonzada, cosa que fue notada por nuestro protagonista.

"Jajajaja, te diría que no debes sentir vergüenza por esto ya que no me molesta para nada, pero me parece linda tu forma tímida, así que sigue mostrándome esa expresión en el futuro" – Yuuma habló alegremente mientras acariciaba el cabello de la pelirroja.

"Detente… tonto"

La Uzumaki se quejó por la forma en como estaba siendo molestada, pero no dijo nada más ya que comenzó a sentirse muy bien por el suave toque en su cabeza.

Así, ella siguió comiendo hasta terminar su extraño pero delicioso desayuno, cuando algo le llamaba la atención preguntaba como si fuera una niña curiosa.

Este tipo de interacción llenó la mente de Kushina con una verdadera felicidad… la cual no pensó nunca obtener.

Después de que acabó de comer, Yuuma retiró todo y luego se sentó sobre la cama, con la espalda recostada el cabecero atrajo suavemente a la pelirroja y la puso entre sus pernas con su blanca y tersa espalda descansando sobre sus amplio torso.

La abrazó firmemente mientras que ella dejaba descansar su cabeza sobre uno de los hombros de Yuuma, cerrando los ojos y disfrutando del intimo momento.

No había nada de deseo sexual ahora, ya que nuestro protagonista sabía que necesitaba Kushina.

"Yuuma… ¿Ahora que vamos a hacer?"

Después de un momento silencioso la Uzumaki preguntó mientras aun mantenía los ojos cerrados, pero se podia ver una pizca de preocupación en su rostro.

"Mi situación no es como la de Mikoto, ya que yo soy… era la mujer de Hokage, por lo que no se que podemos hacer. No quiero mantener esto en secreto, por lo que terminaré la relación con Minato… pero no sé como lo tomarán los ancianos. Además, está el asunto de mi hijo…"

Kushina dejó salir todas sus preocupaciones.

Si bien ella sabía que Yuuma era un ser muy poderoso, se sentía vulnerable en estes momento.

Había abierto su corazón, abrazando su verdadera forma, por lo que ahora estaba mostrando su parte más débil al hombre que logró conquistarla.

Cualquiera pesaría que ella no tendría nada por qué preocuparse debido al Biju en su interior, con lo cual podría solucionar todos sus problemas.

Sin embargo, ahora tenía a alguien sobre quien apoyarse, no significando que dependería completamente de él.

"No tienes que preocuparte por esto Kushina. Tu separación de Minato es algo que se dará, solo tenemos que hablar los dos con él, para dejarle las cosas en claro. Será muy mierda de nuestra parte, pero las cosas se dieron así"

Yuuma comenzó a hablar mientras abrazaba y acariciaba los hombros de la pelirroja, haciendo que ella se encogiera y se acomodara más entre sus brazos mientras asentía.

Sentía pena por Minato, ya que fue una buena persona con ella… esperaba que pudiera no proyectar en su hijo el rencor que le tendría.

"Con respecto a tu hijo, Nada impide que el conozca a su verdadero padre. No soy un desgraciado que impedirá algo tan necesario, así que no debes preocuparte"

Yuuma siguió hablando mientras sentía como el cuerpo de Kushina se relajaba.

En eso, sus manos se pusieron un poco traviesas y comenzó a acariciar los grandes y turgentes pecho de la pelirroja.

"Ahhh~… ahora no… mmm…" – La Uzumaki comenzó a gemir suavemente al sentir como su dormido calor volvía a despertarse.

"Y con respecto a los ancianos, je, pronto sabrás que el destino les jugará una muy mala broma"

Terminando de hablar, nuestro protagonista hizo a un lado el cabello rojo de Kushina y comenzó a besar su cuello, aumentando su temperatura corporal.

Habían consumido muchas calorías en ese desayuno, por lo que debían gastarlas sabiamente~

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Después de un par de horas satisfactorias, Yuuma dejó todo listo y se teletransportó hacia el Oeste, no sin antes decirle a Kushina que hoy en la noche hablarían con Minato para resolver de una vez por todas este asunto.

En eso, llegó hasta una de las cuevas en las afueras de Amegakure.

Entró por una de las grietas tras la cual había un pasadizo corto.

En la profundidad se podia ver una cavidad enorme, estando en el centro de todo esto una sencilla casa de una pieza.

Nuestro protagonista tranquilamente tocó la puerta y después de un momento esta fue abierta.

"¡Ah! ¡Yuuma-sama, bienvenido! Pase, no se quede afuera" – Con una referencia, Rin Nohara saludó al ver a su salvador y casi figura divina parada fuera de su puerta.

"Mucho gusto Rin, me alegra verte bien" – Yuuma sonrió tranquilamente mientras entraba en la casa.

"¡Obito, ya despierta! ¡cámbiate y baja rápido que ha venido Yuuma-sama! Mou, este chico volvió a ser el mismo holgazán de antes, le pido disculpas" – Rin se quejó mientras le ofrecía una disculpas.

"No te preocupes Rin, no hay problema" – Alegremente habló Yuuma mientras se sentaba en uno de los muebles.

En eso, se escuchó una serie de pasos apresurados viniendo desde arriba, para luego ver a un Obito agitado bajando y llegando lo más rápido.

"¡L-Lo siento mucho! ¡Me quedó dormido!"

El Uchiha ofreció una disculpas mientras que Rin se cubría la boca para no reír ante la apariencia desaliñada que este tenía.

"Ahhh… vamos, debemos conversar afuera, lo tomaré prestado un momento Rin, luego te lo devuelvo" – Yuuma habló mientras que se ponía de pie y caminaba hacia la entrada seguido por Obito.

"¿Eh? Ahh… ¡sí! C-Claro"

Una avergonzada Rin respondió mientras sus mejillas se sonrojaban.

...…................

"Hombre ¿Por qué actúas como idiota? El Obito que conozco no estaría corriendo y pidiendo disculpas"

Fuera de la cueva Yuuma habló mientras que Obito ya no tenia ese rostro dubitativo que había mostrado previamente.

"No quiero mostrarme a Rin tal y como soy ahora. Aunque tenga todo mi cuerpo restaurado, incluso mi ojo perdido, las cicatrices formadas dentro de mi alma nunca se desvanecerán. Todo lo que hice… cambiaría la forma en como ella me verá"

Obito habló mientras sus ojos recorrían el valle rocoso en donde se encontraban. Hace unos días que había recuperado as u amor verdadero gracias a un milagro jamás visto en este mundo.

Desde entonces, había estado viviendo con Rin en este lugar alejado a petición de este hombre ya que ambos eran personas 'muertas' por lo que no deberían ser vistas, por ello aceptaron venir aquí.

Obito había estado viajando a través de su Kamui a diferentes regiones del continente como un espía, todo a petición de Yuuma, a quien el Uchiha habia aprendido a temer y respetar.

"Eso es estúpido mocoso. Si quieres que ella sea tu pareja del futuro, tarde o temprano se enterará, por lo que es mejor que sea antes, para que no se sienta traicionada. Si no quieres hacerme caso, allá tú, pero en cuestión de mujeres yo estoy en niveles estratosféricos por encima de ti"

Las palabras de Yuuma hicieron que el Uchiha se quedara pensando. Sabía que tenía razón, pero el miedo de ser rechazado y despreciado por Rin lo mantenía atado.

Era verdad que en cuestiones de relaciones Yuuma estaba en un nivel absurdamente diferente, ya que en sus exploraciones previas a Konoha, supo cómo es que este tipo había logrado meterse entre las piernas de diferentes mujeres casadas, por lo que sus consejos deben valer.

"Lo pensaré… por ahora ¿Cuál es la siguiente misión?" – Preguntó Obito.

"Hoy iremos a visitar a esos niños de Amegakure que están jugando a la guerra. Como tu los conoces muy bien, te necesito ahí como intermediario" – Yuuma habló tranquilamente, mientras que el Uchiha se sorprendía momentáneamente.

No sabía como es que se enteró de las interacciones entre él y Nagato, ahora llamado Pain, pero no tendría caso preguntar, ya que podría encontrarse con una respuesta aterradora.

Así, Obito pareció sacar de la nada un pequeño cofre, el cual abrió y sacó su capa característica y su máscara, a la cual le había añadido un nuevo orifico para su restaurado ojo.

"Está bien, vamos"

Después de cambiarse, ambos fueron absorbidos por el Kamui, teletransportándose hacia la parte central de Amegakure.

Mientras se movían hacia la aldea de la llluvia, Yuuma se lamentaba por el futuro la actitud tan débil mostrada por Obito.

'Haaa… pobre mocoso idiota. Aunque me tomé varias medidas, este niño idolatra tanto a Rin que no se atrevió a tocarla en todo este tiempo, en verdad un amor muy puro... pero ese será su error. Tal y como lo veo, solo se contentará con tenerla cerca, sin embargo, prevenir no cuesta nada. Lo siento niño, pero en el futuro tendré que romperte el corazón, pido no me guardes rencor. Por ahora esperemos que esa niña crezca bien, no quiero ser catalogado como un acosador de lolis'

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