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Capítulo 2: Normalidad — Parte 2.

Parte 2 — Plan de Ataque.

"Si haces todo solo, es posible que no lo logres".

Un tono severo en forma de advertencia hizo temblar mi mundo.

A estas alturas, estaba completamente bajo el lavado de cerebro de Toppe, así que no era consciente ni de las propuestas que él hacía. Solo lo escuchaba con temor. Temor de su inmensa sabiduría.

"Deberás ir al campo de batalla acompañado, ¡y yo iré contigo!".

En el momento en el que se suponía que saltaría de emoción y elogiaría su plan de 0% de probabilidades de fallar solo hubo silencio.

Pude sentir una corriente fría de segundas intenciones bajo las palabras de Toppe. Ciertamente esto es lo que él quería justo al final. Acercarse a Saya.

Es obvio que, si ambos estamos en el campo de batalla, las posibilidades se verían divididas y habría más caminos a la derrota. Yo ya estaba tan amaestrado por sus palabras que no permitiría que alguien más entrara en el juego.

"Lo que has dicho. No lo permitiré".

"¿Eh?".

Rechacé a Toppe con seriedad y detuve la conversación en ese punto.

"Literatura ha terminado, podemos ir al almuerzo", dije, como poniéndole fin a la conversación.

"E-Está bien…".

Una vez hecho eso, me decidí a salir del salón y encontrarme con Saya. Estaba preparado para el combate y ahora hay nuevas estrategias en mi repertorio.

Saliendo del salón, alguien tocó mi hombro para llamar mi atención y volteé a ver.

"Eres un alumno de esta clase, ¿no? ¿Tienes tiempo para hablar conmigo después de clases?".

Era la profesora.

Mis primeras impresiones fueron ver instintivamente y de forma sucesiva su hermoso cabello negro lustroso, su traje elegante que vestía, el final de su falda y el comienzo de lo que se podía ver de sus piernas a través de sus medias altas traslúcidas.

Al detenerme en las curvas de su cadera tragué saliva.

La joven y hermosa profesora de 3ro de preparatoria. Así la llamaban, y no era para menos. Esa forma de llamarla era perfecta para ella.

Sus ojos oscuros profundos se detuvieron en los míos y mi respiración se detuvo. De repente pensé que la diferencia entre nuestras edades no debería ser muy grande.

Parpadeó. Sus ojos parpadearon y me devolvieron a la realidad.

"¿Eh? Oh, sí. Puedo-".

"Entonces está bien, te veré en la biblioteca después de clases".

"B-Bien…".

Y con eso, la maestra se retiró.

"Daken, ¿estás bien?".

"Ah, sí".

Estaba caminando junto a Saya hacia el sitio de siempre, pero seguía aturdido por lo que pasó antes con la profesora.

"¿Qué crees que preparé hoy?".

Ella se mostraba últimamente con más confianza ante mí, quizás habrá visto que "no soy una amenaza", pero eso era un problema. Si ella confundía mis intenciones, me vería atrapado para siempre en la terrible categoría de "amigo".

"Mmm… No lo sé, ¿será un sándwich?".

Respondí a su pregunta con un sentimiento de lejanía, como si estuviésemos en frecuencias diferentes. Y era cierto.

No pude evitar mirar a Saya de reojo y compararla un poco con la maestra. Su cabello era notablemente diferente, de color marrón claro, sus ojos con un tono café meloso y una silueta apropiada para una chica de su edad. No digo que carezca de curvas, pero no había comparación con la profesora.

"¿Será que no tienes hambre?".

"Eh- ¡No! Realmente no me canso de tu c-".

Junto a mi voz, mis pies se detuvieron abruptamente, marcando una clara diferencia de distancia entre ella y yo.

Casi lo hago. No puedo cometer el error de halagar su cocina siempre. Debo cambiar esa estúpida mentalidad.

"E-En realidad estaba pensando que lo que preparas no es tan apetecible como lo de la otra vez", aunque eran mis pensamientos sinceros, intenté que no sonara rudo.

Hay una delgada línea que diferencia una crítica de un simple comentario. Crucé los dedos para no haberla sobrepasado.

"…".

Ella no dijo nada por un momento. Mis manos empezaron a sudar ligeramente.

"Tienes razón. Te has dado cuenta, ¿eh?".

¿Entonces era cierto?

Una cosa que comenté a Toppe fue que callaba comentarios que pudieran herirla y procuraba no ser muy crítico, pero fui regañado. Él dijo que me tomara en serio su sueño de ser una chef, que ella agradecería mi sinceridad, y, sin embargo, que procurara no sonar agresivo al decir mi opinión.

"Han pasado algunas cosas que no me han permitido dar lo mejor de mí en la cocina", se podía notar cierto pesar en sus palabras.

"¿Es estrés?".

"Quizás. Aunque aún no entiendo del todo la razón".

Rápidamente me dispuse a analizar la situación. Ella estaba estresada, cuanto menos. No quiero molestarla preguntando por sus problemas, pero creo que debería ayudarla de alguna forma.

"Saya".

La llamé. Ella volvió sus lindos ojos miel hacia los míos.

"Los chefs también deben probar la cuchara de otros y aprender a extraer las virtudes de la cocina de los demás, ¿cierto?".

"¿Qué quieres decir con eso?".

Por su mirada confusa, pude saber que ella imaginaba qué venía a continuación, pero aun así quiso confirmarlo.

"¿Quieres salir a comer este sábado?".

No añadí nada más a esa pregunta, si dijera alguna excusa ella podría tomarme por amable, pero lo que quiero es que sepa cuáles son mis intenciones.

"Bu- ah-".

Sus labios balbucearon algo y pareció nuevamente confundida. Yo solo esperé a escuchar su respuesta.

"C-Creo que sería genial, no había pensado en ello".

Sin yo saber qué es lo que ella había entendido, accedió.

"¿Te parece en -?".

Luego de eso, arreglamos nuestra cita en un restaurante modesto, pero no muy caro, después de todo no teníamos tanto dinero para gastar.

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