-Se acerca el baile de Navidad -anunció la profesora McGonagall al final de una de las clases de transfiguración -. Es uno de las tradiciones durante el Torneo de los tres magos.
Varias chicas se rieron por lo bajo y hablaban con sus amigas mientras señalaban a Harry. Liam observó divertido lo incómodo que parecía estar su estudiante, pero debería haber esperado esto. Harry se había enfrentado a un dragón a base de puñetazos y había logrado herirlo, por supuesto que algo así atraería la atención de algunas chicas de su edad.
-Será obligatoria la túnica de gala -prosiguió la profesora McGonagall -. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto y terminará a medianoche, por supuesto el mismo día de Navidad.
Liam soltó un suspiro porque tendría que comprar ropa solo para el evento, aunque siempre podría fabricarla él mismo.
-Ahora bien, el baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para tirar la caña a alguien -continuó la mujer, recorriendo con la mirada toda la clase. Varios alumnos no pudieron evitar soltar risillas ante las palabras de la profesora -. No obstante eso no quiere decir que vayamos a exigir menos del comportamiento que esperamos de los alumnos de Hogwarts. Dejar al colegio en mal lugar conllevaría serios castigos por los que, y creedme, no queréis pasar.
Como si estuviera todo planeado, nada más finalizó lo que la profesora quería decir sonó el timbre que anunciaba el final de la clase.
Liam se retrasó un poco a propósito para ver la cara de Harry cuando le dijeron que los campeones tendrían que bailar con una pareja de forma obligada, basta decir que no pudo aguantarse las lágrimas de la risa.
Se marcharon los dos, Liam aún riendo y Harry con la expresión de alguien que va a la guerra sabiendo que no iba a volver. El pobre chico incluso hubiera preferido volver a enfrentarse al colacuerno húngaro.
Días más tarde se pudo apreciar hasta qué punto tenían las hormonas revueltas los estudiantes de Hogwarts, Liam nunca había visto a tanta gente apuntada para quedarse en Navidad, de hecho probablemente era algún tipo de récord histórico.
Al cultivador nadie lo había invitado a ir al baile, probablemente era debido a su apariencia un poco intimidante y a su comportamiento extravagante, pero tampoco lo molestaba. De hecho tener éxito con las chicas era algo que nunca había querido o deseado, simplemente se preocupaba más por otras cosas.
Ji Ming en cambio se había visto tan abrumado como el joven Potter. Su apariencia era la misma que la de un personaje principal en las novelas de cultivo chinas, muy cercano a la perfección. Tuvo que rechazarlas a todas incómodamente, ni le gustaba bailar ni tenía algún interés romántico en ninguna de ellas. Además le había dicho a su propia estudiante, Luna, que la llevaría al baile para que así pudiera entrar.
Porque solo los estudiantes de cuarto año en adelante podrían participar y los más jóvenes solo podrían si iban como pareja de alguien mayor. Al parecer a Luna le gustaba mucho bailar, así que Ji Ming se ofreció a llevarla y una vez dentro ya la dejaría sola.
Cada día de la última semana del trimestre fue más animado que el anterior. Por todas partes corrían los rumores sobre el baile de Navidad, aunque nadie se creía ni a la mitad de ellos. Por ejemplo, algunos decían que Dumbledore le había comprado a la señora Rosmerta ochocientos barriles de hidromiel con especias, este en particular divirtió bastante a Liam y le permitió burlarse de la cara roja de su maestro. Sin embargo, lo que sí parecía verdad era lo de que habían contratado a Las Brujas de Macbeth. Ni Liam ni Ji Ming sabían quiénes eran exactamente porque nunca habían escuchado música por una radio, o al menos una radio mágica; pero, viendo el entusiasmo de los que sí los conocían, parecía que debían de ser un grupo musical muy famoso.
La cuestión era que los alumnos no estaban con la mente en su sitio para estudiar y, fue así, que varios profesores, entre los cuales no estaban ni el profesor Snape ni la profesora McGonagall, decidieron convertir sus clases en simples repasos de temas anteriores y no introducir materia hasta que se hubieran calmado las cosas.
Los habitantes del castillo también parecían decididos a impresionar a los invitados de Beauxbatons y Durmstrang. Engalanaron todo lo mejor posible y Liam tuvo que admitir que el castillo se veía incluso más impresionante de lo que ya era normalmente. Al final parecía que Harry iba a ir con la hermana de Ron, Ginny, y sus otros dos estudiantes irían juntos, era extraño cómo funcionaba a veces el destino.
La mayoría de la gente sacó un cero en el examen de pociones, pero no les importó, al día siguiente sería el baile y las notas de pociones tampoco solían ser muy diferentes.
Durante el día de Navidad, Liam decidió empezar paseando un poco, que era algo que lo tranquilizaba mucho. Los terrenos nevados eran realmente preciosos si uno podía ignorar el frío como lo hacía Liam.
Notó que alguien se le acercaba corriendo y, como no podía ser de otra forma, era Fleur.
-Llevo toda la mañana buscándote, ¿cómo puede ser que no te haya encontrado incluso con mi detección de magia? -preguntó, parecía un poco sin aliento.
-Controlar tu magia de forma pasiva es muy importante para que nadie sepa tu posición o verdadero nivel -respondió Liam con una expresión plana.
La chica pareció reflexionar sobre ello antes de determinar que tenía razón.
-Bueno, de todas formas ahora que ya te he encontrado quisiera pedirte que fueras al baile conmigo -esas palabras provocaron que Liam levantara las cejas entre sorprendido y divertido.
-¿Oh? ¿No tienes pareja aún? -cuestionó.
Fleur negó con la cabeza.
-Quería pedírtelo a ti -le respondió alegremente -. No conozco a nadie más que no sea de Beauxbatons y realmente no me caen bien mis compañeros.
Liam soltó una carcajada, avergonzando un poco a la chica.
-Está bien, tenía ir pensado solo para observar, pero supongo que esto también funcionará -aceptó el chico -. Ah, que presión se me ha puesto ahora encima, soy la pareja de baile de la campeona de Beauxbatons, ¡pobre de mí!
Fleur soltó un suspiro y se rio de la actitud de Liam.
-Debo advertirte que no tengo ni la más remota idea de bailar -comentó un poco avergonzado.
-No te preocupes, en Beauxbatons nos enseñaron, te puedo guiar -parecía realmente emocionada ante la perspectiva de enseñarle -. Entonces, nos vemos más tarde.
Se alejó rápidamente y Liam no pudo evitar notar la diferencia que había entre la Fleur de la historia original en su mundo y la que ahora conocía. Decidió pasear un poco más hasta que llegara la hora de comer.
Ese año había recibido regalos de parte de todos sus amigos. Para nombrar alguno, Albus le regaló un jersey que, si bien no lo necesitaba, apreciaba bastante. Él mismo también regaló cosas a los demás: el par de calcetines que a Dumbledore siempre le encantaban, a Ron le regaló un juego de ajedrez mágico encantado por él mismo con animaciones mucho más espectaculares y efectos de sonido incluidos, a Hermione le regaló un cuaderno que había estado preparando y que daba una introducción a la magia de barreras y a Harry le robó la saeta de fuego para luego devolvérsela con algunos encantamientos para mayor velocidad, aunque tendría que aprender a adaptarse a esas velocidades.
Después de comer Liam se dio cuenta de que sus alumnos habían organizado una pelea de bolas de nieve entre ellos, así que decidió hacer las cosas más interesantes.
-¡Atentos mis pequeños y lindos estudiantes! -sus palabras alarmaron al trío, que se giró para mirarlo con terror -. Podemos unir esto a vuestro entrenamiento jajaja, esquivad.
Después de decir eso empezó a lanzar bolas de nieve a velocidad de bala y los pobres Gryffindor no pudieron hacer más que esquivar. A la distancia otros estudiantes veían con pena como sus compañeros eran abusados por Liam.
Más tarde todos se fueron a las habitaciones para cambiarse. Liam se sentía tremendamente incómodo con su traje, pero tampoco podía hacer nada así que no iba a quejarse. Bajó al vestíbulo y vio a Fleur. Se acercó por detrás sigilosamente.
-Hola -le puso una mano en el hombro y la hizo saltar del susto -. Jajaja, pareces animada.
La chica se recompuso rápidamente y le dirigió una sonrisa brillante a Liam.
-Bueno, creo que nos divertiremos bailando -aseguró -. Siempre me ha gustado bailar.
-Me alegra escuchar eso -Liam le devolvió la sonrisa -. Ahora vamos, creo que los campeones tenéis que ir por allí, con la profesora McGonagall.
Efectivamente, se reunieron junto a la subdirectora, Harry y Ginny, esta última pareciendo estar muy cerca de desmayarse, y Krum y una chica de Ravenclaw de cuyo nombre Liam no se pudo acordar.
Harry lo miró con la boca medio abierta y McGonagall también pareció sorprendida de verlo junto a Fleur.
Esperaron hasta que todos los demás se hubieron acomodado en el Gran Comedor y luego la profesora les indicó que entraran una pareja tras otra detrás de ella. Así lo hicieron, Krum y la chica fueron los primeros en entrar, luego Fleur y Liam y finalmente Harry y Ginny. Tanto estudiantes como profesores e incluso algunos invitados los aplaudieron.
Se acercaron a la mesa principal y se sentaron, curiosamente faltaba Barty Crouch. Apareció la comida y empezaron las charlas.
-Debo decir que la comida que se hace aquí, en Hogwarts, es deliciosa -comentó Fleur -. Aunque en Beauxbatons el salón comedor queda precioso, con esculturas de hielo que no se derriten.
-¿Y no habéis probado de hacer las esculturas de diamante? Os ahorraríais el tener que aplicar le hechizo para que el hielo no se derrita -le respondió Liam -. Al final la transfiguración sería la misma pero con otro material.
Madame Maxime se unió a la conversación al escuchar esto.
-Esa parece una buena idea, la recordaré señor Doyle -le dijo.
Dumbledore hablaba sobre cómo se había perdido esa misma tarde yendo al baño y que, por pura casualidad, había encontrado una sala llena de orinales.
Cuando se acabó la cena, Dumbledore se levantó y pidió a los alumnos que hicieran lo mismo. Entonces, con un movimiento de varita, las mesas se retiraron y alinearon junto a los muros, dejando el suelo despejado, y luego hizo aparecer por encantamiento a lo largo del muro derecho un tablado. Sobre él aparecieron una batería, varias guitarras, un laúd, un violonchelo y algunas gaitas.
Las Brujas de Macbeth subieron al escenario entre aplausos entusiastas. Todas llevaban melenas, e iban vestidas muy modernas, con túnicas negras llenas de desgarrones y aberturas.
Los campeones junto con sus parejas se colocaron en medio del escenario y empezaron a bailar. Liam no tenía ni idea, pero se las apañó bien para seguir a Fleur, que bailaba con gracia digna de alguien con sangre de veela.
Harry y Ginny parecieron arreglárselas también e incluso se estaban divirtiendo. Liam buscó con la mirada a Ron y Hermione, los encontró bailando en una de las esquinas y parecían considerablemente cerca el uno del otro, así que apartó la mirada por si acaso.
Miró a Fleur y ambos se sonrieron, continuaron bailando sin decirse realmente nada. Al final, cuando acabó la música, ambos quedaron contentos.
Aunque a Liam no le gustaba bailar, encontró que el ambiente era divertido en cierta forma. Aplaudieron a la banda antes de empezar a salir.
-Ha sido una buena noche -le dijo Liam a Fleur -. Me alegro de haber venido.
-Sí, espero que algún día podamos repetirlo, buenas noches Liam -Fleur se despidió, ambos tenían sueño.
-Buenas noches -después de estas palabras, cada uno se dirigió a sus respectivas habitaciones.
Omake (Extra)
Ji Ming se encontró bailando de forma extraña con Luna, no sabía bailar, pero al menos podía decir que este no era convencional.
-¿Cómo me ha arrastrado a esto? -se preguntó seriamente.
Algunas personas los miraban, pero eso no molestó ni preocupó a ninguno de los dos, aunque Ji Ming estuviera un poco extrañado.
-Bueno, al menos es más divertido que bailar como lo hacen todos los demás -se dijo a si mismo tratando de convencerse de sus propias palabras.
Ciertamente había elegido a una discípula peculiar.
Fin del capítulo
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Soy nuevo en todo esto del romance, si tenéis sugerencias dejadlas en los comentarios ^^