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Capítulo 11

¿Dónde estás?

Quiero mostrarte algo

Visto a las 11:58 AM

Voy para la casa.

Te aviso cuando llegue

Visto a las 12:01 PM

Okay

Visto a las 12:01 PM

¡Estoy afuera de tu casa! Sal

Visto a las 12:34 PM

Miguel Ángel y Emily se saludaron con un beso en la mejilla. -¿Estás bien? Pregunta Emily al verlo preocupado. -Sí. Se limita a decir él.

Ellos entran a la casa de Emily y ella le brinda algo de beber, él se negó cortésmente.

-¿Qué es lo que querías mostrarme? Pregunta Miguel Ángel mientras se cruza de brazos.

Emily buscó en sus bolsillos y sacó una nota. "Los vi besarse, pero igual terminarán como Romeo y Julieta. Muertos." Leyó Miguel Ángel en la nota. Él toma asiento angustiado. -¿Qué pasa? Pregunta Emily. -No quiero que te pase nada. Dijo Miguel Ángel mientras bajaba la mirada. -Mírame. Él levanta la mirada. -Saldremos de esta. -Sí. -¡Repítelo conmigo! -Saldremos de esta. Dijo Miguel Ángel antes de abrazarla.

...

Miguel Ángel invitó a Emily al cine para soltar un poco el estrés y se fueron. Pasaron toda la noche juntos, incluso hasta compraron helado.

Ellos se sientan en un banco que está frente a una playa y Emily se recostó en su hombro. -Eres lo mejor que me ha pasado.- Dijo Emily sin quitar la mirada del paisaje. -Lo sé, gracias.- Respondió Miguel Ángel con voz ronca. Emily se apartó de él casi de inmediato y lo miró, Miguel Ángel trató de ponerse serio pero soltó una sonrisa. -Eres un idiota.- Dijo Emily mientras se reía. -Tú también. También eres lo mejor que me ha pasado.- Dijo Miguel Ángel antes de acariciar su mejilla y besarla.

Él acompañó a Emily a su casa y se despidieron con un beso. Emily se fue a dormir casi de inmediato.

...

Ella despertó la mañana del lunes por el estruendoso ruido de su alarma pero a pesar de eso Emily tenía una enorme sonrisa. Se duchó, se vistió y se fue a la preparatoria.

...

La primera clase del día estaba transcurriendo cuando entró Jennifer. Ella y Emily se conocieron al empezar el año porque tenían clase de historia juntas. No eran amigas pero a pesar de eso se llevaban muy bien. Jennifer era una chica bajita de estatura, pelo rubio largo, ojos verdes y siempre llegaba tarde a cualquier clase.

-Llega tarde señorita Jones. Exclamó la profesora Turner sin dejar de escribir en el pizarrón.

–Lo siento. Tuve un inconveniente en el baño señorita Turner. Dijo Jennifer mientras le pasaba una pequeña nota.

"El maquillaje se le estaba escurriendo y tuvo que arreglarlo. Disculpe las molestias. Atentamente la dirección." Leyó la profesora Turner.

-Fue horrible señorita Turner. Usted no entendería. Se nota que no usa ni labial. Dijo Jennifer exageradamente.

–Okay Jones. Tome asiento. Dijo la profesora Turner mientras ajustaba sus enormes gafas.

-Era obvio que la nota era falsa y que la profesora Turner lo sabía, pero estaba tan acostumbrada que lo tomaba bien o eso creo.- Pensó Emily.

Jennifer se sentó y casi de inmediato accidentalmente tumbó la gaseosa de Emily que estaba sobre la mesa.

–¿Qué pasó aquí? Preguntó la profesora turner seguido de acercarse hacia ellas. Jennifer puso una cara de que no diría nada y menos aceptar la responsabilidad por el desorden que había hecho.

–Lo siento señorita Turner, fue un accidente —Intentó decir Emily.

-Señorita Marshall, limpie este desastre ahora mismo. –Pero... –Sin peros. ¡Vaya!

Emily se levantó de la silla con el ceño fruncido para ir a buscar al conserje.

Caminó pacientemente hasta el final del pasillo y abrió una enorme puerta de metal que decía "conserje" en el centro. Bajó las escaleras, llamó al conserje pero no respondió. Al parecer no estaba ahí.

El conserje no estaba pero ahí estaban las cosas que ella necesitaba para limpiar el desorden que hizo Jennifer.

Cuando Emily iba a tomar la primera escoba que vió, escuchó una respiración. Ella no era supersticiosa para creer en cosas como fantasmas y eso, pero escuchar una respiración de otra persona si le causaba un poco miedo.

Cuando miró detrás de su hombro estaba Nate Brown. Estaba recostado en una esquina de la pared fumando. Le había dicho que ya no lo haría pero a Emily no le importaba si lo hacía o no. Ya no más.

Ella sólo quería irse de ahí, pero era como si la tuviera atrapada con su mirada. Ya veo porque las chicas de esta preparatoria estaban locas por él. Vestía una chaqueta de cuero negro, y sus ojos eran del mismo color pero más intensos. Podía decirse que hasta brillaban.

-¿Qué me ves? Lo escuchó decir mientras tiraba su cigarrillo al piso. No faltaba masculinidad en su voz. Era tan intensa y espeluznante como su miraba.

-Lo... Lo siento, disculpa —Tartamudeó Emily cautelosamente.

Dejó de mirarlo para no crear ningún tipo de discusión. Estaban en el sótano y Emily no quería ocasionar otro espectáculo para el aire.

-¡Sal de aquí! Exclamó Nate mientras apuntaba con su dedo la puerta de salida.

-¿Qué diablos se creía él? Pensó Emily.

Casi de inmediato tomó la escoba que necesitaba y subió las escaleras. Cuando la puerta fría se cerró, Emily se recostó por unos segundos en la pared. En serio estaba asustada. Él era tan intimidante que ella no sabía qué hacer.

Pasaron los minutos y Emily todavía estaba nerviosa. Ella no podía borrar la mirada de Nate de su mente.

Su distracción fue interrumpida por el murmullo de los estudiantes. Todos estaban saliendo de los salones de clase a ver lo que pasaba. Ella escuchaba murmullos pero no entendía nada.

Cuando Emily salió a ver lo sucedido era Nate Brown a quien el director se estaba llevando. -¿Qué pasó? Preguntó Emily cautelosamente. -Lo encontraron fumando cigarrillo en el almacén del conserje. Respondió una chica del salón de enfrente.

Cuando el director iba a salir con Nate sus ojos estaban puestos en Emily. Su mirada no era igual. Ahora los tenía menos brillosos y molestos.

Tal vez él pensó que Emily lo había delatado. Aunque ella hubiera querido hacerlo, estaba tratando de evitar problemas. Emily no quería estar ligada con Nate y menos tener problemas con él.

Al salir de la preparatoria los ojos de Nate todavía seguían puestos en Emily, mientras todos los chicos lo miraban a él.

Nate Brown era el único que podía causar ese tipo de atención.

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