El casino del edificio estaba llenó con todos los trabajadores de industrias Mokujin. Como día inaugural, la comida era proporcionada por la empresa.
Sin embargo, entre tantos oficinistas destacaba Kain, en una mesa cercana a un ventanal con vistas al jardín lateral. Afuera hacia frio, el cielo nublado y corría una brisa fresca. Todavía no había caído la primera nieve, pero el estado del cielo lo auguraba.
Kain estaba sentado con un pocillo con comida caliente en la mano izquierda y una cuchara pequeña en la mano derecha. Frente a él estaba Megumi, también sentada en una silla. Ella tenía a Hashirama sentado sobre su regazo mientras Kain lo alimentaba.
—Eso, así es— dijo Kain con una amplia sonrisa. Hashirama abrió grande su boca y Kain metió la cuchara con comida.
Por otro lado, para Megumi era todo un misterio la situación actual. Rei-chan se había retirado con los gerentes para tener una reunión y avisarles cómo se iba a manejar la empresa mientras ella estaba fuera por un par de semanas. El hecho es que, a Megumi le parecía bastante extraña la actitud de Kain. Él estaba muy relajado y daba la impresión de que no le importaba la reunión.
Hokage-sama había compartido la información relevante de su reunión en ciudad Tengu y para sorpresa de todos, Kain había sido reconocido como dios shinobi. Junto a eso, habían planificado tallar su rostro en la montaña donde se recordaba a todos los hokages. Una gran noticia. También se le había llamado a Kain el hombre más inteligente del mundo y hokage-sama había solicitado a todo el mundo que no lo llamaran dios shinobi. En su lugar, que lo llamaran su excelencia. La razón detrás de dicha solicitud conmovió a muchos, sobre todo a los ancianos que recordaban con mucho cariño y respeto a Hashirama Senju.
Sin embargo, para ser dios shinobi/su excelencia, el hombre más inteligente del mundo y otros títulos en reconocimiento, Kain se veía como un padre normal alimentando a su hijo ¿Qué podía estar pensando el hombre más inteligente del mundo? Se preguntó Megumi ¿Por qué no estaba pendiente de los negocios?
—Terminamos— dijo Kain y coloco la cuchara en el pocillo y lo dejo sobre la mesa. Él miró a Hashirama, pequeño, de cabello liso y castaño con hermosos ojos azules. Todo el mundo le decía que el niño sacó sus ojos, pero Kain pensaba que Hashirama había heredado los ojos de Rei-chan. A Kain le gustaban los ojos de Rei-chan. Por su parte, Hashirama saboreaba la comida en su boca y se relamía los labios. Kain mostro una amplia sonrisa, miró a la mesa y tomo una servilleta —dame un momento— dijo y le limpio los labios a Hashirama. Este último frunció su pequeño ceño y quedó mirando a Kain. Este último sonrió y miró a Megumi. Ella parecía pensativa. Llevaba el cabello rubio ordenado en un moño con el flequillo largo cubriéndole los ojos. Tenía bonitos ojos verdes y facciones agradables a la vista.
—¿En qué piensas, Megumi?— preguntó Kain y sonrió, volvió a mirar a Hashirama y le continuo limpiando el resto de comida alrededor de la boca. Hashirama llevó su mano para apartar la de Kain, pero Kain se la sujeto y le dijo —solo espera un momento, ya termino—
—Nada, señor— respondió Megumi con Hashirama en sus brazos. Ella miró por el lado y se dio cuenta que la comida del bebé se había terminado.
—Kain-sama, ya es la hora— dijo Mari Hatake, a un lado de Kain. Ella estaba acompañada de dos guardaespaldas y el resto acompañaban a Rei-chan.
—Sí, ya lo sé, tenemos algo de tiempo— respondió Kain en un tono desenfadado, miró hacia atrás y sonrió.
Mari Hatake, la mujer madura con el cabello gris, corto y rizado, lo quedó mirando y cuando sus miradas coincidieron, se ruborizo, pero trato de mantenerse seria. En estos momentos ella estaba trabajando.
Kain sonrió con tranquilidad y miró a Megumi. Ella tenía a Hashirama sentado en sus piernas —parece que estabas pensando en algo importante— dijo
—No, bueno— respondió Megumi con ciertas dudas
—Si quieres hacer una pregunta, hazla. Mientras no ofenda a mi hijo o a mi esposa, no me molestare—
Megumi espero durante unos segundos y la curiosidad la supero, así que ella preguntó —¿Por qué usted no está en la reunión con Rei-sama?—
Kain quedó mirando a Megumi, sonrió y le dijo —porque no es necesario—
—Ya sabe lo que se va a decir de antemano—
—No— dijo Kain con una sonrisa divertida pensando en lo que había imaginado Megumi, como si él fuera alguien insuperable. Últimamente toda la gente pensaba así de él. Kain continuo —es solo que confió en mis elecciones. Rei-chan no está en esa posición por mero capricho o porque es mi esposa. Fue una decisión tomada con cuidado por mí y Naomi, mi otra esposa. Confiamos en el carácter de Rei-chan y sobre todo en sus habilidades—
—Veo— dijo Megumi mientras apoyaba sus labios sobre la cabeza de Hashirama. Ella susurro —así piensa el hombre más inteligente del mundo—
Kain soltó una risita al escucharla y la quedó mirando a los ojos.
Megumi se ruborizo y agacho la mirada.
—Quisiera hacerle una pregunta— dijo un hombre que se acercaba a la mesa.
Los guardaespaldas ya lo estaban mirando desde que se levantó de su mesa, a unos diez metros de la mesa de Kain. Los guardaespaldas se adelantaron y formaron un perímetro de un metro alrededor de la mesa y se interpusieron frente al hombre.
Kain levantó la mirada, no era necesario, con su percepción sabía lo que hacía cada uno de los que estaban en el casino. Incluso como algunos tenían por costumbre rascarse la nariz mientras estaban comiendo. Con su divinidad de pensamiento múltiple podía manejar varios canales de información en paralelo sin perder ningún detalle o control sobre todos sus cuerpos.
Kain observo al tipo. Él tenía el cabello corto, rubio y rizado, de buena apariencia, pero a pesar de verse tan atractivo, no emitía un aura seductora. En su lugar, tenía un aire cercano, amable y confiable. Su ropa se veía cara y elegante. Un traje de color azul piedra y camisa blanca.
Kain observó al tipo, había muchas cosas que no cuadraban en él. Para empezar, según la base de datos, era un estafador buscado en la nación del Rayo y el Círculo Dorado (en las islas de entretenimiento, al sur del mapa) Dos de los lugares donde estaban reunidas la mayor cantidad de recursos. Sin embargo, a pesar de su habilidad, no era shinobi y no tenía chakra. Eso demostraba una gran habilidad y mucha confianza. No parecía temerario, pero un auténtico charlatán que vende helado en invierno y leña en verano.
—Tú no eres parte de los trabajadores de la empresa— dijo Mari Hatake, quien, como guardaespaldas, había leído la información de todos los trabajadores. Alguien con las características de este tipo no pasaba desapercibido.
—Oooh, si lo soy. Hoy es mi primer día— respondió el tipo con una sonrisa afable. Él miró a Kain y lo observo. Alto, cabello blanco y ojos azules. Ahora él entendía porque su hermana estaba tan motivada a venir a este lugar —quiero hacerle una pregunta— dijo
Kain observo al tipo, ni siquiera le estaba preguntando, solo le estaba informando, bastante descarado, pero no le molestaban este tipo de jugadores —si no ofende a mi esposa o hijo, adelante— respondió.
Entonces el tipo fue consciente del bebé en los brazos de la muchacha linda del flequillo largo. El tipo miró a Kain y le dijo —es algo complicado—
Kain quedó mirando al tipo, para ser un charlatán, le preocupaban mucho los inocentes. Kain observo a Hashirama y después miró a Megumi —lleva a Hashirama a mirar los alrededores— dijo
Megumi asintió, se levantó y miró a los guardaespaldas, pero antes de que ella pudiera decir algo, Mari le dio la orden a los dos guardaespaldas para que siguieran a Megumi y Hashirama.
Kain no se metió ni dio indicaciones, él se dedicó a leer al tipo con la apariencia de buena persona. Parecía confiable y cercano, no era extraño que hubiera tenido tanto éxito en la nación del Rayo o el Círculo Dorado. Él no era el tipo de persona del que esperarías ser estafado.
Mari Hatake, a la derecha de Kain y un paso por detrás de la silla, observaba al tipo buscando indicios de algún ataque. Como no los vio, ella siguió con la mirada al grupo de Hashirama y Megumi. Los guardaespaldas iban a su alrededor con un metro de distancia.
Kain continúo observando al tipo y señalo la silla en la que antes estaba sentada Megumi.
El tipo sonrió, era una buena sonrisa. Incluso Kain tenía que admitirlo. Era una sonrisa cautivadora, pero sin atracción sexual. Era cercana y amigable, como si él realmente se alegrara del gesto de Kain. Sin embargo, los ojos de las personas eran una puerta a su alma y la mirada perdió por un segundo ese brillo amable. Nadie podía ser perfecto ni mantener una actuación durante mucho tiempo. Micro expresiones, era el término.
—Hola, mucho gusto, soy Makoto Kagura— dijo el tipo y extendió su mano mientras miraba a Kain a los ojos.
Kain lo observó y miró su mano. Kain se mantuvo inexpresivo por un par de segundos y después mostro una sonrisa que floreció poco a poco y por fin le estrecho la mano —técnicamente, no hay ningún Makoto en el árbol genealógico de los Kagura— dijo. Lo cual era verdad. Al instante en que Makoto dijo su apellido, la interfaz visual de Kain le mostró una ventanilla detallando las tres últimas generaciones de Kagura. Por supuesto, Eiji, la persona que murió con el disparo en la cabeza hace tiempo en el evento de modas de Akane, tampoco estaba en el árbol genealógico.
Makoto se mantuvo tranquilo y visualmente seguro. Él mantuvo el contacto visual y guardo silencio como si esperara que Kain revelara lo que sabia. Sin embargo, Kain conocía el juego y eso no pasaría. Kain le sostuvo la mirada y lo espero, ambos jugaron el mismo juego, pero Makoto desistió primero. Este último retiro su mano y la llevó a su cara para rascarse la mejilla como si estuviera avergonzado. Por lo general, la gente inteligente tenía la necesidad de escupir todo lo que sabía de la otra parte como si eso demostrara su superioridad.
Kain retiro su mano y la puso sobre su rodilla derecha, la espalda recta y apoyada en el respaldo de la silla, las piernas abiertas y una mirada tranquila, analítica —dime— dijo —¿Cuál sería esa pregunta? Ya sabes, mientras no ofenda a mi esposa o hijo, no me importa—
Makoto Kagura observo a Kain, este último estaba tranquilo y se notaba en su postura que estaba a cargo. No parecía estar ocultando nada y que tampoco le importara ser preguntado abiertamente. Entonces Makoto se preparó para hacer su pregunta, pero observo con cuidado a la mujer detrás de Kain. Ella era mayor y hermosa. Había un calor especial en ellos dos, una cercanía sexual.
—Le gusta estar rodeado de mujeres hermosas— comento Makoto con una sonrisa amigable
Kain sonrió, levantó su mano y miró hacia atrás. Mari lo quedó mirando, ella miró hacia otro lado y se ruborizo. Ella estaba haciendo su trabajo, pero no era el momento para esto. Sin embargo, ella lo miró de soslayo y extendió su mano. Kain tomo la mano y le beso el dorso, después la posiciono sobre su hombro y observo a Makoto como si le preguntara ¿Qué más puedes deducir?
Sin embargo, el objetivo de Makoto no estaba en revelar todo lo que podía decir de Kain sino en distraer y relajar la atención de Mari Hatake. Ella era realmente amenazante. Un distractor.
Makoto miró a Kain con seriedad y le preguntó —¿Usted mato a Eiji Kagura?—
Kain lo quedó mirando y observando su expresión. La expresión era seria, pero los ojos eran la puerta del alma y demostraban que a Makoto le importaba esta pregunta más de lo que parecía a simple vista.