—No podemos ir directo al aeropuerto— comentó Kanji.
—¿Y si no son los hombres de Akira?— preguntó Lin.
—Akira no sería tan obvio— añadí.
—Tienes razón. James, prepárate—le dijo Kanji.
—Entendido, señor.
Dios mío, yo no quiero arrastrar a mis hijos a presenciar estas cosas.
—¿Qué van hacer, mamá?—me preguntó Kaori.
—Kanji, por favor. Tengan cuidado— le pedí.
—No te preocupes, ys estoy acostumbrado a esto. Será muy rápido— miró a Kaori y me hizo seña para que la tapara, así que llevé la cabeza de Kaori a mi pecho.
—Quedémonos así mientras esto pasa, mi amor. Todo estará bien, ya escuchaste a Kanji— le dije, tratando de calmarla.
James frenó el auto de golpe y esperaron a que el auto que venía siguiéndonos se detuviera para bajarse, tapé los oídos de Kaori y traté de que no viera nada. James y Kanji se bajaron, y ahí fue cuando los disparos se comenzaron a escuchar. Vi a Lin bajarse del auto también, y eso me aceleró el corazón.
—¡Lin!— le grité, pero no me hizo caso. Vi por el cristal cuando sacó su arma y comenzó a disparar también.
—¿Qué pasa con Lin, mamá?— preguntó Kaori, tratando de mirar y la acerqué más a mi pecho.
—Nada, princesa, no te muevas.
Se detuvieron de disparar y vi a James caminar hacia el otro auto. Kanji caminó, y Lin lo siguió. Quise mirar por el cristal para ver lo que estaba pasando, pero no era mucho lo que podía ver.
Lin
—Hay dos heridos y un muerto, señor— informó James.
—Hay un cuarto— dije, caminando hasta detrás del baúl del auto —Hola —le apunté con el arma y le disparé en la cabeza.
—Podemos sacarle información a este, es el menos jodido que está— sugirió Kanji—. No son profesionales, por suerte—Kanji le quitó la capucha y se percató de quien era uno de ellos.
Lisa
No podía esperar más en el auto, sin saber lo que estaba ocurriendo afuera.
—Kaori, quédate abajo y no salgas, es por tu bien y el de tu bebé. Voy a bajarme a ver qué está pasando.
—Esta bien, mamá— Kaori estaba nerviosa, ¿y quién no iba a estarlo?
—Solamente a ti te necesito — le dijo Kanji al hombre.
—Con uno que hable es suficiente—dijo Lin, y le disparó a uno de los hombres que estaba en el piso herido, y se percató de que estuviera realmente muerto dándole un golpe con su pierna en la cara.
—¿Qué es lo que has hecho, Lin?— mis manos comenzaron a temblar al ver a mi hijo haciendo algo como esto a sangre fría. Ver a Lin era como ver a Akira, su rostro no mostraba ni una gota de arrepentimiento o de lastima. ¿En qué se han convertido mis hijos?
—Lisa, debiste esperar en el auto— dijo Kanji.
—¿Por qué hiciste esto, Lin?
—¿Por qué? Estoy defendiendo a mi familia.
—Para eso estaba James o Kanji. ¿Por qué tuviste que ensuciar tus manos también?
—¿Y qué te hace pensar que ya no lo estaba, mamá?— sus palabras me partieron el corazón en mil pedazos. Recuerdo lo que sucedió con Akira. Él fue quien le enseñó esto, terminó de arrastrar a mi hijo a esto.
—Lin, ¿Por qué tú tienes un arma?— Kaori había salido del auto y se quedó viendo a Lin. Kaori vio los cuerpos que estaban en el piso y se asustó mucho—. ¿Acaso eres como los demás?
—Guarden las armas— ordenó Kanji a James.
Los tres lo hicieron, pero ¿De qué vale ahora? Ya Kaori los había visto. Lin caminó hacia Kaori y ella retrocedió.
—Hablemos… — le dijo antes de hacerle seña para entrar al auto.
—Lo siento, lisa. No pensé que el tendría un arma, ni mucho menos que sería capaz de matar a alguien. No pude evitar que cometiera una tontería.
—No te disculpes, la culpa no la tienes tú, la tiene su padre por haberlo entrenado para convertirse en un asesino a sangre fría como él —le respondí, y Kanji bajó la cabeza.
—Leiko, mira a quién tenemos aquí— dijo Kanji, poniendo su pierna en el cuello del hijo del Sr. Huswan.
—Vaya, si veo que realmente iban a traer problemas— comenté.
—Esperaron a que las cosas se calmaran para mandarnos a eliminar. Que inteligente de su parte. Ya están en bancarrota, pero ustedes mismos se lo buscaron. Haciendo contratos falsos y lavando dinero dentro de su empresa, ni siquiera tienen dinero para pagarle a buenos matones. Que lástima dan.
Kaori
—Kaori, te había dicho una vez que protegería a mi familia cueste lo que cueste, a esto me refería.
—¿Matar personas es, según tu, la manera de proteger a tu familia?
—Si no lo hacíamos, nosotros seríamos los que estaríamos ahí muertos. No podía permitirlo. Si algo te pasa a ti o al bebé no podría perdonármelo, ¿Lo entiendes, Kaori? — trató de acariciar mi mejilla, pero lo rechacé.
—Me das miedo.
—Kaori…
—No eres diferente de papá o de esos hombres.
—No digas eso, Kaori.
—No te acerques a mi, por favor.