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No sé qué mierdas hacer. Si acepto esto lo tendré encima todo el maldito tiempo, si me niego puede hacerle daño al bebé o hasta descubrir lo de Kaori y Lin. Estoy segura que debe estar sospechando de que algo raro está pasando. Kanji dijo que tenía que llamar su atención de alguna manera, pero tener que cuidar a su hijo con otra mujer, es un maldito descaro.

—No tenemos que llegar a estos extremos. Lo cuidaré solo por unos días, pero tan pronto consigas una niñera, te lo llevas. No voy a cuidar de un bebé que no es mío, y que fue producto de tu infidelidad.

—Buena chica— Akira bajó el arma y la guardó en su pantalón. Jamás me había sentido tan humillada.

Me acerqué lentamente a él y cogí al bebé.

—Te ves tan hermosa cargando a nuestro bebé.

—¡Eres un descarado! Ya fui clara, solo unos días y te lo llevas.

—Lo que digas, mi corderito.

—Y no te quiero aquí metido con la excusa del niño, acabas de demostrar que no te importa, así que te quiero lejos por ahora, tanto de él, como de mi.

—Me encanta cuando te haces la difícil, hace que quiera tenerte a mis pies, o más bien debajo de mi.

—¡Púdrete!— le di la espalda y caminé con el bebé, pero añadió algo más.

—Quiero ver a Kaori, necesito despedirme de ella.

La piel se me volvió a erizar. Aunque no se nota su embarazo, puede decirle algo diferente sobre el viaje. No le he dicho de la excusa que inventé.

—Ella no quiere verte— le dije, tratando de evitar su encuentro.

—Deja que me lo diga ella misma.

—Hablaré con ella y haré lo que ella decida.

—No, yo mismo lo haré.

Dios mío. Si sigo negándome y dando más excusas, lo más probable sospeche que algo más está pasando. ¿Por qué me pasa esto a mí?

—Esta bien, solo a despedirte.

Entré a la casa y ellos estaban sentados en la sala.

—¿Qué hace este hombre aquí?— preguntó Kaori levantándose.

Mis piernas estaban temblando al tener a Akira tan cerca. Estaba mesiendo al bebé, estaba como queriendo llorar.

—¿De quién ese bebé?— preguntó Lin.

—Tu hermano— respondió Akira, antes de que yo pudiera hacerlo.

—¿Qué?— ambos preguntaron al mismo tiempo, y fijaron su mirada en mí. No sabía qué mierda decir, no les había dicho sobre esto.

—Vamos a calmarnos. Este bebé…

—No tienes que explicar nada, es lo que se ve — añadió Akira—.  Kaori, quisiera despedirme de ti antes que te vayas.

—¿Despedirte?— Kaori se puso pálida, supongo que cree que Akira ya sabe.

—Le estaba diciendo de la beca que obtuviste en la escuela, ya que no le había dicho— comenté, y Lin me miró fijamente.

—No tienes que darle explicaciones a este— dijo Lin.

—Cuida tu actitud, mocoso.

—Ya cálmense. Kaori, solo despídete para que no fastidie más— le dije.

—No, no lo quiero cerca. No sé ni qué hace aquí. Te dijimos que no te queríamos ver más. ¿Por qué nos buscas?

—Kaori, te amo más que nada en la vida y quiero lo mejor para ti. Sé que cometí un error y por eso estoy aquí, pero no me sigas alejando más de ti, me hacen mucha falta los tres.

—¿Falta? ¿Te hicimos falta cuando te largaste con tu otra mujer? ¿Te hicimos falta cuando nos abandonaste todos estos años? ¡No me jodas!

—Cálmate, Kaori— Lin abrazó a Kaori—. Tu presencia le hace daño, ya lárgate de aquí, Akira — le pidió Lin.

El bebé comenzó a llorar y tuve que tratar de calmarlo.

—¿Ese bebé es realmente tuyo?— preguntó Kaori.

—¿Le hiciste un bebé a otra mujer?—preguntó Lin.

—Ya cálmense, niños. Luego les explico, pero no peleen mas, por favor— les pedí.

—Te amo, Kaori, espero que todo te salga bien. ¿Puedo al menos mandar a mis hombres contigo?

—No quiero nada que venga de ti. Eres un cerdo, y un descarado, luego tantos años aparecerte por nuestra casa a traernos más problemas. Si no fuera por ti, no tendría que estar huyendo— gritó Kaori con todas sus fuerzas.

—¿Huyendo?— preguntó Akira.

—Kaori...

—Estoy cansada de ocultar las cosas— Lin la jaló del brazo antes que siguiera hablando.

¿Acaso planeaba decirle? Mi corazón se aceleró como nunca. Akira se veía afligido, pero confundido a la vez.

—Vete de esta casa, no eres bienvenido aquí— le dijo Lin, llevándose a Kaori de la sala.

Akira se giró hacia mí.

—¿Me dirás de qué está hablando, Kaori?— no sabía ni qué decir.

—Ella no quiere estar aquí y aceptó lo de la beca para tener la oportunidad de tener una vida normal, lejos de todo esto, creo que es mejor así— Akira me miró fijamente, se veía muy incrédulo.

—Eres tan linda, pero a la vez tan mentirosa — acarició mi mejilla—. Solo espero que no me estés ocultando nada importante, corderito— la piel se me erizó y mis piernas querían ceder de los nervios que sentía.

—No le hagas más daño a nuestros hijos, por favor.

—No lo haré, yo ya me voy. Pasaré a traerte unas cosas mañana, espero no me evadas ahora— su mirada me provocó escalofríos.

—Adiós, Akira— acarició mi mejilla nuevamente y sonrió antes de irse.

Según cerró la puerta, pude tener un momento de respirar normal. ¡Dios mío! No pude controlar mis lágrimas por la presión que sentía en el pecho. Lin salió y dejó a Kaori en su cuarto.

—¿Me vas a explicar porque tienes ese bebé en tus manos?— preguntó Lin.

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