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Akira me sacó de ese infierno; al fin pude lograr lo que quería, aunque el costo fue muy caro. Hasta sentarme en el asiento del auto me dolía. Tal parece que en vez de tener un esposo, tengo un padre. No puedo negar que la idea no me desagrada.

—¿Necesitas ayuda para levantarte, linda?— sonrió con malicia.

—No, yo puedo sola— salí del auto.

Fuimos a la casa para bañarme y cambiarme, para ir a la casa de Mr. Jefferson. Tan pronto llegué, escuché los gritos de Kaori y Lin. Corrieron hacia mí y me abrazaron fuertemente.

—Mis niños, ¿Cómo han estado? ¿Cómo se sienten? — les daba besos a ambos, y los abrazaba con todas mis fuerzas. Tal parecen años que no los veía. Estaban mucho más grandes y hermosos. Kaori mucho más alta, y el parecido de Lin a Akira era cada vez más notable. Parecen padre e hijo.

—Mamá, te echamos tanto de menos. No vuelvas a irte más tiempo, la casa no es la misma si no estás. Quiero que prometas que para la próxima, nos llevarás contigo, por favor— dijo Lin llorando.

—Lo prometo, mis amores. Los amo con toda mi alma, no saben como los extrañé— no podía contener mis lágrimas, me sentía muy emocionada de, por fin, poder abrazarlos y besarlos.

—Te amamos mucho, mamá— dijeron ambos en lagrimas. Nos quedamos abrazados por un largo tiempo.

Mr. Jefferson se acercó y se veía afligido.

—Bienvenida a casa, lisa— me abrazó fuertemente y estaba llorando también—. Gracias a Dios estás bien, no sabes todo lo que hemos sufrido— su voz se escuchaba entrecortada.

—No sabes cómo los he extrañado a todos, ya todo estára bien.

—Vamos dentro — me aguantó el brazo y entramos.

Akira caminó con los niños agarrado de manos, se veían muy hermosos; al fin estoy con mi familia, no veía la hora de estarlo.

—¿Y mamá? —Mr. Jefferson hizo silencio y miró Akira.

—¿Pasa algo?— pregunté, al ver el ambiente extraño que se formó.

—Salió con nuestro hijo— respondió Mr. Jefferson algo nervioso. 

—¿No están ocultando algo ustedes dos? Los conozco lo suficiente como para saber cuándo mienten— Mr. Jefferson volvió a mirar a Akira.

—A mi no me mires, haz de cuenta que no estoy aquí— al Akira decirle eso, él no encontraba qué decir.

—Ya que ninguno de los dos dirá nada, entonces lo haré yo— Lin caminó al medio de la sala y me miró fijamente—. Abuela está enferma, está en el hospital, mamá.

—¿Qué? ¿Qué tiene mi mamá?— Todos hicieron un silencio incómodo, y eso me hizo desesperarme.

—No hubiera querido que lo supieras, no por ahora, pero es imposible seguirlo ocultando— dijo Mr. Jefferson.

—Ocultarle las cosas a mamá, no va a solucionar el asunto, abuelo. Mamá tiene el derecho de saber lo que está sucediendo — comentó Lin.

—Lin, ya que estos dos no van hablar, cuéntame tú, querido.

—Le encontraron un tumor cerebral, hemos estado viajando en busca de un buen cirujano o tratamiento, pero todo ha sido en vano.

—¡Dios mío!— tapé mi boca y mis lágrimas comenzaron a bajar. Mi mamá ha estado enferma y no he podido estar con ella.

—Ella quería decírtelo, pero no sé atrevía a hacerlo, estaba muy preocupada por ti— dijo Mr. Jefferson.

—Claro, la solución que siempre encuentran en esta familia es el maldito silencio.

—Abuela estará bien, mamá— comentó Kaori.

—¿En qué hospital está?— les pregunté.

—La tienen dormida casi todo el tiempo, lisa.

—La iré a ver luego. Ese día del cumpleaños de Lin, ella planeaba decírmelo, ¿cierto?

—¿Nos escuchaste?

—Sí, todo este tiempo, hasta ahora han estado ocultándome esto. Esta familia esta llena de cobardes.

—No hables así frente a los niños, lisa— pidió Mr. Jefferson.

—Mamá tiene razón. Les advertí que no lo hicieran, pero ninguno hizo caso, mamá— dijo Lin.

—Pero tú no le guardarás secretos a mamá, ¿Verdad?—le pregunté.

—No lo haré nunca más, mamá.

—Estoy muy orgullosa de tener un niño tan valiente y honesto como tu— acaricié la cabeza de Lin y sonrió —. Desde hoy, irán a vivir con mamá de nuevo, ¿Les parece?— les dije.

—Sí, mamá— asintieron los dos.—. ¿Por qué no me enseñas tus dibujos, Kaori?

—Si, mamá — me fui con ambos de la mano hasta la habitación.

Según salga de aquí, iré al hospital. Tengo que ver a mi mamá, no la quiero seguir dejando sola.

Akira

—Ahí tienes, viejo. Sabía que no era buena idea. Ella ha estado pasando por mucho y todo viene en cadena.

—Está tan cambiada, Akira. No parece a la lisa que conocí.

—Lisa dejó de ser esa niña tonta, padre. Engañarla ahora será mucho más difícil. Te aconsejo que no lo volvamos hacer. Ahora seré yo quien pague el precio. Lo más probable mañana amanezca con moscas. Lisa aún no está bien, y tengo que mantenerla vigilada. Creo que luego de esto, me dejará sin sexo por unas semanas, todo por desquitarse de mi.

—¿Qué mierdas estás pensando, Akira? Este tema es serio.

—El mío también, no creas. La idea es que, ahora más que nunca tenemos que estar unidos como la familia que somos.

—¿Has pensado en lo que te dije?

—No creo que sea buena idea que regreses al negocio, Mr. Jefferson.

—Esos hombres van a dar con nosotros un día de estos, y si no estamos preparados, nos van a matar a todos.

—No, no lo harán. Tengo un plan para ellos, ahora lo primero es lo primero.

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