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17

—¿Qué es lo que quieres, Kanji? Déjalos ir, por favor.

—No puedo hacer eso, no sigas insistiendo. Vamos a otro lugar— Kanji me ayudó a levantar, pero no fue brusco.

—¿A dónde me llevas?

—Deja a mi mamá— gritó Lin.

—Quédate ahí, niño. Tengo que arreglar unos asuntos con tu mamita— me hizo caminar con él. Quería mantenerlo lejos de mis hijos, por eso no puse resistencia.

Lin

—Necesito que hagas algo por mi, Kaori. Date la vuelta y desatame. Tenemos que ayudar a mamá, no tenemos mucho tiempo.

—Esta muy fuerte, no puedo soltarla.

—Si puedes, princesa, solo sigue intentando.

—Esta bien.

Lisa

Me llevó a una habitación y me hizo recostarme en la cama. Sentía mucho miedo y ganas de llorar. Estaba en pánico, mi cuerpo estaba temblando demasiado. ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? Luego de todo eso que viví, ¿Por qué tiene que volver a pasar?

—Si no me miras, no es divertido, lisa.

—No me hagas nada, por favor.

—Es difícil, no sabes cómo estoy controlándome, pero mientras me sigas mostrando esa dulce expresión no sé si pueda aguantar — desvié la mirada, no soportaba ver su rostro.

—Perdona la vida de mis hijos, por favor.

—Me gustas, lisa. Ahora entiendo porqué tenías de cabeza a mi sobrino. Tienes un rostro bonito y un cuerpo muy tentador. Eres la primera mujer que tengo enfrente y no la tengo a mis pies o debajo de mí. Que irónico, debería estar odiándote o haciéndote sufrir, pero no siento ganas de eso. Quisiera observar más de cerca todas tus expresiones — se subió sobre mí. Estaba temblando como jamás había lo había hecho. Tener que ver ese rostro de alguien que me causó tanto daño era doloroso. Me invadía el miedo, los recuerdos, la desesperación, el odio, sentía mi corazón agitado y esas ganas inmensas de llorar, como si de algo sirviera. De eso se alimentaría alguien como él, del sufrimiento ajeno y más si es de su enemiga. No quiero mostrarle lo que siento, no se puede demostrar debilidades o se aprovecharán de ellas, pero ¿cómo le hago con esto que estoy sintiendo por dentro? No quería mirarlo, traté de mirar a otra parte.

—Ahora estoy viendo este rostro como una maldición, porque no puedes mirarme sin recordar a mi sobrino y es realmente irritante— me besó en la mejilla y sonrió relajado—. Yo no soy mi sobrino. Jamás he abusado de una mujer, ni tampoco lo haría, mucho menos de ti. Si hubiera querido matarlos ya lo hubiera hecho, ¿No crees?

—No entiendo lo que quieres entonces.

—Quiero vengarme de Akira. Ese es mi enemigo, no tu. Solo los necesito para que venga él, no planeo hacerles daño.

—No mezcles a mis hijos en este ajuste de cuentas, por favor. Yo me quedo aquí mientras Akira viene, pero no los metas en esto, te lo pido.

—Mierda, si que eres muy bonita. Lástima que tuviste que casarte con Akira. Deberías considerar dejarlo por un hombre de verdad, ahora cuando acabe con él serás una viuda, podrás volver hacer tu vida y me gustaría anotarme en esa lista.

—No hables mal de mi esposo en mi presencia— antes que pudiera terminar de decirlo, robó mis labios y giré mi rostro lo más rápido que pude, pero ya lo había hecho.

—Todos los hombres son iguales. Son tan despreciables— no podía detener mis lágrimas. Me sentía muy afectada y la frustración de estar amarrada, al igual que esa vez, era desesperante. Él se detuvo y su expresión se veía extraña. Por un segundo no parecía que estuviera feliz o disfrutando de esto, todo lo contrario. No entiendo lo que pasa por la mente de este hombre.

—Yo… — antes de que Kanji pudiera decir algo, vi una mano con una botella de cristal detrás de él. Le golpearon la cabeza con la botella, Kanji cayó al suelo inconsciente. Quedé fria, al ver que la persona que tenía la botella era Lin. Es mi culpa por no haber buscado la forma de defenderme o soltarme. Mi hijo se acaba de ensuciar las manos por mí. Me sentía culpable, pero ahora no es era momento de decir nada.

—Mamá, ¿No te hizo nada? — Lin me desató.

—No, mi amor. Siento mucho que hayas tenido que presenciar esto— no podía controlar mis lágrimas. ¿Qué tipo de madre soy? Lin me abrazó.

—No es tu culpa, mamá— me ayudó a levantarme y caminamos cerca de Kanji.—. ¿Está muerto?— había algo de sangre en el suelo, no quería que siguiera viendo esa escena.

—No te preocupes, mi amor. Sal de la habitación y ve con Kaori —Lin salió de la habitación y busqué en la ropa de Kanji por si tenía un arma, pero no. Encontré las llaves del auto y las guardé. Debe haber algún arma en alguna parte.

Busqué en la habitación y encontré una en la gaveta, estaba cargada. La guardé en mi pantalón y salí del cuarto. Habían varios hombres afuera, no quería arriesgar a mis hijos, pero tengo que sacarlos de aquí. Si llegamos al auto podríamos irnos. Kaori corrió a mis piernas para abrazarme y la cogí al hombro.

—¿Qué haces con esa arma, Lin? ¿De dónde la sacaste?— me quedé fria al ver a Lin con un arma en la mano y cargándola como si nada.

—Estaba encima de la mesa, mamá. No es momento para reclamos, tenemos que salir de aquí— antes que pudiera decir nada, Lin caminó a la puerta de la entrada.

—Espera por nosotras. No des un paso más— bajé a Kaori para asomarme poco a poco a la salida, pero habían varios hombres ahí y tengo que evitar a toda costa que vayan a dispararnos.

—Vamos a tener que salir por otra parte. Una de las ventanas debe abrir, si llegamos al auto tenemos probabilidades de salir de aquí— Lin caminó a una de las ventanas y la abrió.

—Por aquí, mamá— salí primero para ayudar a Kaori a salir y a Lin. Nos mantuvimos ocultos detrás de la pared del costado de la casa. Se podía ver el auto desde aquí. Al ser de noche teníamos algo de ventaja.

—Caminaremos hasta el auto los tres juntos. Tenemos que ser precavidos — nos quedamos quietos observando algún descuido de ellos. Solo espero que no nos descubran, si les pasa algo a mis hijos no me lo perdonaría nunca. Vi que dos de ellos estaban hablando y creí que era el momento—. Ahora— caminamos lentamente, tratando de no hacer ruidos con nuestros pasos. Tuve que cargar a Kaori en los brazos pues sus zapatos eran muy ruidosos. Nos escondimos por el lado del auto. Abrí la puerta de atrás y subieron.

—Bajen la cabeza y manténganse abajo— entre por la puerta del pasajero, evitando que me fueran a ver. Tengo que hacer todo rápido. Encendí el motor del auto y aceleré para salir de ahí. Se escucharon varios disparos detrás nuestro, pero no me detuve, solo seguí el camino. No sabía ni donde mierdas estaba. No tenía teléfono para llamar a Akira o a Mr. Jefferson —. ¿Están bien? — les pregunté.

—Si, mamá. ¿Podemos levantarnos?

—Si, ya pueden hacerlo— solo espero que no nos sigan. No veía ningún auto detrás nuestro, pero yo no sé el camino y ellos lo más probable si. Tenemos que salir de aquí.

Akira

Llamada telefónica

—¿Cómo están las cosas por la casa?

—Su esposa no ha llegado a la casa, Sr. Akira.

—¿Cómo que no ha llegado a la casa?

—Ella buscó los niños y luego se fueron, todavía no ha regresado.

—Bien, ya la llamaré, quizás está con Jefferson. — colgué la llamada.

—¿Vamos a entrar señor?

—Esperen a mi orden. Tengo que hacer una llamada primero.

—Entendido, señor.

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