—Solo necesito que la hagas salir del local, Lin, de lo demás me encargo yo. Será tu primer trabajo.
—¿Por qué la necesitas, papá?
—Su récord criminal es muy amplio. No te dejes convencer de esa vieja. Le gusta los niños lindos, se dedica a venderlos, es por eso que necesito que seas tú quien la haga salir. Harás lo que te dije al pie de la letra. Si las cosas se ponen peligrosas, sal de ahí. Te estaré esperando aquí.
—¿No puedo llevar nada para defenderme, papá?
—Te daré el arma, pero no la uses si no es estrictamente necesario. Tienes que guardarla bien en tu ropa. Estoy confiando en ti, hijo, no me decepciones.
Lin
—Nunca— me bajé del auto y caminé despacio al local. Entré y fui detenidamente buscando la señora de la foto. No entiendo para que mi padre quiere a esta señora, de igual forma no es que me preocupe lo que tenga pensado hacer, solo necesito darle resultados y así podré conseguir lo que quiero. Pude localizarla, pero en el lugar que estaba, si entro sería extraño, ya que este lugar solo es para mujeres.
—¿Qué hace un niño como tú aquí? — una de las empleadas me descubrió. Tengo que pensar en algo o me sacarán de aquí y sería un problema. Comencé a llorar y tapé mi cara.
—No encuentro a mi mamá— lo dije en voz alta para que me escucharán, mientras fingía estar llorando.
—Lo siento, niño, pero no creo que tu mamá esté aquí. Vamos al frente.
—No se preocupen, yo lo ayudaré— escuché una voz gruesa de una señora y en instantes sentí su mano en mi hombro. Alcé mi cabeza y era la señora de la foto. Una vieja realmente fea, de estatura baja, ojos muertos, una sonrisa visiblemente falsa, sobrepeso y su forma de vestir es muy anticuada. Se puede decir que ahora puedo entender porque mi padre piensa que es un asco de persona. La abracé como si la conociera.
—¿Me ayudarás a encontrar a mi mamá?
—Si, muñeco. No debe estar lejos. ¿Por qué no la buscamos?
—Si— asentí con mi cabeza y limpié mis lágrimas.
—Ya mismo regreso, queridas — le dijo a las dos empleadas que estaban atendiéndola. Solo necesito llevarla afuera—¿Dónde fue que la viste por última vez, muñeco?
—Estaba frente al local, pero luego desapareció. Ayúdeme a encontrar a mi mamá, por favor.
—No te preocupes, la vamos a encontrar— me agarró la mano y caminó por el local conmigo, buscando supuestamente a mi madre —. Aqui no está, muñeco.
—Estaba frente a este lugar, ¿A dónde pudo haber ido?— puse la expresión más inocente y triste que pude.
—No llores, la vamos a encontrar. Tienes unos ojos muy lindos. ¿Cuántos años tienes, muñeco?— me está tomando más tiempo de lo que pensé.
—13 años.
—¿Te gustan los dulces, lindo?
—Si.
—Conozco un lugar donde hacen los mejores dulces que hayas probado en tu vida, ¿Quieres ir?
—Si, pero, ¿Y mi mamá?
—La vamos a seguir buscando —me agarró la mano y sus uñas largas me estaban lastimando la muñeca. Traté de aguantar el dolor que me causaba. Caminamos hasta donde la estaban atendiendo.
—Ya mismo regreso, queridas, no se atrevan a irse.
—Como ordene, Sra. Karlett— caminamos a la entrada y vi el auto de mi papá estacionado frente a nosotros. ¿No piensa ayudarme?
—Llamaré a mi chófer, muñeco — la vieja buscó el teléfono en su cartera y en ese momento de la nada cayó al suelo. Vi a su espalda el chófer de mi papá.
—Señora, ¿qué le ha pasado?— dijo el chófer, tratando de levantarla. Intenté ayudarlo, pero pesaba demasiado para levantarla—. Hay que llevarla a un hospital— dijo en voz alta. Habían varias personas caminando a nuestro lado viendo la escena. Mi papá se bajó del auto y abrió la puerta para meter a la señora. Ayudó al chófer a subirla, ya que una persona solamente era imposible que podiera con esa mujer. Luego entramos los tres al auto.
—Buen trabajo, Lin. Creí que no lo ibas a lograr. Tardaste mucho.
—¿Qué vas hacer con ella, papá?
—No importa, hijo. Ya hiciste la parte que te correspondía, ahora papá se encargará del resto— sonrió relajado—. Dame el arma, Lin— se la di y la guardó. Por suerte no tuve que usarla, tampoco sé si hubiera sido capaz de hacerlo.
—¿Estás orgulloso de mí, papá?
—Si, para ser tu primer trabajo lo hiciste muy bien, mejor de lo que hubiera podido hacerlo yo cuando tenía tu edad.
—¿Hacías este tipo de cosas a mi edad?— pregunté curioso.
—Sí, y más, pero no quiero hablar de eso— una expresión extraña se marcó en el rostro de mi papá, pero no dijo nada más. Mi papá es genial.
Llegamos un lugar distante, un edificio en medio de la nada. Había varios empleados de mi papá e iba a bajarme, pero mi papá me lo impidió.
—Ahora vas para la casa, Lin. Debes hacerle compañía a tu mamá y a Kaori. Tu trabajo terminó por hoy. El chófer te llevará a la casa. Si tu madre te pregunta, inventa cualquier excusa. Si te pregunta dónde estoy, le dices que estoy en el casino, ¿Está bien, hijo?
—Si, papá— asentí con mi cabeza. No quise preguntar nada más. No tenía cara de que iba a responder mis preguntas. Varios hombres de mi papá se acercaron al auto a bajar a la señora. ¿Qué tipo de lugar es este? La curiosidad me estaba matando.
—Cuidate, hijo— acarició mi cabeza antes de cerrar la puerta del auto. Ese lugar era muy extraño.