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—Mientras sigas con esa actitud no voy abrirte. Estás demasiado violento y no dejaré que intentes hacer ninguna estupidez. Estás siendo demasiado impulsivo. Vete a dormir para que se te pase.

—Me provocas y luego me temes.

—No he dicho nada malo, eres tú quien se comporta como un demente— Akira le dio una patada tan fuerte a la puerta que la abrió.

—¿Vas a seguir escondiéndote?

—Si intentas hacerme algo malo no respondo, Akira.

—No eres nadie para prohibirme nada— se acercó.

—Si no puedes resolver tus problemas civilizadamente como cualquier persona normal, entonces no quiero que estés aquí.

—¿Quieres hablar del tema entonces?

—Si, me gustaría saber el motivo de tu rabia.

—Estabas cenando con otro hombre en mi Hotel, ¿Qué tipo de cualquiera en mis propias narices se burla de mi? Negaste que sucedía algo y me mentiste en mi maldita cara.

—¿Es por eso? Debiste haberlo dicho antes de comenzar a comportarte como un demonio.

—¿Vas a explicarme?

—Solo lo ayudé a buscar a su hermanito menor, quien se había perdido en el Hotel.

—Para eso hay empleados. ¿Y el motivo de la cena?

—Fue como agradecimiento por haberlo ayudado.

—¿Y le aceptas ese tipo de agradecimiento a cualquiera?

—El niño estaba llorando y me pidió que fuera con ellos, no tuve de otra, no podía dejarlo llorando.

—Buena excusa. Te veías muy sonriente con ese pendejo, hasta te besó la mano y te dejaste.

—No sé porqué me reclamas tanto cuando te acabas de revolcar con otra. Hiciste lo mismo con ella en la cena. Sea por el plan o no, no tenías que llegar a tanto. Se supone que sea yo la que te reclame y te mande a la mierda por lo que acabas de hacer. Lo mío fue una cena sin ningún interés más allá, en cambio lo tuyo fue por desquite, ¿No es así? Aún siendo un maldito plan, si por algo tan absurdo te vas a revolcar con otra, solo por desquitarte conmigo significa que te importa una mierda lo que yo sienta. No buscaste aclarar o hacerme hablar sobre el asunto, corriste a tirarte a otra y luego regresas. Si hubieras tomado el tiempo de aclarar dudas, quizás esto no pasaría. Eres un estúpido y un impulsivo, que hace lo que se te da la maldita gana.

—Te tocaba a ti hablar del asunto, fuiste tú quien lo escondió.

—Porque sabía cómo te pondrías y sabía que no ibas a escuchar razones, ya te conozco.

—Siempre buscas una excusa.

—Al igual que tu. Ya fui clara cuando dije que mientras estés con este maldito plan y te quieras seguir revolcando con tu nueva novia, no te metas en lo que yo haga. Aprovechando la conversación y para dejártelo claro, aceptaré el trabajo del Hotel. Si quieres aceptarlo bien y si no también. Si como dueño vas a mezclar los asuntos personales y no vas a permitirme volver, no hay problema. Conseguiré otro trabajo entonces. Seguiré actuando como la prima consentida para tu beneficio, pero no te quiero cerca de mi ahora. Si tienes ganas de hacerlo con alguien, ya tienes con quien hacerlo y no me mires así. Si querías provocarme y humillarme lo lograste, felicidades. Ahora no te quiero detrás del culo mío pendiente a las cosas que hago. No tienes derecho de reclamar nada. Si eres tú quien hace las cosas yo tengo que pasarlo por alto, pero si soy yo, entro a ser la peor mujer del mundo— Akira intentó tocarme, pero pensar en que tocó a otra mujer me hace sentir incómoda—. No me toques. Esos impulsos son los que van a acabar con esta relación. ¡Me das asco! — salí de la habitación dejándolo solo. Sentía ganas de estallar en llanto. Haya sido la razón por la cual lo haya hecho, tenía miedo de que esto pasara y pasó. No sé cómo pude tener la valentía de enfrentarlo sabiendo como estaba, pero creo que la culpa lo fue tranquilizando. Normalmente hubiera evitado que saliera del cuarto o hubiera respondido a lo que dije, pero no lo hizo. Descargué todo lo que sentía en el sistema hasta el otro día.

A la mañana siguiente salí muy temprano para el Hotel. El auto de Akira ya no estaba, así que no tuve que cruzarme con él en este momento. Me arreglé y me maquillé lo mejor que pude para que no se me notaran las bolsas debajo de mis ojos por falta del descanso. Me disponía a hablar con Kazuo para aceptar su propuesta. Necesitaba salir de esas cuatro paredes por eso lo hago. El ambiente aquí tampoco será el mejor, no sé si haya sido mejor buscar otro trabajo. Ni siquiera sé si tenga la fuerza de enfrentar a Amaya ahora que sucedió esto. Al llegar al Hotel me dirigí a la oficina de Kazuo, toqué la puerta y me dejó pasar.

—Hola, Kazuo— se levantó de la silla y extendió su mano.

—Hola, Reiko, ¿Cómo has estado?

—Bien, ¿y usted?

—Bien, ahora mejor. Dime qué es para una buena noticia.

—Si, Sr. Kazuo. Voy aceptar su propuesta.

—No sabe la alegría que me causa saber que volverás — sonreí fingiendo emoción. El trabajo es lo único que mantiene mi mente ocupada.

—¿Cuándo puedo empezar?

—Mañana mismo. Tenemos varios uniformes que pueden quedarte a la medida. Lo puedes encontrar en la oficina de la supervisora.

—Me parece muy bien. ¿Al mismo horario de siempre?

—Por supuesto. Necesito que me llenes el contrato y todo listo para empezar mañana.

—Gracias, Kazuo— llené los documentos y me levanté para despedirme. Extendió su mano y lo hice de vuelta. No contaba con que la puerta se abriría y Akira iba a entrar. Solté la mano de Kazuo y le pasé por el lado como si nada estuviera ocurriendo.

—La espero mañana, Reiko—dijo Kazuo, antes de me fuera.

Akira

—Sr. Akihiro, ¿qué lo trae por aquí? Su prima aceptó la propuesta.

—Ya lo sé, pero no vengo a hablar de eso. Vengo ajustar unas cuentas contigo — saqué el arma y le apunté.

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