Lisa
—¿Cómo se siente, señorita?
—Bien.
—No se ha estado alimentando bien durante estos días, debe cuidar su salud por el bien de su bebé.
—Han sido muchas las cosas que han estado ocurriendo, doctor.
—Pero no debe olvidar que está esperando un bebé y debe alimentarse y descansar bien. Tiene una moderada deshidratación, el suero le ayudará mucho y el descanso también.
—¿Todo está bien con mi bebé?
—Sí, pero no puede estar desarreglándose de esa forma. Tiene que pensar en su bebé. ¿Está tomando sus vitaminas?
—Si, desde que me enteré de mi embarazo.
—Entonces debe seguirlas tomando.
—¿Cómo está Akira?
—Bien, lo típico de él.
—¿Hizo algo indebido?
—¿Cuándo no?
—Veo que le cae muy bien mi esposo. Ya se ha acostumbrado a su necedad.— dije sarcásticamente—. Debo ir a verlo, no quiero que se preocupe.
—Debe quedarse aquí, señorita. Descanse un poco. Yo mismo iré a decirle. Hágalo por su bebe.
—Esta bien—el doctor salió de la habitación y acaricié mi barriga.
—Lo siento, mi amor, tu mamá ha sido descuidada. Con todo lo que ha pasado, no había tenido ni apetito. Siento causarte malestar, no lo volveré a hacer, lo prometo.
Akira
—¿Por qué no querían decirlo?
—Conocemos lo terco que eres Akira y debes concentrarte en recuperarte.
—Mr. Jefferson, eso es algo que decido yo, no me gusta que tomen decisiones por mi.
—Eres terco, Akira.
—¿Cómo diste con ese lugar?
—Lisa me llamó.
—¿Cómo pudo con mi padre?
—Te contaré todo, por que no me das remedio, pero espero no causar problemas—Mr. Jefferson me contó todo con lujo de detalles.
—Esa necia, ¿Cómo pudo arriesgarse así?
—Ella no quería que tu padre se fuera.
—Si, pero arriesgó su vida y la de nuestro bebé. Tengo que verla— intenté levantarme, cuando llegó el doctor al cuarto.
—¿Para dónde vas? ¿Empezamos el juego de siempre?
—Veo que está de buen humor hoy, doctor. ¿Cómo está mi esposa y mi bebé?
—Su esposa está bien, está un poco deshidratada, pero ya le puse un suero. Al parecer no se ha estado alimentando bien, ni descansando, eso le puede hacer daño al bebé. Tan pronto la hidrate y descanse un poco, podrá venir a verlo.
—Fue mi culpa, si no hubiera salido de la casa luego de haber sufrido el atentado, nada de esto hubiera pasado.
—Fue desprevenido y estúpido de tu parte, pero lo importante es que ella y el bebé están bien—dijo Jefferson.
—Necesito verla.
—Akira, en su estado no puede...— interrumpí al doctor.
—¿Dijiste algo?— le miré fijamente.
—Haz lo que quieras, Akira— dijo el doctor, y salió de la habitación.
—Siempre complicas las cosas, Akira.
—Quiero ver a mi mujer y punto.
—No te quites el suero. Te llevaré a su habitación y te ayudaré con la máquina.
—No estoy inválido, padre.
—Como digas. Adelante.
Lisa
Abrí mis ojos al sentir unas manos cálidas acariciando mi cuello.
—¿Qué haces aquí, Akira? Se supone que estés acostado.
—Quería ver a mi esposa, ¿Hay algún problema con eso?
—No debes estar levantado, es por tu salud. Debiste esperar a que fuera a tu cuarto.
—No, tenía que venir a verte ya. Tenemos también algo que hablar, corderito.
—¿Sobre qué?— pregunté nerviosa.
—Quería pedirte disculpas, primero que todo porqué siempre te estoy complicando la vida. Siempre te arrastro a mis problemas, fui muy descuidado al haberte llevado a ese lugar sabiendo que me habían atacado el día anterior. Segundo que todo, ¿Qué mierdas estabas pensando en irte detrás de mí padre? ¿Se te olvida que estás embarazada? Pusiste en riesgo tu vida y la de nuestro hijo. Aunque gracias a eso pudiste atraparlo, pero de igual forma fue una imprudencia— dejé que continuara hablando y descargando todo lo que sentía—. Y, quiero saber quién fue el hombre con quién estuviste, aunque esté muerto lo voy a despedazar por poner sus sucias manos en ti—Akira desvió la mirada. Entonces está molesto por eso. Supongo que Mr. Jefferson le contó todo.
—Bien. ¿Quieres hablar sobre el tema? Yo también. Fuiste un necio, testarudo e imbécil. Actuaste por tu cuenta y pretendías dejarnos solas, te abalanzaste sobre mí y gracias a eso te dieron un balazo. Tus palabras de despedida fueron un asco, al igual que tu actitud. Disparaste aún sabiendo que estábamos en desventaja, nos arriesgaste a los dos con tu imprudencia. Lo importante es que ya lo tienes en tus manos, sin importar lo que haya costado. Me dijiste que actuara por mi cuenta y eso hice. Me pediste que defendiera a mi familia y eso hice. Una vez dijiste que si estaba dispuesta a todo para estar a tu lado, y sí lo estoy. ¿Ahora soy digna de ti y nuestra familia? ¿No era lo que querías? — contraataqué y Akira rio.
—No pensé que tuvieras agallas de hablarme así. Creo que está lisa me gusta y me excita más— me ruboricé.
—¡Eres un idiota! No sabes el miedo que sentía, no vuelvas a hacer algo como eso, Akira. No quiero volver a verte de esa forma— me sentía muy sentimental al recordar.
—Lo siento, no lo volveré a hacer. No quiero verte llorando así. Lo importante es que aquí estoy, tonta— Akira se acercó y me besó.
—Ahora cuídate, ¿si?
—Tengo trabajo con ese viejo.
—No pensarás irte sin recuperarte, ¿Verdad?
—Tengo mucho que hacer.
—Cállate, lo único que tienes que hacer es quedarte quieto y recuperarte.
—Oh, ¿Me estás ordenando? No me gusta que quieran decidir por mi, corderito.
—Si, Akira. Si te atreves a salir de este hospital y hacer otra estupidez , no lo haré nunc más contigo — dije molesta. Akira rio nervioso y llevó su mano a la nuca.
—La situación se ha vuelto seria, no hay que llegar a esos extremos, corderito— rio nervioso.
—Entonces te comportas y deja tus imprudencias— repliqué molesta
—Seré un chico bueno entonces, luego que esté de alta espero no me des excusas y cumplas tu palabra o te castigaré —dijo entre dientes. ¿Así que de esta forma si funciona?
—Entre mejor te portes, mejor será el premio —sonreí coqueta.
—Me siento tan bien, creo que ya ha cicatrizado la herida— miró debajo de su bata y reí. Es la primera vez que se deja manipular de esa forma y solo por el sexo, es un caso sin remedio. Lo menos que pensé era que íbamos a hablar con tanta confianza. Es la primera vez que al hablar de un tema delicado, no terminamos peleando.
—Ve a descansar, Akira.
—¿Ya quieres que me vaya?
—No, pero tienes que descansar. Estás delicado.
—¿Puedo acostarme contigo?
—Akira, estás herido. Estarás incómodo.
—Solo es un rasguño, la otra vez fue peor y dormiste conmigo— me hizo un guiño.
—Es imposible decirte que no, eres terco —me eché a un lado y dejé que se recostara con calma a mi lado.
—Así los dos vamos a mejorar más rápido, ¿No crees?
—¿No puedes estar cerca de mi sin estar así?— podía ver que estaba excitado.
—No tengo nada que argumentar sobre tu observación— reí ante su comentario.