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Lisa:

—Espero poder seguir haciendo negocios con usted, Sr. Jefferson— se dieron un apretón de manos.

—Te llamaré si tengo alguna novedad del caso, Sr. Akira.

El teléfono de Akira sonó y respondió:

—¿Qué? ¿Cómo es eso posible? ¿No pudieron cumplir con un pequeño trabajo como ese? ¡Son unos buenos para nada!— colgó la llamada.

Akira estaba visiblemente molesto.

—¿Pasó algo, Akira?—estaba preocupada por su actitud.

—Carter escapó—soltó molesto.

La última vez que lo vi las cosas salieron mal. Él tiene que estar pensando mal de mi. Cómo quisiera arreglar las cosas. Poder explicarle lo que sucedió, pero no sé si tenga la oportunidad de hacerlo. No he podido borrar esa mirada llena de odio. Soy muy egoísta al pedir que no me odie luego de la forma que sucedieron las cosas. No sé cómo sentirme luego de saber esto. No sé si sea algo bueno o algo malo el que haya escapado, pero si no lo hacía, lo iban a matar. No tuvo opción de nada.

—¿Qué piensas hacer?— pregunté curiosa.

—Buscarlo. Es un peligro que alguien como él esté en la calle. Nos buscará y, si no nos preparamos, nos tomará por sorpresa. Él quiere nuestra cabeza, en especial la mía, pero no le daré el gusto. Es una maldita mala suerte que haya pasado esto. Yo te protegeré, pero tendrás que prometerme una cosa.

—¿Qué debo prometer?

—Que estarás a mi lado todo el tiempo. Con alguien así suelto es un peligro para los dos. Hasta que no lo encontremos y me asegure de que esté bien muerto, será un dolor en el trasero. No quiero volverte a encerrar, pero tendré que hacerlo, ¿Estás de acuerdo?

—No creo que sea capaz de algo así. Kanji no parece ese tipo de persona de hacerle daño a alguien.

—Nunca subestimes a una persona por más santo que parezca. Esos son los peores demonios que puedes encontrar. Sé por qué te lo digo, así que hazme caso.

No creo que sea peor que él. Él es quien ha sido malo todo este tiempo. Kanji no le hizo nada. Él solo por quedarse con un negocio que no le pertenece, es que hace todo esto. No sé qué motivos pueda tener, pero si es solo por codicia, es horrible.

—Nos quedaremos unos días por el extranjero, esperando a que lo encuentren. No quiero arriesgarte.

Caminamos al auto y me subí.

¿Realmente lo hace por protegerme o lo hace por protegerse? Es algo que no sabré nunca. Solo espero que no le hagan nada a Kanji. Sé que no es una mala persona, es solo que debe ser fuerte haber perdido a su padre y, que el asesino; en este caso Akira, esté detrás de él para matarlo también. Debe estar muy preocupado.

                    Kanji:

—Quiero que investigues todo sobre esa perra y sobre ese tal Akira. Su nombre no puede ser Kyomi Kimiko, así que tenemos que ir al registro y sacarles información a toda costa. Quiero saber todo de esa perra

—Sí, señor.

—Investiga también sobre Akira, no sé si sea su verdadero nombre, pero de los contactos de papá debe haber alguien que lo conozca y nos venda información sobre él. No se van a salir con la suya esos dos. Me encargaré de hacerlos sufrir la peor de las pesadillas.

                   Lisa:

Habíamos llegado al Hotel y me metí a bañar. Al salir, vi a Akira dormido en la cama. Se había dormido con toda su ropa puesta, que despreocupado. ¿Debería dejarlo así o debería molestarlo como hizo todo el día conmigo?

Me acerqué y sonreí. ¿Por dónde debería comenzar? Debería quitar su camisa.

Al ver su torso desnudo, me ruboricé. No puedo hacer esto, es muy vergonzoso y, si me ve haciendo esto, pensará cosas raras.

—¿Así que planeas dejarme así?

Me sobresalté al escuchar su voz.

—¿Te estabas haciendo el dormido?

—Me sorprende que tomes la iniciativa.

—Es tu culpa, me has estado molestando todo el día, así que quise hacer lo mismo — desvié la mirada.

—¿Solo molestarme?— suspiró.

—¿Te molestó que dijera eso?— pregunté asustada.

—Yo que me había ilusionado.

—¿A qué te refieres?

—No importa. No creas que ahora escaparás de mí.

Al día siguiente:

—¿Aún estás cansada? —la voz de Akira muy cerca a mi oído me despertó.

Estaba a mi espalda y sus cálidos brazos estaban rodeando mi cuerpo. Desperté más rápido que ligero, al sentir que comenzó a sujetarme fuertemente.

—Buenos días, preciosa. Sabía que te despertarías. Quiero llevarte a otros lugares, pero primero vamos a pedir el desayuno— asentí con mi cabeza, mientras me levantaba de la cama.

Anoche, como tantas noches, he vuelto a caer en los brazos de Akira. Ni siquiera nos hemos estado protegiendo. ¿Qué está pasando conmigo? ¿Desde cuándo he sido tan descuidada y despreocupada? Será mejor que no piense en ello, solo me causa más estrés del que tengo.

Akira me trajo a un parque de diversiones.

—Le tengo miedo a las alturas, Akira. ¿Por qué venimos aquí?

—No estarás sola, estaremos juntos. Solo cierra los ojos y sujeta mi mano.

Nunca había venido a un parque de diversiones. Mi mayor miedo son las alturas y, aunque esté con él, no dejo de sentir mis piernas temblorosas. Mi corazón estaba latiendo muy rápido.

Akira se acercó a mí, y me abrazó.

—No tienes que preocuparte por nada. Iremos a las diversiones más bajas, donde puedas sentirte cómoda y disfrutar, mientras le pierdes un poco el miedo.

—¿De verdad?—pregunté un poco aliviada.

—Confía en mi.

Me llevó a una de las diversiones que parecían más de niños que de adultos.

—No te preocupes, te acostumbrarás.

Cerré mis ojos fuertemente para evitar ver nada que me diera más miedo del que tenía. Cada vez que él sujetaba mi mano, sentía que el miedo iba poco a poco disminuyendo.

Fuimos a casi todas las diversiones. Solo faltaba la última y la más alta de todas. Al ver la altura de ella, me causó terror.

—No estoy segura de que pueda montarme, Akira.

—Hasta ahora lo has hecho bien. Solo inténtalo. Te puedo asegurar que nada va a pasar. Solo relájate, ¿De acuerdo? —me llevó de la mano.

Cerré mis ojos, mientras que Akira aún sujetaba mi mano. Al sentir que iba subiendo, no podía parar de temblar. Escuché una voz que hizo que abriera los ojos.

—Me gustas, lisa.

Miré a Akira y lo vi disfrutando y riendo como jamás lo había visto reír.  Parece un niño. Sin darme cuenta, estuve observándolo y sonriendo en todo el camino. El tiempo pasó muy rápido y no pude sentir nada de miedo desde entonces.

—Esa es mi niña, lo hiciste bien.

Aún luego de haber bajado de las diversiones, estábamos agarrados de mano. Parecíamos una pareja normal. Me ruboricé al tener ese pensamiento.

—Vamos al museo. ¿Te gustan los animales?

—Jamás he visto a ninguno de cerca— solo a él.

Jamás diría algo como eso, pero nada más de pensarlo, me generó un poco de gracia.

—Te veías muy feliz en las diversiones. ¿Ya habías venido aquí?

—No, es la primera vez que lo hago. Normalmente estoy trabajando o viajando, por lo que no tengo tiempo para esto.

—Parecías un niño disfrutando.

—¿Un niño?— su expresión se volvió extraña.

Creo haber dicho algo que no debía. ¿Por qué su rostro se ve tan triste? ¿Será que de niño nunca pudo disfrutar de esto? No quisiera preguntar sobre eso, pero no me gustaba verlo de esa manera. Quise cambiar su expresión, mostrándole cada cosa que veía, pero no podía quitar esa tristeza de su rostro. ¿Qué puedo hacer para cambiar este ambiente tan raro entre los dos?

—No sé lo que tienes, pero no me gusta verte así. No sé que dije mal, pero no fue mi intención decir algo incomodo. No sé si de niño pudiste disfrutar de algo como esto, pero prometo que podemos venir juntos aquí cuando quieras y podemos crear mejores momentos los dos—me miró sorprendido.

—Entonces ¿Quieres hacer más recuerdos aquí conmigo? Eso puede significar muchas cosas, corderito— sonrió.

—Deja de pensar en ese tipo de cosas todo el tiempo.

—Gracias, corderito— me despeinó, y desvió la mirada.

¿Realmente dijo esa palabra? Sentí mis mejillas calientes al ver esa expresión tan cálida, mientras decía esa palabra. Es la primera vez que escucho a Akira decir una palabra como esa. ¿Acaso lo hizo solo para hacerme sentir mejor?

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