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Al límite.

El fénix cruzó el velo y Clémentine que cerró los ojos por unos segundos, al volver abrirlos vio el Plano Astral de la tierra.

A diferencia del exterior, esta área estaba tranquila y en calma, mostrando que la limpieza de los rastros y vestigios eran continuo. No había pesadillas y solamente quedaban torbellinos o ruinas que no hacían daño.

Fenghuang continuó con su vuelo y Clémentine se quedó en silencio contenta con el viaje y agradecida de ser llevada.

El viaje fue esclarecedor a nivel personal, pero en cuanto a lo referido a la misión, prácticamente no aprendieron nada. Era más, ella se enteró de que las cosas eran más grandes de lo que había imaginado.

La magnitud de los portales, el peligro en el otro lado y también el peligro de este lado.

En los medios se contó que el Director Vincent murió como un héroe, pero no era que muriera luchando, sino que algo más había sucedido. Un asunto que estaba relacionado con individuos psiónicos y probablemente un viajero.

"Ya hemos llegado."

El fénix voló hacia una torre flotando en este espacio púrpura y ambos en vez de chocar con la torre se adentraron. Fenghuang se convirtió en energía y se disipó en la torre y Clémentine flotó lentamente al interior de una oficina.

Los olores de la oficina y las charlas que sonaban desde el otro lado de la pared le dio a entender de que finalmente habían llegado… Estaban de vuelta en la tierra.

"Alrededor de tres semanas afuera." Murmuró Clémentine en voz baja.

No era mucho tiempo, ya que a veces pasaba entrenando durante semanas enteras, pero desde hace tiempo que ella no perdía el contacto de este modo.

Incluso cuando estaba en el templo, ella siempre podía salir y moverse a la ciudad para aventurarse sin estar verdaderamente restringida. Al menos no tan restringida como cuando había llegado por primera vez al templo.

Luego, al querer su reloj holográfico, ella miró la mesa de oficina en donde estaba una pluma de fuego flotando.

No sabía qué decir sobre la situación… Si era sincera, ella era más una espectadora en esta misión que una participante o alguien que debía completar la misión, así que no sabía qué decir.

Ver a la iglesia, enterarse de que el portal llevaba a otro mundo y que un posible viajero le haya hecho algo al Director Vincent era demasiado para ella.

"No necesitas prestarle atención a la misión. Solo al viaje." Dijo Fenghuang y en calma, añadió. "Puedes volver. También puedes hablar, pero ya debes conocer los límites."

La voz tan agradable de la mujer le dejaba en claro que ella no tenía nada que ver con la misión que la Luz de Plata había dado. También le dio permiso para que hablara de su viaje, pero no del resultado de la misión.

Esto último no era una advertencia profunda y para Clémentine se sintió como si le dijera que no hablara a los medios o que no fuera contra la idea general con respecto al Director Vincent, pero a la vez le permitiera a hablar con aquellos en confianza.

¿Estaba apuntando a Aurora y Alice? Si la Luz de Plata dio la misión, sus hijas probablemente sabían o podían saber.

"Entiendo." Respondió Clémentine en calma.

No le iba a dar tantas vueltas al asunto y prefería dar un paso al costado con respecto al Director Vincent. Así que se despidió y salió de la torre y se movió por el Plano Astral.

Su viaje la llevó a Zerzura no manifestada en la realidad, sino que entre el límite de la realidad y el Plano Astral.

La seguridad como siempre era alta y la encontrarían si viajaba, pero las ciudades por lo general no sellaban los viajes excepto con una emergencia. Así que ella voló tratando de mantenerse oculta de los radares, los edificios y algunas presencias en los edificios y se dirigió al edificio de Aurora.

Al acercarse a la calle notó más personas de lo que ella esperaba y Clémentine frunció el ceño al darse cuenta de que esta vez no eran fans de Alice, sino que otras personas.

Hombres y mujeres, la mayoría adultos, estaban en los alrededores de la calle principal de la casa de Aurora y la seguridad había sido elevada. Los guardias evitaban que los periodistas se acercaran y algunos estaban dando sus informes.

"A días del intento de asesinato de Aurora Campbell, las autoridades de Zerzura han permanecido en silencio. Pese a que ellos han anunciado que ella se encuentra en buen estado, los ciudadanos de toda la ciudad y sus exteriores se han acercado para orar por ella y su bienestar. Para estas tierras, la Protectora de Zerzura es un símbolo de progreso, libertad y fuerza."

Clémentine parpadeó sorprendida y de inmediato voló hacia el edificio de Aurora, cruzando el jardín preocupado por sus amigas.

¿Intento de asesinato? ¿Qué clase de locura era esa? Clémentine trató de no dejar que su mente desvariara y cuando estuvo por cruzar la pared para entrar al edificio se detuvo.

No, ella no se detuvo, sino que desde el suelo ocultó en el pasto un tentáculo de oscuridad salió y para su sorpresa tomó su tobillo a pesar de que ella no se había manifestado en la realidad.

Clémentine estaba viajando al igual que lo hizo en el Plano Astral y su cuerpo real se había vuelto intangible, permitiéndole moverse con mayor libertad y a la vez ver la realidad. En este medio ella no podía ser atacada con métodos normales y si bien las auras de espadas o magias podían dañarla, teóricamente nada físico la lastimaría.

Al girarse vio desde el jardín dos ojos púrpuras mirándola y también notó colmillos afilados, siendo revelados… A pesar de que quien la miraba era una pequeña gatita, la presencia y los ojos liberaban un poder abrumador.

"Está bien. Ella es amiga."

Desde debajo de la mesa de jardín, una masa de oscuridad salió y tomó los rasgos de Alice, quien se giró para detener a la calamidad en forma de un pequeño cachorro de tigre.

Clémentine al ver que el tentáculo retrocedía, se manifestó totalmente al frente de ellas y miró a Alice.

Alice llevaba una expresión seria y su cabello negro estaba suelto. A pesar de que daba la impresión de indiferencia, sus ojos ocultaban cierta presencia siniestra y su figura daba una sensación misteriosa.

No había calor en ella, ni frío y tampoco liberaba ondas mentales que todos liberaban, y si Clémentine se concentraba no podía notar el brillo que representaría la mente de su amiga, solo había oscuridad.

Una densa y profunda oscuridad que cuando ella miró la hizo sentir como si pudiera ser tragada y devorada.

"¿Qué sucede?" Preguntó Aurora al salir desde la entrada.

Primero su mirada se centró en ella, luego en Alice y finalmente en la pequeña tigresa que estaba en el jardín y cuyas orejas temblaron al ser mirada.

"¿Te encuentras bien?" Preguntó Clémentine y con un tono tenso, murmuró. "Escuche que…"

"Estoy bien." Respondió Aurora dándole una sonrisa.

Clémentine al ver esa sonrisa y sentir la calma y tranquilidad que emanaba, no pudo evitar relajarse sutilmente, pero fue ligero, ya que todavía podía sentir la atmosfera que emanaba Alice y Amnestria.

Ellas dos estuvieron protegiendo la casa y cuando ella estuvo por entrar fue atrapada y casi la atacan y si la Reina del Bosque estaba protegiendo este lugar con tanta dedicación, entonces las cosas no eran simples como Aurora lo hizo ver.

"Vengan pasen." Dijo Aurora y acercándose a la tigresa, la subió en sus brazos y la abrazó suavemente, murmuró. "Alice no me dijo que estabas aquí."

La Reina del Bosque al ser abrazada soltó un ronroneo y se frotó con el mentón de Aurora y las mejillas, pareciendo disfrutar las caricias de Aurora.

Clémentine simplemente no entendía… ¿Qué demonios había sucedido?

******

En la oficina de su casa en Zerzura, Aurora fue revisada por la Cardenal Brousseau que le lanzaba diferentes hechizos.

Ella trataba de mantener su sonrisa al ver la expresión seria con la cual la cardenal la revisaba y la intensidad de la mirada de los que estaban en la sala.

Desde la llegada de Clémentine, sus compañeros se relajaron aún más y si bien todavía se quedaban en Zerzura, lo hicieron a su modo.

Nicole trabajando, Andrés con Liam y Leslie con Clémentine, Shao Ya y Akira, pero era diferente para dos personas.

La primera era Alice, que a pesar de que mantenía esa expresión indiferencia, sus ojos seguían fijos en ella y no la abandonaba ni por un segundo. Aurora se atrevía a creer que incluso no tenía privacidad en el baño.

Un día había pasado desde que despertó y Alice no la había dejado y como si fuera poco había alguien más que era tan sobreprotectora como su hermana.

"¿Tengo algo en la cara?" Preguntó Amnestria inclinando la cabeza mientras sus orejas se levantaban.

Amnestria estaba sentada sobre el escritorio y como estaba en su forma pequeña, era extremadamente adorable… Aurora admitió que la tigresa era encantadora y le gustaba tenerla a su lado.

Si su hermana actuara adorable, ella podría soportar la poca privacidad que tenía, pero Alice no podía ocultar la preocupación y seriedad.

"Te tomará algunos días recuperarte. Nada grave, simplemente efectos normales." Dijo la Cardenal Brousseau y cuando vio que ella fue a abrazar a Amnestria, agregó. "Recomendaría entrenamiento y ejercicio básico para normalizar el cuerpo. Nada excesivo."

Aurora sostuvo a Amnestria en sus brazos y sin importarle que la tigresa fuera la Reina del Bosque y una de las bestias más poderosas de este mundo, la abrazó como un lindo peluche.

"Ella es la mejor medicina." Murmuró Aurora y al sentir la mirada de la cardenal, suspiró. "Todos están tensos. Díganme que es lo que les preocupa, aparte de mi salud y mi estado."

Alice se tensó y fue similar con Amnestria en sus brazos, pero fue la Cardenal Brousseau quien suspiró y se sentó en una silla al frente de ella.

"¿Alice no te ha informado de nada?" Preguntó la cardenal y al verla negar con la cabeza, explicó. "Han sucedido muchas cosas. La Secta de Ketzula fue atacada. Se dicen que los relojes holográficos se actualizaron en las tierras sin ley y horas después los sectarios fueron barridos. Se ha avistado un objeto desconocido sobrevolando las ciudades… Un objeto que liberó un láser que quemó todo a su paso."

Kairos… Aurora al escuchar sobre láseres pensó en su novio y si bien ella le había enviado mensajes para comunicarle que había despertó, no tuvo tiempo para hablar abiertamente con él, no cuando todos los estudiantes estaban aquí y ella no tenía nada de privacidad.

"La iglesia también participó. Quien dio la orden fue el Sumo Pontífice Abraham. A mí no me dijeron nada." Dijo la cardenal y notando que ella estaba tensa, mencionó. "El Gremio Los Caídos en Turquía aprovechó la oportunidad para atacar a la secta. Al igual que otros grupos y sectas."

Aurora al escuchar sobre el gremio miró de reojo a Alice, que bajo la cabeza al sentir su mirada y ella tuvo que suspirar antes de volver a prestar atención a la cardenal, que parecía que todavía no terminaba.

"Entre las sectas que han atacado está la Secta de Barmarak. Ellos han vuelto a aparecer y dieron varios golpes fatales a la secta de Ketzula." Dijo la cardenal y revelando una expresión seria, reveló. "Se dice que los sectarios perdieron contacto con su dios y varios símbolos y altares se rompieron por su cuenta. Todo mientras los sectarios de Barmarak desaparecieron de vuelta a las sombras."

Barmarak el Dios de los Inmundos, Señor de las Mentiras y el Conflicto… Era igual de conocido que los sectarios de Larzura y Ketzula, pero a diferencias de estos últimos dos, ellos apenas se mostraban.

La última vez que se revelaron al público desencadenaron la guerra civil europea que dio inicio a la Unión Europea y ahora por la expresión y palabras de la Cardenal Brousseau dio la impresión de que dieron fin a la secta y quizás a su dios.

Lo primero que Aurora pensó fue en su cuñada y ella cerró los ojos tratando de controlar su expresión.

Su cuñada se lo dijo, sus decisiones y las consecuencias eran de ella, pero no las acciones de los demás y al igual que Alice que parecía haber hecho algo con Mercurio o Kairos que también parecía haber hecho algo, su cuñada se movió.

Cuando ella preguntó a su cuñada lo que haría, esa pequeña le respondió que quemaría un insecto.

¿Era posible? Se estaba refiriendo a un dios y pensar en la 'muerte' era una locura. Un sinsentido… Era algo que una primordial podría hacer.

Aurora volvió a abrir los brazos al sentir que Amnestria se acurrucaba a su lado ligeramente preocupado y ella se encontró con los ojos de la Cardenal Brousseau.

"Es normal que las sectas se ataquen entre ellos y es igual para esos dioses. Cada uno busca sus propios intereses." Dijo la Cardenal Brousseau y en un tono claro, agregó. "Lo que me preocupa es el video."

La Cardenal cambio de tema. Supo que ella sabía algo más, que no podía contar y en vez de preguntar que estaba en su mente desvió el tema y Aurora lo siguió.

"¿Qué video?" Preguntó curiosa, esperando que fuera algo bueno, pero como la Cardenal miraba a Alice y luego a ella, supo que no lo era. "Puede hablar con comodidad, Fiona."

Era imposible no darse cuenta de que la Cardenal Brousseau estaba preocupada dudando si hablar o no y al final, al escuchar su nombre, suspiró otra vez.

"Alguien grabó cuando fuiste herida, Aurora. En ese video el tiempo retrocedió y el Sumo Pontífice Abraham apareció y…" Ella se detuvo al sentir la mirada de Alice y al final, mirándola a ella, suspiró. "Deberías verlo. Yo he tratado de ponerme en contacto con tus padres para…"

¿Video de cuando fue herida? La cardenal simplemente trató de evitar la realidad… Alguien grabó cuando ella fue asesinada, al igual que grabaron la escena posterior de ella siendo revivida.

El Sumo Pontífice Abraham apareció y también alguien más. Cuando la Cardenal se refirió a sus padres, ella la detuvo.

"No necesitamos llamar a mis padres." Dijo Aurora y mirando a la cardenal, murmuró. "Todo se complicará aún más. Prefiero que ellos sepan que estoy bien."

Sus padres venían si ella los llamaba, pero… Las cosas ya eran complicadas y demasiados para que ella tuviera a sus padres aquí, específicamente a su madre.

¿Qué es lo haría esa mujer? No, esa no era la pregunta correcta… ¿Qué es lo que no haría esa mujer? Si agregaban a la mezcla su madre y la juntaban con su cuñada, la situación podía superarla y ella ya no podía cargar con más responsabilidad.

Su sistema, el tiempo que retrocedió, lo que sea que sucedió con la secta de Ketzula y lo que fuera que sucediera con ese video.

"Bien. Si crees que eso es correcto, lo haré." Respondió la Cardenal Brousseau sonriéndole suavemente.

Ella notó su estrés y no quiso agregar nada más a la mezcla. Aurora había oído de su hermana sobre el tirador y la bala bendecida de Ketzula.

Lo había oído, porque ella había perdido su espada deteniendo esa maldita bala y no tener una espada era otra preocupación. Quizás pequeña comparada a otras, pero se acumulaban y la estaban poniendo al límite.

Aunque la Cardenal Brousseau lo dejó pasar, todavía quedaba una pregunta en el aire.

¿Qué es lo que haría? A Aurora le hubiera gustado responder de inmediato que avanzaría, pero no pudo y eso la llevó a suspirar en vez de dejarse llevar por sus pensamientos.

"¿El video ya está en las redes?" Preguntó Aurora con calma.

"No. Se ha estado censurando, pero es cuestión de tiempo." Respondió la cardenal.

"Con las personas esperando afuera, supongo que ya algunos lo deben haber visto." Murmuró Aurora y viendo que la cardenal daba una media sonrisa, reveló. "Primero es mejor sacar un comunicado por parte de Zerzura para evitar problemas."

Y evitar que más personas se reúnan afuera de su casa.

Esta vez no vinieron por Alice, sino que por ella y Aurora no deseaba preocupar a nadie más con su estado… Eso era lo primero que debía hacer y luego necesitaba ver ese video.

Ver cómo murió.

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