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Lo enfrentaría.

En el interior de la sala de control en el campamento de héroes a las afueras de la tormenta de arena, la Cardenal Najjar llevaba una expresión tranquila mientras golpeaba su dedo en contra del reposabrazos del sillón.

Al frente de ella se encontraba instalados paneles que proyectaban toda la información de la calamidad no-muerta y de todos los sistemas de comunicación de las fuerzas que estaban alrededor de la calamidad no-muerta.

Gervaise Alméras era la persona que estaba en medio de todo tomando un rol de liderazgo.

Eran los héroes quienes se encargaron de la protección de la calamidad no-muerta en el lado este y ahora que esos héroes fracasaron estaban tratando de recuperar algo de la reputación perdida.

Sin embargo, Alméras y sus héroes no eran confiables.

La Cardenal Najjar aceptaba que tenía parte de la culpa de no haber prestado atención a esta zona, pero había confiado en los héroes que Alméras puso y ahora fue obvio que no debió hacerlo.

Un error solo puede cometerse una única vez.

Al lado de esa mujer, en la parte de atrás estaba la Princesa Arwa con una sonrisa y a su espalda estaba parado Gustav Strittmatter el capital de la guardia real llevando una armadura de cuerpo completo.

Según lo que la Cardenal Najjar había leído en la información, la Princesa Arwa cuando era más joven estuvo al este de África y se había convertido en una señora de la guerra con Gustav de acompañante y no era raro que ahora el hombre la siguiera para todas partes, protegiéndola como un familiar.

A su otro lado, en otra silla, estaba Ivras y Mercurio, siendo el primero quien tenía una expresión molesta y el segundo tarareando con aburrimiento.

El Rey Demonio Pacífico se encontraba en medio con sus brazos cruzados y cerrando los ojos como si estuviera tratando de evitar que dos niños pelearan entre ellos.

Según Aurora, Mercurio era confiable y para la Cardenal Najjar eso era suficiente.

El mensaje de Alice ya fue entregado a un paladín que le aviso por medio de magia espacial y ella necesitaba encargarse de que nadie hiciera nada estúpido.

Oprovana ya había salido con la excusa de ir al tocador y era probable que ella estuviera moviéndose al igual que Esmeralda, los paladines y el grupo que acompañaba a Aurora.

Todo sin que los lideres lo supieran, pero tal falta de sorpresa duraría poco.

"¡Su Excelencia!"

Un paladín de la Iglesia del Orden entró con una expresión seria y se acercó a Alméras que era la persona a cargo y le susurró al oído.

Los ojos de esa antigua heroína se abrieron de sorpresa y rabia, pero la Cardenal Najjar golpeó el reposabrazos y liberó una onda espacial que selló el área.

El tiempo y el espacio fusionado evitó que ellos trasmitieran información al exterior, pero permitió que ellos recibieran la información, desconectándolos de tal forma que conformaba un potente sellado.

"¿Qué significa esto?" Cuestionó Ivras mientras se levantaba sacando su arco.

La expresión del hombre era cautelosa y por la mirada era obvio que creía que todo esto se trataba de una treta en su contra.

"No te creas una diva, no todo sucede por ti." Dijo Mercurio dando una risa ignorando que detrás de la princesa Gustav estaba preparado para detener a Ivras.

El caballero Gustav Strittmatter era el capitán de la Guardia Real del Rey de Arabia y antiguamente fue uno de los mejores jugadores de Terra nova que fue reclutado por el Rey… Un rey que se había preparado más que otros para el Gran Cataclismo.

"¿Qué es lo que sucede?" Cuestionó Gervaise Alméras y dirigiéndole la mirada a ella, señaló. "Primero las hermanas Campbell actúan por su cuenta y ahora sucede esto."

Estaba enojada de que superaran su autoridad y la trataran de esta forma y la causa de ese resentimiento era que antes fue un rango SS que cayó de rango debido a un accidente.

El paladín también se notaba molesto de ser dejado de lado y la Cardenal Najjar mantuvo su expresión en calma.

"Estamos siguiendo el plan que hemos preparado. Tomar por sorpresa al grupo enemigo, haciéndoles creer que primero nos organizaremos antes de atacar." Respondió la Cardenal Najjar.

En vez de hablar de la falta de confianza, apuntó a la idea de que estaban movilizando su gente para sorprender al grupo del interior.

Si los que estaban en el interior estaban haciendo un plan grande, tendrían espías y gente a la espera, lo que significaba que los estarían vigilando e incluso podrían saber de las reuniones o las decisiones que se tomaban.

Dejarles creer que ellos iban a explorar para luego retirarse y organizarse fue una buena manera de engañarlos.

La realidad era que en este momento tanto Aurora como Alice estaban en movimiento y pronto los paladines también se moverían siguiendo la información que ambas hermanas consiguieron.

Ya fuera que la información fuera un engaño o no, se moverían sin dudarlo y quienes acompañaban al grupo de ataque era Esmeralda, la mejor maga espiritual de este mundo, y Oprovana la más grande nigromante de la tierra.

"Lo haces parecer como si no confiaras en nosotros." Dijo Alméras en un tono molesto.

El paladín también llevaba una expresión fría y la Cardenal Najjar los observó a ambos.

"A veces los planes requieren engañar a los aliados antes del enemigo." Respondió ella y mirando a Alméras, declaró. "Los héroes se quedarán cubriendo la retaguardia con las tropas del Rey de Arabia. Los paladines del Orden pueden avanzar detrás de nosotros."

Ya fuera que le gustara o no, Alméras tenía que aguantarlo.

No se podía confiar en los héroes regionales, ya que antes mostraron su estupidez no solamente siendo corruptos, sino que al trasmitirse por sus redes cuando estaban haciendo una misión importante.

El Paladín de la Iglesia del Orden chasqueó la lengua, pero asintió sin contradecirla y obedeciendo la orden.

La Iglesia del Orden envió a los Ejecutores del Orden sin ningún Cardenal de alto rango y la razón era que la calamidad no-muerta estaba en la jurisdicción de la Iglesia del Tiempo y el Espacio.

Ellos podían venir y participar, pero obedecerían a la Iglesia del Tiempo y el Espacio.

"¿Me dejarán encerrado?" Preguntó Ivras con un tono enojado y arrogante.

Daba la impresión de que no se iba a quedar quieto si lo dejaban encerrado y…

"Sí." Respondió la Cardenal Najjar y mirando detenidamente al hombre, cuestionó. "¿O tiene algún problema?"

Gustav, que estaba cerca, le dio una sonrisa amigable al arquero e Ivras levantó su arco tensamente.

Ivras era el que menos confiaba entre todos y no podía salir de este lugar sellado a diferencia de los otros que una vez que entendieran sus posiciones podrían liderar.

La razón era que ese joven rey demonio no estaba de su lado y era probable que tomara cualquier oportunidad para traicionarlos y no sería raro que tuviera relaciones con las sectas, ya que era en sus tierras en donde las sectas se ocultaban.

"Estamos en la casa de otros." Dijo Mercurio y sonriendo, pidió. "¿Puedes bajar tu arco? Nos harías un favor a todos."

Su pedido ocultaba una fuerza en su voz que hizo que Ivras bajara el arco sin darse cuenta y al instante siguiente lo volvió a levantar con una mirada fría.

Acababa de ser manipulado directamente y se notaba enojado.

¿Mercurio buscaba problemas? Aurora dijo que era confiable, pero la Cardenal Najjar ahora lo dudaba.

Sin duda su fuerza era confiable, pero su personalidad…

"Es suficiente de sus estúpidos conflictos. Vuelvan a sentarse." Ordenó el Rey Demonio Pacífico llevando a que ambos 'niños' volvieran a sus asientos y mirándola a ella, agregó. "Puede ir a cumplir su deber. Nosotros nos quedaremos aquí."

Se quedarían aquí sin causar problemas y sin molestar a nadie… La Cardenal Najjar le dio una mirada a los demás y al ver que estaba todo en orden cambió la barrera para permitir que su grupo saliera, pero que nada llegara a los reyes demonios.

Luego ella desapareció y al instante siguiente apareció en lo alto de un edificio observando la tormenta de arena que continuaba.

Las fuerzas de los héroes parecían en orden como si estuvieran esperando, pero la Cardenal Najjar sabía que aquellos que debieron moverse ya lo habían hecho.

******

Aurora, al salir desde la oscuridad en el interior de una oficina en un edificio, se ocultó con artefacto y se acercó a la ventana de vidrio, mirando la plaza que era el centro de la tormenta.

Estaban en la Ciudad Tanta y su hermana la había traído a lo más profundo del área y ahora al frente de ella estaba todo lo que ocurría.

Lo primero que destacó era el cielo por donde las todas las almas se movían formando un torbellino y en lo profundo de todas esas antiguas almas se podía sentir una poderosa presencia.

Luego estaban los elementales encerrados y puestos en el centro de varios círculos mágicos que eran la fuente de la tormenta de arena.

Los elementales no tenían forma física, pero tomaron formas ilusorias con las formas de los elementos que lo componían y en este momento cerca de diez elementales estaban siendo consumidos para mantener esta tormenta.

Cinco elementales de tierra y cinco elementales de fuego… Algunos parecían de rango A que se clasificarían como elementales jóvenes, con un par de rango S extremadamente debilitados.

"¡GRAAA!"

Los rugidos de las bestias mágicas que estaban enjauladas eran dolorosos de escuchar y algunas de esas magníficas bestias que mostraban siempre una alta vitalidad, en este punto estaban desnutridas y en el suelo apenas permaneciendo vivas.

Varias almas pasaban por las jaulas absorbiendo la vitalidad de escorpiones o zorros del desierto, llevando a que las bestias envejecerían con rapidez.

El estado en el que se encontraban era similar a los cincuenta cuerpos humanos que estaban amontonados en el centro de la plaza y cuyos cuerpos estaban desnutridos e inmóviles.

Perdieron su vida y parecían que llevaban años muertos.

Aurora respiró hondo y tomó la decisión de inmediato.

Podía sentir todas las presencias enemigas que la rodeaban y también notaba como varios sectarios estaban en la zona y agregando las almas a la mezcla, eran muchos enemigos a los cuales enfrentarse.

Sin embargo, no se sintió tensa, ni con el alma que estaba en el cielo ni con los demonios que estaban cubriendo todo, y ella se giró para ver a su hermana.

"Rescata a todos los rehenes que puedas. Yo te daré tiempo o la oportunidad." Dijo Aurora a su hermana.

Alice era fuerte, pero tenía algo que ella no tenía y eso era la capacidad de moverse en diferentes partes al mismo tiempo.

Quizás en este punto la capacidad de moverse era de varios kilómetros, pero era más de lo que Aurora podía hacer y su hermana era perfecta para salvar a los rehenes.

Ya fueran las personas capturadas y que aquellos demonios estaban sacrificando, o las bestias mágicas heridas y encerradas e incluso los elementales.

Al estar dentro de esta tormenta era complicado comunicarse con la Iglesia del Tiempo y el Espacio y las fuerzas atacantes, pero independientemente de ellos, Aurora no podía quedarse esperando.

No cuando personas, bestias mágicas y elementales estaban sufriendo delante de ella.

"No hagas nada tonto." Dijo Alice y luego de darle una mirada fue tragada por la sombra.

Aurora simplemente sonrió al escuchar a su hermana.

Alice en el rango S era fuerte y en este punto era aún más fuerte y ella podía estar en muchas partes, lo que significaba que también le estaría protegiendo la espalda.

Aurora ya había enviado a Theodore o Regis por los otros puntos de rehenes y ahora solo faltaba el centro.

Aurora, al mirar la ventana, desenfundó su espada y desactivando los artefactos de ocultación, corrió por la ventana y saltó rompiendo el vidrio.

Pudo sentir como las presencias se elevaban al sentirla y ella se dejó caer hacia abajo.

El objetivo principal era llamar la atención para que su hermana pudiera rescatar a los rehenes y la mejor forma de hacerlo era ir por el frente.

¿En cuánto al peligro? Aurora lo enfrentaría.

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