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Necesitaba prepararse.

El sol brilló en lo alto y Cécile frunció el ceño al ver el campamento.

Los miembros de la expedición estaban preparando sus equipos para lo que estaba por venir.

Eran diez miembros y de ellos, dos se quedarían atrás, pero los demás llevarían a cabo su misión… Se acercarían a donde habían desaparecido esas tortugas.

Ese camino en medio del acantilado no daba tantas oportunidades para explorar y lo peor, era que las aves no podían pasar por la montaña o ir por el lago, debido que había una barrera.

Lo que significaba que debían moverse, ya que no podían retrasar el contacto con esa raza inteligente.

Cécile suspiró.

La verdad era que desde que se dieron cuenta de que los guardianes de este mundo estaban en la luna y que podían afectarlos en cierta manera, la tensión aumentó.

Un terrícola que era un jugador 'asesinó' a dioses en Terra nova… Tales rumores eran ciertos, pero ellos no eran ese jugador y ni siquiera se acercaban a él.

Cécile que ten���a sus notas era quien entendía su diferencia mejor que nadie y como una antigua jugadora ese hecho se hizo más evidente.

En Terra nova podían asesinar criaturas y subir de nivel como si un juego se tratara, era una de las tantas razones por la cual los jugadores siempre creyeron que era solo un juego.

Aun así, a diferencia de los nativos de ese mundo los jugadores tenían un límite de nivel en el cual no podían sobrepasar la fuerza de un rango B, en sus inicios.

Si bien era cierto que los nativos eran más fuertes que los terrícolas por el uso múltiple de sus magias, la verdad era que la ventaja de los jugadores nunca fue su fuerza individual.

Era su inmortalidad y su número.

Había algunos métodos para superar ese límite, pero no era por mucho y en ese escenario un jugador logró asesinar a dioses.

Cécile volvió a suspirar agobiada.

La falta de respeto hacia los dioses se debía a que un jugador, un mortal terrícola como ellos acabó con esas grandes existencias, pero tales personas nunca se enfrentaron a un dios o siquiera vieron a uno.

En cambio, en este mundo esas existencias estaban en la luna observando a cada uno de ellos.

"Verdaderamente una misión al límite." Murmuró Cécile con cierto cansancio.

Lo único que mantenía su temor lejos, era que entendía que la posibilidad de un descenso era bastante baja.

Había llegado a esa conclusión al darse cuenta de que estaban en esta gran isla voladora que estaba rodeada de oscuridad.

Eran muy posiblemente eran esas existencias quienes mantenían este lugar a salvo alejado del caos.

Dejando de pensar en esos temas problemáticos y fuera de su liga, Cécile se preparó dentro de su carpa.

Revisó su equipo por completo y sus suministros, entonces luego salió al patio y al ver que los otros ya estaban casi listos, guardó su carpa y se dirigió a la parte trasera del campamento.

En ese lugar se encontraron sus invocaciones y gran parte de ellos eran esos felinos de seis patas.

Sin embargo, su mirada se dirigió a las gruesas y largas serpientes.

"Ven, las necesitaré." Dijo Cécile de forma seria.

Hablar no significaba nada debido a que esas invocaciones no la entendían, pero a través de su vínculo de invocador le dio la orden.

Esa gruesa serpiente empezó a volverse más pequeña al mismo tiempo que su presencia disminuía, pasando de un rango A, a una serpiente capaz de ocultarse de los sentidos de un rango S.

Viéndola deslizarse por el piso, Cécile se agachó y dejo que se deslizara por su mano, entrando por la manga de su túnica y entrelazándose con su brazo.

Era incómodo, pero nadie lo notaría.

Como una invocadora dependía de las criaturas invocadas como su fuerza y eso significaba que en solitario estaba en desventaja.

Las armas y artefactos reducían esa desventaja, pero Cécile quería tener un seguro extra y esa eran sus serpientes.

Luego de 'equipar' otra serpiente en su otro brazo, Cécile se dio una mirada para ver si alguien lo notaba, pero no encontró nada.

Su túnica era bastante suelta y como era de alta calidad podía ajustarse al cuerpo y de otra forma cambiar su tamaño a voluntad del usuario.

Aquellos que tenían habilidades innatas como licantropía o podían volverse más grande compraban este tipo de equipo.

Tras darle una mirada a esos felinos de seis piernas que parecían agresivos, Cécile le dio una orden de que vigilaran la zona y aceptaran el comando de quienes se quedarían a la espera.

A pesar de que esas invocaciones eran 'permanentes' y significaba que estarían a su lado hasta que murieran, entre los hechizos de magia de invocación había formas de llevarla a su lado cuando deseara.

El único problema era que se demoraba un tiempo lanzar el hechizo y era por eso que decidió llevar a dos serpientes de rango A.

"¿Estás lista?" Preguntó el capitán con seriedad.

"Sí, vamos." Respondió Cécile al ver que nadie había notado nada.

Las serpientes habían rodeado sus brazos y gracias a su capacidad adhesiva innata, pudieron sostenerse sin apretar no importa los movimientos que ella hiciera.

Ya había verificado su efectividad.

Todos se empezaron a reunir y los ocho miembros estuvieron listo, todo mientras que los dos que se quedarían observaban con seriedad.

El campamento fue desinstalado rápidamente y solo se dejó la entrada al área subterránea que era en donde esos dos miembros residirían

Toda el área superior estaba protegida por sus invocaciones de rango A y rango B, estas últimas eran las mayores en número.

No se dijeron palabras vacías, cada uno sabía lo que tenía que hacer o como debían actuar

El grupo que se quedaba no solo era para protegerlos, iban a ser refuerzos en caso de que algo se complicara y también iban a ser su línea con la tierra, en caso de que se pudiera enviar refuerzos.

Cada uno de ellos tenía cristales de comunicación y pergaminos de magia espacial para moverse, junto a otras medidas.

Habían venido armados hasta los dientes y sus suministros llenaban varios anillos espaciales con interiores enormes.

No sabían a donde estaba la salida y ese era su principal objetivo.

Una vez controlada la salida, podrían permitir que los refuerzos vinieran y las fuerzas europeas podrían extenderse por la zona.

En este momento por la información que recibían el portal abismal en Francia estaba sellado por sí mismo y no sabían si era causa de este lado o todavía no se había estabilizado.

Aun así, era vital encontrar el portal abismal y si lo que le había sucedido a los goblins era cierto, entre esas tortugas podría haber otro 'salvador' e incluso saber en dónde se encontraba el portal abismal.

Pensando en tales asuntos, Cécile se dejó llevar volando por un artefacto de vuelo y se dirigieron a esa enorme montaña.

No estaban tan lejos, así que tras un vuelo de varios minutos pudieron notar su destino.

Al lado derecho había una gran montaña, pero no era algo común, era una montaña de piedra que daba una sensación de dureza y se extendía bastante lejos.

No se sentía natural y parecía como si algún mago la hubiera creado y cuando se acercaron se dieron cuenta de que no era tan alta como pensaban.

Al lado izquierdo, se encontraba un camino claramente creado de forma civilizada y ese camino daba a su lado izquierdo hacia un acantilado, en el que abajo se encontraba un enorme lago.

A diferencia del informe del primer portal abismal, este lago parecía no estar corrompido por el 'Caos'.

El capitán les hizo una señal cuando aterrizaron antes del camino.

La idea no era parecer atemorizante, sino que dar la sensación de amistad y diplomacia, era por eso que cada uno de ellos tenía sus armas enfundadas o guardadas dentro de sus anillos espaciales.

Cada uno de ellos trató de ocultar sus auras amenazantes y la tensión que se elevaba de forma natural.

Entonces, avanzaron por el camino del acantilado.

El camino estaba claramente diseñado de forma artificial debido a la solidez y la 'seguridad' en los lados para que nadie cayera al acantilado.

Del lado derecho la montaña estaba pulida e incluso tras caminar por varios minutos, hicieron de una parte de la montaña un techo.

Tras una corta caminata, pudieron notar un giró en medio de ese acantilado y al mismo tiempo sintieron una presencia al otro lado.

No trataba de ocultarse así que significaba que no era una emboscada y daba una sensación de estar esperándolos.

El grupo se dio una mirada claramente alerta por cualquier circunstancia y volvieron a caminar.

Antes de girar todos levantaron su guardia a pesar de que la otra parte estaba apartada del giro y tras caminar, uno por uno fueron quedando aturdidos.

Todo este lugar estaba protegido por barreras e incluso impedía el paso de criaturas voladoras, era por eso que nadie había explorado esta zona.

Sin embargo, lo que vieron los dejo boca abierta.

Siguiendo el camino y avanzando por el acantilado a lo lejos, se encontraron con unas majestuosas construcciones.

Pegadas a la pared de la montaña, estaba la entrada que daba a este camino y con un enorme patio y una muralla que lo rodeaba.

Desde ese patio, unas escaleras inclinadas se extendían como un camino principal hacia el edificio final.

A cada lado de ese camino se encontraban diferentes casas con pequeños patios y otras veces otra clase de edificios con torres.

Daba una sensación de un monasterio en una montaña, pero por el número de edificios también daba la sensación de ser un pueblo inclinado construido en la montaña.

Al final, del camino principal se encontraba un edificio en una cueva, que muy posiblemente era el área central de esta raza.

Cécile desvió su mirada de ese lugar y se dirigió a las presencias que la habían estado esperando.

Varias tortugas humanoides los miraban con cierta atención, pero sin la cautela ni la sorpresa que normalmente tendrían al ver una raza desconocida.

En ese momento la tortuga del centro que tenía un color de piel gríseo y que parecía más viejo dio un paso hacia adelante afirmándose en su bastón.

"Bienvenidos visitantes de otro mundo. Nuestros guardianes nos han avisado de su llegada." Dijo la tortuga anciana.

Sus palabras fueron claras para todos y al entender el significado logro que la expresión de cada uno de ellos temblara.

******

Vladislav jugueteó con el cristal en sus manos.

Se habían quedado encerrados en la cueva que había encontrado y que los miembros de la expedición llamaron 'búnker de seguridad'.

Ese nombre venía de que las pesadillas, la debilidad mental y la sensación de que sus almas tambaleaban, no podía ser sentido dentro del búnker.

Al menos no como cuando dormían afuera en la intemperie rodeada de cientos de miles de espíritus.

Ese no era el único punto bueno, Vladislav había logrado armar el rompecabezas, al menos de una forma que lo pudiera entender mejor.

En este mundo solo había existido una raza que se especializaba en el espíritu y en el alma, con ligero desarrollo mágico de apoyo.

Se llamaban entre ellos 'Slaran' y durante un tiempo avanzaron en su desarrollo espiritual y mágico.

Una gran raza con un gran desarrollo y un enorme potencial, todo en un mundo ideal para entrenar el espíritu y sus almas.

Lamentablemente sus técnicas y estudios no estaban presentes en ningún lado de este lugar, pero si estaba las circunstancias que lo llevaron a su destrucción.

¿Qué llevo al mundo a la destrucción?

Lo que todos se enfrentaban en el algún momento… El 'Caos'.

A diferencia de la tierra en donde los guardianes de la tierra mantuvieron la barrera dimensional durante su nacimiento e impidió que el 'Caos' y con ello, la energía y psiónica se adentrara en el mundo, aquí fue diferente.

La barrera dimensional era más débil y eso hizo que los Slaran se desarrollaran espiritualmente a través de la energía mágica.

Sin embargo, la energía mágica no fue lo único en aparecer, sino que también vino el 'Caos'.

Al principio los monstruos los atacaron y si bien era una raza centrada en desarrollo de su espíritu, no era un desarrollo físico que era necesario para enfrentarse algunos monstruos.

Hasta ese punto todo era normal… Vladislav comprendía esa normalidad.

La barrera dimensional era conocida públicamente, pero no era tan simple como algunos pensaban, protegía no solo del 'Caos', sino que de las entidades del 'Vacío' y existencias de otros planos.

Y como consecuencia la energía mágica y la energía psiónica tampoco aparecían en esos mundos altamente protegidos.

Este mundo fue diferente, a pesar de que tenían guardianes, su barrera dimensional era naturalmente más débil.

Esa debilidad llevó a la raza Slaran a enfrentarse a los monstruos, pero ese no fue el inicio.

La causa provino del 'Caos', pero hubo otra acción que hizo que todo llegara a este punto.

Vladislav volvió a encender el cristal de grabación en sus manos.

Proyectándose rápidamente apareció, un Slaran en color.

Su piel era celeste, midiendo más de dos metros, su cuerpo bastante flaco, pero su mirada era solemne.

El tercer ojo parecía estar mirándolo directamente y su sola mirada parecía debilitar a aquellos que lo observaban.

A través de una proyección estaba dejando ver su poder.

Sin embargo, demostraba algo más aterrador y a la vez más impresionante.

"Extranjero que has llegado desde lejos, te he estado esperando." Dijo el Slaran mirándolo directamente.

No importa cuántas veces mirará la grabación… Vladislav seguía sorprendido cada vez que la iniciaba.

No solo porque podía entender las palabras de la otra parte, sino que se debía a algo más.

"Nuestro mundo ha llegado a su fin y nuestra gente también, pero he llegado a prever que será tu gente quienes nos salvarán… Quienes darán fin a nuestra maldición." Declaró el Slaran y cerrando sus ojos, murmuró. "Los terrícolas nos salvarán."

Ese Slaran había previsto que los terrícolas vendrían por este portal… ¿Fue bendecido por el Dios del Tiempo y el Espacio? ¿Era una clase de habilidad? ¿O fue una capacidad natural?

Las preguntas no importaron, ante ese profeta que se grabó a sí mismo.

"Tal vez no desees ayudarnos, pero he profetizado que su salida se encuentra en el mismo lugar en el cual nuestra salvación empieza." Dijo el Slaran y dándole una mirada, explicó. "Para enfrentarnos a la oscuridad, nuestros sacerdotes y dioses trabajaron juntos para darnos una escapatoria."

Su mirada se alejó como si estuviera recordando.

"Crearon tres torres y nuestros dioses la bendijeron… Eso era lo que nos dijeron, pero en realidad nos llevaron a la destrucción." Dijo el Slaran y dando una mirada, declaró. "Ellos cortaron este mundo y nos desconectaron de todo… Incluyendo de la vida y la muerte."

¿Cómo podían protegerse del 'Caos'?

Los terrícolas tuvieron el conocimiento traído de Terra nova y eso fue lo que los posibilito defenderse en contra los monstruos cuando el 'Gran Cataclismo' inició.

Sin embargo, solo fue defenderse e incluso ahora no había soluciones completas, pero la raza Slaran tomó su propio camino.

Desconectaron a su mundo usando los poderes de sus guardianes, lo alejaron del 'Vacío' de dónde provenía el 'Caos' y si bien también hizo que disminuyera la energía mágica, no fue fatal.

Pero hubo un gran problema con su accionar.

"Rompieron el ciclo de la vida y la muerte. Impidieron que nuestros muertos descansaran en paz y a la vez imposibilitar los nacimientos. Nos quitaron nuestros futuros." Murmuró el Slaran con tristeza.

En un mundo espiritual sus guardianes eran notablemente fuertes y lograron desconectar a su mundo para protegerlos, pero tal acción fue extrema.

También lo desconectaron del 'rio de la reencarnación' y con ello no solo impidió que los muertos no pudieran descansar, también imposibilito la vida.

La pregunta de 'que existe luego de morir', ya había sido respondida por Archimagos de Terra nova.

Los muertos eran limpiados de su pasado, de sus recuerdos y sus pecados, para volver a reencarnar de nuevo y si bien algunas religiones con sus dioses tenían sus 'cielos' e 'infiernos', normalmente todas las almas pasaban por río de la reencarnación.

Aquellos que morían volvían a nacer… Daba paz a los muertos y daba nueva vida, en un círculo eterno de la existencia.

"Al desconectarnos llevaron a que nuestros muertos se levantaran y las almas no descansaran perdiendo toda noción de sí mismo… Sin nacimiento, nuestra raza llego a su fin." Narró el Slaran.

La bendición que les esperaba tendría que haber sido la salvación, pero lo que obtuvieron fue una maldición.

Ellos empezaron a morir, pero sus almas se quedaban en este mundo y si bien algunos mantenían cierta noción de sí mismo, lentamente la perdían con el tiempo.

Llegaron los fantasmas y luego avanzaron en seres espirituales aún más fuertes, entonces se dieron cuenta de que había cada vez menos nacimientos… Hasta que nadie nació.

Su raza había llegado a su fin.

"La muerte de nuestra gente y la crueldad de nuestra realidad llevo a que la 'fe' hacia nuestros guardianes disminuyera enormemente y debilitados por su supuesta salvación… Ellos perecieron."

Al igual que los Dioses de la Tierra que nacieron por la creencia durante todo el trayecto de la humanidad, aquí fue igual.

Sin embargo, la disminución de la 'fe' llevo a que tales existencias se debilitaran.

Esa debilidad se combinó con su debilidad anterior al desconectar este mundo y el resultado fue su muerte.

"Sin ellos no pudimos volver atrás y nuestra raza lentamente se extinguió… Hasta que en un momento vi un futuro lejano y distante. Un futuro en donde los terrícolas nos salvaban." Dijo el Slaran y dándole una mirada seria, declaró. "Usa el portal y destruye las torres en donde viven los sacerdotes. Rompe la maldición que nosotros mismos nos provocamos… En ese lugar estará su salida."

Con tales palabras el Slaran se levantó de su asiento.

"Yo tratare de hacer lo mismo." Murmuró antes de terminar la comunicación.

Vladislav volvió a juguetear con el cristal y su expresión solo se volvió más solemne.

Para algunos escuchar ese mensaje de un profeta que los vio llegar y dejo un cristal para guiarlo a su objetivo, sería una situación alegre.

No obstante, Vladislav no podía estar más serio.

No se preguntó la razón por la cual ese Slaran no salvo a su gente cuando tenía esa capacidad de ver el futuro.

Estaba claro que esa oportunidad de ver el futuro fue una en un millón… O quizás mucho más.

El Dios del Tiempo y el Espacio se decía que era capaz de ver el futuro, su 'omnisciencia' venía de que veía todas las posibilidades futuras a cada momento y con su poder podía impedir que otros hicieran lo mismo.

Tal era su mitología, pero Vladislav lo puso en duda desde que esa existencia creó una máquina de realidad virtual y ahora esa duda se elevó, al ver una profecía tan precisa que no provenía de esa existencia.

¿Hace cuánto tiempo ese Slaran grabó tal conversación?

¿Veinte o treinta años?

Quizás era como esos murmullos en la oscuridad decían… Esa existencia había llevado a cabo acciones contradictorias, sin fin aparente y no era para nada metódico como se esperaría de una existencia que podía ver el futuro.

Era posible que todo esto fuera parte de su visión y el Dios del Tiempo y el Espacio había preparado todo… O solo tal vez, ya no podía ver el futuro.

Esos pensamientos que alterarían a cualquier mortal, hizo que Vladislav sonriera de forma inevitable.

"Capitán. El portal ha sido arreglado y nosotros ya nos hemos preparado."

Una voz le habló del otro lado de la puerta y Vladislav ocultó sus pensamientos y acciones, volviéndose a levantar de su asiento.

Asintiendo al miembro de la expedición caminó a la zona central y pudo ver a todos sus miembros totalmente preparados.

El mago espacial estaba al lado del portal listo para activarlo.

Tras dar una mirada y verificar que habían preparado todo, Vladislav asintió al mago espacial para que activara el portal.

Ese portal se activó correctamente.

Los típicos portales eran de color celeste, pero en este mundo de blanco y negro ese portal tenía una tonalidad blanca.

Vladislav le dio una mirada a su grupo y luego sin miedo se adentró en el portal.

Sus sentidos y su fuerte barrera natural impidieron un simple mareo al mismo tiempo que le señalaban cuán lejos había viajado.

Al momento siguiente su visión se estabilizó dentro de otra cueva oculta y Vladislav observando los alrededores se dio cuenta de que era segura.

Esta clase de búnker según los registros que ellos habían encontrado fue diseñada para permitir que los Slaran vivieran sin verse afectados por este mundo ni por los fantasmas.

Sin embargo, este lugar a diferencia de aquel de donde venía, estaba destruido y arruinado.

Observando como los miembros de la expedición pasaban por el portal, Vladislav caminó hacia la salida y tras abrir la gran puerta agrietada, su expresión se volvió seria.

Cientos de miles y miles de almas estaban a la deriva tangible en este lugar.

Entre lo blanco y negro, las almas se devoraban entre ellas, vagaban o incluso aullaban con dolor y más allá, a lo lejos, se encontraban tres enormes torres.

La más grande se encontraba en el centro… Vladislav observó con calma.

El cristal que le hablaba directamente no fue el único que le había dejado y gran parte de los cristales hablaban de esas torres, de la raza Slaran y de su caída.

Básicamente habían dejado una gran cantidad de información.

Esas torres fue el lugar en donde los sacerdotes Slaran rezaron para la salvación en contra el 'Caos' y fue en donde los guardianes dejaron su voluntad… Básicamente ese lugar era lo que mantenía este mundo sellado del exterior.

Aun así, a pesar de que Vladislav sabía bastante informaci��n, no se movería imprudentemente.

Necesitaba prepararse… Para más cosas de los que todos podían pensar.

******

Aurora terminó de leer los informes que llegaban de los portales abismales

No podía negar que estaba ligeramente sorprendida por el resultado del portal abismal ruso.

Vladislav detalló los hechos y trasmitió toda la información, pero igualmente se abstuvo a dar sus análisis y conjeturas concretas.

Aun así, tal información era chocante de cierto modo.

Profetizaron que los terrícolas irían a ese mundo… Tal capacidad daba una sensación de ser irreal.

También era en parte aterrador.

Claro, ella entendía que esa capacidad debía tener sus límites y restricciones, junto a su pizca de incertidumbre.

Las posibilidades eran infinitas y las acciones de las personas siempre cambiaban constantemente.

El punto era que la profecía de ese Slaran fue precisa, al menos a la hora de llegar y dejo bastantes preguntas.

¿Fue el Dios del Tiempo y el Espacio?

Ese Dios Primordial que se había movido muy pocas veces desde sus inicios en Terra nova había actuado proactivamente en la tierra.

Había una posibilidad de que se moviera también en otros mundos, aunque fuera bastante escasa.

Antes de que pudiera seguir pensando sobre los portales abismales, alguien golpeó la puerta.

"Jefa es importante." Avisó Liam y tras escuchar su orden entró apresurado.

"Verdi ha arreglado su próximo movimiento. Han decidido huir." Informó Liam y trasmitió el informe por su reloj holográfico.

Aurora se puso a leerlo de inmediato.

Liam se había hecho con el control del reloj holográfico de Verdi cuando estuvieron en la mazmorra temporal y había logrado extender su influencia bastante rápido.

Una vez que terminaron la mazmorra temporal, el Señor de la Guerra Martz, no hizo nada en contra de Verdi, pero si en contra de sus oponentes.

Aun así, Aurora sentía que Verdi no estaba huyendo por el Señor de la Guerra Martz, sino que era por otra razón.

Ahora había preparado un viaje en barco hacia la República de África Occidental.

Durante la mazmorra temporal, Verdi había escuchado un informe sobre ellas, centrándose en su trabajo de 'Protectoras de Zerzura' con su glotona amiga.

Y si bien le gustaría creer que esa era la razón de su huida, no podía evitar dudar.

"Reúne a los otros, tenemos que planear el asalto." Ordenó Aurora con seriedad.

Sería una misión de asalto debido a que Verdi estaba llevando bastantes personas en barco y posiblemente muchas de ellas eran personas que había raptado.

Liam asintió y se fue, dejándola a ella sola.

Dando un suspiro agotado, Aurora revisó sus mensajes en su reloj holográfico y dio media sonrisa al ver el informe de Kairos.

Ese joven había cumplido con su ayuda y había conseguido la dirección del laboratorio y la guarida.

Era por esa razón que le permitió moverse, sin temor a alertar a la otra parte con acciones directas.

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