En medio de una casa en la ciudad Zinder, Edward observó a Makeba quien hablaba con un miliciano.
"No somos fuerte. Solo hemos reunimos un grupo para tratar de proteger los pueblos cercanos." Dijo un miliciano.
Ahora mismo estaban en la casa de un miliciano de rango B, que seguramente no destacaría si no fuera porque tenía un pequeño grupo de milicianos.
De vez en cuando, ellos abandonaban la ciudad y se iban a los pueblos para ofrecer una mano.
No eran ricos, no eran fuertes y solo eran personas que trataban de aportar su grano de arena al ayudar.
Entre el montón de criminales que se encontraban en la Ciudad Zinder, había algunos pequeños grupos como este.
"No te preocupes. Una vez que ingreses y te unas a las fuerzas militares, podrás ayudar sin preocuparte por temas externos." Respondió Makeba y con una expresión seria, declaró. "Zerzura es pequeña por ahora, pero la Empresa Apicius es rica. Apoya el ejército completamente."
Makeba sonrió al ver la expresión de ese mercenario y continuó.
"Lo has visto, los milicianos no llevamos trapos o armas viejas. Llevamos equipo actual." Agregó Makeba de forma solemne.
Habían venido cerca de veinte milicianos con Makeba y la mayoría eran de rango B, pero su equipo era de calidad.
Trajes de combate o armaduras de batalla, armas que se adaptaban a su especialidad y elementos de protección… El ejército de Zerzura estaba siendo apoyado directamente por la Empresa Apicius.
Una empresa con una gran cantidad de dinero.
"Pronto nos moveremos, no te pido que te unas. Solo piénsalo y habla con los Orisha Oko, ellos nos informarán y te podrás unir." Avisó Makeba y levantándose de su asiento, añadió. "Una vez que se unan, serán llevados a Zerzura. Recibirán un pago, entrenamiento y un plan para obtener sus propias casas para ustedes y sus familias."
Los milicianos tenían mayores beneficios que los aventureros o mercenarios y la mayor razón eran que tales individuos eran leales a Zerzura.
Un plan de vivienda, con un sueldo digno y entrenamiento especializado… Era una oferta tentadora.
"Entiendo, hablaré con los demás y avisaré." Respondió el miliciano y los guio hasta la puerta.
Edward siguió a Makeba y ambos salieron del lugar.
Volviendo a caminar por las calles, amos miraron los edificios viejos que se encontraban en el área residencial.
La Ciudad Zinder estaba en el límite del bosque mágico y se podía decir que en la parte externa de ese bosque.
Sin embargo, para expandirse había llevado una desforestación y usaban la madera para la construcción de las casas.
Era por eso que resultaba común ver casas de madera en la zona residencial.
"Llevar a refugiados es importante, pero también reclutar nueva fuerza." Dijo Makeba de repente y cuando Edward lo miró, informó. "Hemos reclutado treinta milicianos, diez aventureros y diez mercenarios. Los últimos se decidieron unirse a los Orisha Oko."
"Ahora que tenemos setenta camiones, aumentar la fuerza es vital." Murmuró Edward en entendimiento.
Se había requisado camiones por parte de los gremios que Aurora y Alice habían eliminado, aumentando la capacidad de las personas que podían llevar.
Sin embargo, también aumentaron el número de reclutas para coincidir con todas las personas que tenían que proteger.
"'Tenemos' eh…" Murmuró Makeba con una sonrisa y observando a Edward que fruncía el ceño, precisó. "No me importa si sientes celos o no te agradan quienes comandan, pero ahora estamos por empezar un viaje peligroso y un rango A tan capaz como tú, será vital."
Fueron palabras simples y sinceras, pero llevaban una gran solemnidad.
Se notaba que estaba queriendo contar con él, para lo que estaba por venir… Y era normal cuando uno pensaba que se moverían por el bosque mágico.
No iban a viajar por el desierto, ya que conocían la dificultad de ese viaje y el peligro extremo que no podrían tolerar, era por eso que tras reunir información cambiaron de ruta.
Iban a usar el camino que utilizó el antiguo señor de la guerra 'Gran Kan'.
El peligro era incierto, pero si los informes que habían escuchado de los guías locales eran ciertos, entonces mientras siguieran el camino, solo se enfrentarían a criaturas salvajes y monstruos.
No había especies de bestias mágicas por la zona y esa área no estaba controlada por nadie… Eso era lo que le habían informado múltiples fuentes.
Sin embargo, esa información solo representaba una clase de situación y lo que todos esperaban era una situación compleja y difícil.
Una en donde todas las fuerzas tuvieran que estar en guardia alta todo el tiempo, luchando constantemente contra los enemigos y en donde los fuertes serian presionados con mayor seriedad.
Los Rangos S iban a estar en todo momento atento y los rangos A iban a ser presionados y utilizados hasta que cayeran agotados.
Alguien como él… Un mago de rel��mpagos de rango A con un gran talento y capacidad para largas batallas, iba a ser vital.
"No te preocupes. Actuaré como se debe." Respondió Edward con un tono de voz elevado y fuerte.
A diferencia de lo que parecía antes, ahora la fuerza se había elevado y cierto tinte arrogante había vuelto.
Makeba solo le dio una mirada y asintió antes de seguir caminando.
Por su parte, Edward se quedó un momento en su lugar y luego lo siguió, suprimiendo sus emociones que se agitaban como una ola.
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"Ya hemos realizado los contratos mágicos. Si bien todavía falta formalizarse y establecer la organización, se puede decir que los Orisha Oko son un gremio oficial." Informó Zhan Tian y con seriedad, explicó. "Eposi Alima, quien estuvo en esta área se quedará para encargarse de la organización local."
En la oficina, Aurora observó los pergaminos de contrato que Zhan Tian le estaba dejando en el escritorio.
Zhan Tian y su esposa Cynda junto a Alima, decidieron crear el gremio 'Orisha Oko', dejando de ser un grupo.
Iba a ser un gremio apoyado por la Empresa Apicius y trataría de ofrecer su ayuda a Zerzura mientras que mantenía sus beneficios, buscando un equilibrio entre sus miembros.
Si bien faltaba oficializar el formato y pulirlo, se podía considerar el primer gremio local de Zerzura y ahora sus miembros estaban siendo reclutados en la ciudad.
Los contratos mágicos no eran tan restrictivos, pero tampoco era una formalidad legal simple, tenía sus efectos mágicos negativos si se incumplían.
En este caso garantizaba los beneficios de aquellos que se unieron mientras se cumpliera las obligaciones.
No podían llevarlos a todos y necesitaban dejar un pequeño grupo en este lugar no solo para mantener el orden que ellas habían instaurado, sino que también para dejar en evidencia que volverían.
A pesar de que los camiones aumentaron en número, no podían llevar a todas las personas y ahora muchos individuos deseaban ir con ellos.
Aurora sabia mejor que nadie el efecto de sus acciones.
Provocó miedo entre los maleantes y seguramente deseo de venganza entre sus allegados, pero a la gente común que antes fue oprimida, pudieron ver un signo de esperanza.
No había duda de que muchas personas deseaban ir con aquellas que usaban la fuerza para eliminar a quienes causaron sus males, en vez de quedarse en este lugar con el señor de la guerra quien prácticamente cerró los ojos ante su sufrimiento.
"¿Está bien quedarnos aquí?" Preguntó Zhan Tian y cuando recibió su mirada, dudó. "Ya hay demasiado trabajo en Zerzura y los gastos son elevados… ¿James lo podrá aguantar?"
¿La Empresa Apicius nos dará problemas? Esa era lo que su duda trataba de trasmitir.
Era cierta preocupación a que la Empresa Apicius se echara para atrás al tener más trabajo que hacer.
Tener que pagar a los aventureros en esta zona, enviar suministros y ofrecer apoyo elevaría el gasto que estaba realizando la empresa.
No solo se estaban quedando en este lugar, sino que iban a seguir ofreciendo suministros que habían traído, desde medicina, ropa y comida, junto a otros bienes diarios necesarios.
En caso de emergencia, la Cardenal Brousseau dejo un portal conectado con la Iglesia del Tiempo y el Espacio en Zerzura, aun así, el gasto estaba presente.
"No lo sé." Respondió Aurora y agitando su cabeza, precisó. "Sin embargo, no nos quedaremos para siempre. Ahora solo estamos dejando una posición segura para luego extendernos más al oeste para futuras misiones 'Arcas'."
Su conocimiento sobre la empresa era nulo.
A pesar de que James la puso como la segunda accionista mayoritaria seguida de su amiga, en realidad no tenía ni la menor idea de si con su 'herencia' fue posible lograr tal hazaña.
Tampoco sabía cómo consiguió las acciones cuando los accionistas de la empresa rondaban alrededor de los diez y muy seguramente no deseaban vender.
Sin embargo, entendía que James nunca rechazaba un pedido de Alice y ahora estaba aquí por ella.
Era por eso que, en vez de preocuparse por ese tema, pensó en el futuro.
"No mentías cuando dijiste que no iba a ser el único viaje." Murmuró Zhan Tian, asintiendo con su seriedad habitual.
Esta no iba a ser la última misión 'Arca' al extranjero, solo era la primera.
Una vez que aseguraran su posición en Zinder, podrían ir al oeste de Níger, acercándose a las aldeas ofreciéndole trasladarse Zerzura.
La caravana había visto aldeas en su viaje y Aurora entendía que algunas de esas aldeas seguramente desearían vivir en un lugar más apto y seguro.
Zerzura se estaba convirtiendo en ese lugar y su mayor fortaleza no eran los beneficios y planes, era la seguridad que ofrecían.
Los mercenarios y aventureros empezaban a llegar en números más elevados y estaban dedicándose a la limpieza de mazmorras, ofreciendo una seguridad contra las criaturas salvajes.
"Aun así, primero hay que terminar con esta misión. Según Abdellah el camino está libre y si bien las bestias mágicas y criaturas tienen un número elevado, no es lo suficiente para causarnos preocupación." Dijo Aurora y dándole una mirada a Zhan Tian, ordenó. "Pídele a la Cardenal Brousseau que utilice el portal todo el tiempo posible, pero que se detenga antes de partir. Necesitamos un seguro para enviar los heridos o pedir refuerzos."
El portal de la Cardenal Brousseau fue más impresionante de lo que ella había esperado.
Una vez instalado podía conectarse a la iglesia de la Ciudad Zerzura que se estaba construyendo y en caso de emergencia no solo se enviaban personas, sino que podían traer refuerzos.
El grupo de expedición no era todas sus fuerzas, y en la ciudad todavía se encontraban otros mercenarios, aventureros e incluso paladines que mantenían la seguridad local.
Necesitaban usar los portales para enviar a aquellos en peores condiciones, que no podían resistir el viaje ya sea por su edad o por alguna condición física.
Durante esta semana se había enviado a muchas personas y entre ellos enfermos cuyas condiciones no podían ser tratados aquí, así que no había duda de que los portales eran muy útiles.
"Entiendo." Respondió Zhan Tian antes de retirarse.
Al quedar sola, Aurora respiró hondo mirando los documentos que tenía en su escritorio.
¿Estaba bien lo que hizo?
No.
Esa era la respuesta que llegó de inmediato.
No hizo justicia, lo que hizo fue asesinato… Una masacre.
Tal acción no podía estar bien y no debía estar bien, sin embargo, lo hizo.
Ella sabía que era el medio incorrecto, pero no se iba a quedar mirando desde el costado o ingenuamente pensando que la 'ley' o una 'justicia divina' iba a golpear a los malhechores de repente.
En estas tierras no había ley… Y a los ojos de los dioses muy seguramente ellos eran insignificantes.
Suspirando tratando de tirar esas emociones de lado, Aurora se levantó de su asiento y salió de su oficina, dirigiéndose a la sala.
Tales pensamientos eran inútiles.
Lo que estaba haciendo estaba mal, pero funcionaba y principalmente eliminaba individuos que a sus ojos merecían ser eliminados.
No importaba la razón, el motivo o las circunstancias, era una asesina.
Pero tales cosas eran menores, cuando su objetivo estaba presente.
Las consecuencias podrían ser tratadas por otros y en cuanto a los efectos de realizar tales asesinatos… Aurora lo sobrellevaría.
No importa si se hundía en este abismo pantanoso que se encontraba, ahora estaba queriendo hacer que el brillo por el cual luchaba y que representaba a Zerzura, se volviera más brillante.
"¿Terminaste?" Preguntó Alice que estaba descansando en la sala.
No le gustaba hacer trabajo administrativo y era alguien más que se dedicaba al trabajo físico.
"Sí, vamos a darle una visita a otros gremios de la zona." Dijo Aurora dándole una señal para que la siguiera.
No era necesario asesinar a todos lo que se oponían y había bastantes métodos para lograr su objetivo.
Ahora tras dejar ver lo peligrosa que eran ambas, simplemente podía intimidar con su presencia y eso era lo que necesitaba.
Hasta que Abdellah que estaba explorando el camino con su magia espacial volviera, era necesario dejar un lugar seguro para el grupo que se quedaba.
Necesitaba dejar en claro que ella volvería y si no obedecían podrían sufrir un cruel destino.
En este lugar sin ley, el temor era la mejor arma que tenía disponible.