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CAPÍTULO 143- Fingir.

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 143

"Las personas ocultamos casi siempre nuestros sentimientos y nuestra verdadera personalidad. En la calle puedes ver a alguien sonreír, pero tal vez, en el fondo, está sufriendo. Los humanos juzgamos a las personas por su apariencia y personalidad. Las personas calladas, las que no les gusta convivir o simplemente son tímidos, son tachados de raros, sin saber que, tal vez, realmente quieren hablar con todos, pero no pueden... ¿Por qué digo eso? Siempre he sido una persona buena y amable con todos, pero mi corazón puro me obligaba a ser bueno... Y ahora que lo perdí, ahora que mi corazón puro es diferente, ya no disfruto ayudar a las personas... Con mi corazón puro, al menos disfrutaba ayudando, pero ahora ya no... Siento todavía la necesidad de ayudar, pero no siento satisfacción ayudando... Si ayudo a una familia pobre dándole dinero, me daría igual, no sentiría felicidad por ellos, no me sentiría feliz sabiendo que podrán comer, me daría... igual... 75% de maldad tengo en mi cuerpo, y tan solo soy 25% bueno... Estoy cambiando demasiado... La primera vez que sentí satisfacción matando a alguien, fue cuando maté a mi madre... No lo sabía en ese momento, pero cada vez que recuerdo cómo la maté, una sonrisa aparece en mi rostro... Y odio eso... Yo quiero amar a mi madre... Desde pequeño me enseñaron que una madre siempre se preocupa por sus hijos, que están dispuestas a sacrificarse por ellos... Pero mi madre estaba dispuesta a matarme... La odio... Y odio odiarla... Lo odio".

—Por favor, voz en mi cabeza, ya cállate.

Estoy sentado bajo un árbol, pensando sobre mi situación.

—Varios de mis compañeros murieron... Pero ahora... no me importa.

Comienzo a alucinar, imagino que mi madre está sentada frente a mí, sonriéndome.

Definitivamente me volví loco.

—Daniel, realmente eres mi hijo. Eres igual de malvado que yo.

—No quiero...

La ilusión desaparece y aparece un segundo Daniel frente a mí. Ese Daniel tiene los ojos normales, no tiene el ojo rosa.

—¡Lucha, debes deshacerte de tu lado malvado! ¡Debes ser bueno!

Un tercer Daniel patea al segundo Daniel en la cara y la ilusión del segundo Daniel desaparece. El tercer Daniel tiene los ojos de color rosa.

—¡Ser bueno es aburrido! ¡Ser malo tiene grandes ventajas! ¡Tienes sexo con cualquier mujer, disfrutas torturando a las personas, y lo mejor, es que los malos siempre son los más fuertes! ¡En los animes, los buenos ganan siempre por el poder de la amistad y el poder del guion! ¡Pero los malos son los más geniales y poderosos!

—El sexo no me interesa, y tampoco me interesa torturar a las personas.

—¿En serio? Porque creo que disfrutaste mucho esa noche con Desmolfer y Maisha. Aparte, ¿realmente no quieres torturar a tu madre? Ella mató a varias de tus amigas.

—Tienes razón...

La mitad de la cara del tercer Daniel cambia. Su ojo izquierdo se vuelve rojo y la mitad izquierda del cabello se vuelve blanco.

—Eres malvado por naturaleza, Daniel. Debes aceptar tu destino... Debes aceptarme, Daniel.- Dijo con dos voces... Con la mía y la de Cano.

... Mi abuela no me amaría si fuera malvado.

Y no quiero perder su amor.

—Mi abuela... Mientras mi abuela siga con vida, seré bueno...

La ilusión desaparece y me levanto del suelo.

—Sé que soy malo, pero puedo ocultarlo... Mi abuela ama a su nieto amable y bueno, y morirá teniendo un nieto amable y bueno.- Digo sonriendo.

(Tiempo atrás.)

Yo, de 14 años, estaba intentando salir del automóvil rojo de mi profesor, que creí que era bueno. Mi profesor era algo gordo y calvo. Las calles de la ciudad estaban un poco vacías, y no estábamos usando cinturones de seguridad.

—¡Se desvió del camino a propósito, no quiere llevarme a mi casa! ¡Déjeme salir!

—¡Maldita sea, siéntate!

Me tomó del brazo y me lo apretó con fuerza.

—¡Si no quieres que te mate, entonces cállate!

Comenzó a acariciarme la pierna izquierda y cerré los puños con furia.

—¡Maldito!

Me puse el cinturón de seguridad y usé mi pie izquierdo para pisar el acelerador.

—¡No lo pises!

Intentó mover mi pie con sus manos, pero no pudo.

—¡Maldito!

Comenzó a darme golpes en la cara y sonreí.

—No debió soltar el volante.

Tomé el volante y giré a la izquierda.

Estábamos a punto de chocar contra un muro.

—¡Maldición!

Chocamos con fuerza y el profesor salió volando.

Se estrelló contra el muro con fuerza y cerré los ojos con fuerza para no ver lo que pasó.

—L-lo siento...- Dije llorando.

Pero en el fondo estaba feliz.

(Presente.)

"Mi vida no ha sido fácil, pero a veces es mejor tratar de ser feliz y seguir adelante".

Me dirijo caminando a mis compañeros, que están alrededor de una fogata, cocinando carne.

"Es por eso que fingiré ser feliz y bueno... Trataré de ocultar mi verdadera personalidad y fingiré ser el Daniel bueno de siempre".

No quiero perder el cariño de mi abuela.

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