Humanos contra demonios.
CAPÍTULO 96
Diego entra en un pequeño departamento, no tiene muchas cosas, solo tiene una mesa, una silla, un lavaplatos, dos platos, un vaso, una cuchara, un tenedor, un cuchillo, una pequeña estufa... No tiene sillón, no tiene televisión... No tiene casi nada.
Las paredes están pintadas de color blanco.
Tiene un pequeño refrigerador.
... Sí, es pobre... Y solitario.
—¡Soledad, ya llegué! Espero que no me hayas extrañado tanto, cariño. Fufu.- Dijo sonriendo y con un tono alegre.
Abre el refrigerador, no tiene casi nada, solo tiene unos huevos y botellas de agua.
Saca una botella de agua y se sienta en la mesa.
—Ahora que ya no iré a la escuela, tendré más tiempo para trabajar.
Abre la botella y comienza a beber el agua.
Termina de tomarse el agua y se levanta de la mesa.
—Tengo que ir a trabajar.
Después de cambiarse de ropa, sale de su casa.
Tiene puesto un traje elegante con un pequeño moño negro en el traje... Está vestido de mesero.
—¡Adiós, soledad!- Dijo sonriendo y cierra la puerta.
Vive en un pequeño edificio, tiene un departamento barato.
Maisha lo observa en su casa, por medio de un gran espejo mágico. Está sola en su casa.
Ella se siente triste por él.
—Bromea con su soledad... Desde que escapó de sus padres adoptivos, ha estado solo... Es... triste, está fingiendo ser feliz.
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(Minutos después.)
Diego camina por las calles de una ciudad, mostrando una sonrisa.
—Tengo hambre.
Escucha el llanto de una chica y burlas.
—¿La están molestando?
Sus ojos brillan, tiene una gran idea.
—¡Es momento de ser un héroe y que una chica se enamore de mí!
Él tiene el sueño de convertirse en un protagonista de una historia... Quiere vivir una fantasía.
Da vuelta en una esquina y observa a dos chicas molestando a una chica que no tiene brazo izquierdo. La chica sin brazo tiene el cabello negro y corto, es plana, y usa un parche rojo en su ojo izquierdo.
Están usando uniforme escolar, una falda negra y una blusa blanca.
Una de las chicas tiene unos lentes negros en su mano derecha.
La chica sin brazo está en el suelo, llorando.
—¡Vamos, toma los lentes!- Dijo una de ellas con un tono de burla.
—¡¿No los quieres?!
Diego se acerca a ellas por la espalda y ellas no se dan cuenta.
La chica sin brazo se da cuenta y observa a Diego con curiosidad.
Diego se para detrás de ellas y le quita los lentes a la chica.
—Vaya, dos chicas lindas están molestando a otra chica linda... Qué mal.
Las chicas voltean a verlo enojadas.
—¡No te metas!
—¡Lárgate!
—Déjame pensarlo... No, no quiero irme.- Dijo con una gran sonrisa.
Una de ellas intenta golpearlo, pero Diego detiene su puño con su mano izquierda.
—Estoy a favor de la igualdad de género, así que si me golpean...
Comienza a apretar el puño de la chica.
La chica se queja un poco de dolor.
—... les devolveré el golpe.
Suelta el puño y la chica se aleja de él asustada.
—¡Vámonos!
Las dos chicas se van corriendo.
—¡Estuve genial! No creí que funcionaría.
Diego se acerca a la chica y le muestra los lentes.
—Toma, creo que son tuyos.
La chica los toma y se los pone.
—¡Muchas gracias!- Dijo sonriendo y sonrojada.
Diego se da cuenta de eso y se siente orgulloso de él mismo.
—¡De nada!- Dijo Diego sonriendo.
Diego se le queda viendo por unos segundos... Por alguna razón, ella le resulta familiar.
—Qué raro.- Pensó Diego.
—¿Por qué ese chico me recuerda a alguien?- Pensó la chica.
Y los dos pensaron en lo mismo al mismo tiempo.
—¿Por qué siento nostalgia?- Pensaron ambos.
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—¡Kya! ¡Qué romántico!- Dijo Maisha saltando de alegría.
El espejo mágico desapareció.
—Amor a primera vista. Fufu. Qué lindo... Pero malo... Diego dejará ese mundo pronto... Ah, es una pena.
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(Pov- Daniel.)
(Mundo 1.)
Mis compañeros y yo estamos comiendo en un pequeño restaurante.
Y estamos hablando sobre algo muy importante que pasará pronto.
—La evolución de los Elfos... Mañana crecerás de tamaño... ¡Eso es genial!- Digo emocionado.
Quería seguir tratando a Nirfa como una pequeña niña, pero debo dejarla crecer. Ah... Me siento como un padre viendo a sus hijos crecer.
—Sí, mañana cumplo 20 años, así que mi apariencia cambiará, pareceré una chica de 20 años. Tendré esa apariencia por siempre, hasta que muera cuando cumpla 1,000 años.- Dijo Nirfa.
—1,000 años viven los Elfos... Supongo que tú y yo estaremos juntos por mucho tiempo.- Digo sonriendo.
Mi sonrisa es fingida... Realmente no sé si esté con ella por mucho tiempo.
—Por un largo tiempo...
Aunque creo que moriré pronto.