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CAPÍTULO 9- Llegada a Soular.

Humanos contra demonios.

CAPÍTULO 9

(Pov- Abuela.)

Después de mi muerte, Daniel sufrió bastante... Él me contó todo lo que pasó después de mi muerte... Sonia parecía una chica muy buena... ¿Por qué le hizo eso a Daniel?

Daniel se moría de hambre, no tenía dinero y vendió todas sus cosas para pagar mi funeral.

Él estaba muy deprimido... Y después de enterarse del engaño de Sonia, no pudo más e intentó suicidarse.

Ha sufrido mucho últimamente... Y ahora que su madre está aquí, la depresión regresará a él.

... Desearía saber qué hacer, pero... No sé cómo ayudarte, Dani.

No sé nada de Nadia... No sé sus motivos ni nada... Espero que estés bien, Dani.

(Pov- Daniel.)

(Tres horas después.)

Me bañé en un lago, vi a unos insectos gigantes y pude ver a muchos animales raros... Este mundo realmente es interesante y sorprendente... Es un lugar muy lindo.

Después de volar tanto por fin llegué.

Llego a Soular y aterrizo lejos de un pueblo.

—¿Cuánto tardé?

Saco mi teléfono y veo la hora... Tardé tres horas en llegar.

—Tardé más de tres horas, pensé que tardaría dos horas, creo que calculé mal.

Guardo mi teléfono.

—Aquí estoy, el país de los semihumanos... Espero no tener tantos problemas. Qué bueno que aterricé lejos de un pueblo, sería problemático que me vean volando.

No quiero que me confundan con un demonio y me ataquen.

Comienzo a caminar rumbo al pueblo.

—El pueblo Zoon. El pueblo más alejado del castillo del Rey. Creo que mi madre no vendrá aquí primero.

... Mejor no pienso en ella.

Reviso mis bolsillos.

—No tengo dinero... Tendré que trabajar mucho.

Minutos después.

Llego al pueblo y lo primero que veo es que las personas tienen cola y orejas de animales. Algunos tienen la cabeza de un animal. Otros tienen cabeza humana, pero el cuerpo de un animal, eso fue lo más raro de ver.

Los semihumanos son muy diferentes a los semihumanos de las novelas.

Aquí son más raros.

—¡Genial! ¡Increíble!

Comienzo a caminar y los semihumanos me ven raro. Las palabras del Rey comienzan a tener sentido. Al llegar al pueblo pude sentir miradas de odio sobre mí, las madres alejan a sus hijos de mí.

Mierda, espero que no me ataquen. Solo soy un pobre humano inocente.

Veo a mi alrededor y hay sujetos que parecen ser aventureros.

—Supongo que hay un gremio por aquí.

Sigo caminando y me acerco a una chica con la cabeza de un mono, que vende frutas.

... Cuerpo humano, cabeza de mono... Eso es raro.

—Disculpe, ¿por aquí hay un gremio?

La chica me mira con asco.

—¡Largo, váyase de aquí!

... Eso me dolió... Fui educado, pero me trataron mal.

—Lo siento, gracias por su tiempo.

Me alejo de ella y algunos semihumanos me rodean.

No, por favor, no quiero problemas.

—¡¿Qué haces aquí, humano?!

—Solo quiero ir a un gremio, es todo.

—¡Tu raza no es bienvenida!

Ah, la discriminación.

—Escuchen, solo quiero ir a un gremio, no quiero problemas.

—¡Sí, claro!

Los aventureros me intentan atrapar.

—¡Arches Nexus!

Salgo volando y me detengo a unos metros del suelo. Me van a matar si me atrapan.

Los observo, me están viendo con miedo.

—¡Es un demonio!

—¡Nos matará!

Escuchar que me tengan miedo me daba un poco de coraje... Estoy lejos de ser un demonio... Aunque tengo magia demoníaca... Y mi madre es un demonio.

—¡Por favor, solo soy un aventurero que busca hacer un trabajo para poder comer, no soy un demonio!

Bajo y los observo a los ojos.

—Soy un simple aventurero, no quiero problemas, por favor. Me muero de hambre, necesito dinero para comer. Por favor, se los suplico, déjenme en paz.

... Dar lástima no funcionó.

Todos me gritan que me vayan y me arrojan rocas. Comienzo a esquivar algunas rocas, pero no puedo esquivarlas a todas, recibo algunas rocas en mi cuerpo y cabeza.

—Supongo que realmente odian a los humanos, ¿verdad?

Suspiro... Tendré que decirles la verdad.

—¡Les diré la razón por la cual estoy aquí! ¡Soy Daniel, soy un aventurero que tiene todos los tipos de magia y he venido a detener la pelea de los humanos contra los semihumanos!

Un gran silencio... Ah, reconozco este escenario .

Todos empiezan a murmurar.

—¿Todos los tipos de magia?

Las burlas en tres... Dos...

Todos empiezan a reír. Ellos realmente no creen en mis palabras.

—¡Este humano está loco!

—¿No me creen? Díganme en dónde está el gremio para registrarme y demostrarles que digo la verdad.

Un hombre muy grande y fuerte, con cabeza de un perro pastor alemán, se acerca a mí. Está usando una armadura blanca.

—Yo te llevaré.

—Esta sensación me es familiar. ¿Eres el aventurero más fuerte de este gremio?

—Sí, lo soy.

—Lo supuse.

Me jala de la camisa con su mano derecha.

—Si mientes, te mataré, ¿te parece justo?

Supongo que puedo aceptar, de todas maneras, no estoy mintiendo.

—Sí, está bien.

Sigo viendo como todos me ven con odio... Será realmente difícil que me acepten.

—Será un trabajo difícil.

Pero no imposible. Debo ganarme la confianza de los semihumanos.

Fácilmente podría crear una cola y orejas falsas para engañarlos, pero decidí no hacerlo. Debo ganarme su confianza siendo un humano.

Entramos al gremio del pueblo y una mesera con orejas de gato y cola de gato nos recibe. Está usando un vestido negro... Creo que es la mesera.

Qué linda... Qué adorable es ella.

—¡Bienvenido, Rocco!

Me observa y me ve con asco.

—¿Por qué traes a un sucio humano contigo?

—Hicimos un trato, él dijo que tiene todos los tipos de magia y quiero comprobarlo, si no los tiene, lo mataré.

La mesera se empieza a reír.

—¡Ya quiero ver cómo matas a ese sucio humano!

Es linda, pero me da miedo.

Ya no te considero linda... Ah, ser discriminado me recuerda a la secundaria.

Nos dirigimos a una empleada del gremio. Es una mujer con un cuerpo muy hermoso, pero con la cabeza de un cerdo.

—Este humano se quiere registrar.

—¡No permitiré que un humano se registre!

—Este humano dice que tiene todos los tipos de magia, y si no es cierto, me dejará matarlo.

—¡¿En serio?!

Toma mi mano derecha y la pone en la esfera.

—¡Ya quiero ver eso!

Todos me dan miedo... ¿En dónde están los semihumanos amables y adorables?

Después de un minuto, una tarjeta aparece de la nada y la empleada la toma.

—Daniel Conde. Edad, 16 años. Tipos de magia... ¡Debe ser un error!

—Dame eso.

Rocco toma la tarjeta y la observa.

—¡Realmente tienes todos los tipos de magia!

Los semihumanos a mi alrededor me ven asombrados.

—Te lo dije.

Quito su mano de mi camisa.

—¿Me das mi tarjeta?

—S-sí.

Me da mi tarjeta y la pongo en el escritorio de la empleada.

—Señorita, no tengo cómo pagarle, por favor, ¿me puede dar la misión más difícil que tiene disponible?

—¡No quiero...! ¡Pero ahora eres parte del gremio y debo darte la misión!

La empleada toma un cartel del muro de misiones.

—Hay un trabajo de ayudar a un pueblo que fue invadido por un demonio.

—¿Solo uno?

—Sí.

—Lo tomo. ¿Cómo se llama el pueblo?

—Es el pueblo Sali.

—Está bien.

La empleada apunta un número y me entrega la tarjeta.

—Gracias.

Le extiendo mi mano derecha para saludarla.

—¡Aléjate de mí, me das asco!

Bajo la mirada y dejo de sonreír... Le doy asco... Supongo que debo acostumbrarme a que me traten así... Aunque, siendo sincero, ya estaba acostumbrado... En mi mundo, mis compañeros de clases me veían con asco... Solo los hombres, pero me dolía recibir esas miradas... Me discriminaban por ser pobre.

—Entiendo... Adiós.

Estoy a punto de salir del gremio, pero Rocco me jala de la camisa.

—Me interesa ver cómo resuelves esto, iré contigo.

A diferencia de Sandro y el otro aventurero que no me sé su nombre, él parece más... ¿amable? Intentó matarme, pero no me ve con asco.

—Está bien.

Salimos del gremio juntos.

—¡Muslar asio! Sube a mi espalda, iré volando.

Veo que todos me siguen viendo con asco y odio.

—¡Y no soy un demonio, el hechizo de vuelo lo aprendí de un hada!

—¡No subiré a tu espalda!

—Deja el orgullo a un lado. ¡Arches Nexus!

Empiezo a flotar.

—Al menos agárrate de mis piernas.

—Está bien.

Rocco sujeta mis piernas y saco mi teléfono.

—¿En dónde estará?

Abro el mapa.

—Vaya, vaya, está cerca. ¡Vamos!

Me voy volando de ahí rápidamente... Pero no estoy volando tan rápido como antes, no sé si él soporte el viaje.

—Puedo ir más rápido, pero no sé si puedas sostenerte.

—¡Ve rápido, estoy bien!

—Está bien... ¡Aquí vamos!

Me voy volando a mi máxima velocidad.

Creo que la magia protege mi cuerpo, siento el viento en mi cuerpo, pero no me duele el cuerpo... Tener magia es increíble.

Un minuto después.

Después de un minuto, llegamos al pueblo.

—¡Llegamos!

Aterrizo afuera del pueblo.

No quiero llamar tanto la atención si aterrizo en el pueblo.

—¿Te gustó el viaje?

—¡Fue asombroso!

Poco a poco me estoy ganando su confianza.

—Me alegro de que te haya gustado.- Digo sonriendo.

Entramos al pueblo y me pasa lo mismo, los semihumanos me ven con odio y otra vez me rodean.

—¡Vengo a matar al demonio que está aquí, así que dejen pasar!

Un demonio muy diferente a mi madre pasa entre las personas y se para frente a mí. El demonio no parece humano. Tiene el cuerpo cubierto de pelo rojo con verde, dos enormes cuernos y dos alas hechas de huesos. Es la primera vez que veo a un demonio así. El primer demonio que maté tenía una armadura, así que no vi su cara ni su cuerpo.

Los demonios son como los helados, de diferentes sabores y colores... Bueno, en este caso, de diferentes diseños.

—Debo admitir que te ves genial.

—¡¿Tú quieres matarme?!

Se empieza a reír y sonrío.

—¡Muslar asio! ¡Espada Dex!

La espada aparece frente a mí y la tomo con fuerza con mi mano derecha.

Aprovecho que sigue riendo y lo ataco en el cuerpo con la espada.

—¿Eh?- Dicen todos confundidos.

Corto al demonio a la mitad y lo derroto.

Fufu. Oye, demonio, nunca bajes la guardia. No soy un guerrero con honor. Atacaré a mis enemigos con la primera oportunidad que se me presente.

—¡Esta espada realmente es increíble!

La beso y luego escupo.

—Qué asco, sangre de demonio.

—¡Imposible, lo derrotaste de un solo golpe!

—Fue gracias a mi espada... La verdad es que aproveché que él estaba distraído.

Los demonios subestiman demasiado a sus enemigos... Un gran error.

Todos los semihumanos me ven asombrados.

—¡Y los humanos y semihumanos somos iguales, no me vean con odio!

Me doy la vuelta.

—¡Arches Nexus!

Empiezo a flotar y Rocco se agarra de mis piernas.

—Estoy listo.

Me voy volando de ahí.

Debo ganarme una buena reputación en este país, así tendré la oportunidad de conocer al Rey.

Un minuto después.

Entro al gremio y le muestro mi tarjeta a la empleada.

—¡Lo derroté!

—¡Imposible!

—¡Es verdad, yo lo vi, lo derrotó de un solo golpe!- Dijo Rocco.

—¡Increíble!

La empleada se va y regresa con una bolsa con monedas.

—Toma, 10 mil monedas de oro.

Aunque era menos de lo que recibí la primera vez que derroté a un demonio, no me molestó, realmente es mucho dinero.

Demasiado... Bueno, considerando la calidad de los aventureros... Mmm... Creo que un demonio es considerado un peligro de rango S, por eso las recompensas son tan altas.

—¡Gracias!

Tomo la bolsa.

—Ya descontamos lo del registro.

—¡Gracias!

Me alejo y Rocco se me queda viendo.

—Espera, Daniel.

Me detengo y volteo a verlo.

—¿Sí?

—¿Realmente planeas detener la pelea de los semihumanos contra los humanos?

—Sí, me han dicho que los humanos los trataban como monstruos asquerosos y que por eso se fueron del país y formaron el suyo. Al enterarme de esta historia, y que los reinos del país Grenfor quieren pelear contra ustedes, algo dentro de mí me decía que debía detener la pelea.

—Supongo que necesitarás ayuda. Yo te ayudaré.

—¿No me odias?

—Mi instinto nunca me miente, sé que eres una buena persona.

—Te lo agradecería.

Salimos del gremio y veo a dos chicas que piden dinero para comer. Las chicas tienen la ropa rota, tienen orejas, nariz y cola de perro. Las chicas parecen muy sucias, parece que no se han bañado en días.

—Una moneda, por favor, tenemos hambre.

—Solo una moneda.

Haré mi buena acción del día... Ayudar me tranquilizará un poco... Sigo deprimido sobre la noticia de mi madre.

Saco un puño de monedas de la bolsa y se las ofrezco.

—Tomen, por favor.

Las chicas parecen tratar de ignorar mi dinero, pero como es mucho, lo tomaron.

—Gra... Gracias, humano.

—Muchas gracias.

... Siendo sincero, si ellas no me decían gracias, no me importaría, pero ellas me dieron las gracias.

... Son chicas buenas.

Saqué otro puño de monedas y se las di.

Se lo merecen.

—De nada- Les digo sonriendo.

Las chicas se sonrojan y me alejo de ellas. Rocco camina a mi lado. Tener a un amigo semihumano me beneficiará... ¡Y es hombre! ¡No tendré que preocuparme de que se enamore de mí...! Al menos que él sea gay... Ah, como sea.

Espero que las chicas logren salir adelante.

—No debes hacer eso para que dejen de odiarte.

¿Eh? ¿A qué se refiere?

—¿Hacer qué?

—Darles dinero a los pobres.

—No lo hice para que dejen de odiarme, lo hice porque siento que debo hacerlo.

—¿Sientes que debes hacerlo?

—Sí... No sé cómo explicarlo, es un sentimiento que tengo desde que tengo memoria.

Veo que una chica es golpeada en el suelo por unos semihumanos.

—¡Ladrona!

—¡Asquerosa pobre!

La chica llora y me acerco a ellos. Intento ayudarle a la chica.

—Disculpen, ¿hay algún problema?

—¡¿Un humano?!

—¡¿Qué haces aquí?!

—¿Yo? Solo paseaba por el pueblo, lo normal. ¿Y ustedes qué hacen golpeando a una chica?

—¡Vete, humano!

Uno de ellos me empieza a golpear en la cara y caigo al suelo. El semihumano me sigue golpeando y Rocco simplemente observa.

—¿Por qué no te defiendes?

—Si lo golpeo...

Me sigue golpeando.

—Dirán que soy un humano salvaje y...

Me sigue golpeando... Lo admito, me duele.

—Me van a odiar más.

Rocco me quita al semihumano y me levanto.

—Estoy dispuesto a pagar lo que robó.- Digo con heridas en el rostro.

—¡No te metas!

—¡Rocco, ¿por qué ayudas al humano?!

—Es mi nuevo compañero.

Los semihumanos empiezan a reír.

—Saben que acaba de derrotar a un demonio de un solo golpe, ¿no? Si él quisiera, ustedes dos ya estarían muertos. Tienen suerte de que él sea un chico amable.

—¡¿De un solo golpe?!

—¡Si Rocco defiende al humano significa que es verdad!

—¡Vámonos!

Los semihumanos se van corriendo e intento ayudar a la chica a levantarse.

—¿Estás bien?

La chica es una chica conejo. Tiene orejas, cola y nariz de conejo. Tiene una larga cabellera de color blanco y ojos completamente negros.

... No es linda... ¡Es adorable!

—Solo estoy un poco hambrienta, y tengo unas pequeñas heridas.

—No te haré nada, descuida.

Le toco la frente con mi mano derecha.

—Freins Dreis Cure.

Es uno de los hechizos de las hadas. Permite curar heridas no tan graves.

Las heridas de la chica desaparecen.

—Te curé las heridas.

Saco un puño de monedas de la bolsa y se las doy.

—Para que comas algo.

La chica me observa asombrada y sonrojada. Es la primera semihumana que no me ve con odio.

—¡Muchas gracias, humano!

—Me llamo Daniel, es un gusto.

Le sonrío para demostrar que soy bueno.

—S-soy Meibis.

—Nos vemos.

Me alejo de ella caminando.

—Iré a construir un lugar en donde dormir, nos vemos luego, Rocco.

—Estaré en el gremio.

—Está bien.

Me voy corriendo de ahí... Ah, tuve un mal inicio, pero ya estoy mejorando mi relación con los semihumanos.

—... Ese chico es muy lindo y amable... ¿Realmente es un humano?

La chica empieza a seguir a Daniel.

Minutos después.

Llego al lago que está al lado del pueblo.

—Aquí podría dormir. ¡Retiers!

Retiro una gran cantidad de tierra. Es del tamaño de una casa... Puedo crear teléfonos inteligentes... Debo intentarlo... Una casa sencilla... Vamos, magia, sé que puedes hacerlo.

—Vamos, funciona, funciona.

Toco la tierra con la palma de mi mano derecha.

—¡Crea!

Transformo la tierra en una casa de madera... Simplemente increíble... Realmente tengo un gran poder mágico.

—¡Genial, logré construir una casa!

Retiro algo de tierra y hago los muebles.

Media hora después.

Logré hacer un baño sencillo, pero era muchísimo mejor que los baños de este mundo. Terminé toda la casa.

Estoy muy satisfecho con el resultado.

—¡Terminé mi nueva casa!

—¡Increíble!

—¿Eh?

Volteo y veo a Meibis detrás de un árbol.

Oh, una acosadora adorable... Me gusta ese cliché. Espero que sea tímida.

—Hola, Meibis.

Meibis se esconde.

... Ella necesita la casa más que yo.

—Vives en la calle, ¿verdad?

Meibis sale apenada.

—Sí, Daniel.

—Te la puedes quedar, yo haré otra.

—¡¿En serio?!

—Sí, no te preocupes.

—¡Gracias!

La semihumana se acerca a mí y me abraza llorando.

—He dormido en la calle por un año... ¡Gracias por la casa!

—¿No me odias? ¿No te doy asco?

—Odiaba a los humanos, pero ahora me di cuenta de que existen humanos buenos.

—Bueno... Supongo que serás mi vecina. Construiré otra casa... ¿Te explico cómo se usan los baños?

—¿Eh?

Después de explicarle el uso del baño a Meibis y de construir mi casa.

—Terminé.

Salgo de mi casa, que es igual a la otra casa, y veo a Meibis.

—¿Ya terminaste?

—Sí, aunque no tuve tiempo de hacer el baño mejor.

—Tengo una duda, ¿qué haces en este país?

—Vengo a detener la pelea de los humanos y semihumanos.

—¿A detener la pelea? Escuché que están planeando un ataque contra los humanos, pero no creí que fuera verdad.

—Por eso debo destruir ciertas rocas... Aunque no sé en dónde están.

—¿Rocas? Escuché de ellas... Pero no sé en dónde están.

—¿Me puedes decir lo que sabes de las rocas?

—Solo sé que son cinco rocas.

—Supongo que son muy secretas... Será un trabajo difícil. Nos vemos.

Me alejo de ella caminando.

—¿A dónde irás?

—Iré por algo de comida al gremio.

—¿Puedo acompañarte?

—Claro.

Unos minutos después.

Llegamos al gremio y nos sentamos en una mesa.

—Disculpe, ¿podría traernos algo de comida? Por favor.

La mesera me ve y me ignora.

—¿Mesera?

La mesera se aleja de nosotros.

Discriminación... Maté a un peligroso demonio, pero me siguen odiando.

—Bueno... Supongo que tendré que conseguir comida en otra parte.

—Vamos.

Salimos del gremio y veo a Rocco.

—Oh, Daniel, ¿a dónde vas?

—Quería comer algo, pero supongo que no soy bienvenido aquí.

—Hay un restaurante por aquí, vamos.

—No creo que quieran atenderme.

—Si vienes conmigo te atenderán.

—Muchas gracias.

—¿Y ella por qué está contigo?

—Ella también quiere comer.

—Está bien, vamos.

Empezamos a caminar y mi teléfono suena.

—Esperen.

Saco mi teléfono y contesto.

—¿Qué pasa, Rem?

—¡Dani, te extraño!

—Lo siento, iba a venir en una semana, pero creo que no tuve de otra.

—Tu abuela no nos quiere decir el por qué te obligó a irte. ¡Dime!

—Lo siento... No sé si debo decirles... Es algo muy confuso y algo doloroso para mí... Lo siento, no les puedo decir.

—Está bien. Nosotras iremos en una semana contigo.

—No, no vendrán. Cuando llegué aquí me recibieron con gritos y amenazas.

—¡¿Estás bien?!

—Sí, lo estoy, ahora solo me ven con odio, pero no intentan hacerme nada. Escucha, cuando crea que todo está bien, yo iré por ustedes.

—Está bien, te esperaré.

—Adiós.

—Adiós, Dani.

Cuelgo y guardo mi teléfono.

—¿Qué es eso?

—Es un teléfono, sirve para hablar con personas muy lejos de aquí.

Saco mi teléfono y les explico cómo se usa.

—¿En serio los humanos inventaron algo así?

—Pues, de hecho, mis compañeras y yo somos los únicos que tenemos teléfonos, solo yo puedo hacer teléfonos.

—¿Me podrías hacer uno? Por favor.

—A mí también, por favor.

—Claro, después de comer... No, aquí hay mucha tierra, esperen.

Les hice un teléfono a cada uno y les expliqué cómo se usan.

Será buena idea tener a un contacto semihumano que me informe lo que pase en este país.

Entramos a un restaurante y una mesera que se parece a un perro, pues tiene el cuerpo peludo de color blanco, orejas, cola y nariz de perro, nos da la bienvenida.

... Es rara... Pero también adorable.

—Bienvenido, Rocco.

Me observa con asco... Les doy asco a todos en este lugar... Eso me hace sentir mal.

—¡Qué asco, un humano, largo!

—Tranquila, viene conmigo.

—Lo siento, no puede estar aquí, debe irse.

Bajo la cabeza y me alejo de ellos lentamente.

—Está bien, me iré. Meibis, tú quédate a comer, yo me tengo que ir.

—Iré contigo.- Dijo Meibis.

—No, se nota que te mueres de hambre, quédate.

Salgo del restaurante... Para ser sincero, estoy un poco triste... Me siento muy mal... Muy mal.

... Mis compañeros de clases se ponían de acuerdo para salir al cine o a comer, y nunca me invitaban... Me sentía aislado... Las chicas me invitaban porque coqueteaban conmigo, pero no las podía considerar verdaderos amigos.

Así me siento aquí... Aislado... Ah.

—Será muy difícil estar aquí. ¡Arches Nexus!

Me voy volando de ahí.

—Debo hacer algo al respecto.

... Me detengo.

Las chicas que ayudé están comiendo rápidamente en un puesto de comida.

... Están muy felices... Se morían de hambre.

Me siento un poco mejor ahora.

Seguí mi camino.

—Aunque la vida me trate mal, debo seguir adelante y luchar.

Los semihumanos me odian, pero no dejaré que eso me detenga de ayudarlos.

Yo quiero que los semihumanos vivan felices y en paz.

Aterrizo y llego a mi casa.

—Supongo que puedo hacer que Meibis consiga comida para mí.

Estoy a punto de entrar, pero siento un mal presentimiento.

—¿Pasa algo?

Escucho gritos en el pueblo.

—¡Debo ir! ¡Arches Nexus!

Me voy volando.

En el pueblo.

Aterrizo en el pueblo y veo a mi madre y al otro demonio ahí.

—¡¡¿En dónde está Daniel?!!- Gritó el demonio.

Los semihumanos están asustados y me ven. Me comienzan a señalar con sus dedos.

—¡Es él!

—¡No tenemos nada que ver con él, maten a ese humano, pero váyanse del pueblo!

Veo a mi madre y me quedo congelado... ¿Realmente ella es mi madre...? Me acaricio el pecho... Me duele mucho el pecho... Me duele demasiado.

—Vaya, vaya, ¿tú eres Daniel?

Mi madre se acerca a mí.

—Eres muy guapo, aunque creí que serías más alto... Me recuerdas a alguien... Eres idéntico a él... Tal vez seas... ¿Eres "él"?

Mi madre se para frente a mí.

—Contesta.

—... ¿Qué quieres de mí?

Bajo la mirada.

—No quiero hacerte nada.

Levanto la mirada y la veo a los ojos.

—¡No quiero pelear contigo, madre!

Mi madre me observa sorprendida por unos segundos y me sonríe.

—¡Lo sabía! ¿Por qué estás aquí?

—¿Es lo primero que me preguntas? ¡Es la primera vez que miras a tu hijo, ¿y eso es lo primero que me preguntas?!

—No seas llorón, no pareces un aventurero que derrotó a dos demonios de un solo golpe.

—¿Llorón?

Me alejo de ella rápidamente.

—¡Muslar asio! ¡Espada Dex!

La espada aparece en mi mano derecha y me preparo para pelear.

—Por favor, no quiero pelear contigo.

—No vas a pelear conmigo, pero sí vas a pelear con él. ¡Restro!

Restro se para frente a mí.

—Madre, ¿por qué haces esto?

—Lo hago por mi Rey.

—¿Tu Rey? ¿Quieres matar a tu hijo porque tu Rey te lo ordenó?

—No sabía que realmente eras mi hijo, pero sí, te mataría si él me lo pidiera. Por ahora solo queremos comprobar tu poder.

Lágrimas comienzan a salir de mis ojos... Me duele el pecho... Siento mucho dolor... Mi madre es un maldito demonio.

—Siempre soñé con hablar contigo. Quería conocerte... ¡Quería conocer a mi madre!

Sujeto la espada fuertemente con mis manos.

—¡Pero ahora ya no te considero mi madre!

Intento golpear a Restro, pero él se defiende y nuestras espadas chocan.

—Realmente eres un llorón.- Dijo mi madre sonriendo dulcemente.

Me alejo de él y extiendo mi mano derecha.

—¡Viento Akaso!

Un gran viento derriba a Restro y cae al suelo.

Cierro los ojos y levanto mi mano derecha.

—¡Cel Luz Sar!

Una gran luz sale de mi mano. Es un hechizo tipo luz y hada, permite crear una fuerte luz capaz de dejar ciegas a las personas que la vean, y la visión regresa en 20 segundos.

—¡Mierda!- Dijo Restro.

La luz deja de salir.

Abro los ojos y veo a todos tapándose los ojos y gritando.

—¡Me toca!

Me dirijo a Restro y salto.

Aterrizo sobre su estómago y atravieso su pecho con mi espada.

—¡Pequeño mocoso!

Restro comienza a levantarse.

—¡Mierda!

Me alejo de él rápidamente.

—¡Bolflou!

Disparo una esfera de fuego por la boca y Restro lo esquiva, provocando que la esfera de fuego destruya un puesto de frutas. ¡Mierda!

—¡Daniel!- Dijo Meibis preocupada.

Rocco y Meibis me observan peleando.

—¡Te ayudaré!- Dijo Rocco.

Restro voltea a verlo.

—¡No te metas!

Mi madre se dirige a él.

—¡Huye, Rocco!- Digo preocupado y asustado.

—¡Gres fer me!

Unos seres pequeños que parecen niños, pero con cuernos, salen del suelo. Son completamente rojos, no tienen rostro ni pene o vagina. Son 5 en total.

—¡Ataquen!

Los seres pequeños se dirigen a mí.

—¡Arches Nexus!

Salgo volando y extiendo mi mano derecha. Me robaré ese hechizo, con permiso.

—¡Gres fer me!

Unos seres que parecen hombres con cuernos salen del suelo... Son iguales a los niños. Son 5 en total.

—¡Ataquen!

—¡Imposible!

Los seres que invoqué derrotan a los pequeños.

—¡Ataquen al demonio!

—¡Volus flai!

El demonio empieza a volar.

—¡Realmente eres increíble!- Dijo mi madre.

Nadia se acerca volando a nosotros.

—Ya comprobamos que es real. Debemos ir con Monderfol e informarle de lo que es capaz Daniel.

—Está bien, vámonos.

—Espero que nos volvamos a ver, hijo.

No me llames hijo... No quiero ser hijo de un demonio.

—No soy tu hijo.

—Está bien, llorón.

Mi madre y Restro se van volando... Maldita sea... Soy el hijo de un demonio.

—¡No sé si debo odiarte, Nadia!

Bajo y aterrizo. Todos comienzan a insultarme y a lanzarme rocas.

—¡Vete de aquí!

—¡Eres un demonio!

Los aventureros semihumanos me rodean.

—¡No soy un demonio!

Los aventureros sacan sus espadas.

—¡Soy el hijo de un demonio, pero no soy un demonio!

Rocco se acerca a mí.

—Pero eres el hijo de un demonio.

—¡Y mi abuela es un ángel! ¡Tengo buenos genes, por eso tengo todos los tipos de magia!

—Creo que debes irte.

—Lo sé... Adiós.

Me acerco a Meibis y le susurro.

—Te regalo mi casa, la bolsa con mi dinero está en la cama, tómalo.

—¿No volverás?

—Tengo que arreglar algo primero.

—Espero volver a verte, adiós.

—Adiós... Arches Nexus.

Me voy volando de ahí.

Reino del Rey Finder.

La abuela de Daniel está sentada en un sillón, y sus compañeras están a su alrededor.

—¡Cuéntanos lo que realmente pasó, Cristina!- Dijo Rem.

—No puedo, lo siento.

—¡Por favor!- Dijo Alex.

—No pue...

Su teléfono suena y contesta.

—Dani, ¿pasa algo? Rem me contó lo que te pasó.

... Le llamé a mi abuela para informarle sobre mi regreso.

—Me fui del pueblo en donde estaba... Mi madre me encontró.

—Dani...

—No te preocupes, no me puse a pelear con ella, pero me trató muy mal... Me llamó llorón y parecía no importarle ver a su hijo por primera vez.

—¡¿Estás bien?!

—No te preocupes, solo tuve una pelea con su compañero, no lo derroté, pero no recibí ninguna herida.

—Dani...

—¡Me dijo que lo hacía por su Rey, me dijo que, si su Rey le pidiera matarme, ella lo haría!

—Dani, no sé qué decirte.

—Ahora todos en el pueblo saben que soy el hijo de un demonio. No pude quedarme en ese pueblo más tiempo... Pero no sé si deba volver, aún tengo algo que debo hacer.

—Vuelve para que te prepares mejor.

—Sí... Creo que volveré, adiós.

Cuelgo.

Tres horas después.

Reino del Rey Finder.

Aterrizo frente a la casa.

—Creo que necesitaré ayuda con esto...

Entro en la casa.

—Volví.

—¡Dani!

Rem me abraza.

—¡Volviste!

Alex me abraza.

—Lo siento... Creo que iré a dormir.

Me alejo de ellas. No quiero hablar con nadie.

—¿Te pasa algo?- Dijo Alex preocupada.

—Cristina no quiere contarnos.

Empiezo a subir las escaleras y volteo a verlas.

—Lo siento, él no puede decirles.- Dijo mi abuela.

—Cristina...

Bajo la cabeza y se me salen unas lágrimas.

—Ya no me importa, se los diré.

Levanto la cabeza y las observo con una expresión seria.

—Uno de los demonios que vino a buscarme... era mi madre... Su compañero trató de matarme, pero ella parecía no importarle.

Las chicas me observan sorprendidas... Supongo que descubrir que uno de tus compañeros es hijo de un demonio, es algo que te sorprendería mucho.

—Cristina, diles lo que sepas, ya no me importa.

Subo por las escaleras.

—¿La madre de Dani es un demonio?

—¿Trataron de matarlo?

—Dani...

Entro en mi habitación, me quito la ropa, excepto mis pantalones, y me acuesto en la cama.

—Espero que sea una pesadilla... Quiero despertar.

Cierro los ojos e intento dormir.

Necesito tranquilizarme.

Reino del Rey Freis.

El Rey está sentado en su trono y el mensajero está arrodillado frente a él.

—Tengo las respuestas de los reyes. Ellos dicen que los líderes de sus ejércitos se reunirán en nuestro reino para planear el ataque al reino del Rey Finder.

—Está bien, vete.

El mensajero se levanta y se aleja caminando.

—Daniel, vas a morir.

La princesa abre una puerta que está a la derecha de su padre y se acerca caminando a su padre.

—¿Atacarán el reino del Rey Finder?

—¿Nos escuchaste? Eso es de mala educación, Kate.

—¿Por qué lo harás? ¿Por qué dices que Daniel morirá?

—Este asunto no te incumbe, vete a tu habitación.

—Pero...

—¡Vete!

—... Está bien.

Kate se va y sale del lugar.

Entra en su habitación y cierra su puño derecho con fuerza.

—No puedo permitir que haga eso.

Al día siguiente.

Reino del Rey Finder.

Abro los ojos poco a poco... Después de todo, no fue una pesadilla.

—Supongo que no fue una pesadilla.

Me levanto, me pongo la ropa y salgo de la habitación.

Bajo por las escaleras... Un buen baño me va a relajar un poco.

Sonia se da cuenta de que me dirijo al baño y se acerca a mí.

—Dani, ¿te sientes bien?- Preguntó Sonia preocupada.

—Sí, estoy bien.

Toco la puerta del baño.

—Supongo que no hay nadie.

Entro al baño y abro la llave de la bañera.

... No sé si realmente me siento bien... No lo sé.

Me quito la ropa y me empiezo a bañar.

—Madre...

Siempre soñé con conocerte... Pero no de esta manera... ¿Por qué pasó esto?

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