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EL LABERINTO MÁGICO SECCIÓN 3 - A bordo del «Rex»: el hilo de la razón (11)

A bordo del «Rex»: el hilo de la razón (11)

Cuando recuperó el sentido, vio al negro y a los cuatro hombres que habían estado tras él forcejeando con los guardaespaldas de Juan. El monarca había saltado encima de la mesa y, con el rostro congestionado, estaba gritando órdenes. Hubo un minuto de confusión antes de que todo el mundo se calmara. Frigate, tosiendo, se había puesto en pie. Burton lo imitó, sintiendo el dolor en su nuca. Evidentemente, había sido golpeado con la maza que el negro llevaba suspendida con una correa de su cinturón. Ahora la maza estaba sobre la hierba.

Aunque con la mente no demasiado clara, Burton se dio cuenta de que, en cierto modo, había cometido un error. Este hombre se parecía mucho al Frigate que conocía, y su voz era similar. Pero ni su voz ni sus rasgos eran exactamente los mismos, y no era tan alto. Aunque... ¿el mismo nombre?

Le pido disculpas, Sinjoro Frigate dijo. Creí... se parece usted tanto a un hombre al que tengo buenas razones para odiar... me ocasionó un daño terrible... no importa. Lo siento realmente, y si puedo hacer algo para remediarlo...

Qué diablos, pensó. O quizá debería decir, ¿qué diablo?

Aunque aquel no era su Frigate, no costaba nada echar una mirada a su alrededor en busca de Monat.

Casi ha hecho que me meara dijo el tipo. Pero bueno, está bien. Acepto sus disculpas. Además, creo que ya ha pagado usted su error. Umslopogaas puede golpear duro.

Sólo le pegué para desanimarle un poco dijo el negro.

Menos mal dijo Burton, y se echó a reír, lo cual hizo resonar campanillas en su cabeza.

¡Tú y tus amigos habéis tenido suerte de no haber sido muertos al momento! gritó

Juan. Se bajó de la mesa y se sentó. Ahora, ¿cuál es el problema?

Burton se explicó de nuevo, casi alegre puesto que bajo aquellas circunstancias el

«casi» Frigate no podía revelar a Juan que Burton estaba utilizando un nombre supuesto. Juan recibió la seguridad por parte de Frigate y sus cuatro compañeros de que no albergaban ningún resentimiento contra Burton, y entonces ordenó a sus hombres que los soltaran. Antes de proseguir las entrevistas, insistió en que Burton le hiciera un relato completo del porqué había atacado a Frigate. Burton inventó una historia que pareció satisfacer al monarca.

¿Cómo puedes explicar este sorprendente parecido? preguntó a Frigate.

No puedo dijo Frigate, alzándose de hombros. Ya me ha ocurrido antes. No el ataque, quiero decir. Me refiero a encontrarme con gente que cree haberme visto antes, y yo no tengo precisamente un rostro vulgar. Si mi padre hubiera sido un viajante de comercio, podría explicarlo. Pero no lo era. Era un ingeniero eléctrico y civil y apenas salió de Peoría.

Frigate no parecía tener ninguna cualificación superior para ser aceptado. Medía casi metro ochenta de altura y era musculoso, aunque no demasiado. Afirmaba ser un buen arquero, pero había centenares de miles de arqueros disponibles para Juan. Hubiera sido despedido si Frigate no hubiera mencionado que había llegado a una zona a un centenar y medio de kilómetros Río arriba en un globo. Y había visto un enorme dirigible. Juan sabía que tenía que ser el Parseval. También estaba interesado en la historia del globo.

Frigate dijo que él y sus compañeros habían estado viajando Río arriba con la intención de alcanzar las fuentes del Río. Se habían cansado de la lentitud del viaje en su barco de vela, y cuando llegaron a un lugar donde se disponía de metales, habían hablado con su jefe de estado para que les construyera un dirigible.

Oh dijo Juan. ¿Cuál era el nombre de ese jefe de estado? Frigate pareció desconcertado.

Era un checo llamado Ladislas Podebrad. Juan se echó a reír hasta que se le saltaron las lágrimas. Cuando consiguió dominarse, dijo:

Esa sí que es buena. Resulta que ese Podebrad es ahora uno de mis ingenieros.

¿Oh, sí? dijo uno de los compañeros de Frigate. Nosotros tenemos una cuenta pendiente con él.

El que había hablado tendría metro setenta de altura. Su cuerpo era esbelto y musculoso y su pelo y ojos oscuros. Su rostro era fuerte pero agraciado y de aspecto distinguido. Llevaba un sombrero de cowboy de ala ancha y unas botas de tacones altos, aunque su único otro atuendo era un faldellín blanco.

Tom Mix a tu servicio, Vuestra Majestad dijo con acento de Texas. Dio una chupada a su cigarrillo, y añadió:

Soy un especialista con la cuerda y el bumerang, Sire, y en mi tiempo fui un conocido astro de la pantalla, si sabes lo que es eso.

Juan se volvió hacia Strubewell.

¿Has oído hablar de él?

He leído acerca de él dijo Strubewell. Vivió mucho antes de mi tiempo, pero fue muy famoso durante los años veinte y treinta. Era una estrella de lo que llamaban películas del oeste.

Burton se preguntó si era probable que un agente supiera eso.

A veces hacemos películas en el Rex dijo Juan, sonriendo. Pero no tenemos caballos, como sabes muy bien.

¡Esa es mi pena!

El monarca le pidió a Frigate que le contara más acerca de su aventura. El americano dijo que al mismo tiempo que vieron el dirigible, descubrieron una fisura en el aparato utilizado para calentar el hidrógeno en la envoltura. Mientras intentaban tapar la fisura en el conducto con un poco de cola rápida, eliminaron gas del globo a fin de bajar rápidamente hasta una zona de aire más cálido y denso para poder abrir las portillas de la góndola.

Pudieron reparar la fisura, pero el viento empezó a soplar haciéndoles retroceder y las baterías que proporcionaban hidrógeno fresco se habían agotado. Decidieron aterrizar. Cuando oyeron que Juan había enviado una lancha un poco más allá de aquella zona para anunciar que estaba dispuesto a reclutar gente, habían navegado hasta allí tan rápido como les era posible.

¿A qué te dedicabas en la Tierra?

A un montón de cosas, como la mayor parte de la gente. En la madurez y en la vejez, fui un escritor de novelas de ciencia ficción y de detectives. Era bastante conocido, aunque nunca alcancé la fama de que gozó él.

Señaló hacia un hombre de estatura media y muy musculoso con el pelo ensortijado y un agraciado rostro irlandés.

Es Jack London, un gran escritor de principios del siglo xx.

No me entusiasman demasiado los escritores dijo Juan. He tenido algunos en mi barco, y generalmente han ocasionado un montón de problemas. Sin embargo... ¿quién es el negro que golpeó a mi sargento en la cabeza sin mi permiso?

Umslopogaas, un swazi, un nativo de África del Sur del siglo xix. Es un gran guerrero, experto especialmente con su hacha, a la que llama Pájaro Carpintero. Es conocido también porque proporcionó el modelo al gran héroe de ficción zulú del mismo nombre creado por otro escritor, H. Rider Haggard.

¿Y él?

Juan señaló a un hombre de piel muy morena y pelo negro con una gran nariz. Medía algo más de metro y medio y llevaba unos amplios ropajes verdes envueltos al estilo de un turbante.

Ese es Nur ed-Din el-Musafir, un moro íbero muy viajero, Vuestra Majestad. Vivió en tu época, y es un sufí. Conoció a Vuestra Majestad en tu corte de Londres.

¿Qué? dijo Juan, y se puso en pie. Miró de cerca al hombrecillo, luego cerró los ojos. Cuando volvió a abrirlos, dijo: ¡Sí, lo recuerdo muy bien!

El monarca se puso en pie y rodeó la mesa, los brazos abiertos, hablando rápidamente el inglés de su tiempo y sonriendo. Los demás se quedaron asombrados al verle abrazar al hombrecillo y besarle en ambas mejillas.

¡Jesús, otro francés! dijo Mix, pero estaba sonriendo. Después de charlar ambos durante un cierto tiempo, Juan dijo:

Todo lo que tengo que saber es que Nur el-Musafir ha viajado durante largo trecho con vosotros y que pese a ello sigue considerándoos como sus amigos. Strubewell, hazles firmar y dales las instrucciones. Sargento Gwalchgwynn, asígnales sus cabinas. Bien, mi buen amigo y mentor, hablaremos más tarde, cuando haya completado mis entrevistas.

En el camino por el corredor hacia sus cabinas, tropezaron con Loghu. Ella se detuvo, se puso pálida, luego roja, luego empezó a gritar:

¡Peter, sucio bastardo! y se arrojó contra Frigate. Este retrocedió, con las manos de ella engarfiadas en su garganta. Riendo, el negro y Mix la apartaron de él.

Parece que tienes un encanto especial para la gente dijo Mix a Frigate.

Otro caso de error de identificación dijo Burton. Le explicó a Loghu lo que había ocurrido.

Tras dejar de toser y frotarse el cuello aún con las marcas de los dedos de ella, Frigate dijo:

No sé quién pueda ser ese otro Frigate, pero no parece ser un tipo en quien se pueda confiar demasiado.

Reluctantemente, Loghu pidió disculpas. Aún no estaba totalmente convencida de que este Frigate no fuera su anterior compañero.

Puede agarrarme todas las veces que quiera murmuró Mix, mirándola, pero no por el cuello. Loghu oyó sus palabras. Dijo:

Si a lo que te refieres es tan grande como tu sombrero, no creo que pueda agarrarlo. Sorprendentemente, Mix enrojeció. Cuando ella se hubo alejado, murmuró:

Demasiado atrevida y descarada para mí. Dos días más tarde estaban viviendo juntos.

Burton no se sentía satisfecho admitiendo que el parecido entre los dos Frigate era mera coincidencia. Siempre que tenía una oportunidad hablaba con él, hurgando en su pasado. Una de las cosas que más le sorprendió fue descubrir que Frigate, como el otro, había sido un estudioso de su vida, la de Burton.

El americano, a su vez, había estado observando a Burton, aunque encubiertamente. De lanío en lanío Burton le sorprendía mirándole. Una noche, Frigate lo arrinconó en el gran salón. Tras mirar a su alrededor para asegurarse de que su conversación no iba a ser oída, el americano dijo, sin ningún preámbulo y en inglés:

Estoy familiarizado con los varios retratos de Richard Francis Burton. Incluso tuve una gran ampliación de él en la pared frente a mi escritorio, cuando tenía cincuenta años. Así que me creo capaz de reconocerlo sin sus bigotes y sin su barba hendida.

¿Sí?

Recuerdo muy bien una fotografía suya lomada cuando tenía treinta años. Entonces sólo llevaba bigote, aunque era muy grueso. Si retiro mentalmente ese pelo sobre el labio superior...

¿Sí?

Burton se parece sorprendentemente a un cierto gales medieval al que conozco. Afirma que su nombre es Gwalchgwynn, lo cual, traducido al inglés, significa halcón blanco. Gwalchgwynn es una forma primitiva del nombre gales que más tarde se hizo mucho más conocido como Gawain. Y Gawain era el caballero que, en los ciclos primitivos del Rey Arturo, fue el primero en buscar el Santo Grial. Las cornucopias

metálicas que llamamos cilindros y también griales son notablemente parecidas a la torre que se supone está en medio del mar del Polo Norte. por lo que he oído. Podríamos decir que es el Gran Grial.

Muy interesante dijo Burton, dando un sorbo a su grog. Oirá coincidencia.

Frigate le miró fijamente, desconcertándole un poco. Al diablo con él. El tipo se parecía lo suficiente al otro como para ser su hermano. Quizá lo fuera. Quizá ambos eran agentes, y éste estaba jugando con él del mismo modo que lo había hecho el otro.

Burton tenía que saberlo todo acerca de los ciclos arturianos y los primitivos relatos populares en los que éstos estaban basados. Sería muy propio de él, si decidiera utilizar un disfraz... y él fue famoso en la Tierra por utilizar muchos y muy a menudo, adoptar el nombre de Gwalchgwynn. Sabría que eso significa el que busca el Santo Grial, pero no esperaría que ningún otro lo supiera también.

No soy tan obtuso como para no ver que usted cree que yo soy ese tipo Burton. Pero nunca he oído hablar de él, y no me importa lo que usted siga pensando si eso le divierte lanío. A mí no me divierte en absoluto.

Se llevó el vaso a la boca y bebió.

Nur me dijo que cuando fue visitado por el Etico, el Etico le dijo que uno de los hombres a los que había elegido era el capitán Sir Richard Francis Burton, el explorador del siglo xix.

Burton fue capaz de controlarse lo suficiente como para no soltar a chorro su bebida. Lentamente, depositó el vaso sobre la barra.

¿Nur?

Usted lo conoce. Señor Burton, los demás están aguardando en sus cabinas. Sólo para demostrarle lo seguro que estoy de que es usted Burton, le revelaré algo. Mix y London acostumbraban a viajar bajo nombres supuestos. Pero recientemente decidieron enviarlo todo al infierno. Ahora, señor Burton, ¿le importaría acompañarme hasta allí?

Burton se lo pensó. ¿Era posible que Frigate y sus compañeros fueran agentes?

¿Estaban aguardando para apoderarse de él e interrogarle, dándole así la vuelta a la tortilla?

Miró a su alrededor, al atestado y ruidoso salón. Cuando vio a Kazz, dijo:

Iré con usted si insiste en esta tontería. Pero llevaré conmigo a mi buen amigo el neanderthal. Y los dos iremos armados.

Cuando Burton entró en la cabina diez minutos más tarde, iba acompañado también de

Alice y Loghu.

Cuando Mix vio a Loghu, dejó caer su mandíbula.

¿Tú también estás en esto?

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