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Capítulo 33: Aquí nadie es vago (parte 2)

- Oh... Sí... sí tengo una duda... ¿Quién es ella? - preguntó Adelaida levantando la mirada.

- Ella... eres tú...

- ¡¿Qué?!

Edward se encogió de hombros y paseo su mano derecha por el cuello de Adelaida, el collar de tinta volvió a aparecer, después sonrió y le dijo:

- Mirate en el espejo.

Adelaida lo miró con duda y luego se levantó lentamente poniéndose su camisón para dormir, sintió una incomodidad que la hizo fruncir el ceño pero aún así logró llegar al espejo, sus ojos se abrieron de sorpresa al ver el collar de tinta con el nombre en su cuello.

- ¿Pero qué... ? - dijo tartamudeando mientras corría el collar de plata para ver claramente la marca.

- Nora Wingedelf dijo que tú eres una Snowy. Tenía razón, ¿no crees Alexandra? - dijo Edward llegando a la altura de ella.

- ¿Alexandra... ? ... Alexandra Snowy... - susurró ella mirando fijamente el espejo.

Edward la abrazo mientras descansaba su cabeza sobre el hombro de ella.

- Yo sabía quién eras desde el primer día en que te ví... en la estación de tren... siempre supe que seguías viva porque de lo contrario yo habría muerto hace años junto contigo...

- No recuerdo... que me pasó para haber reencarnado... No recuerdo nada antes de mi vida con los Twain - admitió ella con los ojos llorosos.

- No tienes que recordarlo de inmediato. Sé que el hechizo que usaste ese día fue creado por tu abuela, Denisse Osborne, seguramente hay un cerrojo temporal en tu memoria - comento Edward levantándola en sus brazos para volver a recostar la en la cama.

- ¿Cómo sabes que hechizo use? - preguntó Adelaida mirándolo a los ojos.

- Estuve allí ese día... en parte fue mi culpa que esa mujer logrará atarte... - un atisbo de tristeza cruzó los ojos rojos de Edward.

- ¿Puedes contarme?

- Es una historia para otro día. Duerme un poco, o te verás terrible en la mañana.

Adelaida sonrió irónicamente mientras lo rodeaba con sus brazos para después de un tiempo quedarse profundamente dormida.

***

Ese mismo día en la mañana.

Caitlyn bajó las escaleras mientras bostezaba, se dirigió al comedor y se encontró con sus hermanos ya picando algo de comer.

- Buenos días... Glotones - la última palabra lo dijo por lo bajo pero ellos alcanzaron a oírla.

- Dormilona ¿Tienes hambre? - preguntó Ashley con la boca llena.

- Para que sepas, querida hermana, esta mañana la dormilona es Adela - respondió Caitlyn mientras se sentaba y le arrebataba el tazón de frutas a Marc.

- ¡Oye! - protesto Marc con el tenedor en el aire.

- Es cierto, pero no olvides que Adelaida está con su novio - comento Ashley levantándose y agarrando de vuelta el tazón de fruta.

- Lord Edward tampoco ha bajado - dijo Marc tomando el tazón de frutas y alejándolo de sus hermanas.

- ¡Oye! - dijeron ambas a coro.

- Esto lo vería todo el día - dijo de repente Vanessa con Jessica conteniendo la risa a su lado.

Los tres giraron la cabeza a ver a las dos vampiresas paradas en el marco de la puerta.

- ¿Puedo... ? - preguntó Vanessa señalando el tazón en las manos de Marc. El rostro de Marc enrojeció y tímidamente le pasó el tazón a Vanessa quién le sonrió ampliamente cuando se alejó con él para sentarse en el otro extremo de la mesa.

- ¿Me das... ? - preguntó Jessica mirando a su hermana con ojos anhelantes.

- No. Pero Madrina dijo que había más fruta picada en la cocina - respondió duramente Vanessa alejando el tazón de las miradas glotonas de su hermana y de los Frank.

'Pum--'

Se escucharon ruidos cuando Jessica, Ashley, Caitlyn y Marc salieron corriendo directamente hacia la cocina, poco después se escuchó como discutían en la cocina, mientras que Vanessa comía tranquilamente con una sonrisa cálida en su agraciado rostro, inconscientemente admitió que este lugar era más parecido a un hogar y que también Marc Frank era agradable, sus mejillas se pusieron rojas al pensar en esto pero no se dio cuenta porque sintió una curiosidad extrema de ir a ver como iba la discusión por la fruta. Se levantó y camino lentamente hacia la cocina se detuvo en seco cuando vio que Lord Edward también caminaba hacia la cocina, lo siguió con la mirada y un tiempo después lo vio salir con un tazón de frutas en la mano, ella sabía para quién era, también se dio cuenta de que el plato era mediano y por lo tanto no afectaría el apetito de los demás, al pensar en esto Vanessa rió suavemente con una mano sobre su boca.

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