El dolor es como la garra de una bestia que atraviesa la piel de su víctima si logras sobrevivir al ataque no te queda mas que lamer las heridas.
Las farolas del parque comenzaron a encenderse ¿Cuánto tiempo estuvo ahí parada con la mirada perdida?, no l o sabia, guardo su dolor en la parte más lejana del corazón, saco su dignidad, se coloco su bufanda y su gorro, cerro un momento los ojos después de unos segundos tras haber tomado una bocanada de aire los abrió lentamente, al enfocar la vista ahí estaba Heinrich parado al otro lado del parque mirándola fijamente con la prudente distancia de un espectador.
Su cara se descompuso al verlo, era tan hermoso, tenia tiempo que no lo admiraba, había cambiado su cuerpo ahora era de un hombre hombros anchos y esa cara fría, en sus manos traía un paraguas quería correr y alejarse, sentía vergüenza al tener esos pensamientos insanos con Gerald, donde estaba el amor que tanto profesaba.
Algo se apodero de ella y su cara se descompuso, su cuerpo reacciono al instinto de supervivencia la cara de Heinrich irradiaba ¿odio, rencor? ¿o se lanzaría contra ella para atacarla? ¿acaso había leído sus pensamientos? Heinrich se dio cuenta apretó sus manos al punto de casi romper el paraguas y dejo caer un abrigo en su brazo, ¿cuánto tiempo tenía ahí?, ¿la había visto llorar acaso? ¿la escucho gritar de dolor?, la expresión del chico no cambia aun cuando ella entro en pánico y empezó a hiperventilar, el aire era pesado, por un segundo el mundo se volvió una capa enorme de obscuridad que arremetía contra todo el paisaje dejándola casi sumergida de penumbra.
Pero una voz la hizo abrir los ojos, era Heinrich quien la llamaba, instantes después el brillo de luz que bailaba en sus pupilas la hizo regresar a la realidad.
- Leila, ¡reacciona por favor! –
- Heinrich, ¿eres tú? –
- Si, soy yo, gracias por despertar –
- Me duele –
- Tiene que dolerte te desmayaste, ¿puedes levantarte? –
- Lo intentare –
- Te ayudare –
Muy torpemente trato de levantarse, Heinrich le ayudo
- Trata de sostenerte –
cuando por fin lo logro ella misma, Heinrich camino hasta donde había dejado caer las cosas que traía las levanto y regreso.
- Te pondré el abrigo, comenzó a nevar por eso llame al hospital para saber si seguías ahí, pero la enfermera me dijo que ya te habías ido, hable a línea de taxis y me dijeron que te veías mal y habías pedido bajar en este parque, así que vine, ¿qué paso?, ¿porque lloras? –
- De felicidad –
- ¿Qué dices? ¿De felicidad? –
- Si de felicidad por Gerald –
- ¿explícame eso? –
- Gerald encontró a alguien quien ama y ella lo ama, ¿acaso no es motivo para estar felices? –
- Leila, yo… -
- Hermano tengo frio ¿podríamos volver a casa? –
- Claro, volvamos –
Heinrich estaba consternado pero feliz, sabía que esto pasaría, lo que lo sorprendía es que fuera tan tranquilo y rápido, tal vez, él había creado una ilusión en su cabeza y Leila en verdad lo veía como un compañero y amigo.
Cuando regresaban a casa el calor y la atmosfera navideña la hicieron recobrar el humor.
- Hermano, le dije a Gerald que iríamos a cenar a su nueva casa –
- ¿Su nueva casa? –
- Si, se quedara a vivir con la enfermera, ella se llama Linda y tiene dos hermanos, lo invitaron a pasar las fiestas –
- Tu, ¿quieres ir? –
- Pues sí, no lo veremos asta regresar a clases –
- Claro, si tú quieres te acompañare –
- Gracias, hermano –
Caminaron en silencio tomados de la mano sin verse el uno al otro, en su casa dos autos estaban estacionados, era extraño que tuvieran visitas acaso eran clientes de la madre de Heinrich
Abrieron la puerta y en la sala estaban dos hombres vestidos de traje
- ¡oh!, ¡por fin llegan! –
Los dos hombres se levantan y hacen una reverencia, Leila y Heinrich se inclinan
- Tenemos la visita de la familia Santorini y Menorca –
- A que debemos el honor de su visita –
- Es un honor poder conocerlo Gran Duque Ventimiglia, vengo de la casa Santorini a entregar esta invitación para la fiesta que se celebrara a finales de este mes –
- Muchas gracias verificaremos la agenda hemos recibido muchas y está saturada, no quiero que estos eventos sean muy sofocantes para Leila –
- Hablo en nombre de la familia Menorca y espero que pueda asistir al castillo de la familia esperaremos que confirme la fecha, a mis señores les agradaría contar con su presencia sabes a través de la Duquesa que estarán visitando el castillo en estas fechas de sembrína –
- Si, está usted en lo correcto viajaremos, pediré a madre que agende la fecha espere por la confirmación –
- Mis jóvenes señores estarán muy complacidos de esta visita –
- Yo me encargare de todos los preparativos, saldremos mañana de viaje en dos días tenemos una fiesta a la cual asistir –
- Claro que si madre, nos prepararemos para ello –
- La familia Menorca prestara los servicios a partir de hoy del traslado de ustedes –
- Agradézcales a sus señores por las atenciones brindadas –
- A la orden Gran Duque –
- Queremos descansar nos iremos primero -
Los mayordomos se inclinan y los dos chicos suben las escaleras
- Duquesa, usted es formidable –
- ¿Por qué lo dice? –
- La manera que ha criado a su hijo en este ambiente tan austero es un joven con una gloria infinita –
- Es el hijo del Gran Duque Felipe lo trae en su sangre –
- Duquesa me retiro, el viaje es largo de regreso, agradecería que pudieran asistir a la celebración, mis jóvenes señoritas estarían tan felices –
- No guarde usted pendiente revise la fecha y claro que estaremos asistiendo, puede regresar con la confirmación mañana a primera hora la enviare –
- Agradezco su generosidad, con su permiso –
El hombre subió al carro y salió de la residencia, un rato después el mayordomo de la familia Menorca ayudaba en los preparativos para el viaje seria alrededor de dos meses así que había mucho por hacer.
Los chicos bajaron, la cena no tuvo algún acontecimiento renombradle, después los dos chicos se fueron a dormir temprano.
Temprano por la mañana todo era un caos guardando su ropa, arreglando sus cosas y su madre pegada en el teléfono para hacer las reservaciones y los destinos, el peculiar hombre llevaba en la mano una agenda con el calendario de eventos que asistirían
Así paso su día al llegar la tarde subieron arreglarse para salir
- Madre saldremos a visitar a unos amigos regresaremos tarde por favor no nos esperes –
- Tengan mucho cuidado –
- Si madre –
- Heinrich, a partir de hoy hemos recibido ordenes de tu padre que la familia Menorca se hará cargo de su traslado asegúrate de no causar problemas a los señores –
- Madre, yo –
- No le haga el trabajo pesado, no quiero problemas con tu padre –
- Claro, vamos Leila –
Al salir el chofer estaba esperando en la puerta de una limusina
- Buen día Duque, My Lady, soy Robert el chofer de la casa Menorca –
- Mucho gusto soy Heinrich y ella es Leila –
- Suban por favor, estaré a su servicio a partir de hoy –
Heinrich le da la nota el papel donde habían escrito la dirección y se fueron, poco menos de veinte minutos estaban en el centro de la ciudad
- Podrías parar en el centro comercial antes de llegar deseamos hacer una parada –
- Claro que si Duque –
Entraron al estacionamiento y fueron de comparas, algo sencillo para no llegar con las manos vacías, un buen vino y unos postres deliciosos, después del incidente de la tarde anterior Leila estaba muy seria y casi no hablaba, su semblante era triste y guardada en sus pensamientos después de un rato salieron y se dirigieron a cenar
La zona donde se encontraba la casa no era de mala facha, era en una zona de casas de una sola planta muy parecidas entre si con un pequeño patio enfrente y lugar para un solo carro, se encontraba en el fondo de la calle, tenía un jardín con solo tres plantas y algunos juguetes de niños debajo del árbol que compartía la sombra con el vecino,, la limosina se detuvo en frente y los chicos bajaron, dos niños de alrededor de unos ocho y cinco años, corrieron admirando el carro que había llegado
- ¡wahoo!, este es un carro muy grande –
El niño más mayor toma la mano de su hermano tiene una cara seria y muy maduro para su edad
- Es usted la señorita Leila y el joven Heinrich –
- Así es pequeño, somos nosotros –
- Mi hermana y el hermano Gerald los esperan adentro –
Los cinco caminan a dentro hacia la puerta de la vivienda
- Hermana los invitados ya han llegado –
- Maximiliano, hazlos pasar a la sala –
La casa por dentro como era de esperarse era demasiado austera, la sala y comedor estaban juntos
- Por aquí pueden sentarse, mi hermana está en la cocina –
El chico se da la media vuelta y se va con su hermano a una habitación, Linda la enfermera sale de la cocina con un mandil
- Es un honor tenerlos aquí –
- El gusto es nuestro, ¿dónde se encuentra Gerald? –
- El esta en la recamara, es para el imposible levantarse –
- Iré ayudarlo –
- Duque permítame ayudarle –
- Acompáñame –
Los dos entraron a la recamara el niño de apenas cinco años estaba acostado en la cama y el mayor llevaba las pantuflas en las manos
- Podemos entrar –
- Heinrich eres tú, pasa –
- Hermano tus pantuflas –
- Gracias Maximiliano –
El chofer se acerco y ayudo a levantarlo era grande y su con flexión era robusta
- Gracias, pero puedo caminar –
A paso lento salió de la recamara y los dos chiquillos lo acompañaron como si lo escoltasen era muy tierna la escena en la sala Leila contemplaba el derroche de amor hacia su amigo eso la puso un poco envidiosa y a la vez feliz.
- Hermano yo puedo ayudarte ya soy fuerte –
Decía el pequeño Fernando que traía y una manta ligera en las manos
- Hermano no debemos ser descortés con las visitas, nuestro hermano se quedará un tiempo con nosotros –
- Está bien –
El chofer ayudo a Gerald a sentarse y como imanes los dos chicos cayeron a su lado uno poniéndole la manta en la espalda y el otro arreglando los cojines en su espada.
- Disculpen a mis hermanos, pero se han encariñado muy rápido con él, son pequeños y –
- No tienes que justificar nada, la verdad estoy muy tranquila al ver que Gerald está bien –
- En unos minutos serviré la cena –
La casa era como en los cuentos de hadas una pequeña sala y una mesa muy minimalista con solo un mantel color avellana y un servilletero en forma de corazón, Linda entraba y salía de la cocina.
La cena no era muy complicada al parecer era lo que a Gerald le gustaba comer, un trozo de carne preparado con algunas especias, vegetales y un espagueti.
No fue muy extraordinaria la cena, fue agradable los niños no eran muy inquietos algunas veces Linda tenía que ayudar a Fernando con su plato y aun a pesar de que había vegetales no eran renuentes a comerlos al terminar los chicos llevaron los platos a la cocina y ayudaron con la mesa, Leila quiso ayudar por no se lo permitieron, Heinrich salió por los obsequios que habían traído y envió al chofer a que fuera a casa a cenar y que regresara por ellos en dos horas.
Los chicos estaban muy animados con los obsequios Heinrich se había acercado a Maximiliano al parecer algo en él lo había desconcertado.
- Gerald te traje algo de ropa y algunas cosas más, hablé con la señora que te rentaba el cuarto y tus cosas llegaran mañana –
- Muchas gracias, Leila, la verdad estaba muy preocupado por eso –
- No tienes por qué preocuparte más, pero no veo mucho espacio aquí, así que pediré que lo lleven a mi casa son muebles y demás cosas que no creo que utilices por ahora –
- Si es verdad esta bien cuando me recupere del todo iré por ellas –
- Tu motocicleta la deje en la casa aquí están las llaves –
- Si claro –
- Linda, esta es una tarjeta donde trae la paga de dos meses y algo más para las necesidades de Gerald –
- Leila, creo que estas exagerando un poco no crees –
- Gerald nos iremos dos meses, quiero irme tranquila, si algo llega a pasar no podre regresar y eso me pone nerviosa –
- Tranquila estoy en buenas manos, hare todo lo que me pidas, solo quiero que estés tranquila –
- Gracias –
Heinrich seguía entretenido con Maximiliano y el pequeño Fernando se quedó dormido después de estar jugando con los presentes, las horas pasaron muy rápido y el chofer llego, tuvieron que despedirse
- Gerald, mañana temprano saldremos de viaje, pero me iré tranquila estas en buenas manos solo me queda decirte que tengas muy bonitas fiestas y que cuides del frio –
- Me alegra que te sientas tranquila, estaré bien y cuando regreses veraz que ya estaré como nuevo –
- Eso espero, Linda estoy muy agradecida con tu familia no tengo como agradecerte –
- No debe de agradecerme es un placer y mis hermanos están felices –
- Gerald espero que no te vuelvas blando cuando regresemos y salgamos en moto cuando vuelva –
- Cuenta con eso –
- Deje instrucciones Linda, para que lo reciban en el hospital, cualquier cosa que necesites medicamento y más –
- Si gracias, señorita –
- Tenemos que irnos Leila, ya es tarde y saldremos de viaje mañana –
- Saldrán ya de viaje tan pronto –
- Iremos a la ciudad confirme algunos eventos –
- ¿Los eventos como la última vez? –
- Si esos –
- Entonces los veré en las noticias –
- Creo que si –
- Que el viaje se placentero para los dos –
- Si nos vemos –
Leila no pudo contenerse mas y abrazo a Gerald este correspondió el abrazo, pero no fue largo, ni fue intenso, ni mucho menos hubo un beso de tranquilidad, se retiraron los dos y Heinrich se despidió con un apretón de manos
Salieron a la puerta para despedirlos la escena en la casa era muy linda, una familia de que había robado el corazón de Gerald y que había dejado incompleto en caprichoso corazón de Leila.
Subieron a la limosina y Heinrich tomo la mano de Leila, ella se acurruco y se cerró los ojos todo el camino no dijeron nada solo se consolaron el uno al otro en silencio.
Al llegar su madre estaba ya dormida y solo el mayordomo los esperaba.
- Espero que su velada haya sido de su agrado –
- Si, estuvo bien, ¿y mi madre? –
- Ella ya se fue a dormir esta muy cansada y muy temprano se despertará –
- Entonces iremos a dormir –
- Es lo mejor saldremos a las nueve de la mañana –
- Vamos a descansar Leila –
- Si hermano –
Se prepararon para dormir y después de un rato Heinrich daba vueltas en su cama, estaba intranquilo y eso lo puso de mal humor, se levanto y bajo las escaleras, el mayordomo dormía en una de las habitaciones de la planta baja, al oír ruidos en la cocina abrió la puerta y encontró a Heinrich con una copa de vino caminando escalera arriba.
Los siguió sin que se diera cuenta, pero no entro a su habitación si no a la Leila se quedo parado en la puerta para escuchar
- Hermano, ¿qué pasa? ¿no puedes dormir? –
- Si no puedo dormir, tome un poco de vino, ¿quieres? –
- Si, un poco –
- ¿Estas nerviosa también? –
- Si, esas fiestas son demasiado para mí –
- No debí ser muy cerrado de mente y permitirte ir de vez en cuando –
- No tengo nada que reprocharte siempre has hecho lo mejor para mí –
- ¿quieres que te deje un poco? –
- Si, dormiré aquí, la verdad estoy intranquilo –
- Bien te dejare un lugar, trata de no pensar mucho y descansa no quiero que tía ande preocupada por nosotros –
- Si claro –
Heinrich dejo la copa en el buro y se acurruco en sus brazos, no hubo mucho platica después y se quedaron dormidos
El mayordomo estaba incrédulo en lo que veía comenzó a sudar frio y bajo las escaleras
Muy temprano en la mañana Estefanía madre de Heinrich bajo las escaleras el mayordomo ya estaba preparando el desayuno y el chofer acomodaba algunas cajas
- Magnifico, su ayuda es lo mejor que podría pasarnos –
- Me honra sus palabras –
- Iré a despertar a eses dos dormilones –
- La acompaño Duquesa –
- Claro –
El mayordomo quería ver la cara de la Duquesa cuando los encontrara juntos, subieron las escaleras y el cuarto de Heinrich era el primero entro, pero estaba vacío, sin decir nada camino al de Leila y ahí estaba dormidos juntos y abrazados
- Hay que hermosa escena, ya son grandes, pero no deja de ser tierno ¿no lo cree? –
- No sé qué decir –
- Claro es que es la primera vez que está con nosotros podría malinterpretarse, pero ellos son hermanos, aunque no sea de sangre en sus pensamientos los son –
- Es difícil –
- Les tomare una foto, espere –
Camino muy rápido y fue a su habitación saco una cámara instantánea y les tomo una foto juntos, después los despertó, se levantaron y comenzaron a cambiarse la mañana no paso mucho, tomaron su desayuno y arreglaron su maleta y salieron de viaje para no regresar en mucho tiempo a su casa.
En el departamento de la ciudad estaba todo un caos, Bon Amour estaba en casa y preparados esperando a los dos chicos
- Querida Elizabeth me alegra que estés ya esperándonos –
- Duquesa el placer es todo mío tiempo sin verle –
- As preparado todo como te lo dije –
- Si Duquesa todo lo traje solo falta empezar –
- Pues no hay que atrasarnos quiero el mejor trato para esta noche será una noche épica el Duque nos acompañará el llegará en unas seis horas –
- ¡oh! Que magnifico habrá mucha prensa entonces –
- Quiero que me hagas lucir hermosa –
- Claro que si Duquesa –
- Entremos –
Subieron al ascensor y comenzó la función.
- El espacio es pequeño a si que tendremos que movernos un poco rente el departamento de alado para poder poner nuestras cosas y darle la bienvenida al Duque en lo más presentable posible y así que tendremos que caminar un poco –
- Si claro tía no hay problema –
- Madre no crees que es demasiado –
- Tal vez, pero habrá prensa que entrara en nuestra casa, según el asistente de tu padre dijo que preparan todo –
- Bien, bien, empecemos –
Desde le baño aromático un tratamiento de blanqueado de piel y algunos tratamientos en el cabello quitaron pelusa, polvo y partícula no deseada del cuerpo de los tres, hacer berrinche o alguna rabieta estaba de más ya que Estefanía los vigilaba de cerca después de casi cuatro horas y media de jalones y raspaduras y mareos por diferentes olores comenzaron a vestirse.
Esta vez la etiqueta estaría al máximo de su esplendor la etiqueta era formal a si que el traje de gala de la familia que lo representaba, Heinrich llevaría un traje barroco de época con cuello Napoleón en color azul marino con bordados color plata, Estefanía llevaría un vestido de satín en color gris perla asta el cuello con transparencias y bordados aperlados grises, largo y con una capa de gasa del mismo color, Leila llevaría algo mas juvenil, que luciera su figura muy proporcionada era un vestido con corte sirena con una abertura atrás que terminaba en una cola de encaje color beige con bordados dorados en la parte de arriba todo el pecho tenía pedrería y un hilo de botones hasta terminar el vestido en corte corazón con poco escote con magas a los hombros.
A la llegada del Duque estaban listos solo algunos detalles de maquillaje, Gerald fue el primero en terminar después su madre y leila llego a lo último era hermosa y su piel era muy blanca Heinrich quedo mudo todavía no se acostumbra a verla de esa forma parecía que era otra persona y eso lo hacía sentir incómodo.
- Querida que hermosa estas serás la sensación de esta fiesta –
- Gracias, tía –
- Madre estas segura que ese vestido es adecuado para ella Leila todavía es una niña –
- Hay cariño as crecido para convertirte en el protector de tu hermana, que lindo –
- Mamá, ella es una niña –
- ¿Se me ve mal hermano? –
- No es eso Leila, pero no se creo que es demasiado –
- Tonterías Heinrich es perfecto no hagas que Leila se sienta insegura –
- Pero Mamá –
- Cariño no le hagas caso a tu hermano celoso, así son los hombres –
- Hermano debería cambiarme –
La cara de Leila se descompuso ahora se sentía insegura y ridícula sus manos comenzaron a temblar y empezó a respirar rápidamente, Heinrich se levantó y la abrazo y le susurro al oído
- Perdóname, estas perfecta solo me da celos de otros hombres te vean –
- Tranquilo cariño, Heinrich vez lo que haces –
- Tranquila hermana discúlpame –
- Estoy bien, estoy bien, ya estoy tranquila –
Un hombre maduro entro a la sala
- Duquesa, el Duque esta por llegar y pregunta si todo esta listo la prensa esta abajo y quieren entrar –
- Dígale al Duque que todo está listo como lo pidió –
- Excelente, en seguida envió su confirmación y dejare que la prensa suba –
- Gracias –
El hombre salió del departamento
- Hora de empezar el espectáculo, Leila si te sientes incomoda por alguna pregunta no tienes que contestar –
- Si tía –
Minutos después muchas personas comienzan a llegar los flashes no se hacen esperar y una cámara esta encendida todo el tiempo
- Buen día Duquesa somos de la prensa local espero que no se sienta incomoda con nuestra presencia –
- Son bien venidos adelante –
- Nos instalaremos rápido ni notara nuestra presencia –
La gente entraba y salía y las lámparas se encendieron y condicionaron el lugar para la entrevista.
Un rato después llego el Duque con unas grandes caravanas de súbditos y afuera mucha gente se reunía para recibirlo después de algunos minutos de saludos y de interactuar con la gente entraron al departamento sin ningún problema.
Al entrar todos le hicieron reverencia
- Duquesa, siempre tan bella como el primer día que la conocí –
- Duque sus palabras me llenan de felicidad –
- Hijo as crecido y ahora eres todo un hombre –
- Padre espero que su viaje halla sido de las más placentero –
- Jovencita es ahora una hermosa dama –
- Grand Duque sus palabras me llena de alegría –
- Tomemos asiento y por favor que empiece la entrevista –
Un hombre se acercó al Duque y le puso un micrófono y siguieron con los demás
- Querida espero que esta entrevista dure mucho no quisiera que esto fuera sofocante para ti –
- Hable anteriormente con ellos solo es un cuestionaros pequeño, la fiesta esta por empezar –
- Arregla todo quiero, pasar tiempo con Heinrich –
- Claro que si –
La entrevista no fue muy peculiar y además las preguntas no fueron muy mordaces lo único que había destacado era la presencia de Leila la cual se había justificado, todos estaban muy alegres y tranquilos al terminar se despidieron y después de algunas fotos todos comenzaron a retirarse dirigiéndose a la fiesta que los esperaba
La limosina que los llevaba era blanca y muy grande a pesar de la cero tolerancia que le tenia el Duque a Leila se estaba tranquilo bien y eso era recorfontante tal vez era para guardar las apariencias había mucha gente y tal vez no quería dar de que hablar.
La entrada al evento no era muy lujosa como la anterior vez, pero si había mucha más prensa, había cámaras de televisión y pidieron que Gerald y Leila posaran para la cámara, él se negó a dar entrevista y caminaron directo al evento esperando unos minutos a sus padres en la puerta.
- Esto parece un circo –
- Si uno con muchas luces –
- Espero este tranquilo adentro –
- Debe estar –
Un comentario llamo su atención de Heinrich era dos periodistas los cuales decían que no podían creer que el príncipe y sus hermanos, asistieran a este tipo de eventos, esto lo puso de peor humor, camino rápidamente al portero le dijo unas palabras al oído, el tipo hizo una reverencia, Heinrich regreso después de eso con Leila, sus padres llegaron después de unos minutos.
Por tradición al entrar a un evento el siempre nombran a los invitados que son de la realeza esto para recibir las reverencias según su estatus.
El chico con fuere voz los presenta
- El Gran Duque Felipe de Ventimiglia acompañado de la Duquesa de Ventimiglia y su hijo Gran Duque Heinrich de Ventimiglia acompañado de Lady Leila con la gracia de la familia Ventimiglia –
Todo el lugar se lleno de voces que eran de asombro, acaso habían omitido su apellido, pero Leila no dijo alguna palabra si esa había sido la decisión de Heinrich ella estaría de acuerdo, pero para su padre no era gracioso.
Los cuatro tomaron sus asientos y feroz mente su padre arremetió contra el
- Que fue lo que hiciste, esto causara muchos problemas que tendremos que desmentir –
- Leila es parte de esta familia no quiero que se generen rumores estúpidos –
- Hijo, pero eso es lo contrario ahora se generarán –
- Claro que solo diremos que es como mi hermana política –
- Ridiculeces, ni siquiera quiero pensar en el verdadero significado de esto, lo arreglaremos después disfrutemos la fiesta –
La verdad el Duque Felipe no era un tonto y también conocía muy bien a su hijo, sabía que era marcar el territorio para que el no pudiera emparejarlo con nadie en la fiesta, la prensa estaba mas centrada en fotografiar a su acompañante, pero en el palco mayor ahí estaba el príncipe con una risa sarcástica. También había visto detrás de las intenciones de Heinrich, Leila era la única razón por la que había asistió ese burdo lugar.