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Capítulo 9

Sábado por la mañana en la televisión y la radio no paraban de dar los pormenores de la fiesta del siglo en esa región todos conocían a el Conde Faure-Dumount la única persona de la realeza, era casi una ilusión que el Príncipe heredero se hubiera presentado y también había conmocionado la presencia del Gran Duque Ventimiglia y su hermosa acompañante jamás habían asistido algún otro evento.

La fiesta había sido un éxito con el derroche de personalidad la casa Faure-Dumount estaban extasiados, todos lo interrogaban en las entrevistas quien era la acompañante del Príncipe Aren, sin contar las innumerables invitaciones par asistir a fiestas de té de las nobles señoritas.

Leila muy adolorida del labio, trataba con mucha insistencia de que no se notara era imposible un moretón de varios colores y un labio hinchado era imposible de ocultar, tocaron el timbre, no eran otros que Gerald y Jenny que iban de visita, la reacción de Gerald fue exagerada al ver el labio de Leila.

- ¿Quién te hizo eso? –

- ¿Qué cosa? –

- Leila por favor, el labio ¿quién lo hizo? -

- ¡ah!, esto –

- Si Leila ¿Quién fue? –

- Al llegar a casa me tropecé con el vestido y golpe mi cara con la escalera, eso fue todo –

- Mira nada más, como quedaste, te duele mucho –

Gerald se levanto de la mesa y salió de la casa sin decir a nadie alguna palabra

- Adonde vas, ¿vas a regresar? –

Su respuesta fue un portazo sonoro

- Leila, ¿creo que se molestó? –

- Solo que quiera golpear al escalón, para salvar mi honor –

- Ja, ja, ja, eres muy graciosa –

- Estoy haciendo el desayuno, quieres ayudarme –

- ¡Claro! –

Minutos después el rugido de una moto se escucho

- Creo que el dramático de Gerald ya está de regreso –

- Que bueno que guarde para que el desayunara, eso lo habría puesto más furioso –

Toco el timbre y Jenny fue abrir

- Que voluble eres –

Sin decir nada camino hasta donde estaba Leila y sin preguntar la cargo y la sentó en barra

- ¿Porque haces esto? –

- Eres tan descuidada, te preocupa todo el mundo, pero no puedes cuidar adecuadamente del tuyo, esa herida se puede infectar y dejarte una marca de por vida –

- Eres patético Gerald lo sabes –

Una mirada fulminante se estrello en sus ojos, el rugir de la moto había despertado a Heinrich bajando por las escaleras vio la imagen de Gerald y Leila

- Qué demonios estás haciendo Gerald –

- Haciendo lo que tu no puedes hacer –

- Que estupideces dices –

- Como se te ocurre dejar sin atención el labio de Leila –

La cara de Heinrich se pone roja solo de recordar lo de la noche anterior

- Como es posible que no puedas dar los primeros auxilios después del golpe ¿la dejaste que durmiera a si? –

- Gerald mi hermano si me atendió después de que me caí, lo que pasa es que eres muy exagerado –

Bajo las escaleras rápidamente y se puso a un lado de él, aunque en sus estaturas había diferencia eso a Heinrich no le causaba problema

- Déjalo lo are yo –

Con la cara de mal humor Gerald se quita.

- Leila, quiero que me cuentes que tal pasaste la velada en las noticias todos quieren saber de ustedes –

- Jenny, no hagas que hable tanto Leila, puede ser dolorosa para ella –

- ¡En verdad!, no lo pensé –

Heinrich termina de poner la pomada en su labio, su cara la verdad se ve muy triste, tal vez a recordare que eso se lo había hecho el o saber que aún le dolía, se acerca a su oído y tocando con su mano su mejilla

- Esto debe ayudarte a sentirte mejor –

Se aleja para lavarse las manos, Gerald se levanta para inspeccionar la herida.

- Esto para la noche debe de sentirse mejor, trata de notarla –

- Estoy bien solo fue un golpecillo –

- Eso no fue un solo golpe, perece que al caerte te mordiste el labio –

- ¡wahoo! Sabes mucho de esto –

- Conozco de golpes –

Mirando fijamente a Heinrich, pareciese que Gerald imaginaba lo que en verdad había pasado

- ¡Bien!, chicos dejemos de hablar de eso y desayunemos Leila hizo una deliciosa comida –

- Si comamos en verdad tengo mucha hambre –

Todos caminaron al desayunador, entre risas y platicas de la fiesta pasaron la mañana, hasta que el teléfono los interrumpió.

- Si diga –

- Leila, querida es mamá –

- Mamá, ¿cómo estás? –

- Bien hija, pero tu padre sigue delicado, quieres venir y pasar una temporada con nosotros –

- Mamá, pero la escuela –

- Tienes razón, te extraño tanto, hija –

- Yo también mamá, ¿creo que estas vacaciones tendrás que venir?, si la situación de tu padre no mejora –

- Mamá no estoy segura de querer ir a ese lugar –

- Te entiendo hija, pero sabes que tu tía y Heinrich salen de viaje –

- Pero mamá –

- No quiero abrumarte, solo se consciente de eso, quieres –

- Si mamá –

- Bien, mamá tiene que irse, pero antes quiero decirte que te vi en televisión –

- En serio –

- Claro que sí, estuve esperando la transmisión, me siento muy culpable de no haber estado apoyándote en esos momentos, mamá se puso triste –

- No debes de preocuparte Heinrich estuvo conmigo y no la pasamos bien –

- Dime algo mi amor, conociste al príncipe –

- Si mamá, fui la pareja del príncipe toda la noche –

- O por dios es cierto eso, mi amor y dime es guapo –

- Es un joven agradable y atractivo, pero demasiado impetuoso para mi gusto –

- Si escuche eso –

- Pero me agrado mucho –

- En serio eso es muy, bueno olvídalo, tengo que irme querida, cuida de ti y de tus estudios y obedece a Heinrich –

- Si mamá siempre me porto bien con el –

- Claro que sí, envíale, mis cariños, ¡sí! –

- Si mamá a dios –

- A dios mi amor –

Cuelga el teléfono y se queda parada sin girar, Heinrich se levanta rápidamente del sillón y la abraza ella comienza a llorar.

- Otra vez quiere que vallas, no llores si no quieres no lo voy a permitir –

- Ella no va a regresar tiene planes asta las vacaciones de invierno –

- Maldita sea, entiendo, algo tengo que hacer no te preocupes, te llevare conmigo –

- Sabes que no podemos tu padre me odia –

- Tendrá que aprender amarte, le guste o no –

- No quiero pelees por mi culpa –

- Olvida eso por ahora y dime que mas dijo –

- Que te envía sus cariños –

- ¡Ah!, entonces porque no lo has hecho –

- Pero, estoy triste –

- No lo estés, todo lo voy a resolver –

- ¡Bien! –

- Ahora que falta –

Se limpia las lágrimas y sonríe se cuelga de su cuello y le da un beso en los labios Jenny y Gerald se quedan atónitos no pueden creer lo que ven

- Heinrich Leila que ocurre –

Leila se separa y con una sonrisa

- Le di los cariños de mi mamá –

- ¿Los que? –

- Es una tradición Jenny, siempre que mi madre o la suya no están nos dicen que les demos los cariños al otro es para que sepan que nos aman –

- Eso es raro –

- No es raro, es normal, hermano ellos no hacen eso ¿Por qué? –

- Cada familia tiene diferentes formas de demostrar amor –

- Ahora entiendo –

Gerald mira la escena por mas que quiera entender los celos están presentes

- Que les parece salir e ir a tomar una nieve –

- Eso si me gusta –

- Yo no puedo hoy tengo trabajo social tengo que ir toda la tarde –

- Tengo trabajo en el bar entrare hoy temprano lo siento –

- Que lastima tendremos que ir nosotros solos –

- Que se le va a ser –

Jenny y Gerald se despidieron quedando de verse en la escuela

- Cámbiate para salir –

- Hermano, ya lo pensé bien y si dejamos la nieve para la noche en verdad me gustaría descansar y ver algo en la televisión –

- Claro quedemos entonces, mis pies aun duelen –

Tardo una semana para que la herida en su labio se curara, después de ese día Heinrich se sintió culpable y trataba de complacerla en todo.

Los meses pasaron y Heinrich ya se sentía cómodo con la situación de Jenny y Gerald, con la condición de que Leila no se enterara de su relación comenzaron a salir, Gerald no desaprovechaba y buscaba la forma para enamorarla lo cual era una tarea lo más infructuosa, aun así, Leila se sentía cómoda con ese trato.

Los festejos de navidad no tardaron en llegar era hora que Leila fuera a ver a su padre, Heinrich tenia que tomar una decisión enfrentarse a su padre, era una persona que era inquebrantable en sus decisiones no iba a ceder a un solo capricho, pero tenía sus métodos y sabia como conseguir lo que quería

En una vista del Duque Felipe Ventimiglia "el grande" a la ciudad y pidió ver a Heinrich esa era la oportunidad que no podía desaprovechar

- Leila, este fin de semana iremos a la ciudad –

- En verdad hermano –

- Iremos a ver a mi padre –

- Hermano tu papá me da miedo –

- Lo sé, pero es necesario, tendrás a acompañarme y a demás tendrás que compararte con en la fiesta está bien –

- Hermano, pero –

- Es necesario ir –

- Si hermano –

Cuando estaban en el autobús Heinrich se veía preocupado antes de salir de casa recibió una llamada era Jenny la cual estaba molesta era su cumpleaños y había hacho planes los cuales habían sido cancelados a último minuto, esto hizo enfurecerla, no era muy tolerante cuando los planes no salían bien después de unos segundos colgó el teléfono.

- Hermano estas molesto –

- no prestes atención a eso –

- ven abrázame tengo sueño –

- si –

Todo el camino estuvo dormido en su corazón sabía que ellos tenían una relación por eso había aceptado que Gerald la cortejara, estaba mal pero le agradaba cuando demostraba celos y la juntaba a su cuerpo era reconfortante saber que existían esos sentimientos, odiaba el solo pensar que lo perdería, estaba consciente que era un hombre que odiaba que lo reprimieran en sus emociones, el miedo era grande no estaba dispuesta a permitir que alguien se lo quitara, aunque eso fuera vivir a la sombra. Era una juagada maestra si quería quedarse con el necesitaba la aprobación de su padre, aunque lo odiara no podía demostrar el repudio que sentía.

Quería verse perfecta, pero no podía mostrar su verdadero rostro, era cuestión de esperar, ser paciente y que el anciano callera en su trampa, sabia con exactitud como exasperar a las personas solo tornarse demasiado tonta para que la quisieran atacarla ese plan nunca fallaba era fácil manipular a Heinrich y buscar la oportunidad.

La vestimenta que llevaría será lo suficiente infantil pero esta vez el vestido que había escogido ayudaba en su figura tenia que dar una entrada para el juego, había escogido el vestido rosa palo perfecto era de cuello en "V" no muy prolongado todo era de encaje en la parte de arriba solo tenia un delicado forro de Seda la cual le quedaba ajustado al cuerpo su figura proporcionada ayudaba a este conjunto, largo en la parte de abajo con un poco de vuelo con capas y capas de encaje y un forro de seda ceñido al cuerpo. Era consciente que atraería la mirada de muchas personas, como el tiempo era fresco decidió llevar una gabardina de terciopelo blanca unos zapatos de tacón medio charol el cabello recogido adornos en el pelo de cadenas discretas pero que resaltaban el color de su cabello.

Después de arreglarse se miro en el espejo y saco un pequeño frasco de esencia que adoraba era flor de cerezo solo tenia que colocar una minúscula gota a su crema corporal y esta permanecería con ella toda la noche.

Discretamente salió de cuarto para tomar un vaso de jugo Heinrich giro para verla y era una visión parecía una ninfa con sus labios rosas y ese peculiar color de piel el vestido era tan sensual para su imaginación que no pudo articular sonido para llamarla.

- Hermano, te ves muy bien –

- Tú también, salgamos se nos hará tarde –

- Si –

Subieron al carro que esperaba por ellos al llegar al restaurante a lo lejos vislumbro esos ojos que ya conocía al parecer la familia no sabia de su presencia a la cena.

- Padre, espero que no tomes a mal mi impertinencia –

- Cuanto mas pasan los años te vuelves más osado –

- Mi intención no era crear esa impresión –

- Hijo no te preocupes siéntense, estamos reunidos que es lo que importa –

- Señorita Leila, el tiempo no pasa en vano se ha convertido en una hermosa dama, ahora entiendo la fascinación del príncipe por usted –

- Disculpe abuela, pero no se de qué habla –

- Ignora a mi madre, ordenemos –

Los platillos fueron llegando a la mesa los modales eran impecables era momento de dar la estocada final, debía de dar el paso decisivo, se acerco sensualmente a Heinrich y le susurro al oído un par de palabras y se levanto de la mesa, la cara de Heinrich se ruborizo y rio por lo bajo, se levanto y dio una reverencia y camino directo al baño.

Esto provoco instantáneamente al padre de Heinrich, provocando que comenzara una discusión acalorada en la mesa

- Que chica tan mas vulgar de verdad que no pierde el tiempo –

- Padre a que te refieres –

- Hijo que dices –

- Cariño no debes de hablar así de Leila –

- Porque tengo que soportar a esta plebeya, es tan repugnante olvídate de esa chica y regresa con nosotros –

- Hijo creo que estas sobre actuando esta vez –

- Sobre actuar no vez la manera que seduce a tu nieto –

- Cariño es una chica tan inocente, ¿cómo puedes decir eso? -

- Hijo, no permitiré que te expreses así de esa criatura –

- Conozco a las de su clase –

Heinrich trato de no explotar, pero en verdad las duras palabras de su padre provocaron que perdiera los estribos

- Padre que estés acostumbrado a tratar con mujer de moral ligera no quiere decir que todas las mujeres sean así –

- Heinrich cariño, ¿Cómo puedes hablarle así a tu padre –

- Abuela, quieres que permita que le falta al respeto a si a Leila –

- No estamos diciendo eso, solo tus palabras son duras –

- Madre déjalo, es mi culpa al dejarlo vivir así todo este tiempo –

- Felipe por todos los cielos ¿Que estas diciendo? –

- Ahora si dices lo que sientes, no es verdad, que poca memoria tiene Duque Felipe –

- Basta Heinrich no puedes hablarle a tu padre de ese modo –

- Déjalo, padre yo también quiero escuchar lo que tiene que decir –

- Este no es el lugar hijo –

- Solo lo diré una vez, si quieres que valla al castillo tendré que ir con ella –

- Ahora lo entiendo todo –

- Basta Felipe –

- Me niego a recibirla –

- No iré –

- No me retes en este lugar, porque serás tu el que pierda hijo –

- Padre, yo no soy el que quiere guardar las apariencias de tu hijo bastardo –

- Como puedes decir eso cariño tu no eres un bastardo –

- No lo seré, pero esa es la forma en la que me trata mi padre –

- Basta los dos, Felipe deja de molestar al niño, Heinrich sabes que Leila es bienvenida al castillo si no puede viajar este año llévala y fin de la discusión mientras yo viva las reglas las pongo yo entienden –

Felipe dio un sorbo a su copa y Heinrich asintió haciendo una reverencia

Minutos después llega Leila con una sonrisa de satisfacción al ver que la mesa esta en paz sabe que su plan dio resultado

- Qué bueno que llegas cariño nos dijo Heinrich que nos visitaras este año –

- ¿Eso dijo? –

- Sabes que eres bien recibida y tu madre también espero que ya llegue la fecha quiero salir de pesca como la última vez –

- Abuelo eso es magnífico, pero no quiero parecer irrespetuosa, al invadir su convivencia familiar –

- Cariño jamás arias eso si estos dos bribones nos abandonas a tu abuelo y a mi tu compañía siempre es grata –

- Abuela eso es muy tierno, hermano en verdad puedo ir –

- Claro no escuchaste a los abuelos –

- Tío, podemos ir a ver la puesta de sol en la colina como la última vez y podría contarnos ese cuento de las estrellas –

Apretando la mandíbula para no decir lo que sentía en ese momento tomo un respiro y con una cara seria contesto

- Si las circunstancias se prestan en esa ocasión, si –

- Tío eso es magnífico, muchas veces le he pedido a Heinrich que me gustaría escucharla de nuevo –

- Mmm –

Después de ese rose la cena estuvo muy amena la abuela y el abuelo eran unas personas tranquilas y con muchas historias que platicar después de una velada tan significativa, se despidieron y regresaron al departamento

Al subir al auto a mitad de camino Leila le pidió si podían ir al malecón y Heinrich accedió, cuando llegaron había muchos cantantes callejeros.

- Hermano mira es una trio y mira esos dos –

- Tranquila iremos a verlos a todos –

- Bien hermano –

Recorrieron todo el lugar hasta que los pies de Leila empezaron a doler

- Hermano, ya me quiero ir mis pies dueles mucho –

- Claro deja llamo al chofer, para que venga por nosotros –

Minutos después subieron ya iban de camino al departamento y Leila se quedo dormida, cuando llegaron Heinrich no quiso despertarla y la llevo en sus brazos, la acostó en su cuarto y los dos se quedaron dormidos, al mañana siguiente regresaron a su casa, la madre de Heinrich estaba dormida en la sala cuando entraron tenía una copa de vino, al parecer había discutido con Felipe.

- Subiere a mamá espera aquí tenemos deberes que realizar, no quiero que te atrases por mi culpa –

- Si hermano –

Después de bajar y ponerse al corriente con la escuela, cenaron y vieron una película pasadas las diez de la noche el teléfono de la casa comenzó a sonar Leila se levanto

- Diga –

- Leila soy Jenny –

- Hola Jenny –

- Esta despierto Heinrich –

- Si claro –

- Puedo hablar con el –

- Por supuesto deja te lo paso –

Camino asta donde el estaba y le dio el teléfono

- ¿Quién es? –

- Jenny –

- Si, dime –

- Dijiste que vendrías a buscarme en cuanto llegaras y aun estoy esperando –

- Llegue cansado, espera un momento –

- No, dime vendrás –

- Es tarde –

- Bien como digas adiós –

Colgó el teléfono Heinrich se levantó del sillón y subió las escaleras

- Saldrás hermano –

- Tengo un pendiente con Jenny de la escuela –

- Si está bien –

- Descansa no creo llegar temprano –

- Si por supuesto no te preocupes por mi –

Siguió su camino, minutos después bajo las escaleras vestido con unos pantalones de mezclilla y una sudadera le dio un beso en la frente y salió de la casa.

Leila se quedó molesta, pero n o pensó mucho en eso la película estaba muy interesante como para prestar atención a algo insignificante a demás su victoria en el castillo no lo podio opacar nadie.

Eran pasadas las tres de la mañana y Heinrich llego a la casa estaba completamente ebrio en su hombro tenia una mordida que le había hecho alguien, en la cara uno golpe en la mejilla, sus puños tenían sangre seca, al parecer se había peleado.

Tambaleándose subió las escaleras a medio camino su pie no tuvo la suficiente estabilidad y callo hacia enfrente logro sujetarse del barandal, pero hizo demasiado ruido esto despertó a Leila la cual salió de la recamara la imagen fue aterradora el estado en el que se encontraba era preocupante, al principio creyó que estaba herido, se acercó rápidamente pero el olor a alcohol era demasiado fuerte y penetrante, esa era la razón de que se tambaleara al tratar de caminar, su ropa estaba manchada de sangre y esto la puso más nerviosa.

- Hermano ¿estas bien? –

- ¡Déjame!, no me toques –

- Esta bien solo quiero ayudarte a llegar a tu cuarto –

- ¡Yo puedo no necesito de nadie! –

Se levanto y camino asta su recamara, trato de abrir la puerta y no conseguía enfocar la perilla, Leila trato de ayudar, cuando se acercó para abrir la puerta de un certero manotazo abrió la puerta y la tiro al pasillo

- ¡No necesito de ti!, ¡lárgate maldita! –

- ¡Heinrich! ¿Que pasa contigo? –

Entro a su recamara y comenzó a quitarse la ropa cuando trataba se zafarse la camisa callo de rodillas, corrió para ayudarlo, pero una mano la detuvo en el pecho.

- Sigues aquí lárgate no te necesito –

- Esto está mal ¿que tienes? ¿porque dices esas cosas?, tengo miedo –

- Tus lagrimas de zorra no pueden convencerme –

Se levanto y comenzó a quitarse el pantalón trato de sentarse en la cama, pero no pudo calcular la distancia y cayo sentado en el piso se quito los zapatos para poder sacarse el pantalón por fin pudo sentarse en la cama después de girar

- Quiero estar solo –

- Está bien –

Sale de la habitación y baja las escaleras el teléfono suena y Leila contesta

- Si, diga –

- Leila gracias a dios, donde esta Heinrich, tuvimos un problema y hubo una pelea con chicos, se que quedo mal herido y… -

- Que deseas –

- ¿Leila? ¿Qué pasa contigo?, solo te pregunto si se encuentra bien –

- Es tarde y ya esta dormido, por favor déjalo descansar, adiós –

- Leila espera… -

Cuelga el teléfono camina directamente a la cocina, se sirve una copa de vino trata de calmar sus nervios va por el botiquín de primeros auxilios y sube al cuarto.

Al entrar en la recamara lo ve recostado solo en ropa interior al inspeccionarlo con la luz de una lampara de buro ve sus costillas con moretones, los cortes en la piel algunos dejaron de sangrar al parecer lo habían golpeado con algo pesado, con lagrimas en los ojos se dispuso a desinfectar las heridas coloco algunos vendajes en su cuerpo lo movió para poder meterlo en la cama, no quería que despertara tal vez seguiría violento con ella.

Sin hacer mucho ruido cerro la puerta y bajo las escaleras estaba aun en shock su corazón dolía jamás se había comportado de ese modo, ni siquiera cuando había estado tan enfadado con su padre, el golpe que tenia en su cara le había provocado un moretón tan grande aun recordaba cómo había caído en el suelo, que pasaba con él, recordarlo solo provocaba que llorara se sentó ahí sin decir nada asta que tocaron la puerta, se limpio las lagrimas y bajo corriendo las escaleras, vio alguien tirado en la entrada con la cabeza agachada.

Trataba de reconocerlo si era Gerald, abrió la puerta y corrió asta donde estaba ya estaba por amanecer así que pudo ver la magnitud de las heridas, llevaba la mayor parte del cuerpo bañado en sangre, no parecía que toda fuera de el

- ¿Qué te paso? ¿Por qué estas así? –

- Peleamos ¿Cómo esta tu hermano? –

- En su cuarto, ¡mira como estas! –

- Puedo quedarme aquí no puedo llegar a mi casa, tu entiendes –

- Si por supuesto entra te ayudare –

- No es necesario aquí está bien –

- ¡estas loco! Vamos tengo que curar tus heridas –

- Eres tan linda conmigo –

Decir que lo llevaría era una cosa, pero hacerlo fue otra, subir las escaleras fue un martirio para él algunas veces gimió de dolor entre risas trato de tranquilizar a la ya histérica Leila, ahora temía que acostarlo no fuera bueno pero su cuerpo era difícil de manipular a si que lo dejo sentado en la cama.

- Quítate la camisa, tengo que revisarte –

- A si estoy bien solo tengo que dormir –

- Deja de ser tan pesado, has lo que te digo –

Después de muchos intentos y algunos gruñidos de dolor pudo quitarse la camisa, solo de un lado el hombro derecho se veía realmente mal parecía que le habían hecho algunos cortes en ese lugar o le habían pegado mucho, Leila tuvo que ayudarlo limpio su cuerpo y puso algunas vendas improvisadas tomo una de sus sabanas y las rasgo de verdad se veía mal, pero estaba muy preocupada tendría que llamar al médico, esto sería difícil de explicar.

- No te preocupes mucho, eh tenido muchas peores –

No hubo respuesta, pero siguió revisando en la espalda tenia un tatuaje muy peculiar era un demonio con aspecto grotesco tratando de entrar a su cuerpo.

- No dejes que mi tatuaje te intimide fue hace mucho, tómalo como algo abstracto –

- Si está bien –

No pronuncio otra palabra mientras lo estaba tratando, tardo mucho y fue demasiado agotador después de vendarle las costillas con la tela desgarrada lo recostó lentamente y le puso una colcha delgada cerro las cortinas

- Descansa, en un rato vendré a verte –

- Quita esa cara, no te preocupes tanto solo tengo que dormir un rato y estaré como nuevo –

- Seguro si tú lo dices –

- Después que despierte me puedes decir que le paso a tu rostro –

- Un accidente –

- Bien luego me dirás que descanse –

Cerro los ojos y casi se quedó dormido inmediatamente, camino asta la escalera y se recostó llevaba el botiquín en las manos y unos trapos que uso para lavar las heridas, casi se queda dormida, despertó de su letargo cuando escucho tocar la puerta se levanto y se encerró en el baño asta que los golpes dejaron de escucharse.

Después de un rato entro a su recamara para revisar a Gerald, su frente estaba mojada, tenia fiebre a si que llamo al doctor, mientras esperaba la ambulancia tomo las llaves corrió a la entrada de la casa para esperarla.

La ambulancia llego y subieron al paciente, Leila dio una rápida visita a Heinrich el seguía dormido cerro la puerta y se subió a la ambulancia.

En el pasillo con bata de dormir y con sangre la luz de la sala de urgencia era muy brillante cuando el doctor salió de la sala de inspección se acerco y le dio el informe como lo esperaba tenia tres costillas rotas y el brazo astillado, sin contar los múltiples golpes de su cuerpo sería una lenta recuperación.

- Leila puedes decirme que paso –

- Trataron de asaltarnos eran muchos –

- Ahora entiendo, gracias a dios solo quedo en un susto donde fue eso –

- En la ciudad –

- En serio cada vez la sociedad se descompone, tengan mucho cuidado –

- Doctor podría guardar el secreto a mi tía y mi madre podrían preocuparse, tengo miedo de que algo les pase si se enterar de algo como esto podrían tomar un carro y venir rápidamente –

- Leila esto es grave –

- Cuando regrese mi tía le diré que venga a verlo, le prometo que no seremos imprudentes, por favor –

- Solo porque conozco su situación es como no les diré nada, pero solo una vez –

- Gracias –

se despidió y fue a casa Heinrich seguía dormido hizo un poco de comida la dejo en el buró junto con una nota se cambio y fue al hospital para ver como seguía

muy tarde casi las ocho de la noche por fin despertaba Heinrich abrió los ojos y sintió un terrible dolor de cabeza y piernas, trato de levantarse, pero las costillas adoloridas no se lo permitieron, en el segundo intento se levanto mas lento y esta vez si pudo hacerlo, los vendajes estaban bien puestos giro a un lado, vio la nota la tomo

Heinrich:

Sali al hospital Gerald esta lastimado te dejo comida y algunos analgésicos, tómalos en la noche regreso para ver como sigues

Leila

Se giro y tomo la sopa como pudo era difícil tomo las pasillas y siguió tratando de comer trato de levantarse pero no lo logro después de unos minutos la necesidad de ir al baño lo hizo enderezarse el medicamento estaba haciendo efecto al entrar al baño vio su cara reflejada en el espejo era un lio, al terminar y lavarse las manos tenía sed así que fue a la cocina el bajar por las escaleras era muy doloroso después de tomar un vaso de agua fría se sentó en el sofá y prendió el televisor.

Verifico la hora y ya pasaban las diez de la noche eso comenzó a ponerlo nervioso, tocaron la puerta y se levantó un poco más ágil que hacia unas horas abrió la puerta era Jenny que tenia la cara roja de tanto llorar.

- ¿Estás bien? –

- No gracias a ti –

- No digas esas cosas –

- Que quieres –

- Heinrich por que me hablas de esa forma soy tu novia –

- Te pregunte que quieres –

- Vengo a ver como estas Leila no contestaba mis llamadas, tampoco me quiso abrir la puerta –

- Estoy bien no me siento como para hablar vete a tu casa es tarde –

- Pero yo quiero quedarme aquí –

- Lo que tu quieras me tiene sin cuidados vete no me gusta repetir las cosas –

- Pero … -

- Leila donde estabas –

Llegaba caminando con la ropa un poco desalineada y con ojeras en sus ojos.

- Vengo del hospital –

- Que hacias ahí leila, ya es tarde –

Camina y entra a la casa sin saludar a Jenny

- Vete no quiero verte mas, adios –

Heinrich entra a la casa y cierra la puerta con lagrimas en los ojos se regresa a su casa

- Te pregunte que asías a esta hora en el hospital –

- Cuidando a Gerald el no se siente bien –

- Que te paso en la cara –

- Me caí –

- Que tonterías dices –

No se detuvo y siguió su camino

- Adonde vas estamos hablando –

- Quiero tomar una ducha –

Subió las escaleras, Heinrich era lento en su andar y aunque le hablo varias veces no volteo y entro directo a la ducha y comenzó a llorar.

Verlos juntos ya no era gracioso y su corazón estaba con mucho dolor, el agua caliente le sirvió de relajante su mente se tranquilizo Gerald estaba estable aun no despertaba, pero había salido de peligro la fiebre desaparecida poco a poco, le tranquilizaba ver a Heinrich caminando y no le impedía seguir con su relación eso era bueno.

Un rato después salió y recargado en la pared estaba Heinrich.

- ¿Te encuentras bien? ¿quieres que llame al médico? –

- Claro que estoy bien pero tu cara, me puedes decir que paso –

- Ya te dije me golpe por salir corriendo –

- Fui yo verdad, por eso no vas a decir nada –

- No sé qué dices –

- ¿Te golpe mientras estaba borracho acaso? –

- Dije que no –

se acerca y se inclina para besarla y un gemido sale de su boca la presión de los dos cuerpos es dolorosa para sus heridas

- Tienes que descansar ¿tienes hambre? –

- Estoy bien comí lo que dejaste –

- Quieres tomar un baño –

- Si puedes ayudarme –

- Claro –

Aunque la actitud de Leila era amable había algo que lo hacia sentir incomodo era algo que no entendía

- Te ayudare con la ropa –

- Gracias –

- Tomate el tiempo que quieras bajare a cenar tú quieres algo –

- Algo caliente –

- Claro –

Lo dejo en la bañera cerro la puerta y todo el camino no dejaba de llorar le dolía verlo así cómo es posible que se expusiera de esa forma por una mujer era tan estúpido.

Trago la comida mas que degustarla era necesario no había comido en todo el día, había buscado a alguien que la ayudara con Gerald mientras ella regresaba y fuera a la escuela, para que cenara Heinrich le había hecho avena con unos pocos de arándonos eso le gustaba mucho.

Al subir las escaleras encontró a Heinrich ya en su cama recostado

- Huele rico –

- Es avena –

- Gracias –

Lo tomo poco a poco era caliente era perfecto

- Toma este medicamento te ayudar, tienes sueño –

- Si, yo quiero dormir contigo, acuéstate –

- Claro –

Se quedaron dormidos pero un rato después Heinrich dormía plácidamente, Leila se levanto y bajo las escaleras entro directamente a la cocina, el teléfono sonó y levanto la bocina

- Señorita leila es el servicio de taxi –

- Lo estoy esperando –

- En media hora estar ahí –

- Gracias –

Rápidamente termino de empaquetar la comida tomo un abrigo unas pantuflas y una bolsa del sillón, camino afuera de la casa para esperarlo después de unos pocos minutos el taxi llego

Una enfermera la esperaba en la recepción.

- Señorita leila debió haber dormido más –

- Estoy bien como sigue Gerald –

- El joven esta mejor ahora duerme peor su olor es –

- Lose traje un cambio de ropa, puedes ayudarme a bañarlo –

- Por supuesto –

Fue necesario un enfermero para poder moverlo era un enorme entre las dos mujeres lo desvistieron y bañaron la cara de Leila era inexpresiva, después de un rato terminaron y quedaron exhaustas.

- Ve descansa a las seis de la mañana tengo que regresar, pedí la sala para que duermas, nos vemos en un rato –

- Claro señorita también debería descansar un rato –

- Estoy bien -

La enfermera se despidió y leila se fue asentar aun lado de Gerald le tomo la mano, así pasaron las horas asta las seis de la mañana la enfermera llego, el doctor de turno ya estaba ahí

- Doctor, pero por que aún no despierta –

- No se desespere en el transcurso de la mañana él lo ara –

- Bien –

La enfermera entro al cuarto

- Ya estoy aquí –

- Bien –

- Debería descansar se enfermara –

- Estoy bien, tengo que irme aquí esta el almuerzo cuando despierte puedes calentarlo y dárselo –

- Claro –

- Llámame cuando despierte regresare como a las doce –

- Claro que si señorita –

Se dio la media vuelta afuera el taxi ya la esperaba

Heinrich despertó y bajo las escaleras Leila ya estaba haciendo el desayuno

- Buen día ya estás en la cocina –

- Como te sientes –

- Bien creo que el dolor está disminuyendo –

- Eso es bueno –

- Come después de un rato iré a ver a Gerald al hospital –

- Como sigue –

- El doctor dice que bien, pero tiene tres costillas rotas y el hombro astillado todavía no despierta –

- Después del desayuno iremos que te parece –

- Si está bien –

Leila después de comer subió a su cuarto dejo sus cosas y se metió al baño necesitaba relajarse, sin darse cuenta se quedó dormida, cuando despertó ya estaba en su cama.

Se levanto violentamente y bajo las esclareas Heinrich estaba en la sala viendo televisión

- Despertaste –

- ¿Qué hora es? –

- Son las tres de la tarde –

- Es demasiado tarde –

- Hablo la enfermera Gerald despertó y pregunto por ti, el taxista dijo que hablas para cambiar la hora de recogerte y en la escuela dicen que está aprobado el permiso, algo más que hayas hecho y no lo sé –

- Estabas dormido y … -

- Bien vallamos al hospital –

- Si vallamos –

Camino directamente a la puerta, Heinrich la siguió con su abrigo zapatos y bolsa

- Vamos en taxi espera que llegue por favor –

- Bien, pero cuanto tardara –

- Está en camino, estaba por despertarte –

Salieron y esperaron en la entrada estaba desperada por llegar eso se notaba.

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