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Capítulo 7

Al llegar al departamento todas las compras ya estaban en la casa, pero Leila seguía dormida.

- Llevare a Leila a su cuarto, espérenme un minuto –

- Si claro –

- Heinrich, necesitas una mano –

- No está bien Jenny yo puedo gracias, siéntense a descansar –

Camino llevándose en brazos a Leila

- Que piensas de todo lo que hemos visto con ellos –

- Estoy demasiado aturdido, a veces llego a creer cosas que no son –

- Si te entiendo es demasiado –

Heinrich entra sale del cuarto de Leila

- ¿Qué es demasiado?, las compras, eso no es nada mi madre y mi tía son peor –

- Si es un poco diferente –

- Bien vamos a comer que les parece –

- Si me agrada todo ese ejercicio me dio mucha hambre –

- Pediré que algo, estoy rendido de verdad me duele el cuerpo –

Tomo el teléfono y pido comida rápida, los tres amigos tienen una charla en la sala, minutos después tocan a la puerta es el repartidor con el pedido.

El sonido de los trastes y el ruido del televisor despertó a Leila, la habitación es tan oscura que tiene un ataque de pánico, en el cuarto se escuchan los gritos desesperados.

- ¿Qué pasa? Heinrich –

- Es Leila quédense aquí solo está asustada –

Camina veloz mente y la encuentra en la cama con las piernas abrazadas y gritando su nombre

- ¡Hermano!, ¿Dónde estás? -

- Aquí tontita –

- ¡hermano!, yo tengo miedo no estabas y no había nadie, me dio miedo –

Su cara estaba llena de lagrimas y tenía una expresión tan linda el sudor que había provocado mojar su nuca por el miedo hizo que su aroma fluyera con una explosión a su cerebro.

No pudo contenerse más, paso sus manos por la espalda provocando un respingo en Leila, arqueándose hasta que la beso delicadamente como si quisiera impedir que saliera el sonido con sus labios, Leila quedo en shock y quito su cara.

- Hermano tengo hambre –

Dijo con una voz muy tenue su cara estaba tan roja que Heinrich no pudo contener la risa

- Vamos, pedí la cena todos están esperando en la sala –

Se sentía tan avergonzada, el bochorno de sus mejillas no desaparecía, al sentarse en la sala se quedo quieta todavía trataba de asimilar lo que había ocurrido, ya la había besado pero ella creyó que era solo por fiebre o por error pero el estaba consiente acaso gustaba de ella y esa era forma de demostrárselo su cabeza era un lio.

- Leila, te sientes bien tu cara esta ruborizada –

Heinrich ser iro por lo bajo

- Solo fue por el berrinche que hiso, no te preocupes –

- Comamos entonces –

- Pequeña estas, segura, ¿porque no dices nada? –

No contesto e instintivamente se toco los labios recordando la sensación del rose, Heinrich se dio cuenta y se levanto tomo su hombro.

- ¡Leila!, deja de jugar que estas asustando a los chicos –

El rose de su mano la hizo pegar un brinco

- Hermano tengo hambre –

- Esta servido, comamos –

- ¿Estás bien?, te duele algo –

- No me duele nada, estoy bien –

Al terminar de comer Leila estaba tranquila se había olvidado del incidente, limpiaron el lugar en la sala estaba Jenny y Heinrich, Gerald decidió ayudar a Leila en la cocina.

- Te vi rara después de despertar, pasa algo quieres hablar de algo que te preocupe siempre puedes contar conmigo –

En la sala Heinrich notaba muy recurrente el acercamiento de Gerald hacia Leila

- Leila, quieres salir quiero tomar aire fresco –

- Si hermano, quiero una nieve enorme –

- Bien pequeña deja ahí acomodemos las cosas aún siguen en el cuarto de mamá –

Los ojos le brillaron parecía que había olvidado las compras

- Si hermano, pero me llevaras a comer helado uno grande, ¡sí! –

- Claro que sí, apresurémonos -

La única razón para ver las compras era porque quería saber que le había traído de regalo, estaba seguro que la vio entrar en tiendas de caballeros.

Leila corrió y metió muchas bolsas en su cuarto, eso quería decir que eran de ella.

- Estos son todos regalos –

- Si hermano, soy buena verdad –

- Si por supuesto –

- Este es tuyo hermano te compre este conjunto para hacer ejercicio el tuyo ya no me gusta –

- ¡De verdad! –

- Si y este es para Gerald, es una chaqueta –

- Esta chaqueta es la que vimos –

- Si, te queda fenomenal y también compre estos pantalones y estas botas y estas playeras dicen que van con la chaqueta… ¡Ah!... también compre esto no se, que es, pero se ve bonito –

- Eso no lo puedo aceptar es demasiado yo la verdad no puedo –

- ¿Por qué? ¿no te gusta? –

- No es eso Leila, pero se el costo de estas cosas y es exorbitante –

- ¡hermano el no quiere! –

La cara de Heinrich era tranquila pero en su interior estaba que echaba chispas

- De verdad no puedo –

- Leila es así Gerald, ella te considera su amigo así que no es que ella quiera ofenderte –

- Solo si me dejas que te de en pagos las cosas la verdad no me siento cómodo –

- Hermano porque no quiere mis regalos –

- Tranquila Leila, nosotros son estamos acostumbrados a recibir este tipo de regalos puede llegar a ofendernos y parecer que solo sacamos provecho –

- Pero –

- Leila basta, no podemos hacer sentir mal a nuestros guespedes, Gerald disculpa a Leila su intención jamás fue ofenderte, es una forma que ella se expresa, nadie ocupara estas cosas, pero si pagar te hace sentir mejor esta bien solo recibe las cosas –

- Me siento más comodo así –

- ¡bien entonces a si será –

- Esto lo compre para Jenny –

De la bolsa de una marca muy prestigiosa saca un estuche de cosméticos

- Vi que te gustan los cosméticos en tu recamara esta lleno de ellos y quise regalarte estos son perfectos para tu piel –

- Leila yo –

- No por favor, di que lo recibes me aras sentir mal –

- Pero –

- Por favor –

- Esta bien no quiero que te sientas mal –

En la alfombra quedaban unas quince bolsas

- Leila y las demás bolsas, son para mí –

- No, son para mamá y mi tía y las otras son para mi amiga Jayah, a ella le compre muchas cosas que le gustaran –

- Tienes que pensar en los sentimientos de las demás personas, podrías llegar a ofenderlas –

- Hermano, yo quiero hacerlo, por favor, hermano –

- Bien, bien –

Se levanta y va a la cocina

- Lleven sus cosas a los cuartos y salgamos es demasiado abrumador para mi todo esto –

Leila se levanto y guardo todo tan rápido como un rayo, Gerald estaba tan impresionado con todos los artículos que había escogido, intermitentes para el casco manos libres pantalones de seguridad y era asombroso ese juego de chaqueta que confinaba perfecto con los demás accesorios.

La velada fue linda salieron a pasear por el malecón y tomaron nieve vieron a muchos artistas callejeros, pero en un instante Leila desapareció de su vista desesperados comenzaron a buscarla por todos lados hasta que Heinrich escucho algo que reconoció era un solitario violín que se escuchaba a lo lejos

- Ya se dónde esta –

Camino tan rápido que Jenny a pesar de ser muy alta no podía alcanzar las zancadas Gerald, también caminaba desesperado para alcanzarlo

Cuando llegaron a donde estaba el violinista se encontraba enfrente de toda la gente Leila, con los ojos cerrados y siguiendo el ritmo de la música, Heinrich había reconocido la canción Pequeña serenata nocturna segundo movimiento.

Gerald camino para buscarla, pero Heinrich se lo impido

- Dejemos que acabe ella esta bien le encanta esa pieza –

- Pero –

- Aquí la esperamos –

Cuando la pieza termino abrió los ojos y aplaudió con gran fervor se acerco y dejo en el sombrero del chico dinero al verla el violinista se acerco

- My Lady, le gustaría que tocara algo para usted –

- Claro señor –

Se inclino para agradecer el cumplido, este le tomo la mano y la beso.

- Dedico esta pieza a esta hermosa señorita –

Heinrich camino y los demás lo siguieron, tomo su brazo, esta lo miro y sonrió cerro los ojos y se acurruco para escuchar.

Heinrich quedo sorprendido cuando aquel joven empezó a tocar "La Chacona", Leila apretó se aferro con gran fuerza la interpretación fue magnifica limpia y con extrema pasión.

Al terminar los sentimientos de Leila fluyeron en sus recuerdos.

Los aplausos no se hicieron esperar Leila abrió los ojos ahí estaba un joven de cabello rubio de ojos azules con labios rojos y gruesos con algunas gotas de sudor en su frente acentuando el grado de complejidad de lo obra se inclino al público y se dirigió asta donde se encontraban los chicos.

- Espero que mi interpretación haya sido del gusto de My Lady –

- Fue hermosa, su interpretación de verdad esta en el rango de lo magnifico –

- Me alga con sus cumplidos My Lady –

El teléfono de su bolsillo comenzó a brillar

- Temo que tengo que irme, espero volver a encontrarlos –

- El placer fue todo nuestro –

Guardando su violín rápidamente en su estuche se inclino para despedirse y corrió hasta desaparecer

- Tenía prisa –

- Que lastima apenas iba a invitarlo a tomar un café –

- Leila, como puedes decir esas cosas –

- Hermano, yo solo quería –

- Quiero irme estoy cansado quiero dormir –

- Hermano –

- Regresemos mañana tendremos un viaje largo, mi madre dijo que regresáramos solos ella no puede acompañarnos, el chofer ira a dejarnos –

- Bien, al cabo también estoy cansada –

- ¡Si claro! –

Todo el camino de regreso Heinrich no pronuncio palabra alguna Jenny trato de relajar el ambiente y comenzó a platicar de banalidades, pero el solo contestaba con muecas y gruñidos.

No dijeron nada al llegar al departamento Leila directamente camino a su habitación antes de entrar Heinrich dio un grito

- Recuerda tomar un baño tibio que la noche estuvo fría –

- Si hermano –

Entro a su habitación y salió con sus artículos de baño

- Iré a bañarme hermano –

- Si trata que sea muy tibia el agua y cierra la ventana que no entre aire frio –

- Si, está bien –

Heinrich no volteo a verla tenía el control en la mano y ella tenía la cabeza agachada, Gerald y Leila se miraban tratando de asimilar lo que veían.

- Creo que iré a buscar mi ropa también tomare una ducha y dormiré –

- Yo también guardare todas las cosas antes de dormir –

- Mmm –

Fue lo único que recibieron seguía cambiando de canal, lo dejaron solo en verdad estaba muy molesto después de unos veinte termino y Jenny entro en su lugar, se fue directo, pero no cerró la puerta Gerald la veía desde la cocina, salió con un cepillo y un peine, con cara de enojo se sentó enfrente de Heinrich.

- Hermano puedes peinarme –

- Si –

Aunque eran amables el tono que tenían era hostil, al terminar, tomo asiento y se quedo aun lado de él, sin pronunciar palabra.

Así paso la gran parte de la noche Gerald y Jenny se despidieron y cada uno se fue a su recamara a descansar.

Cuando Leila se sintió cansada, lo común era que se acurrucara y se quedase dormida, pero esta vez no se levanto y camino a su cuarto

- Buena noche hermano –

- ¿Ya dormirás? –

- Si, que descanses –

- Igual tu –

Cerro la puerta y se acostó, no sabía porque, pero su corazón dolía mucho, Heinrich, aunque se enojara jamás era frio y esa mirada que era eso, no pudo contener más las lágrimas salían directamente de su corazón.

Las horas pasaban y su humor empeoraba quería gritar y pero no sabía porque ni a quien se levantó abrió la puerta salió al balcón la fresca brisa lo calmo, las imágenes de Leila riendo y sonrojándose por otros hombres le provoco que diera un golpe en el barandal del balcón.

Sin darse cuenta camino enfurecido a la recamara de Leila abrió la puerta y la encontró aun lado sentada recargada de una cajonera su cara estaba roja y sollozaba ya dormida, a Heinrich se le derritió el corazón, la levanto de la cama beso dulcemente sus labios la llevo a la cama y los dos se quedaron dormidos.

Muy temprano en la mañana el sonido del teléfono la despertó.

- Hermano, el teléfono –

- Un poco más, si duérmete un rato –

- Quiero ir al baño –

- Ok, Ok –

La soltó y salió y camino directo al teléfono.

- Si diga –

- Qué bueno que contestaste, ¿Dónde esta Heinrich? –

- Duerme aun –

- Quiero saber si es verdad que Heinrich acepto a ir a la fiesta de presentación del Conde Faure-Dumount –

- Si tía, le pedí a mi hermano que aceptara-

- mi niña estas segura, que es prudente ir si tía ya no soy una niña ni ellas tampoco –

- tienes razón déjame confirmar, eso es muy bueno, te desperté temprano ve a descansar –

- sí tía –

era imposible dormir entro al baño, lavo su cara y estaba de buen humor después de muchos años iría a un baile era algo que en verdad añoraba los vestidos, escuchar la música en vivo y sentir la vibración en la pista.

Con ese humor comenzó, hacer el desayuno, el primero en levantarse fue Gerald

- Buen día Leila –

- buen día Gerald –

- ¿Qué tal tu noche?, ayer te vi que estabas algo molesta –

- Si, a de ser el cansancio –

- ¿Puedo decirte algo? –

- Claro lo que quieras –

- Anoche cuando estabas con el chico del violín sentí que tu estabas un poco emocionada con él, ¿acaso te gusto? –

- Si, su forma de tocar el violín era tan majestuosa –

- Pero, como a si –

- Hay Gerald, por que dices esas cosas, no te pongas celoso, los celos son malos y te hacen tener dolor de estómago –

Gerald, se quedo en silencio como esas palabras las había dicho de una forma tan tranquila acaso era que ella se había dado cuenta de sus sentimientos, estaba aceptándolo.

Jenny llego poco después y casi estaba listo el desayuno, el humor era bueno los tres reían eso despertó a Heinrich

- Buen día, veo que están de buen humor –

- Buen día Hermano, el desayuno esta listo apenas iba a despertarte –

- Anda siéntate con nosotros –

- Iré al baño –

- Heinrich apresúrate –

Levanto la mano en señar de correr y camino a paso lento cuando salió, camino asta el lugar de Leila la abrazo por atrás y le dio un beso en la mejilla.

- ¿Estás bien? –

- Si, hermano –

- Qué bueno –

Le dio otro beso y la soltó Gerald puso cara de pocos amigos y Jenny volteo a otro lado, sin decir nada mas tomo su asiento y comieron el teléfono sonó y Heinrich se levanto

- Si, diga –

- A que hora saldrán de regreso Heinrich –

- Estamos desayunando, que suban para llevarse las cosas, nosotros en un rato bajamos, dos horas estaremos afuera –

- Bien, enviare algunos chicos, no vemos después –

- Claro Daniel –

Colgó el teléfono y camino a la mesa, después de abrir para que el personal entrara por las cosas no hubo otra interrupción a su desayuno, cuando por fin estuvieron listo Daniel los esperaba.

- Siempre tan puntual Heinrich –

- ¿Como has estado Daniel? –

- Excelente disfrutando del la vida y usted –

- No podemos quejarnos –

- Y la pequeña Leila –

- Aquí estoy Daniel –

- Por todos los cielos estas tan grande y hermosa –

- Gracias Daniel, pero tú también eres guapo dime ya tienes novia –

- Mi trabajo no me permite pequeña –

- Hablare con mi tía para que te consiga una –

- ¡gracias!, salgamos que ya se hará tarde –

Todo el camino charlaron y rieron, se hizo corto el viaje el acompañante de Daniel un chico que hacia su pasantía era muy divertido y cometía muchos errores era una versión masculina de Leila, la cual siempre era regañado por Daniel, siempre se estaba riendo tenia un semblante fresco e infantil su rostro era muy fino para un chico nariz respingada y con labios gruesos de un tono de piel bronceada y grandes ojos color caoba pelo rizado de color café medio más bajo que Daniel.

- Les gusta este pueblo para vivir chicos –

- A mi me obligaron a venir –

- Ah me imagino y tu chico fornido –

- Mi nombre es Gerald y fue decisión propia tenia que alejarme de todo –

- De acuerdo Gerald –

- Señor Daniel, tengo hambre –

- Oscar, por favor quédate tranquilo un momento, disculpe señor el chico es nuevo y no conoce el protocolo –

- Pero Daniel yo también tengo hambre –

- Pequeña, si quieres podemos pasar y comer algo rápido –

- No quiero comer nada de la calle en este camino no hay algo que me agrade Daniel –

- Vi una gasolinera mas a delante pararemos ahí –

- Si Daniel ahí esta bien podremos comer algo dulce –

Al llegar solo estaba una pequeña tienda de conveniencia que tenía artículos básicos, solo pudieron comprar jugo y galletas y algunas golosinas que Leila y Oscar compraron.

Todo el camino fue tranquilo cuando llegaron al pueblo dejaron a Jenny Gerald en su casa bajaron sus cosas y se despidieron para ese momento Leila se había quedado dormida y Heinrich la tenia en sus brazos como una niña pequeña.

- Disculpen que no pueda bajar a despedirlos, pero –

- No te preocupes, nos vemos en la escuela –

- Adiós Heinrich, despídeme de Leila –

- Claro –

El corrió siguió su marcha y dejaron a esos dos atrás.

Daniel y Oscar bajaron las maletas el clima seguía lluvioso.

- ¿Quieres que dejemos las cosas en tu recamara? -

- No deja todo aquí en la sala son muchas cosas para organizar, después lo aremos –

- Bien tenemos que irnos tu madre nos está esperando saldrá de viaje y regresara después del seminario –

- Si está bien –

- Sube deja a Leila aquí te esperamos –

- Bien –

Subió las escaleras

- Señor Daniel, Heinrich parece ser muy amoroso con Leila –

- No seas irrespetuoso es el Señor Heinrich y la señorita Leila, aunque sean muy amables nunca debes olvidar tu lugar –

- Disculpe no fue mi intensión –

- A pesar de que tienen a sus madres esos dos solo se tienen el uno al otro, pero lo están haciendo bien -

Baja las escaleras con paso rápido

- Daniel crees que es prudente irte con esta lluvia –

- Si Heinrich no iré solo por eso tu madre envió a Oscar conmigo –

- Bien si tu estas tranquilo –

- Claro que sí, nos despedimos tu madre no puede llegar tarde al vuelo –

- Iras con ella –

- Si, sabes que odia viajar sola –

- Bien eso me tranquiliza, que tengan buen viaje –

Se despiden con un fuerte apretón de manos.

Al mirar a la sala un sinfín de bolsas se ven, eso le dio dolor de cabeza y decidió irse a recostar a la recamara Leila no había despertado y Heinrich se acostó alado de ella.

A las siete de la noche los sueños de Heinrich lo despertaron al parecer había tenido una pesadilla bajo las escaleras, pero Leila no estaba en la cocina ni en la sala, empezó a sentir una sensación de preocupación.

Minutos después Leila entra a la casa con Gerald los dos entre risitas se sorprendieron al ver la cara de enfurecido de Heinrich.

- Donde estabas Leila –

- Hermano despertaste, fuimos a comprar la cena, mira –

- Porque no me despertaste si querías salir, porque tienes que molestar a otras personas –

- Heinrich no es molestia a demás yo marque para saber si se sentía mal –

- ¿Porque tendría que sentirse mal? –

- La vi agotada cuando llegamos del viaje –

- Hermano, traje tu comida favorita, ven a la mesa –

- Bueno de todas formas yo tengo que irme mi turno empieza esta tarde y no puedo faltar, que descansen –

leila corrió a la puerta y abrazo a Gerald

- ¡Gracias!, eres bueno, nos vemos –

- ¡Si gracias!, a dios, Heinrich –

- Adiós –

Leila cerro la puerta y en silencio cenaron casi al terminar Heinrich no podía pasar bocado de tan enojado que estaba

- ¿Porque haces eso? –

- Que hermano –

- Abrazarlo te gusta –

- Si me gusta, es bueno y atento con nosotros porque no habría que gustarme –

- Como hombre, ¿Gerald te gusta como hombre? –

- Hermano no entiendo eso de que me guste como hombre –

- Olvídalo, sigue comiendo –

Después de cenar se sentaron en la sala a ver películas, al llegar mas entrada la noche subieron a la habitación y durmieron juntos.

Todo el fin de semana se la pasaron limpiando ya que no estaba Estefanía, el pasto por la lluvia ahora estaba creído hicieron sus labores cotidianas, un fin de semana normal.

El lunes leila hizo que Heinrich le ayudara con los regalos para sus amigas, la mañana transcurrió tranquila era un típico día de escuela, al llegar la hora del desayuno una multitud de chicas se escuchaba gritar y rodeaban la dirección

- Que pasa chicas algo malo –

- No, Leila es un chico nuevo y se ve mayor es un adonis –

- ¿Un chico nuevo?, creo que este lugar se esta volviendo popular, no se si sea agradable, vámonos Leila –

- Si –

Tomaron su desayuno y vieron pasar a William, era de tercero era el representante de los chicos tenía muchas admiradoras y al ser tan amable siempre recibía regalitos de las chicas enamoradas de él.

Tiempo después salió de las oficinas con un chico tan alto con mirada temible, todas las chicas curiosas salieron corriendo al ver que volteaba a verlas

- A qui las niñas son muy infantiles y mimadas, trata de ser consciente y te evitaras problemas -

- Gracias –

- Estarás en mi salón el director no quiere que te pierda la vista de encima, entraste con muchas recomendaciones, pero tus antecedentes están provocando que tengan prejuicios, trata de no darles motivos para ser expulsado –

- Claro entiendo –

- De este lado están las chicas de primero, no hay mucho que ver, pero siempre me doy mis vueltas para ver a esa chica vez la de ahí es pequeña –

- ¡OH!, conozco a esa chica –

- ¿A quién conoces? –

- Leila es mi amiga, podemos ir a saludarla –

- ¿Como la conoces? –

- Mmm, pues así –

Camino muy aprisa, leila lo reconoció a lo lejos y no podía creerlo se echo a corres y lo abrazo

- Gerald que haces aquí –

- Estaré estudiando en esta escuela lo que resta del año –

- Es magnifico, o disculpa William, como estas –

- Conoces mi nombre? –

- Todos en esta escuela lo conocen –

- Si tienes razón –

- Cuida a Gerald bien, él es bueno –

- Claro si me lo pides como podre reusarme, tenemos que seguir todavía falta mucho por enseñar –

- Puedo acompañarlos –

- Claro pequeña –

- Si gustas, seria muy agradable contar con tu presencia –

- Gracias William –

Leila le dio la mano a Gerald y tomo la mano el brazo de William, esto lo hizo ruborizarse recorrieron toda la escuela asta llegar con los alumnos de segundo Heinrich vio la escena y encolerizo no pudo contenerse y salio del salón

- Leila, que diablos estás haciendo –

Un rugido tan gutural se escuchó que los tres chicos se detuvieron

- Hermano –

- Ven aquí –

- Hermano yo –

- Que vengas no me escuchaste –

Con pasos lentos se acercó cuando estuvo lo suficientemente cerca tomo su mano y la jalo a su lado

- Que haces aquí Gerald –

- Estaré estudiando aquí en tercer año –

- Sigan su camino Leila se quedara conmigo –

- Bien Heinrich no tienes que ponerte así, sigamos William –

Los dos chicos siguieron su camino

- Leila no debes de tomar de la mano a todos los hombres de la escuela solo a mí, eso se podría ver mal –

- Pero Gerald es mi amigo y William es su amigo –

- Solo as caso si creme soy tu hermano –

- Si hermano –

- Linda niña volvamos con tus amigas –

Tomo su mano y la llevo de regreso Jayah los vio llegar y se acerco

- La llevare desde aquí regresa a tu salón de clases podrías tener problemas –

- Si esta bien, te veré a la salida –

- Si hermano –

La cara de Laila era seria y triste

- Que paso Leila –

No le dijo nada y comenzó a llorar

- Tranquila vallamos a clases y trata de tranquilizarte –

Al llegar al aula ya estaba mas tranquila

- Leila, ¿te sientes bien? Tus ojos se ven hinchados –

- Una basura entro en su ojo, deja de molestarla David –

- Porque siempre eres así solo quería ser amable –

- Espera David Jayah solo tiene mal carácter a veces, no te enojes –

- Está bien Leila lo olvidare por ti –

- Gracias David –

A la salida Heinrich la esperaba al parecer estaba aún molesto su expresión era fría y sin sentimientos

- Saliste tarde –

- Jayah quiera platicar –

- Está bien tenemos que ir con el Tío a comer y luego regresemos a casa –

- Si hermano –

Todo el camino tomo su mano fuerte mente, inconscientemente la imagen de ella con los dos chicos le había provocado tal estrés al grado de un infarto, pero ella jamás le seguiría la contraria era siempre así.

Al llegar al restaurante pidieron lo habitual y regresaron ala casa, pero al salir del restauran Heinrich se quedo platicando con el anciano mientras Leila siguió caminando a la salida.

Afuera se encontró con William que hacia unos recados para su abuela

- Leila, como estas es un gusto verte –

- ¡oh! William que gusto verte que te trae aquí –

- Vivo en la parte norte pero salí por la medicina de mi abuela ¿y tú? –

- Venimos a comer al restaurant del Tío –

- Son clientes regulares –

- Si nos encanta su comida –

- Que bien, te gustaría un helado –

- Si, por supuesto –

Caminaron al a esquina de la calle y había una nevería

- Es lindo estar aquí contigo, pero tengo que irme –

- Si las medicinas de tu abuela –

- Nos vemos después en la escuela –

- Si adios –

Al darse la vuelta su Heinrich la observaba en la mano tenia un bote con nieve, sin preocupación alguna corrió asta donde se encontraba

- Hermano es helado –

- Quien era ese –

- William es el representante de los chicos de tercero –

- Volvamos a casa –

- Si hermano –

El camino de regreso fue insoportable ahora cualquiera se le acercaba y le compraba una nieve, eso lo hizo enfurecer mas tomaron el atajo a casa a medio camino la lluvia los alcanzo.

- Corre Leila la cueva está cerca –

- Si hermano –

Al llegar estaban cubiertos de lodo en los zapatos

- Esta arruinados nuestros zapatos –

- Hermano no te preocupes los lavare y estarán bien –

- Quítatelos los pondré a secar en aquella esquina –

La cueva estaba oscura y tenia unas piedras donde sentarse

- Leila, puedo hacerte una pregunta –

- Tú me amas –

- Si hermano te amo –

- Que tanto me amas –

- No lo puedo calcular hermano –

- Entiendo y dime que piensas del beso que te di –

- Me confundí mucho porque en las películas los novios son los que se besan, pero tú eres mi hermano, dime hermano…. –

No la dejo decir nada mas y la beso, pero esta vez prolongadamente no solo roso sus labios si no que la atrajo a él y sintió su cuerpo encima de ella soltó sus labios y beso su cuello en repetidas beses recordó el cuerpo torneado de la ultima vez en su cama el rose de sus pechos lo hizo volverse más violento y en la desesperación mordió su hombro esto le causo dolor a Leila la cual dio un grito, al voltear a verla esta tenia lágrimas en sus ojos.

Rápidamente se aparto y la pego a su pecho, ella comenzó a llorar el dolor era agudo.

- Porque me muerdes eres malo hermano –

- Perdóname no se queme paso, puedes olvidarlo –

- No lo vuelvas hacer, vamos a casa –

- Si –

Todo el camino ella seguía llorando,

- Te duele –

- Si hermano me arde cuando lo toco –

- Me puedes perdonar –

- Hermano porque lo hiciste –

- Perdóname fui malo –

Leila le tomo la mano

- Te perdono hermano, a veces uno no puede evitar portarse mal –

- Te prometo que no lo are de nuevo –

- Te creo hermano –

Entraron a la casa y se quitaron los zapatos llenos de lodo

- Tía llegaste –

- Cariño ¿cómo están? –

- Bien tía, te quedaras –

- No querida tengo que salir vine por unos papeles y a dejar esto –

- Madre ¿qué es? –

- La invitación del Conde Faure-Dumount para la presentación de Mademoiselle Céline –

- En serio tía –

- Pero madre –

- Hermano quiero ir –

- Si está bien iremos –

- Que bien ya había confirmado su asistencia, Leila te enviare el vestido el viernes antes de la fiesta lo enviare en la mañana Oscar vendrá por ustedes ya que estare de viaje con Daniel, estarán bien sin mi –

- No se preocupe tía estaremos bien –

- Bien tengo que irme solo los estaba esperando los amo cuídense -

Se despidió con besos y abrazos y la semana paso sin ningún acontecimiento.

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