No sé que estaba sucediendo, en mi mente empecé a imaginar lo que estaba pasando. Me acerco un poco más y veo a un montón de niños, adolescentes y adultos acumulados.
Para descansar las manos dejo mi maleta en el suelo y miro todo atentamente, estoy viendo a niños llorar y a madres destrozadas esperando que no escogan a sus hijos. Aunque es comprensible, admito que yo estaría así si tuviera hijos...
—Bueno, como saben, necesitaremos a un chico y a una chica como tributos.... pero primero, el alcalde Dominick quiere decir unas cuantas palabras —dice la mujer pelirosa mientras que el famoso alcalde sube por las escaleras hasta llegar al micrófono.
Creo que ya me estoy haciendo una día de lo que va esto. Se trata de los Juegos del Hambre, el territorio se comprende de El Capitolio, que es la central del país, y trece estados que están bajo su control, los cuales son llamados distritos. Hace cerca de 100 años, el Distrito 13 inició una ante El Capitolio, donde se perdieron una enorme cantidad de vidas, además de la destrucción total de dicho distrito. Como castigo para evitar otros futuros levantamientos, El Capitolio creó un evento llamado «Los Juegos del Hambre», en donde anualmente los doce distritos sobrantes deben enviar dos tributos, un chico y una chica con edades entre los doce y los dieciocho para que lucharan a muerte en una arena hasta que solamente quedara uno, mientras todo Panem los observa a través de televisión.
Quedo totalmente sorprendida por la cantidad de personas que se encuentran aquí, probablemente debe haber más de dos mil habitantes. De repente un Agente de la paz nota mi presencia desde lejos y me señala con el dedo al otro Agente de la paz que está a su lado. Ambos vienen a por mí, sin pensarlo dos veces intenté correr como si mi vida dependiera de eso, pero otro Agente de la paz se interpuso en mi camino e intenté defenderme pero fue en vano.
—¡Suéltenme! —protesto mientras pataleo y lucho por mi vida. A un Agente le doy una patada en los testículos y este se retuerce del dolor— ¡Soy inocente, no hice nada malo!
Mientras que ese Agente me tenía agarrada de las muñecas los otros dos venían corriendo. Ya no había escapatoria. Un Agente le dio un par de esposas al que me tenía agarrada para que me las pusiera y eso hizo, gritaba de dolor ya que el metal del que estaban hechas las esposas me lastimaba la piel y producía una erupción cutánea, soy alérgica a ese metal, osea que es Níquel. El trío de Agentes de la paz me llevaron al escenario donde se encontraba Effie viendo todo sin mostrar ninguna expresión, uno de los Agentes me empuja con mucha fuerza haciendo que caiga de rodillas contra la madera que me incomodaba. Oigo el sonido de una pistola siendo recargada detrás mío, siento que este será mi fin.
Siento como un Agente de la paz me apunta con su arma directamente en la cabeza detrás de mí , ¿será el Karma?. En ese momento las lágrimas rodaban por mis mejillas. De repente una voz femenina quebrantada suena por todo el escenario, volteo hacia mi derecha y veo a la mentora Katniss Everdeen clavando sus ojos cristalizados sobre mí.
—¡Déjenla ir! —grita—. Por favor no le hagan daño.
¿Está sintiendo misericordia por mí? Mis ojos y mis oídos me deben estar engañando. Mientras que el frío Níquel me lastimaba yo veía a Katniss con las mejillas húmedas debido a mis lágrimas. El Agente que me estaba apuntando me quita las esposas y siento que me quito un peso de encima, veo mis brazos y noto que tengo bastantes moretones por la fuerza en la que me agarraban los Agentes, y también veo mis muñecas totalmente rojas, era una erupción. Doy unos pequeños pasos retrocediendo del borde del escenario, Katniss viene casi corriendo hacia mí con cara de preocupación.
—¿Te encuentras bien? —dice con un tono preocupado mientras toca mis moretones y mi erupción para luego quejarme levemente del dolor.
Luego miro a Effie que me analiza con la mirada de pies a cabeza y suelta una sonrisa con los labios, parece que encontró lo que estaba buscando.
—Esto... —dice un poco avergonzada—. Lo sentimos tanto por lo ocurrido, espero que no se repita —suelta un pequeño suspiro frente al micrófono haciendo que este sonara por todo el escenario— ahora se viene lo bueno. Es hora de elegir a los tributos que representaran al Distrito 12 en los Juegos del Hambre.
Yo seguía ahí, parada, inmóvil, viendo a la multitud preocupada, teniendo a Katniss al lado mío. Es una experta con el arco, y sabe como defenderse, además se ofreció como tributo ya que habían elegido a su hermana en los septuagésimos cuartos Juegos del Hambre, la admiro por eso.
Effie camina hacia el extremo izquierdo del escenario, en ese extremo se encuentra una urna redonda de cristal con sobres pequeños sellados. Tarda unos cinco u ocho segundos en escoger y toma un sobre para luego volver al centro del escenarios, comprueba el sonido del micrófono y dice:
—Es hora de elegir al tributo femenino —dice con una cálida sonrisa y abre cuidadosamente el sobre y saca el papel que tiene adentro— Lucy Hunter.
Quedé perpleja ante esas palabras, ahora veo que el mundo me odia. Ahora todo Panem va ver como muero en la arena y probablemente algunos se reirán de mí y otros estarán decepcionados. Simplemente no puedo creerlo.
Nuevamente, Effie camina hacia el extremo derecho del escenario donde se encuentra otra urna de cristal con el mismo contenido que la anterior. Esta vez no tardó tanto, quizá en tres segundos eligió el segundo sobre. Lo saca de ahí y vuelve al centro del escenario.
—Ahora el tributo masculino —dice mientras mira a toda la multitud y abre el sobre con la misma delicadeza que antes— Kenner Russell.
Kenner Russell, creo que lo conozco. En mi colegio él está en el mismo salón de clases que yo, el aula 6°A. Nunca nos hablamos, nunca me ha mirado, ni nos hemos tocado. Cabello marrón oscuro, ojos verdes claros, piel blanca, labios finos y rosados, y tiene buen físico, está en forma.
Yo ya estaba en el escenario, seria, adolorida y asustada por lo ocurrido. Veo como Kenner camina entre la multitud tratando de encontrar la manera de llegar al escenario sin ningún tropiezo, cuando se cruza con los Agentes de la paz se pone un poco nervioso, ¿como lo sé?, se ve claramente. Al final sube al escenario y se para al lado de Effie y yo hago lo mismo, intento no hacer contacto visual con él pero es casi imposible. Effie nos toma de las muñecas a los dos, a mí me agarra derecha y a Kenner la izquierda y las levanta como si fueramos los campeones de un Ring de lucha libre.
—Bueno, ya escogimos a nuestros tributos —nos mira a ambos con una sonrisa— ¡Felices Juegos del Hambre! Y que la suerte esté de su lado.
Para finalizar, toda la multitud aplaude, no se ven muy felices. Kenner empieza a temblar y yo me estremezco, el terror se había apoderado de mí porqué sé que me van a matar, para mí todo ya está perdido.
—Que casualidad, justo te eligieron a ti —dice Peeta mientras se acerca a mí— eso fue muy inesperado, ¿no crees?
—Sí. Demasiado —digo con un tono frío.
Katniss se acerca a mí y coloca su mano sobre mi hombro mientras acaricia mi cabello con una amistosa sonrisa con los labios.
—Veo que tienes un gran potencial, solo que no sabes usarlo —dice aún sobando mi cabello, cuando de un momento a otro desprende de su traje un broche de Sinsajo para luego colocarlo en mi blusa blanca—. Toma, te protegerá tal como lo hizo conmigo.
El Sinsajo me trae demasiados recuerdos; como mi padre. Cuando tenía seis años de edad él me dijo que iría a la panadería a comprar una hogaza de pan para la cena, yo me confié de él y asentí. Pasaron las horas y todavía no había regresado, salí sin el permiso de mi madre a la panadería para buscarlo y le pregunté al panadero si lo vio y como éste es mudo me negó con la cabeza. Entonces, mi padre desapareció en ese momento, jamás lo volví a ver.
Él era un biólogo, estudiaba todos los seres vivos del planeta en todos sus aspectos a nivel molecular, bioquímico fisiológico, etc. Una vez me dijo que su ave favorita era el Sinsajo, y siempre quiso investigar sobre él pero jamás lo logró, unos meses antes de su desaparición yo iba al famoso bosque Throne a buscar comida y materiales de sobrevivencia, aveces aprovechaba el momento que estaba en el bosque para silbar igual que un Sinsajo y siempre estos pajaritos le respondían el canto. Esos momentos tan bellos jamás volverán, de eso estoy segura.
La vida no es para nada predecible, es capaz de sorprenderte con cualquier cosa, ya sea para bien o para mal.