—Está bien... —un chico grande como él estaba suplicando con los ojos llorosos y había una vida en riesgo. An Xiaxia suspiró y cedió.
Después de donar 200ml de sangre, ya se estaba sintiendo mal. Después de que le sacaran 400ml del cuerpo, se le pusieron los ojos en blanco y, como era de esperarse... se desmayó. Antes de cerrar los ojos, le pareció ver a Sheng Yize entrando y dándole una buena patada en el trasero a Yin Qinghan, sin decir nada. Eso parecía muy doloroso.
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—¿No sabes lo delicada que es tu salud? —cuando despertó, la saludó un amenazador Sheng Yize, que la reprendió—. ¿Cómo pudiste dejar que te sacaran sangre? ¡Tonta!
—Mm... pero se arrodilló para suplicarme... —hizo lo que pudo por sonreírle—. No te enojes.
Meció los brazos de él de atrás hacia adelante y su cara por fin se suavizó después de lanzarle unas cuantas miradas rígidas más.
—Levántate. Come tu sopa.
—¿Qué sopa?
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