—Hay personas con la piel más gruesa que las paredes. ¿Qué se le puede hacer? —dijo con desprecio Li Canxing.
—¡Púdrete! ¡Una palabra más y están todos muertos! —Su Xiaomo exploto y se puso de pie de golpe, golpeando su escritorio. El salón se sumió en silencio.
An Xiaxia le lanzó una mirada agradecida. Justo en ese momento, Bai Ziyue, la profesora de la clase, llegó a tiempo y la miró preocupada.
—Señorita —Nangong Jing levantó la mano y dijo con una voz zalamera—, An Xiaxia ha estado ausente por un mes. ¡Debería ser su turno de guiar la lectura matutina!
Bai Ziyue dudó un poco.
—En ese caso, An Xiaxia, por favor ven aquí arriba y guía al resto de la clase leyendo el texto en voz alta.
Nangong Jing miró a los otros estudiantes, quienes entendieron su indirecta. ¡Nadie le haría caso y sería humillada!
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