Esas palabras parecieron impactar a An Xiaxia y abrió los ojos de par en par. Pestañeó y pestañeó, pero no sabía qué decir.
—Conmigo puedes ser obstinada e irracional y no tienes que hacerte la fuerte. Si algo te hace infeliz, solo dímelo. Cambiaré por ti de a poco. ¿Está bien? —el tono de Sheng Yize era increíblemente dulce. Ella siempre pensó que tenía un corazón duro, pero ni ella podía seguir resistiendo.
—¿No sentirás que... no soy suficiente para ti...? Sheng Yize, no eres un bruto, ¿o sí? —preguntó cautelosamente. Todo este tiempo, había tenido esta sensación de inferioridad. Él era tan bueno y perfecto que parecía un ser deslumbrante e inalcanzable. Incluso cuando estaba a su alcance, seguía encontrándolo escurridizo.
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