Zaki sintió como una corriente eléctrica le recorría por los nervios cuando los labios y la lengua de Hinari tocaron su piel. Se sorprendió tanto que, inmediatamente, la tomó por los hombros para alejarla.
—Tú... ¿Qué estás...? —Zaki no pudo seguir hablando. Fue porque al ver el rostro de ella, sus ojos llenos de lujuria y aquellos irresistibles labios húmedos, cierta parte del cuerpo de Zaki comenzó a levantarse. Su corazón comenzó a latir como loco y, en lo profundo de su mente, comenzaron a sonar alarmas de peligro.
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