Una mirada de nerviosismo mezclado con miedo y gratitud apareció en el rostro de Wang Baole cuando escuchó lo que decía la figura envuelta en llamas y flotando en el aire. Era una mirada con una complicada mezcla de emociones. Cualquier otra persona común y corriente no habría sido capaz de hacer algo así, pero Wang Baole se había familiarizado con las autobiografías de los altos funcionarios desde que era un niño. Había comenzado a practicar esas miradas en ese momento y se había vuelto experto en ello.
Pero en privado, ya estaba murmurando tristemente para sí mismo acerca de lo poco confiable que era el anciano. Si quería un discípulo, debería tomar uno. ¿Por qué estaba tomando un discípulo de nombre...?
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