Para el momento en que Xiao Yan despertó de su sueño, el cielo ya estaba muy brillante. La luz solar cálido entraba por los espacios de la ventana, dejando puntos de luz en el suelo.
Levantándose, la mirada soñolienta de Xiao Yan estaba borrosa mientras se sentaba en la cama y observaba distraídamente por un buen rato antes de deshacerse de su deseo de seguir durmiendo finalmente. Sacudiendo su cabeza que despertaba, salió flojamente de la cama y lavó su cara al azar.
Cuando su lavado concluyó, un débil toque resonó desde la puerta. Esto fue acompañado por la voz suave y gentil de una chica.
—Xiao Yan-gege, ¿aún no has despertado?
Escuchando esta voz, las cejas de Xiao Yan se torcieron. Limpió la humedad de su rostro rápidamente y se dirigió a la puerta. La puerta rechinó mientras la abría lentamente.
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