—¡Hey! ¡Ha!
Un niño pequeño de como máximo diez años estaba sosteniendo en lo alto una espada de madera e impulsándola hacia adelante.
¡Bang!
El niño en el lado opuesto, quien era de edad similar, agitó su espada para bloquear. Las dos armas chocaron, produciendo un ruido sordo.
Bajo el sol abrasador, los dos chicos estaban sudando mucho. Sus mejillas y cuellos estaban completamente mojados. Aun así, ellos seguían apretando los dientes, concentrados en su práctica de espada.
Sobre las escaleras cercanas, un hombre de cabello rubio y ojos marrones asintió levemente, expresando su satisfacción con la práctica de los dos chicos. Él se veía joven y atractivo, pero sus modales eran refinados y dignos de confianza, lo que hacía imposible adivinar su edad exacta.
No obstante, él se encontraba en un evidente trance en aquel momento, como si hubiera visto un lugar lejano a través del niño delante suyo.
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