Lucien respetaba a los honorables archimagos que se dedicaban a los estudios de la arcana como Raventi. Sonrió y dijo.
—Acabo de recibir este número de Arcana y aún no lo he leído. No obstante, si ese es el artículo que le gustaría discutir conmigo, no debería ser un problema dado que lo debatí con Su Excelencia Oliver en casa de mi maestro hace unos días.
—¿Lo debatiste con él? —Raventi estaba un poco sorprendido. Oliver y Lucien no estaban ligados a su entender, y Lucien debería ser la última persona a la que Oliver recurriera. No obstante, Raventi encontró un motivo en el acto. La Mano de la Aniquilación debía haber estado debatiendo con el Señor de la Tormenta, y Lucien estaba en la casa. Por lo tanto, fue invitado a unirse al debate.
Después de pensarlo detenidamente, preguntó con impaciencia.
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