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Capítulo 11. Hueles Tan Bien

Editor: Nyoi-Bo Studio

Bajo toda la atención innecesaria de la gente alrededor, Lu Zhaoyang finalmente había llegado al lugar que Gao Hai en el que había organizado la reunión. Abrió la puerta de la habitación privada, que reveló a Gao Hai y su grupo de... ¿chicas?

—Lo siento señor Gao, nuestro presidente tuvo una emergencia y no pudo venir hoy, así que hablaré en su nombre.

Lu estaba desconcertada por el grupo de chicas que acariciaban al Sr. Gao. Todas estaban vestidas escandalosamente.

—Oh, está bien.

Gao Hai estaba un poco decepcionado. Su gigantesca barriga se agitó mientras alejaba a las damas.

—Qué pena. Me tomó bastante tiempo reunir estas bellezas aquí, de todos los signos del horóscopo, carnosas y también delgadas. Qué mal que Huo no pueda divertirse con ellas.

Miró a Lu Zhaoyang con cierto brillo en sus ojos.

—¿Eres la secretaria Lu que siempre sigue a Huo? Bueno, toma asiento. El placer es todo mío.

Lu Zhaoyang se sentó del otro lado de la mesa. Sacó un documento e iba a pasarlo, —Jajajaja —rio el Sr. Gao. Parecía que el alegre presidente no estaba tan interesado en los negocios todavía—. Hablemos de esto más tarde, vamos a tomar unas copas, ¿de acuerdo?

Él empujó una copa de vino hacia ella.

—V-vale, señor...

Las cejas de Lu Zhaoyang se fruncieron levemente mientras ella tomaba torpemente el vaso y brindó con el presidente. Él le hizo un gesto para beberlo hasta el fondo.

—Sr. Gao, esta es nuestra propuesta para el próximo proyecto.

Gao Hai se puso de pie y se deslizó justo al lado de Lu, mientras su brazo rodeaba la cintura de ella sigilosamente.

Lu entró en pánico e inmediatamente se levantó de su asiento. Sin embargo, un mareo extraño la había hecho perder el equilibrio, cayendo de nuevo en su asiento. Al parecer, se sentía un poco borracha.

—¡Ja!

Gao Hai se rio mientras su mano carnosa agarraba el hombro de Lu. Su nariz entonces comenzó a explorar su cuerpo, mientras disfrutaba del aroma de una belleza juvenil.

—Hueles tan bien... ¿Qué tal si eres una buena chica y te quedas quieta? Acabo de dejar que pruebes un vino altamente destilado, cualquiera estaría borracho y débil, incluso con solo un pequeño sorbo.

Bueno, el vino era para Huo Yunting. El presidente Gao tenía la intención de drogar al Sr. Huo con alcohol para que esas damas pudieran sellar su propio trato con el hombre en la cama esta noche.

—Lástima que el presidente Huo no esté aquí, aunque no es tan malo ya que tu si lo estás, querida.

Lu Zhaoyang intentó liberarse del agarre de Gao Hai y reunió toda la fuerza restante para levantarse y de… de... dejar... Sus temblorosos pies solo lograron guiarla unos pocos pasos, hasta que el presidente regordete la inmovilizó en el suelo.

—Eres una gatita salvaje, chica. Pero no vas a huir esta noche. Es mejor que te rindas —dijo Gao Hai, jadeando fuertemente cuando comenzó a desabrochar su camisa. La sangre se podía ver en su rostro enrojecido y también en la colina allí abajo. Literalmente era como un cerdo durante la temporada de apareamiento, especialmente cuando con su risa escapaban repugnantes resoplidos.

—No te preocupes, niña. Mientras me sirvas bien, te daré más patrocinadores para el proyecto. Me aseguraré de que la cuenta de Thunderbolt explote a la mañana siguiente.

Lu Zhaoyang comenzó a gatear hacia el exterior con sus codos.

—S-será mejor que no me toques. El presidente no te dejaría ir tan f-f-fácilmente. —le advirtió ella con ira. No podía creer que un director ejecutivo de una prestigiosa empresa como él jugara un truco tan sucio.

¡Era aún peor cuando se burlaba abiertamente de Huo Yunting!

Sus gafas de nerd se habían caído y eso revelaba su lado encantador. Los ojos y las mejillas de ensueño de Lu se enrojecieron por el alcohol alterado.

Gao Hai estaba babeando mientras exploraba a su preciosa de esta noche. No pudo evitar sorber algunas veces.

—No hay necesidad de eso. Creo que tu querido presidente dejaría pasar esto una vez que vea la compensación que he preparado —dijo, y se abalanzó sobre Lu—. No desperdiciemos nuestra noche haciendo este juego de presas y depredadores. Ven conmigo, nena, ven conmigo.

Lu Zhaoyang se apresuró a alejarse. Se levantó y empezó a correr.

Sin embargo, el alcohol conquistó sus pasos mientras sus pies perdían coordinación. Todo eso solo para ser capturada de nuevo.

—¡¿Por qué, pequeña?! —gritó el, e instantáneamente golpeó a Lu con una fuerte bofetada—. Te lo advierto, niña. Si metes la pata, desearás que de verdad te hayan cogido esta noche.

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