—Entonces... Mami duerme con papi.
—¡No!
La cara del niño más joven se oscureció.
—¿Por qué no?
—Porque...
Apretó los labios con rabia, pero no supo cómo explicarse. Apretando los dientes, de repente se puso de puntillas y lanzó la pelota con todas sus fuerzas.
El balón voló hacia el cielo y pasó la red; inesperadamente, a mitad del vuelo, su trayectoria cambió.
El Pequeño Yichen fue a recuperar el balón, cuando miró de nuevo se encontró con su hermano menor tirado en la arena en una extraña pose.
Al principio pensó que a su gemelo le faltaba ejercicio y había agotado su escasa resistencia para sostenerse en sus pies. Sin embargo, cuando se acercó y vio el dolor grabado en la cara de su hermano, entró en pánico.
Vio como se agarraba el pecho con ambas manos mientras su cara se retorcía en agonía. Su hermano parecía ser incapaz de respirar y parecía sentir un dolor extremo.
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