―Youyou es el angelito de mamá. ¿Cómo puedo olvidar que mañana es el cumpleaños de Youyou? ¡Te deseo un feliz cumpleaños de antemano, así como un feliz Día del Niño!
Atónito, le quitó el regalo de las manos. Sólo entonces se dio cuenta de que su mamá le había estado tomando el pelo.
Así es, ¿cómo mi mami olvidaría mi cumpleaños?
Se inclinó y miró el regalo hermosamente envuelto. En la tarjeta de regalo estaban sus palabras escritas cuidadosamente:
―¡Bebé, Feliz Cumpleaños!
Sus pequeños dedos acariciaron esas hermosas y claras palabras; la tinta ya se había secado.
El niño, quien acababa de tener una mirada vacía y sombría en su rostro, se iluminó instantáneamente como el sol después de la lluvia.
Mostró la mayor satisfacción mientras sostenía su regalo entre sus brazos.
Ese fue su momento más feliz.
―¡Gracias, mami!
Se sentía tan despreocupado que sus piernas no paraban de balancearse.
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