—Bien. Le pediré a alguien que lo recoja mañana —dijo Gu Jingze.
—Sí, está bien.
Mo Huiling quería que él viniera personalmente, pero pensó que ella no debía ser tan empalagosa. Por ende, se controló.
Si quería ser mejor que Lin Che, ¡tenía que aguantar!
Mo Huiling dijo por el teléfono:
—No pensé que llevarías a Lin Che a la gala de caridad de esta noche. Era la primera vez que llevabas a alguien a un evento; ¿sabes eso? Tu nunca me llevaste antes…
Gu Jingze titubeó y luego dijo:
—Pero no tenía a nadie a quien llevar antes… A ti nunca te gustó asistir a cenas, ¿o sí?
—Yo…¿quién dijo que no me gustaba? Pensé que simplemente querías mantener un bajo perfil.
Dijo Mo Huiling con tono lastimero.
—Me gusta mantener un bajo perfil pero nunca dije que no podíamos asistir a eventos. Además, tuviste que haberme dicho antes dado que te gustaba.
De otra manera, ¿cómo sabría? —le contestóél.
—Yo…
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