Shen Yi quería estar enojado con ella, pero ver el ligero temblor en su cuerpo le hizo sentir arrepentimiento de haberla dejado antes. Ella debió haber estado realmente asustada cuando Lei Peng y sus hombres la amenazaron.
—¿Estabas asustada? —Su tono se suavizó, sorprendiendo a Shen Xue que los estaba escuchando.
"Maldición. Mi hermana mayor es buena, muy muy buena" pensó Shen Xue. No solo había evitado que su esposo la regañara, sino que también pudo desviar su atención de que iba a gastar una fortuna para apoyar a Felicidad Oriental.
Al ver que sus ojos se humedecían, Shen Yi pasó los dedos por sus mechones cortos, recordándole que ella era su máxima prioridad sobre todo. ¡Malditas sean las consecuencias! Si su esposa estaba feliz de competir con Lei Peng, solo tenía que asegurarse de que ella no perdiera ni un centavo en este enfrentamiento culinario.
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