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Capítulo 3: Ayúdeme por favor Señorita Panqueques

Editor: Nyoi-Bo Studio

Lu Xinyi se colocó algunos mechones de pelo suelto detrás de la oreja y contempló como las tranquilas olas golpeaban el crucero. El calor del viento le acariciaba ligeramente las sonrojadas mejillas, mientras que los ojos miraban la cubierta superior del crucero, para ver si la gente no estaba llenando el lugar.

Se sentía entumecida y muerta por dentro y lo último que quería en ese momento era estar acompañada por un extraño. Todo lo que había llorado en los últimos días la hacía sentir débil y agotada. Se recostó en la cama por horas y lloro desconsoladamente ¿Por qué la vida la odiaba tanto?

Primero, se le murió el padre y poco después la madre. Si no hubiera sido por su abuela, quien murió el año pasado, no se sorprendería si hubiera terminado viviendo en las calles.

Se le cayó una lagrima del ojo derecho, la cual limpió rápidamente. No tenía sentido volver a llorar por eso. No importaba dado que la vida misma parecía odiar su mera existencia. Nunca mejoraría, de hecho, Lu Xinyi estaba segura de que empeorarían las cosas después de haber terminado con ese bastardo.

Lu Xinyi estaba segura de que no había sido la primera vez que Gong Yijun y Meng Jiao habían tenido sexo. Quizás no era consciente, pero al recordar las anteriores razones que él le había dicho durante los últimos meses que estuvieron juntos, tenía sentido para ella. La aventura había empezado hace mucho tiempo.

Le llamó la atención una pareja, bueno, no, en realidad no una pareja. Lu Xinyi notó el ceño fruncido marcado en la cara de un hombre alto y apuesto, mientras que la mujer a su lado se aferraba desesperadamente a su brazo para llamar su atención.

Escuchaba como la mujer le rogaba al hombre que la lleve a cenar esa noche. Lu Xinyi luchó contra la urgencia de revolear los ojos ante las ridiculeces de la mujer. Era obvio que el hombre no estaba siquiera interesado en ella, entonces, ¿por qué se esforzaba tanto en conquistar al hombre con sus maniobras de coqueteo?

—Señorita Xia, ya le dije que no estoy aquí para salir con usted. Lo que sea que mi abuela le haya dicho, le puedo asegurar que no tiene nada que ver conmigo —dijo el hombre con un dejo de irritación en la voz.

Cuando Lu Xinyi escucho eso, sintió como si un chorro de agua fría se derramara sobre ella y perforara su alma. Decidió ignorarlos. No era como que tenía que entrometerse en los asuntos de ellos. Volvió los ojos a las olas, las cuales le calmaron los sentidos, mientras que miraba el atardecer a lo lejos.

Algo acerca del hombre hizo que el destrozado corazón se le detuviese. Los oscuros y fríos ojos la atrajeron a él. No era como si hubiera algo más que pudiese romperse en su vida, pero Ly Xinyi pensó que lo mejor sería ignorarlo y continuar con su miserable vida.

—¡No te creo! ¡Estas mintiendo! ¡No tienes a ninguna mujer en tu vida y no se te vio con una en años! —La mujer se soltó del brazo del hombre y lo fulmino con la mirada. Se suponía que tenía que gustarle, sentirse cautivado por ella ¿Por qué parecía como si prefiriera estar en cualquier otro lugar menos a su lado?

A Shen Yi no le gustaba la expresión en los ojos de ella ¿Acaso era tan tonta como para no notar que no estaba interesado? Estaba entre saltar del crucero o tolerar a esa mujer, hasta que pudiera hacer entrar en razón a su familiar acerca de juntarlo con idiotas sin cerebro ¿Por qué no podía su familia entender que le gustaba estar soltero? Le gustaba mucho y no tenía planeado conseguir esposa pronto.

—Me voy a encontrar con alguien —dijo rotundamente. Necesitaba librarse de esa sanguijuela caza fortunas que se había aferrado a él. No tenía planeado darle algo de dinero para complacerla.

—¡Mentira! ¡Solo es una excusa para librarte de mí! —dijo la mujer con los puños apretados con fuerza a los costados del vestido rojo. Los bucles del pelo se balanceaban detrás de la pequeña espalda.

Shen Yi había tenido suficiente de sus tonterías. Con la incesante charla y quejas puso a prueba la paciencia de Shen Yi y los pobres odios no podían soportarlo más. Hundió las manos en los bolsillos y miró hacia adelante.

Los ojos vieron algo que no esperaban ver. Había una joven mujer parada en la cubierta superior ocupada observando todo. El vestido veraniego verde y simple le complementaba la piel pálida. El largo pelo marrón lacio se sacudía mientras que la briza de verano le golpeaba el cuerpo. Era pequeña y delgada, incluso tenía el pecho plano como panqueques.

Tenía que admitir que le parecía linda, pero se veía tan triste que le recordó a un gatito perdido que abandonó el dueño en las calles de la ciudad. Le molestaba, no que le importara, pero ver a esa joven mujer tan miserable le molestaba.

En la desesperación de librarse de la irritable mujer que tenía al lado, Shen Yi decidió ir a pedirle ayuda a la señorita Panqueques. No quería mas la presencia de esa mujer y, al mismo tiempo, necesitaba a alguien que lo ayudará a librarse de ella hasta que las vacaciones en el crucero terminaran. Realmente deseaba que señorita Panqueques no lo rechazara.

—Allí está ella —dijo Shen Yi y caminó hacia la joven mujer.

Lu Xinyi se sorprendió y se quedó quieta donde estaba. El hombre que había visto discutiendo con la otra mujer, camino dando grandes zancadas hacia ella y le dio un ligero beso en la mejilla. Abrió grandes los ojos mientras que se sujetaba el sombrero en la cabeza para no perderlo cuando una ráfaga de viento los golpeo a ambos.

 Shen Yi se inclinó hacia adelante y colocó una mano en su cintura y la atrajo más cerca. Su cálido aliento le hacía cosquillas en un lado de la cara cuando le susurro al odio. 

—Ayúdeme por favor señorita Panqueques.

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